jueves, 6 de enero de 2022

Ver ¡y escuchar! (no solo "oír")

 

En torno al Concierto de Año Nuevo de 2022

Por ahora no he comentado el Concierto de Año Nuevo 2022, porque espero volverlo a escuchar (a partir del viernes día 7 creo que estará disponible en Qobuz; el blu-ray no espero recibirlo hasta final de enero). Pero ya he oído comentarios de todo tipo y leído crónicas bastante acertadas, otras bastante despistadas y una que solo destila veneno.

Quienes han dicho (o, en menos casos, escrito) que el concierto fue plano, tedioso, aburrido, porque Barenboim lo estaba, me van a perdonar que les diga que tienen ojos, pero no oídos, o si acaso estos últimos los tienen muy averiados. Que Barenboim (79 años) estaba envejecido y cansado es evidente: se hallaba convaleciente de una dolencia que le llevó a cancelar algunas actuaciones y, al parecer, dirigió el 1 de enero infiltrado con algún fuerte medicamento para mitigar su dolor de espalda. 

Pero lo que sonó fue, casi de principio a fin, admirable, ocasionalmente maravilloso y muy emocionante (no en vano el presidente de la Orquesta Filarmónica de Viena, Daniel Froschauer, confiesa que, en el ensayo del vals Música de las esferas, “estuvo a punto de llorar” de tanta emoción). También más de uno se ha quejado de que -a diferencia de el 1 de enero de 2009 y de 2014- dirigió con partitura. Para mí, que tengan o no partitura me parece casi irrelevante (muchos de los directores la han tenido delante y nunca se me ha ocurrido criticarlos por ello). Es muy probable que esta vez Barenboim no haya tenido tiempo de aprenderse de memoria todo el programa, seguramente a causa de su baja médica, pero prefirió tener la partitura en el atril y seguirla todo el tiempo. Aunque ¿acaso alguien se cree que no se sabe El Danubio azul?

Pero una de las crónicas, la venenosa a la que me refería, la firma Justo Romero, al que no se le puede tachar de ignorante, así que por fuerza es el desprecio y la mala baba lo que le impulsó a escribir un artículo titulado “¡No dirigió Barenboim!”. Porque, para colmo, pone a parir a quienes han dedicado elogios al concierto, y desliza que le sorprendió el uso de la partitura en un músico que, dice, ¡tiene casi tanta memoria como Miguel Ángel Gómez Martínez!* Supongo que este crítico y gestor musical tendría que afirmar, por los mismos o similares motivos, que Otto Klemperer no dirigió sus 9 Sinfonías de Beethoven de 1970 (filmadas en blu-ray, que podemos admirar hasta la veneración), puesto que el anciano de 85 años estaba sentado y apenas podía mover los temblorosos brazos. Y no es el único ejemplo que podría ponerse…

Esto me lleva a una reflexión: en mi experiencia ante conocidos poco versados a los que les he hecho escuchar y ver música en mi casa y ante alumnos de mis cursos en Alcobendas, estas personas suelen dejarse llevar mucho por lo que ven, por la gesticulación de un director (o de un pianista, violinista, etc.): si aparenta ser apasionado aunque lo que hace sonar no lo sea, les hace creer que es apasionado; si el director es en sus movimientos insulso o muy parco (Böhm, Boulez), creen que son intérpretes insulsos o parcos. Son, como digo, personas poco versadas en la música clásica… ¡pero que les ocurra esto a aficionados o a melómanos tiene menos pase, y no digamos a un crítico musical! 

Pero bueno, estoy muy, muy acostumbrado desde hace muchos años a comprobar que personas que han ido a cientos de conciertos y han oído cientos de discos ¡no se enteran! Son incapaces de distinguir el trigo de la paja. ¿Nunca han escuchado música con un cierto sentido crítico, solo lo han hecho dejándose llevar distraídamente? Me cuesta entenderlo, pero lo tengo más que comprobado…

*Yo estuve en una ocasión en el foso del Teatro de Bayreuth y doy fe de que Barenboim dirigió Tristán e Isolda sin pasar las hojas de la partitura (¿lo habrá hecho también Gómez Martínez?...) Y ya se sabe que Barenboim toca, entre otras muchas cosas, todas las Sonatas de Mozart, de Beethoven y de Schubert de memoria.

