domingo, 2 de febrero de 2020

Dos grandes mezzos ¿fuera de sus repertorios? Y una ópera ejemplar


DiDonato con Nézet-Séguin

Me acaban de llegar de la mano de mi buen amigo Ignacio Fernández Bargues (quien, ¡gracias!, selecciona las grabaciones de mis listas beethovenianas) sendas filmaciones de dos atípicas actuaciones de Joyce DiDonato y de Shirley Verrett, nada menos. La maravillosa mezzosoprano principalmente rossiniana cantó el pasado año (contando ya medio siglo de edad) en el Carnegie Hall el ciclo Winterreise, Viaje de invierno, de Schubert -esa cumbre absoluta de la historia del género lied, quizá de su autor y, sin duda, una de las composiciones más geniales de toda la música- y en colaboración con un Yannick Nézet-Séguin al que nunca había escuchado tocar el piano. Pues bien, contra todo pronóstico, me ha parecido una interpretación de altos vuelos. Que ella canta como los ángeles era más que sabido, pero que eso no garantiza una gran interpretación también lo tenía claro. Pues bien, además de lucir una pronunciación muy cuidada, he encontrado a la mezzo norteamericana muy en estilo y poniendo todas sus brillantes armas dramático-teatrales al servicio, sin el menor exceso, de la profunda expresividad de estos lieder. Entre ellos Rückblick me ha parecido particularmente memorable. Visiblemente emocionada, DiDonato dejó aparte la partitura para cantar el último lied del ciclo, Der Leiermann, con un ensimismamiento expresivo extraordinariamente conmovedor. En cuanto al pianista, su labor ha sido enormemente concienzuda y esmerada, si bien no alcanza el grado de entendimiento con Schubert que su partenaire. Por ejemplo, la parte pianística de Die Post sonó un pelín banal, y carentes de la debida variedad expresiva las repeticiones en Der Leiermann. Pero la mayor parte del tiempo convence como el gran músico que es empuñando la batuta.

Verrett con...

De 1987 data un programa solo Gershwin de la genial mezzo de Nueva Orleáns Shirley Verrett (1931-2010) en la maravillosamente bella ciudad costera de Positano, al sur de Nápoles. Al aire libre y rodeada de frondosa vegetación, la inolvidable Eboli, Lady Macbeth, Ulrica, Adalgisa, Orsini, Carmen o Dalila, dio toda una lección de sintonía con el autor de Porgy and Bess (que, claro, no le coge tan lejano como Schubert a DiDonato), desplegando a sus 56 años una voz en un momento aún excelente (no tanto en la primera canción del recital) y, sobre todo, un arte y una gracia arrolladores, se mire por donde se mire. Lástima que el arreglo (o sea, desarreglo) que cantó de Summertime no me gustase. El extraño, hortera pianista (¡y culturista desaforado!) Tzimon Barto dirigiendo a una modesta orquestina no fue, sin duda, el acompañamiento que merecía tamaña cantante, una de las más grandes de su tiempo.

Magnífica producción de un Rossini infrecuente: Ricciardo e Zoraide

Estrenada en Nápoles el 3 de diciembre de 1818, es una de esas múltiples óperas serias de Rossini muy raramente representadas. Larga (casi tres horas) y desigual como tantas otras, no carece de episodios muy notables. Y, por encima de todo, es vehículo idóneo para que varios cantantes -no pocos- luzcan sus cualidades canoras. La representación que ahora publica en blu-ray C Major tuvo lugar el año 2018 en Pésaro. Es, en mi opinión, uno de esos raros aciertos (casi casi) totales, en que a una batuta excepcional -desde lo primero que le escuché, tuve la impresión de que iba a ser uno de los grandes: Giacomo Sagripanti- que parece sacar petróleo de esta ópera y de la Orquesta Sinfónica Nacional de la RAI, se une un director escénico, Marshall Pynkoski, que no cae en la casi actual obligación de inventar y hasta tergiversar el argumento, preocupándose de la estética y de que todo lo que ocurre en la trama transcurra razonablemente. Con mucho baile (coreografía de Jeannette Jeunesse Zingg, esposa de Pynkoski, fundadores del Opera Atelier) y preciosos vestuario, escenografía e iluminación, esta función nos hace añorar lo que podrían y deberían ser muchas funciones arruinadas por el descontrolado ego de tantos régisseurs. ¡A ver si cunde el ejemplo! 

Por último, el elenco reunido ha sido un gran acierto: la pareja protagonista está encarnada por Juan Diego Flórez (Ricciardo), que vuelve a su terreno más seguro, en el que sigue siendo el rey (bueno: uno de los dos reyes, junto a Javier Camarena) y Pretty Yende (Zoraide), soprano lírica sudafricana con coloratura y hermoso timbre que está llamada -si no se extralimita en su repertorio- a ser una de las grandes de la ópera, si no lo es ya (solo me molesta que añada algún sobreagudo seguramente no escrito, y que no le queda bien). El que menos me ha convencido, y eso que no está mal, es el ágil tenor lírico, pero de timbre oscuro, Sergey Romanovsky (Agorante). Más dianas: la mezzo no ligera Victoria Yarovaya (Zomira), que seguro también dará que hablar, lo mismo que el muy joven tenor lírico-ligero donostiarra de 24 años, ganador en 2019 del Premio Operalia, Xabier Anduaga (Ernesto), de privilegiada materia prima, y el espléndido bajo Nicola Ulivieri (Ircano). Incluso los tres restantes papeles, más breves, están muy bien servidos. Con una calidad técnica excepcional, el único inconveniente de este blu-ray es su carencia de subtítulos en castellano.

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