sábado, 6 de septiembre de 2025

Acerca de Bruckner y de Mendelssohn

 

Una cabezadita y un disfrute

“No es malo echarse una cabezadita durante una Sinfonía de Bruckner”: esta confesión le habrá encantado a Martín Llade. Lo malo es que procede de Max Richter, un “maltratador de Vivaldi” (escúchense sus New Four Seasons), un compositor que va de moderno, pero que me parece -por lo poco que le he escuchado, y no voy a insistir en conocer más cosas suyas: Ich habe genug, Ya tengo bastante- superficial, cuentista, pedante, carente de imaginación; en fin, insoportable, y, claro, muy o bastante comercial, porque muchos de sus oyentes se convencen escuchándolo de que “les gusta la música clásica de vanguardia”, ya que no entienden a Messiaen, a Berio, a Lutoslawski ni a Luis de Pablo.

A fin de cuentas, Max Richter solo demuestra con esa frase su falta de gusto y su desprecio (no es casual que ponga a Bruckner como ejemplo de aburrido, porque no pone a Brahms o a Mahler), sí, desprecio, por uno de los más grandes compositores. Su confesión tiene para mí el mismo nulo valor que si le oyese decir al hortera batutero superventas André Rieu que Furtwängler o Klemperer son unos directores coñazos.

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La maravillosa Tercera Sinfonía “Escocesa” de Mendelssohn es mi favorita de su autor, y la tengo por composición a la que es especialmente difícil hacer justicia, hasta el punto de que no me satisfacen la mayor parte de las versiones discográficas, incluso de algunas batutas de gran prestigio. Pues bien, me acabo de encontrar con una interpretación que es la que más me ha satisfecho desde hace 65 años, es decir desde la inmortal grabación de Klemperer con la Philharmonia. Se trata del reciente CD de Warner por Lahav Shani y la Orquesta Filarmónica de Rotterdam (aquí en estado de gracia). 

Interpretación genuinamente mendelssohniana, bellísima, entrañable, conmovedora y nada ampulosa. El CD, de magnífico sonido, se completa con una excelente versión de la obertura Mar en calma y viaje feliz, así como con tres Romanzas sin palabras orquestadas por el propio Shani. Creo que con gran acierto: por ejemplo, la famosa nº 34, op. 67/4 “Spinnerlied” o “Canción de la hilandera”, me suena tal y como si la hubiese orquestado su autor.

 

22 comentarios:

  1. Como siempre, el inefable David Hurwitz se encuentra en la vereda de enfrente:

    https://www.youtube.com/watch?v=XgKmLiCCYT4&ab_channel=TheUltimateClassicalMusicGuidebyDaveHurwitz

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  2. De Bruckner tengo varias cosas, entre ellas una esplendorosa octava con furtwangler, no entiendo que haya presuntos expertos que Le hagan burla. De Mendelssohn tengo un mini cofre con sus sinfonías por Abbado.

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  3. A propósito de la interpretación por Lahav Shani de la Sinfonía 3 “Escocesa” de Mendelssohn me parece oportuno traer a colación, por contraste, la que perpetró Jordi Savall el pasado 28 de agosto en San Sebastián. Yo no la escuché, porque más vale prevenir que curar, pero me ha valido la pena leer la crítica que le propinó Ana García Urcola en la revista Scherzo. La cosa tiene el valor añadido de que, por fin, alguien se atreve a darle su merecido a Jordi Savall en una revista musical, sin reticencias ni eufemismos, y sin prevención alguna ante el prestigio mediático de que goza dicho director.
    Ahí dejo el enlace para quien no haya leído la crítica:

    https://scherzo.es/san-sebastian-quincena-musical-irregular-mendelssohn-de-savall/

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    1. Savall, experto en música "antigua", parece haberse cansado o aburrido de ella y cada vez se interna más en el Romanticismo, que, para mí que no lo entiende ni sabe bien cómo plasmarlo en sonidos. Ha llegado incluso hasta Bruckner (creo que la Primera Sinfonía o la Cero). ¿A qué espera para dirigir la Tetralogía de Wagner, los poemas sinfónicos de Richard Strauss o las Sinfonías de Sibelius?

