domingo, 17 de mayo de 2020

Interpretaciones y ejecuciones "históricamente informadas"


Diversas excusas para tomarnos el pelo... sacándonos la pasta

Una noticia y una escucha en Radio Clásica me han motivado a escribir esto. La primera es que Kent Nagano anuncia que va a dirigir El anillo del nibelungo de Wagner con instrumentos originales (con el Concerto Köln: ¿cuántos componentes tiene? No creo que más de una treintena). Bueno, el asunto me interesa bien poco. Aunque tuviese oportunidad, no pienso escuchar esa Tetralogía, porque estoy bastante harto de que me tomen el pelo intentando venderme otra pócima de Dulcamara. Sea en forma de los tempi auténticos, los verdaderos de verdad, los únicos posibles (todos los que se aparten un segundo son tergiversaciones debidas a la maligna tradición, y bla bla bla) de las Sinfonías de Beethoven. O bien sea para saber cómo tiene que sonar la Sonata op. 111 del mismo para ser genuina, no con estos pianazos de ahora… O bien sea para que de verdad sepamos cómo sonaba la orquesta de Schumann en el tiempo de Schumann, etc., etc.

La escucha a que me refería ha sido hace pocos días en la radio de un disco que tengo en mi colección: algo de música medieval por el Ensemble Organum que dirige Marcel Pérès. El comentarista radiofónico aseguraba muy serio algo así como que “de este modo tenía que sonar en la época de los templarios: es como si los estuviésemos escuchándolos hoy”.

Bien, pues si nos ponemos estrictos, y decidimos que lo único verdadero es cómo se interpretó y se tocó en su momento, la Sinfonía “Heroica” debería hacerse hoy no como la hacen Furtwängler, Klemperer o Barenboim, sino solo y exclusivamente como debió de sonar en el estreno, con una orquesta deficiente y un director que no entendía en absoluto aquella obra interminable e ininteligible que trataba de poner en sonidos, y deseando que acabase cuanto antes (un asistente al estreno, dijo en voz alta tras terminar la Marcha fúnebre: “¡pagaría otra vez la entrada con tal de que terminase ya este bodrio de una vez!”). Cuando tal compositor notable pero pianista no muy ducho estrenaba una obra suya, hoy habría que tocarla igual de mal. ¿O no? También cuando una soprano protagonista de tal ópera en su estreno resultó un fiasco, habría que intentar buscar hoy otra que lo hiciera igual de mal: ¡eso sería ser lo más fieles posible al original!

Parsifal se estrenó en Bayreuth, en presencia de Wagner, de Liszt y de la élite musical de la época en pleno, durante una epidemia de resfriados o de gripe, con lo que el grupo de contrabajos se redujo a un solo instrumentista. La forma más auténtica de hacerlo hoy sería no con diez o doce contrabajos, sino con uno: ¿o no? ¡o no! ¿En qué quedamos? ¿O acaso lo hacemos igual que entonces en lo que a mí me interesa y diferente en lo que no me interesa?...

Todo es poco serio: deja en evidencia a los fundamentalistas del historicismo. Volviendo a Marcel Pérès: los componentes de su grupo suenan como becerros. La justificación es que los que cantaban en la Edad Media, un grupo de monjes de un convento, por ejemplo, no eran profesionales del canto (y, por lo que parece, le daban a base de bien a la bebida...). Por lo cual, lo más históricamente informado es que hoy lo canten (mejor lo berreen) como un rebaño de carneros. ¿Que tenemos hoy un grupo especialista que canta divinamente gregoriano? No, huyamos de él: hay que cantarlo como lo harían en tal o cual iglesia o monasterio, con unos cuantos monjes o monjas que desafinaban. Etc. ¡Venga, hombre, a tomar el pelo a quien se deje!

Igor Stravinsky se quejaba de que los directores, incluso sus grandes defensores y divulgadores Markevitch o Ansermet, lo traicionaban; solo sus propias interpretaciones y sus grabaciones (¡tantas veces preparadas y ensayadas no por él, sino en realidad por Robert Craft! Algo que ocultaba cuidadosamente) de sus obras eran auténticas. Afirmaba que los directores debían limitarse a ser como campaneros, porque solo él sabía exactamente lo que quería. Pero ¿qué pasa cuando, como ocurrió en varias ocasiones, grabó dos veces una misma obra suya, con diez o quince años de diferencia? ¿Eran idénticas ambas interpretaciones? ¡No! ¿En qué quedamos, don Igor? ¿Cuál era la verdadera-verdadera, la primera de los años 50 o la segunda de los 60?

Mucho más sensatos, Hindemith admitió públicamente que Furtwängler interpretaba su música mejor que él mismo; o Bartók, que piropeó a Yehudi Menuhin tras escucharle estrenar su Sonata para violín solo: “¡Yo pensaba que la música no se podría interpretar con tal lucidez hasta por lo menos cincuenta años después de la muerte del compositor!”

