sábado, 27 de julio de 2024

Cantantes en DG: André Schuen, Nadine Sierra y Pretty Yende

 

André Schuen y Daniel Heide completan la "trilogía" de Schubert

El 30 de noviembre de 2022 comentaba elogiosamente en este blog el disco con Schwanengesang (Canto de cisne) de Schubert en sello amarillo alemán a cargo del barítono André Schuen (n. 1984) y el pianista Daniel Heide. He aquí lo que escribí entonces:

“Un nuevo barítono espléndido liederista: Andrè Schuen”

“Deutsche Grammophon ha publicado un Schwanengesang (Canto de cisne) de Schubert con este cantante y el pianista Daniel Heide. Andrè Schuen es un barítono del norte de Italia nacido en 1984; bueno, más bien un barítono-bajo que recuerda por color al Matthias Goerne no muy joven (ni muy mayor). Una voz de gran peso y calidad. Canta francamente bien, incluso en piano, se entiende muy bien con estos lieder, de carácter tan variado, dominando el estilo. No es, evidentemente, Fischer-Dieskau (quien, para mí, llegó a lo más alto en este Canto de cisne en su grabación para EMI de 1963 con Gerald Moore, superior incluso a la de DG nueve años después con el mismo pianista). También el pianista Heide se toma muy en serio estas páginas, nada fáciles de desentrañar. Si acaso, en algunas piezas me resultan un pelín envarados o quizá pretenciosos. Pero el talento de uno y otro están fuera de duda. Me parece que Schuen dará -si no daña su voz- bastante que hablar. He visto que ya ha cantado no solo bastante lied, sino también la Novena de Beethoven y óperas de Mozart o Wagner (Wolfram de Tannhäuser). En ocasiones, con directores importantes”.

Pues bien, ahora DG acaba de publicar Winterreise (Viaje de invierno) y en 2021 había hecho lo propio con Die schöne Müllerin (La bella molinera), que no conocí entonces y que acabo de escuchar. Con lo cual, Schuen se ha enfrentado en sus comienzos discográficos a la genial (¡genial!) trilogía schubertiana -lo más difícil y comprometido que se pueda imaginar en el ya difícil de por sí campo del lied- y ha salido más que airoso. Ya en La bella molinera -tan comprometida de cantar como en los otros dos ciclos, pero quizá algo menos difícil de interpretar- estuvo admirable, y es posible que en Viaje de invierno haya llegado a lo más alto de la trilogía (quede claro que Schwanengesang, a diferencia de los otros dos títulos, no es propiamente un ciclo, sino una colección de lieder que, agrupados, resulta muy convincente).

El inmenso, y rara vez alcanzable* en el campo del lied Dietrich Fischer-Dieskau, ha dado lugar a una espléndida escuela de alumnos, sucesores o continuadores suyos, entre los cuales los más destacados han sido probablemente Andreas Schmidt, Matthias Goerne, Thomas Quasthoff y ahora mismo Christian Gerhaher. Pues bien, creo que Schuen merece ser considerado un nombre más de esta ilustre lista. Y ha tenido el acierto y la suerte de contar como colaborador (nunca simple acompañante) con un pianista tan destacado, centrado, capaz y compenetrado como Heide. Sí, la discografía de estas tres obras capitales sigue contando con réplicas, aportaciones y continuidad.

*salvo en algunas de sus últimas grabaciones, cuando ya su voz había declinado claramente.

Mis grabaciones “diez” de las tres obras:

Die schöne Müllerin: 1972 DG Fischer-Dieskau/Moore  62’05  10/8

Winterreise: 1980 DG Fischer-Dieskau/Barenboim  73’06  10/8,5

Schwanengesang: 1963 EMI Fischer-Dieskau/Moore  50’47 10/7

 

Nadine Sierra y Pretty Yende en concierto

Este es el título del reciente lanzamiento de DG, que recoge la actuación en la Gran Sala Pierre Boulez de la Philharmonie de París (6 de marzo de 2023) de dos de las sopranos más admirables surgidas en los últimos años. Nadine Sierra (Fort Lauderdale, Florida, 1988) es ahora ya una soprano lírica con tintes, aún, de lírico-ligera, mientras que Pretty Yende (Sudáfrica, 1985) posee una tipología vocal bastante similar a la de su colega, si bien se la podría quizá tipificar de soprano ligera con tintes, ya, de lírica.  

El referido recital constó de arias en las que se alternaron y de varios dúos: Sierra comenzó con Don Pasquale, siguiéndole Yende en La fille du régiment, ambas en Elisabetta, regina d’Inghilterra , Yende en La sonnambula, Sierra en La Traviata (escena final del Acto I), las dos en Norma (“Mira, o Norma”, muy bien cantado pero con escasa diferenciación de color entre ambas, demasiado líricas además) y en Lakmé, Sierra en Roméo et Juliette, Yende en Les contes d’Hoffmann (Olympia), Sierra en Songfest de Bernstein, Yende en The Enchantress de Victor Herbert y Sierra en West Side Story. El programa concluyó con seis piezas menos clásicas, más populares, todas ellas cantadas a dúo: La vie en rose, As time goes by, Moon River, The way we were y Over the rainbow.

En prácticamente todos los casos, ambas dejaron clara constancia de poseer timbres de extraordinaria belleza, de gran pureza en la línea de canto y de intensas y bien encaminadas dotes expresivas. Vamos, como para echar totalmente por tierra lo que algunos anticuados popes de la crítica musical -perdón: vocal- sostienen: que ahora no hay tan buenas voces ni tan buenas cantantes como en el pasado (o sea, lo que esos popes conocieron cuando eran jóvenes). Nostalgia mal entendida, engañosa, pues precisamente la gran mayoría de las sopranos de esta tipología vocal eran hacen cinco, seis o siete décadas cursis como ellas solas. Gustos trasnochados.

Una orquesta denominada “Les frivolités parisiennes”, que suena muy bien, fue dirigida por el aún joven italiano de especial talento Giacomo Sagripanti (n. 1982), quien en 2016 fue premiado como “Young Conductor of the Year” en los International Opera Awards. Todo lo (no mucho) que le he escuchado a este hombre, incluyendo las piezas de este recital, me ha llamado la atención por lo acertado, aun en épocas y estilos muy diversos.

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