18 comentarios:

  1. Extraordinario y original concierto de Año Nuevo por la Filarmónica de Viena bajo la dirección de Barenboim, desearle pronta recuperación de su dolencia y que no sea nada importante. De normal Barenboim luce estupendo para su edad manteniéndose al más alto nivel como pianista o director. La provecta edad que alcanzaron muchos directores mostraron los efectos de la edad y en muchos casos de la enfermedad; Masur, Klemperer, Bruggen o Abbado salieron a dirigir muy mermados de salud en sus últimas apariciones, casi al borde de la lástima. Lo peor del concierto se lo llevó una vez más Martín Llade, sobre todo por la "recomendación no recomendada" de la película sobre la vida de Jacqueline du Pre, en la que ni ella ni
    Barenboim quedan muy bien parados. Jopetas Martín, callarse es gratis!.

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  2. Que Barenboim estaba muy hecho polvo estaba bastante claro, pero su lucidez musical no se resintió. Creo que dirigió en la línea
    que sigue últimamente de extraordinaria madurez.
    Podía haberse negado a dirigir, pero imaginaros el perjuicio enorme que hubiera sido para Sony: las portadas de los discos con su foto ya estaban circulando. Si hubiera dirigido un suplente habrían vendido muchísimo menos...
    LORENZO F.

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    1. En efecto, dirigir cuando estaba tan cansado y dolorido fue ante todo un acto de responsabilidad.

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  3. La mejor frase sobre el tema de la partitura la dio Hans Knappertsbusch en la reapertura de los Festivales de Bayreuth en 1951, cuando le comentaron que él dirigía con partitura y Herbert von Karajan no, y él contestó: “ Bueno, es que yo sí que sé leer música....”

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  4. Como ya comenté antes en otra entrada estuve presente en el concierto del día 30. Juraría que en la primera parte dirigió sin la partitura y en la segunda sí me llamó la atención que la llevara, algo a lo que no acostumbra como ya sabemos, ni resta valor. Entre verlo en vivo y en televisión y disco hay una diferencia y ya puedo decir que he cumplido un sueño por la variedad de piezas que se interpretan en este concierto y por las pequeñas joyas que son. En el caso de este programa fue redondo de principio a fin, con novedades interesantes y unas interpretaciones de ensueño. Estaba en la tercera fila y le veía perfectamente dar todo tipo de indicaciones, miradas cómplices, dejaba tocar a la orquesta, etc. y lograba un sonido de la orquesta cohesionado y elegante. De mucha altura, y que conste que no soy un gran seguidor de Barenboim. Pero a cada uno lo que le corresponde, y su aspecto era de estar físicamente mal y haciendo un gran esfuerzo. A mi padre que es de la misma quinta le deje en el hospital dos dias antes, con memoria y físico muy tocados, con lo que me quito el sombrero ante Barenboim.

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  5. Nos podria contar un poco esa experiencia de ver a Barenboim dirigiendo Tristan en el teatro de Bayreuth? Parece apasionante, sobre todo por las peculiaridades de ese teatro, el foso y la acustica pero tambien por ver a Barenboim en, quizas, sobre obra fetiche.

    Gracias

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    1. Estaba yo aquel verno en Salzburgo estudiando y me escapé hasta Bayreuth con la esperanza de encontrar una entrada para Tristán. Esperé a Barenboim -que ya entonces me conocía: yo trabajaba en Deutsche Grammophon- en la entrada de artistas y le pedí si podía conseguirme una entrada (en las taquillas no quedaban, por descontado). Le acompañé a las oficinas, en las que preguntó si quedaba alguna para un compromiso suyo, pero nada de nada. Entonces me sugirió que me metiera en el foso de la orquesta. Acepté, claro, y me situó en la última fila, en un extremo de los metales. El sonido orquestal que percibí era desequilibrado, y las voces a ratos ni se oían desde donde yo estaba. Aun así, fue una experiencia inolvidable. Y sí, tenía la partitura en el atril. Pero no pasó las hojas. Al comienzo del segundo y del tercer actos, o sea en dos ocasiones, pasó un montón de páginas. Si no lo veo, no lo hubiera creído.

