martes, 8 de mayo de 2012

Plácido es Cyrano

 

Previamente a la asistencia al ensayo general de Cyrano de Bergerac de Franco Alfano en el Teatro Real me he repasado la versión en DVD y Blu-Ray (Naxos, la referencia de esta última es NBD0005) filmada en Valencia en febrero de 2007.

En primer lugar diré que esta ópera, de la que hay dos versiones estimables en DVD (la otra, D.G. 2003, es con Roberto Alagna, Nathalie Manfrino, Nicolas Rivenq y Richard Troxell, dirigiendo Marco Guidarini y, la escena, David y Frédérico Alagna), pero ninguna notable en CD, estrenada en 1936, parece, por su lenguaje musical, muy anterior: más bien de finales del XIX, anclada aún en cierto modo en el verismo. Alfano demuestra en ella buen oficio, sobre todo de orquestador, pero carece casi por completo (salvo en muy contados momentos) de lo que solemos llamar inspiración y de verdadera garra dramática.

Sólo se justifica escucharla (y verla) si se puede contar con un protagonista de excepción. Es el caso, obviamente, de Plácido Domingo. Puede que sea ya un tópico, pero me parece una verdad incontrovertible: Plácido se halla en magnífica forma (¡¡lo siento, Arturo!!), parece tener un pacto con el diablo. Tras sus incursiones como barítono, todavía puede retroceder para cantar papeles de tenor como éste con una solvencia apabullante. Sin necesidad de hablar de lo escuchado ayer, a los 71 años cumplidos, que puede ser más asombroso aún, a los 66 estuvo absolutamente pletórico de voz, con potencia, esplendor y sin el menor síntoma de vejez (trémolo, falta de apoyo, etc.), y resulta tan convincente su encarnación del conmovedor héroe de Rostand que pone la carne de gallina. ¡Qué final del acto II, qué escena última de su muerte! Sólo por estos momentos merece la pena escuchar y ver este Blu-Ray. (La verdad es que Alagna no tiene nada que hacer a su lado: su versión –y no sólo por él– queda arrumbada por ésta).

También el reparto, la dirección musical y la escénica de Valencia son bastante superiores: Sondra Radvanovsky es una soprano ancha de envergadura verdiana que convence plenamente en el complejo y difícil personaje de Roxane, y Rod Gilfry es un De Guiche de verdadero lujo. Menos me ha gustado el Christian de Arturo Chacón Cruz, tenor lírico de bonita voz pero carente de elegancia y depuración canora. Los restantes papeles, secundarios pero en general no fáciles, están francamente bien servidos. Espléndidos el Coro y la Orquesta de la Comunidad y la Generalitat Valenciana, y correcta, sin más, la dirección de Patrick Fournillier. La escena, de Michal Znaniecki, tradicional con algunas pretensiones, es sólo para salir del paso. La edición, de notable calidad técnica, tiene por suerte subtítulos en castellano.

1 comentario:

  1. Debo aclarar que la puesta en escena fue, literalmente, para salir del paso. Hubo un accidente en la caja escénica de Les Arts y la producción de Francesca Zambello, que por lo visto ya estaba parcialmente en Valencia, no podía montarse. Por eso hubo que hacer un apaño aprisa y corriendo. Más no se puede pedir, dadas las circunstancias. ¡Estoy deseando escuchar a Plácido!

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