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  4. Los temas se acumulan en los comentarios de esta entrada. Vamos poco a poco.
    Primero la controversia Max Richter vs Anton Bruckner. Puede criticarse, por supuesto, el sentido populista y comercial de las propuestas de este compositor, pero lo que no se puede discutir es su éxito. Y con todo respeto, Ángel, no creo que Max Richter pretenda ir de “moderno” o presentarse como algo que no es. Su versión de Las cuatro estaciones de Vivaldi me parece una aportación que tiene su interés, igual que Sleep, una obra que desde luego cumple perfectamente la función a la que aspira. Y su opinión sobre Bruckner es muy respetable, aunque no se comparta. Para mí, tiene el mismo valor que la tuya, la de Martín Llade o la de cualquier otro. En cierta manera, mejor nos iría a veces si ponemos un poco los pies en la tierra y nos reímos también a veces, incluso de los grandes compositores como Bruckner o Mahler.
    Respecto al Mendelssohn de Savall, ya hemos hablado abundantemente de él; yo prefiero escuchar su Creación o sus recientes Estaciones de Haydn, (recordad las Siete palabras que grabó hace años). Y si hablamos de Mendelssohn en la Quincena, me quedo con la Quinta Sinfonía que hizo Nelsons y que pudimos disfrutar los que estuvimos allí, (la misma Ana García Urcola tiene crítica también de eso en Scherzo). ¡Ojalá Nelsons grabara ese ciclo completo de las sinfonías de Mendelssohn! Sería una excelente oportunidad en una serie que tiene grabaciones notables, la más reciente la de Paavo Järvi, pero que aún no tiene una referencia evidente.




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    1. Con respecto a Max Richter y Bruckner no me muevo de lo que he escrito. El subtexto de su confesión me parece claro: "Bruckner me parece un coñazo".
      Y por supuesto que ojalá Nelsons grabe un ciclo sinfónico de Mendelssohn. Yo le escuché una "Escocesa" admirable, aunque el 2º mov., "Vivace non troppo", lo llevó a un tempo endiablado.

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  5. Acabo de comprar esa Escocesa por Shani y estoy deseando oírla. En cuanto a la de Klemperer, resulta fascinante que, siempre que podía -pero afortunadamente no en la magnífica grabación que mencionas- colaba su propia versión del final de la sinfonía, mucho más sombrío que el triunfal y majestuoso compuesto por Mendelssohn.
    Coincido con Xabier Armendáriz sobre la Sinfonía Reforma con que nos deleitó Nelsons en San Sebastián hace un par de semanas. Estaría, sí, muy bien que grabara el ciclo completo. Mejor aún estaría que se publicara su extraordinario Requiem alemán de Brahms, segunda parte del concierto.

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  6. Ayer, contra mi costumbre, estuve escuchando radio clásica en ratos alternos, es una tortura. Dicen en su propaganda que tienen este verano 10 nuevos programas "para divertirse y relajarse'. En fin.

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  7. Casi prefiero la aportación de las cuatro estaciones que realizó Nicolas Chédeville casi tres siglos antes, y ya es mucho preferir. No me gustan las afirmaciones tajantes, pero algunos compositores modernos, de vanguardia, o como quieran denominarse, pecan en demasía de gratuidad, de cierto camelo en obras que me resultan aburridisimas. Savall cuenta con todos mis respetos y si a su provecta edad, quiere y puede adentrarse en repertorios del romanticismo, pues adelante. Nada que objetar. Y sí, el mercado dicta la pauta, los músicos del entorno clásico mejor pagados, no son precisamente los más avalados por la crítica. Y ahí hay fantasmas por indagar.

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  8. Una aclaración: en efecto, la versión de Un réquiem alemán que hizo Nelsons en la segunda parte del concierto que también tenía la Quinta Sinfonía de Mendelssohn fue, en efecto, excepcional, y también estaría muy bien que se grabara. Pero hay versiones actuales de Un réquiem alemán de nivel alto, además de dos grandes referencias históricas: Kempe y Klemperer. Si Nelsons quisiera unirse a la fiesta, sería estupendo, pero creo que las sinfonías de Mendelssohn lo necesitarían más.
    Y respecto a los compositores contemporáneos, hay que dejar claras ciertas posiciones. En efecto, Max Richter no es un compositor “de vanguardia”. Ni ha pretendido nunca serlo. Es un compositor comercial de una línea postminimalista que ha sabido encontrar su hueco en el panorama y, dentro de este sector, tampoco es necesariamente el más interesante. Y como ocurre con Martín Llade o con cualquiera en general, está en su derecho el hecho de no disfrutar la música de Bruckner, e incluso de reconocerlo abiertamente si lo desea. Claro, que muchos no compartimos esa opinión, por supuesto.
    Max Richter es un ejemplo muy acabado de que, en la actualidad, la vía que representaron autores como Boulez, Stockhausen y compañía ha perdido el liderazgo de la composición contemporánea. Ahora no hay un estilo musical claramente dominador en el ámbito clásico. Reservemos el término de “vanguardia” para quienes se etiquetaron en su momento de esa manera.



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    1. De acuerdo con (casi) todo lo que dices.
      Solo quisiera puntualizar que, desde su programa en una radio pública, Llade está como mínimo muy feo que, cada vez que tiene ocasión (e incluso cuando no viene a cuento) ridiculice a un gran compositor, siempre el mismo. Tiene derecho a tener sus opiniones, por supuesto, y puede al micrófono decir que le gusta más este o aquel, y por qué, pero no le he oído en ninguna ocasión hablar mal de ninguno de los reconocidos, más que de el de Ansfelden. Sin dar, por cierto, ningún tipo de razón. Su labor es divulgar la buena música y no entrar en ese tipo de chistecillos de mal gusto.
      Y, por cierto, recuerdo perfectamente cómo ha elogiado a Max Richter (antes de haber escuchado yo nada de él).