Así que estupideces, mientras menos, mejor. A mí, a estas alturas, tan escaldado como estoy, no vuelven a venderme más ciertas burras. Algunos o bien desvarían, o, quizá más frecuentemente, quieren sacarnos la pasta alegando cualquier excusa… “¡Así sonó la Tetralogía en el estreno!” ¡Ah, sí, y aunque fuera así (que no lo va a ser), a mí qué puñetas me importa!

31 comentarios:

  1. Querido Ángel, con todo el cariño del mundo, pero firme en mis convicciones de melómano y, sobre todo, de persona con modesta trayectoria en el estudio de la cultura medieval, tengo que decirte que este es el artículo de todos cuantos te he leído a lo largo de las últimas décadas con que menos estoy de acuerdo.

    Lo de Perés me parece una absolutamente necesaria, justísima y muy importante renovación para el acercamiento a lo que es el medievo. Igual es que un profundo disparate querer analizar un edificio de esa época sin reparar en algo tan sustancial como es el color (¡que se ha perdido en un 90% de los casos!), interpretar ese repertorio sin tener en cuenta técnicas de emisión (con su correspondiente colorido) y modos de ornamentación deviene, a mi entender, en esa monumental tomadura de pelo de la que precisamente tú acusas a esto intérpretes.

    Sé que no te voy a convencer en absoluto, pero quería que esta opinión mía se hiciera pública. Porque como investigador me siento muy tocado. Un abrazo.

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    1. Desde mi gran ignorancia del Medievo, no me cuadra en absoluto la NECESIDAD de cantar una música medieval como se supone que lo harían cantantes no profesionales. ¿Si se canta BIEN es una traición a esa música? Todo esto lo digo sin poner en duda de que Pérès sea un gran investigador. ¿También es un gran INTÉRPRETE? No lo sé. Lo siento, pero no has explicado por qué HAY que hacerlo así.
      Y no dices ni una palabra de lo demás: Beethoven, Schumann, Wagner y el desprecio a la jurisprudencia interpretativa, la firmeza en ignorarla, que es lo que se esconde en ese fundamentalismo... o simple negocio. He escrito muchas veces sobre todo esto, y todavía nadie -tampoco tú- me ha explicado por qué HABRÍA QUE tocar la música siempre igual, desde el momento mismo de su nacimiento.

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    2. Defiende Vargas Machuca la ornamentación. Yo no suelo soportarla, por mucho que fuera del gusto de la época Barroca. Me compré, recomendadísimo, el álbum con la obra completa para clavecín de Couperin el grande, un cajón de 11 discos tocado por el elogiadísimo Christoph Rousset, en Harmonia mundi. Pues bien, la ornamentación ahoga, aplasta a la música. Estoy por decirles que muchas más de la mitad de las notas que suenan no son lo escrito, sino la ornamentación añadida, y que según los investigadores es 'esencial'. ¡Pues es insoportable!. Si era gusto de la época, que lo fuera, pero, ¿tiene que seguir siendo del gusto de hoy?. Del mío no, no lo puedo aguantar, tengo el álbum muerto de risa en mi estantería. Se lo regalaría a quien me lo recomendó.
      Juan González.

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    3. No solo Rousset, sino algunos otros clavecinistas más destacados aún -Kenneth Gilbert, Gustav Leonhardt- hacen lo mismo con Couperin o con Rameau, y le digo que a mí también se me hace cuesta arriba tal sobreabundancia de trinos y otros adornos. Es un agobio, estoy de acuerdo.

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  2. Querido Ángel, creo que la distancia entre el repertorio medieval y un Mozart, un Beethoven o un Wagner es grande. La interpretación historicista en estos repertorios me interesa mucho y no la considero ninguna tomadura de pelo, aunque sí creo que hay algunos -o muchos- intérpretes que nos engañan, porque se escudan en el siempre saludable ejercicio de replantarse la práxis interpretativa -ojo, que esto no significa negar el valor de la tradición- para ocultar su propia mediocridad artística. Hay mucho pedante suelto.

    Pero pienso que en repertorio medieval, y añadiría el renacentista y el barroco, hay aspectos fundamentales que sí es necesario (repito: necesario) devolver a la praxis interpretativa, porque sin ellos esa música, sencilamente, no se entiende.

    Mira por ejemplo los templos griegos, o las estatuas griegas. Hoy sabemos a ciencia cierta que estaban coloreados. Y con una gama cromática extremadamente viva. Como lo estaban las portadas de las iglesias románicas o góticas. ¿Pero qué ha pasado? El neoclasicismo, por comprensible y disculpable desconocimiento arqueológico, nos hizo heredar una visión de esos templos y esas estatuas en la que impera el blanco inmaculado del mármol, que es lo que nososotros consideramos "de buen gusto". Y décadas más tarde el romanticismo nos transmitió una imagen de las portadas medievales con el color de la piedra, a ser posible en ruinas y con musgo por todas partes. ¿Qué pasa, habría que pintarlas hoy? Negativo, porque se trata de patrimonio histórico que no debemos adulterar. Pero si yo hago una recreación de la estética de la época, y quiero comprender qué es el arte clásico, o el románico, o el gótico, tengo que añadir ese color. Es una necesidad: si no, insisto, no se entiende. Por mucho que estemos acostumbrados a una visión opuesta.

