sábado, 28 de junio de 2025

Ignorantes, pedantes y caraduras en Radio Clásica

 

Ya he denunciado varias veces aquí el mal, incluso pésimo, estado en el que se encuentra últimamente Radio Clásica

Lo que más me llama la atención es que, sintonizándola al azar, a las horas más diversas, es cada vez menos frecuente encontrarse con que suene música de verdadera valía. Diré lo que me parece que abunda: una gran desproporción a favor de música barroca y anterior (con muy abundantes arias sobrecargadas de gorgoritos), muchísimas compositoras hasta hace poco olvidadas, ahora -puro oportunismo- excesivamente encumbradas; interminables parrafadas habladas, a menudo muy pedantes, sobreabundancia de rarezas, escasa pedagogía sobre el valor de las músicas: oyentes que desconozcan la historia de la música pueden llegar a creer que Literes es tan grande como Haendel o que Mateo Flecha es comparable a Haydn… La cantidad de música de cine (rara vez de gran calidad) y de “musicales” es agobiante.

Las rarezas sobreabundan, como si los conductores de los programas creyeran que los oyentes ya se conocen de sobra las Sonatas y los Cuartetos de Beethoven, por ejemplo.

Habitualmente no se tiene en cuenta que quienes sintonicen la radio, después de escuchar 20 minutos de una obra, al final se pueden quedar sin saber qué era aquello que sonaba; es evidente que antes y después de que suene cualquier composición debe decirse qué es, ¡e incluso quiénes eran los intérpretes! Por cierto que a la hora de escoger estos parece que se hace echando los dados, porque suenan muy a menudo interpretaciones flojas o abiertamente malas.

Problemas menores pero frecuentes: los finales de frases a menudo no se entienden, porque el volumen de voz de quien presenta baja ostensiblemente. En algunos presentadores la pronunciación resulta totalmente errónea, hasta desfigurar los nombres y hacerlos irreconocibles.

Hace unas semanas un señor dejó grabado un mensaje de voz en “Música a la carta” para vender descaradamente un concierto que iba dar (con una orquesta que lleva su nombre). No hizo petición alguna de una pieza, sino solo eso, publicidad… a cambio de regalar cuatro entradas para el citado concierto si se hacía un sorteo. La conductora del programa no debería aceptar ese tipo de intromisiones. Ni peticiones de músicas que no sean “clásicas” (ni jazz ni flamenco): para escuchar coplas, rap o reggae ya están todas las demás emisoras.

Dejo para el final el inadmisible comportamiento del conductor de un programa -los sábados de 9 a 10 de la mañana- en el que se dedica a colocar músicas de una calidad a menudo ínfima (¡seguro que ostenta el récord en este aspecto de Radio Clásica!), que son o bien suyas o dirigidas por él, o de algún familiar suyo, o de un maestro suyo o de un discípulo suyo, etc., y prácticamente siempre es algo de la Comunidad Valenciana. Este señor, de nombre Andrés Valero Castells, monopoliza el programa de una radio pública para promocionarse a sí mismo y a sus allegados. Bochornoso.

Hoy, último programa de la temporada, ha hecho un balance de sus actuaciones a lo largo de esta temporada: triunfalista, por supuesto, y ha aportado un dato supongo que cierto: que un porcentaje muy elevado de las músicas que ha seleccionado son de autores españoles. Se ha olvidado de precisar que la enorme mayoría de ellos son valencianos. Y a continuación, con el mayor descaro, ha puesto músicas tocadas o dirigidas por… ¡él mismo! Promocionando un disco del que es protagonista, y con comentarios escritos por Martín Llade: compra de voluntades. Por cierto, comentarios que ha leído parcialmente y que tienen el inconfundible gracejo del conductor de "Sinfonía de la mañana".

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