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  9. El enfoque de Savall en Mendelssohn se puede compartir o no, puede gustar más o menos y cada uno es libre de expresarlo, pero también (y es lo realmente enriquecedor) se puede intentar comprender desde la discrepancia.

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    1. De entrada: yo no he escuchado el Mendelssohn de Savall. Aportaciones singulares a la interpretación de una obra musical me pueden parecer algo positivo, y de vez en cuando pueden resultar reveladoras o al menos interesantes.
      Pero reconocer esto no significa que a cualquier forma diferente de interpretar una obra haya que darle la bienvenida. Por el contrario, la mayoría de las "aportaciones" que escucho son -para mi gusto, claro- innecesarias y hasta fuera de lugar.
      Quiero dejar claro que Savall o quien sea está en su derecho de interpretar lo que le apetezca, y yo me reservo el mío de dar mi opinión sobre lo que hacen.

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    2. Suscribo estas apreciaciones de Ángel.
      Solo añadir que “intentar comprender desde la discrepancia” lo que hace Savall ya lo practico, y por eso mismo me resulta deleznable, porque comprendo que no vale nada y que nos lo intenta colar con el marchamo, fraudulento por lo demás, del historicismo y el “sonido original”.
      De las interpretaciones Savall, sea cual sea la época de la historia musical, nunca he podido soportar más allá de los cinco minutos, lo cual es mi problema, desde luego, y Savall está en su derecho, que no le niego, a interpretar lo que le venga en gana y a su manierista manera, pero es que conozco a no pocos melómanos que les ocurre igual que a un servidor. Entonces lo que no comprendo ni acepto es ese prestigio sagrado e invulnerable del que goza y que lleva al público a aplaudirle incluso mamarrachadas como esa Sinfonía Escocesa que, aunque yo no la he escuchado, si la crítica de Scherzo Ana García dice lo que dice sobre ella a buen seguro que no es por discrepancias estilísticas, sino porque realmente fue tan infame como nos lo describe. Por eso me alegro de que alguien haya tenido la valentía de señalar a las claras la indigencia de una interpretación de Savall. A ver si poco a poco se va colocando a este intérprete hipervalorado en el sitio que realmente le corresponde.

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    3. Hombre, yo creo que le tienes una inquina indiscriminada a Savall, quien tiene en su haber logros importantes en músicas antiguas.

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    4. Hombre, yo creo que le tienes una inquina indiscriminada a Savall, quien tiene en su haber logros importantes en músicas antiguas.

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    5. Joso. Es que resulta que dentro del mundo de la música, Savall es una referencia de primerísimo nivel. Y no únicamente por su vertiente de director e intérprete de viola de gamba. Sino también por su faceta de musicólogo, divulgador, pedagogo, manager, productor y distribuidor discográfico, abarcando prácticamente todos los pasos del proceso musical. Mucho me temo que fuera de nuestro país, no pocos, desearían contar con una personalidad como él, independientemente de que sea muy difícil abordar desde la excelencia tantísimo repertorio.

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    6. Así es, en efecto, qué le vamos a hacer, pero la culpa la tiene él, que impregna todo lo que toca con sus maneras de hacer. Que sus incursiones en las épocas clásica y romántica sean lo que son, es decir, inescuchables, no es casualidad, es el síntoma manifiesto del virus Savall que ya se incubaba en sus interpretaciones de música antigua y que allí quedaba más disimulado, ya sea por la mayor sencillez de esta música o por la falta de intérpretes competidores.
      Lo primero que le escuché, con toda mi buena fe, pobre de mí, fue, hace años, las Ensaladas de Mateo Flecha. La repugnancia fue tan fuerte que aun me resuena en los oídos. Afortunadamente, Savall ya no tiene el monopolio de ciertas obras y existen interpretaciones con otras cualidades y calidades que, en mi opinión, le dan cien vueltas.
      Aunque no se trata de una obra inédito, como las que Savall ha exhumado, sino que cuenta con bastantes versiones, resulta iluminador comparar la versión Savall de “Las Siete Palabras” de Haydn con la de Sandor Vegh. Basta con la Introducción. Yo, al menos, lo tengo muy claro.

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  10. De savall escuche no hace mucho una sinfonía de beethoven, no recuerdo cual, en radio clásica, que me espanto.

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  11. Savall debutará al frente de la Orquesta Filarmónica de Berlín.

    https://www.digitalconcerthall.com/es/concert/56351

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    1. Sí, y va a dirigir Naïs (suite) de Rameau, Don Juan de Gluck y la Sinfonía "Júpiter" de Mozart.

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