miércoles, 30 de mayo de 2018

Matti Salminen y el león de la Metro



En el número de mayo de la revista "Ritmo" (en la que escribo desde hace más de cuatro décadas) aparece una crítica de "La Aida de Nina Stemme" (así se titula) referida al DVD del sello BelAir, en la que cantan también Salvatore Licitra, Luciana D'Intino, Juan Pons, Matti Salminen y Günther Groissböck, dirigiendo Adam Fischer a los conjuntos de la Ópera de Zúrich y con escena de Nicolas Joël (2007). El crítico afirma que a Stemme "se la puede acusar de no ser una soprano suficientemente spinto para este papel". Pero yo me temo que es justo lo contrario: una soprano, cuyo repertorio se basa sobre todo en Isolda (ya la había grabado, dos años antes, junto a Domingo, Pape y Pappano), Brunilda, Kundry y hasta Elektra, es demasiado spinto, realmente demasiado dramática para Aida. Pero no es esto lo más chocante de la crítica: más adelante hace una afirmación temeraria, de pésimo gusto y además faltona: "Matti Salminen es un Ramfis estatutario..." Esta palabra hace referencia, según el Diccionario de la RAE, a un estatuto, no a una estatua, que supongo es a lo que quiere referirse este crítico. Pero prosigue: "...con una voz que, como de costumbre, recuerda más a la del león de la Metro que a otra cosa".

Bien: a mí no me gusta mucho Salminen como Ramfis en esa grbación, pero ¡¡"como de costumbre"!! ¡Qué barbaridad! Este crítico, que, me consta, lleva décadas escuchando ópera en numerosos teatros de todo el mundo, parece no haberse percatado de que el bajo finlandés es uno de los más grandes de las últimas décadas en su cuerda, un artista como pocos cantantes y que está dotado de una musicalidad y una inteligencia fuera de serie, como ha demostrado sobradamente en prácticamente todos los grandes papeles wagnerianos, en Séneca, en Rocco, Boris, Kaspar, Felipe II y el Gran Inquisidor, el Comendador, Sarastro, Osmin y tantos otros. Y que ha actuado con la mayor parte de los mayores directores de su tiempo (todos deben de estar sordos, menos este crítico...). Su afirmación es, por tanto, producto o bien de una insuperable manía particular (que no tenemos por qué sufrir sus lectores), o bien de una sordera pavorosa.

¡Qué coincidencia! Estoy precisamente leyendo el lúcido e interesantísimo libro, recién editado en español, "Diálogos sobre música y teatro: Tristán e Isolda", de Daniel Barenboim y Patrice Chéreau (edit. Acantilado), y acabo de encontrarme con que el gran director e intérprete de Wagner afirma: "[el cantante wagneriano] ha de saber controlar la voz para que las vocales estén bien apoyadas. Waltraud [Meier] domina este recurso a la perfección". Y el eximio director de escena responde: "Matti Salminen también sabe sacarle el máximo partido. Su dicción es modélica; sus consonantes finales son impresionantes. Siempre ha entendido la importancia de articular cada palabra perfectamente. Por otro lado, conecté con el relato del rey Marke gracias a este cantante. En aquel momento, aunque no te lo dije, estaba muy desanimado. Incluso llegué a pensar: 'Creo que rechazaré hacer Tristán por tercera vez'. Sin embargo, al escuchar a Salminen en tu grabación de Tristán me di cuenta de que lograba fundir con tal perfección el texto y la música, que me dije: '¡Un momento! Yo conozco este tipo de texto, este tipo de diálogo, esta manera de articular un pensamiento complejo. En realidad, son como los del teatro y el cine, y creo que sabría poner todo eso en escena, que podría ayudar a los cantantes [...] Por este hueco, por este resquicio, puedo entrar en la obra'"-- "¿Y por qué razón querías renunciar por tercera vez?"--"Porque no entendía bien [...] Probablemente porque estaba asustado de ese dichoso segundo acto. Y porque algunas de las puestas en escena que he podido ver son para asustarse. Sin embargo, cuando aquel día escuchaba tu grabación y el rey Marke de Salminen hacía por fin su entrada, tuve la impresión de que estaba salvado, de que veía la luz al final del túnel". Sin más comentarios. 

(Nota:  hace varios días que no me llegan comentarios de los lectores. No los estoy "filtrando"; no es la primera vez que tengo constancia de que, por algún motivo que desconozco, no me entran. Acaba de hacerlo uno. Espero que se haya arreglado el problema. Les pido disculpas).

7 comentarios:

  1. Pues sí, un bajo excelente. ¡Y menuda presencia escénica! Un Hunding temible en "El Anillo del Centenario", perfecto oponente del gallardo Peter Hoffmann.

    Me alegro de que todo siga en orden.

    Saludos cordiales.

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  2. Angel, este finde he visto el boris de gergiev-tarkovski...me ha gustado todo...…….menos el libreto, algo que me pasa con todos (excepto Wagner, da ponte, britten, lady Macbeth de msenk)...supongo que conoces esta producción, ¿Qué te parece?...

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    1. No conozco esa producción. Y Gergiev es una de mis "bestias negras": rara vez me gusta.

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  3. Es impresionante el parecido físico con su cuasi homónimo y compatriota Martti Talvela, también un impresionante Sarastro y Osmín, siempre bajo la batuta de Solti:

    http://www.bach-cantatas.com/Bio/Talvela-Martti.htm

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    1. Acabo de repasar la interpretación (musical) y actuación (escénica) de Salminen como Rey Marke en el Tristán de Barenboim y Chéreau en La Scala (2007) y afirmo con plena rotundidad que nunca he escuchado ni visto nada tan absolutamente convincente, magnífico, impresionante.

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  4. ¿recomiendas el libro de conversaciones Barenboim-Chéreau?¿estás leyendo el Beethoven de swaford?...lo compré en inglés cuando salió, lo tengo guardado para agosto..es un tocho del demonio...oye, quizá te parezca exagerado ( o no) pero Barenboim me parece un director casi a la altura de las grandes bestias, solti, kubelik, giulini, barbirolli…..

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    1. Muchísimo. No siempre es fácil de leer, sobre todo al principio, pero luego se vuelve apasionante.
      Al Beethoven ese aún no le he hincado el diente.
      Estoy convencido de que la posteridad reconocerá a Barenboim entre los más grandes. He comprobado que muchos que lo desprecian apenas lo conocen: ¡prejuicios!

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