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  6. Sí, he leído esos comentarios que dices, Ángel, y la verdad es que me quedé perplejo. Yo soy una persona ciega, por lo tanto no pude intuir la impresión de cansancio que ofrecía Barenboim hasta que escuché su discurso de felicitación de Año Nuevo, (entonces sí que resultó evidente su debilidad). Creo que muy probablemente éste es el mejor de los tres Conciertos de Año Nuevo que ha dirigido Barenboim hasta ahora (esa Música de las esferas, por ejemplo, fue inolvidable). Y o mucho me equivoco, o si alguien quiere saber de verdad lo que es el aburrimiento, tendrá una muestra en el Concierto de Año Nuevo de 2023. Franz Welser-Möst nos lo dejará bien claro…

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    1. Sí, creo que llevas razón: de todos los directores que recuerdo en el Concierto de Año Nuevo, Welser-Möst me parece el menos interesante. Pero es el único austríaco...

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  7. El tema da para una reflexión interesante. Si un músico se encuentra enfermo y anciano debe actuar en público o no?
    Por ejemplo, Giulini, decidió que no. Klemperer decidió que sí.
    El día 1 ver al Sr. Barenboim daba congoja. Presentó un aspecto decrépito, dirigió metido en la partitra en muchos momentos (otrora una memoria formidabe), y su alocución, por su voz sofocada, movia a la compasión.
    No me cabe duda de que suspender su actuación hubiera causado un enorme perjuicio a la orquesta, a la ORF y a la discográfica que publicará la grabación Pero creo que, precisamente por su trayectoria, no debió presentarse en este estado en un evento de repercusión global.
    Musicalente hubo momentos de gran belleza (introducción de música de las esferas, Danubio Azul, la pieza de Ziehrer etc) y otros más bien anémicos y de "ritmo tenutto" (Marcha Radetzki y piezas infrecuentes) donde la orquesta puso su maraviloso sonido.
    Le deseo la más pronta recperaciión de su dolencia, cualquiera que esta sea, y un descanso prolongado, activo y reflexivo.
    Quien quiera recordarlo en su esplendor, que no se pierda el video de Youtube en el que dirige (de memoria) a Zimmerman en el segundo concierto de Liszt en Bayreuth.

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  8. ¿No deberían aparecer en los créditos de la retransmisión de la ORF,los nombres de todos y cada uno de los miembros de la Orquesta junto a su instrumento?
    Lo digo porque,en cambio,si aparecen los nombres de los diez bailarines.

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    1. La mayoría de los músicos de la Filarmónica de Viena cobran tanto que, probablemente, les dé igual perder ese pequeño "reconocimiento". Han tenido tiempo más que de sobra para reclamarlo.

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  9. Estando mal, que se le veía, hubiera tenido la posibilidad de dirigir sentado, o al estilo de lo que hizo Karajan, con lo que parece una banqueta como la que usan los contrabajos muy bien ocultada. Y lo hizo de pie y haciendo cada entrada y salida de escenario como marcaba el guion.

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  10. Recuerdo haber leído en las memorías de Georg Solti que él necesitaba estudiar la partitura nota a nota ya que no tenía la memoria visual de Toscanini o Karajan, quienes por ello partían con ventaja.

    Alberto

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  11. La Filarmónica de Viena es una orquesta muy jodida. Con Solti grababan, pero no le invitaban a dar conciertos (hasta muy tarde en su vida). Nunca le invitaron para el de Año Nuevo, a pesar de la afinidad de Solti con el repertorio. Klemperer sí dio una serie de conciertos en 1968, pero para entonces ya se había hecho católico. La verdad es que conociendo a la orquesta y cómo las gasta me sorprendió siempre que invitaran repetidamente a Barenboim, o la relación estrecha que mantuvieron con Bernstein.

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  12. ¿Quién está siempre al 100%? ¿Quién no debe afrontar en algún momento de su carrera su declive? Barenboim también tiene conciertos mejores y peores, es OBVIO que este no fue de los mejores (otras veces los elogios fueron unánimes, esta vez no) y no pasa nada por reconocerlo, como tampoco hay que hacer leña del árbol caído. Gracias por su blog.

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    1. Claro que nadie está siempre al 100%. Pero, en mi opinión, estuvo como al 95%, artísticamente hablando.
      Por cierto, con Barenboim ¿cuándo han sido unánimes los elogios? No lo recuerdo...

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