Orfeo
ed Euridice
Ya
me quejé hace tiempo en este blog del chovinismo desaforado del libro La
ópera. Enciclopedia del arte lírico (1977, ed. española: Aguilar, 1979), un
interesante libro en el que se cuentan los argumentos y las principales
características de las óperas, siguiendo el orden cronológico de sus estrenos.
Está escrito por 12 críticos musicales italianos.
Mi
queja era debida a la enorme desproporción según la nacionalidad de sus autores
(los compositores, quiero decir), pues se habla de 244 óperas italianas, frente
a las 174 alemanas, las 123 francesas, 50 rusas, 30 inglesas, 15 checas, etc.,
hasta las 5 españolas. No me quejo de las pocas españolas, pues buenas hay bien
pocas, a qué engañarnos.
Lo
más llamativo es que de Dvorák o de Lortzing solo figuran dos, solo una de
Korngold o de Martinu, y ninguna de: Enescu, Roberto Gerhard, Goldschmidt,
Graun, Keiser, Kienzl, Krasa, Conradin Kreutzer, Leclair, Magnard, Marais,
Martín y Soler, Moniuszko, Nielsen, Penderecki, Rachmaninov, Franz Schmidt,
Schoeck, Schrecker, Schulhoff, Telemann, Ullmann, Zemlinsky o Zimmermann.
Ello
frente a 9 de Malipiero, 14 de Mascagni, 7 de Pizzetti, 6 de Respighi, 5 de
Spontini, 7 de Wolf-Ferrari, 4 de Zandonai… y algunas de otros autores italianos
absolutamente desconocidos.
Pero
ahora quería quejarme de lo que escribe Riccardo Mezzanotte en este libro a
propósito de Orfeo ed Euridice de Gluck, que me ha dejado estupefacto:
“Las arias y los duetos de esta ópera son con frecuencia inferiores a los de
los compositores italianos contemporáneos, y en particular a los de Piccinni”.
¡Hay que tener valor para escribir algo así!
Me
gustaría que Mezzanotte fuese un poco más preciso y señalase algunas arias de
Piccinni o de un contemporáneo suyo (¡italiano, por supuesto!) tan bellas y
conmovedoras como “Che puro ciel!” o “Che farò senza Euridice?” de Orfeo ed Euridice
de Gluck.
En
varias listas que han circulado sobre las diez mejores óperas de la historia
suele figurar esa ópera del alemán. Me pregunto si entre las cien o las
doscientas mejores figuraría alguna de Niccolò Piccinni: La buona figliuola, La
Cecchina, Didon, La pescatrice, Roland, Zenobia, L’americano…
Nuevo concurso. Y "no
les va a dejar indiferente"
Ahora
parece que va a haber un nuevo programa en Radio Clásica: ¡un concurso! El
viernes 26, hacia las 3 de la tarde, escuché parte de él: preguntaban a oyentes
cosas tales como estas: ¿qué número es la Sinfonía “Pastoral” de
Beethoven, cuál el de la Sinfonía del “Nuevo Mundo” de Dvorák (¿habrían
aceptado, por cierto, como correcta la antigua numeración como Quinta?*)?,
¿de qué compositor alemán es El clave bien temperado?, ¿de qué
compositor español es la ópera La vida breve? ¡no vayas a fallar!…; ¿qué
obra es esta -haciéndola sonar para atrás, “la” Danza húngara (la nº
5, claro) de Brahms?-; ¿cómo se llama el instrumento de percusión hecho de
madera y que se tocan a pares, un par en cada mano, y que aparece mucho en las
músicas folklóricas españolas?, ¿cuál es el instrumento de metal en el que se
mete la mano en el pabellón?, y otras de esta índole… Un radioyente tarareaba (malamente) una melodía de la conocidísima "Danza de las horas" de La Gioconda de Ponchielli preguntando qué música era esa, que escuchaba de pequeño en un anuncio de turrones... parece que los presentadores no lo sabían. Etcétera. Desde luego, lo que van a
conseguir, seguro, es aumentar con este concurso el índice de audiencia…
*en efecto, en el primer
LP que tuve con esa Sinfonía, a finales de los años 60 del siglo pasado,
venía como número cinco. La actual Octava era la número 4, la Séptima
la número 2, etc.
A
menudo he escuchado -sobre todo este verano- decir a varios de los
comentaristas algo así: “vamos a escuchar ahora una obra de un compositor
actual que no les va dejar indiferente”. Cuando oigo algo así, me echo a
temblar, pues suele venir a continuación una musiquilla estúpida de un autor
minimalista, repetitivo, seudo o semi clásica. ¡Horror!
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