    Dicho esto, la música no existe más que en la interpretación. Eso significa que si un intérprete opta por una opción o por otra, la música "no se arruina". Siempre se puede hacer y grabar de otra, de muchas otras formas distintas. Eso es bueno. El melómano está en su derecho, faltaría más, de aplaudir o reprobar lo uno o lo otro. Ahora bien, me parece equivocado decir que es una tomadura de pelo lo que tiene detrás un largo proceso de reflexión, y sobre todo de fidelidad a lo que es el concepto estético de un momento histórico dado. Y mucho ojo, no confundamos fidelidad al concepto con dogmatismo arqueológico, que son dos cosas muy distintas. No se trata de que suene "como sonaba", sino de que suene entendiendo cómo era esa música, cuál era su estética, como se fraseaba, cómo se emitía la voz, como se vibraban o no las cuerdas, cómo se ornamentaba... Internar que las Suites orquestales de Bach suenen "exactamente como lo hicieron en su momento" sería ridículo.

    No tengo más tiempo de seguir con esto, Ángel. Si lo tuviera intentaría aportar más argumentos. Solo quiero que comprendas que actitudes como la tuya hacia estas aportaciones me desalientan como historiador, porque a uno le da la impresión de que investigar sobre la estética de una cultura determinada a veces no sirve para nada. Un abrazo.

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    1. Bueno, pues pido perdón al investigador Vargas-Machuca, que se ha sentido muy ofendido.
      Pero no me has convencido con respecto a lo que yo he señalado. No he hablado aquí de otras cosas, solo de los cantantes que cantan mal ADREDE para sonar como borregos, y de los tempi de Beethoven, los pianos de su tiempo, y cómo sonaría la Tetralogía tal y como la escuchó Wagner, etc., NO ME INTERESAN. A quien le interesen y les convenza, pues bien para ellos, que lo disfruten. Y no pretendo impedírselo. Pero yo me siento engañado, estafado.
      Y una pregunta final: ¿es feo el Partenón sin la policromía?...

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    2. Con su permiso, me gustaría aplaudir el sensato y mesurado mensaje del Sr. Vargas-Machuca, con quien estoy de acuerdo. La interpretación "históricamente informada" podrá gustar más o menos. O nada. Pero considerar que todo intérprete de esta corriente nos quiere tomar el pelo, o quiere ocultar su mediocridad, porque si no, no tocaría un clavecín o un violín con cuerdas de tripa, me parece una opinión insostenible. Detrás hay mucho estudio, honesto y serio, para intentar recuperar unas prácticas interpretativas y un sonido lo más parecidos poribles a los originales. Y hay excelentes músicos. Los compositores comusieron para los instrumentos de su tiempo, y hay detalles de esa música que sólo se entienden cuando se interpreta con esos instrumentos o buenas copias de los mismos. Luego nos podrá gustar más Mozart en un Steinway, por poner un ejemplo. Nada que objetar. Pero ni el compositor ni sus contemporáneos lo escucharon así, y me parece loable que alguien trate de averiguar cómo pudo sonar en su época. Hay músicas (barroco y primer clasicismo) que cada vez me cuesta más escuchar en interpretaciones "modernas", con orquestas gigantescas y mucho vibrato. Y, para escuchar a una orquesta moderna tocando según las prácticas "historicistas", prefiero a una buena orquesta "historicista", que las hay. Para terminar, no se puede valorar el movimiento "historicista" por los resultados de los pioneros, de hace décadas. El nivel técnico ha subido muchísimo. Uno escucha el primer Bach de Harnoncourt y el último y hay un abismo.

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    3. "Y una pregunta final: ¿es feo el Partenón sin la policromía?."

      No es feo, desde la estética actual. Pero no es el Partenón que construyeron los griegos. Ese es el espíritu de lo que comenta Vargas Machuca, con el que estoy totalmente de acuerdo. Además, el Partenón se construyó con una función muy específica, bastante diferente a la actual de servir de reclamo para turistas.
      Para poder sentirse engañado tiene que haber intención de engaño. Los historiadores, investigadores y musicólogos solo ponen de manifiesto el objeto de sus investigaciones, sin intención de engaño. Si uno escucha y lee voluntariamente -porque aquí no se da el hecho de la obligatoriedad- no tiene motivos para sentirse engañado. Una interpretación musical (del tipo que sea) nos podrá gustar más o menos, o podremos estar más o menos de acuerdo con esa visión, pero no hay engaño por ningún lado. Ya somos mayorcitos y sabemos lo que vamos a escuchar. Hablar de estafa me parece, cuando menos, estrafalario.

      Y para terminar, tanto el libro de Brigitte Massin como el ciclo Beethoven de María del Ser son unos grandes trabajos, independientemente de si tienen o no recomendaciones discográficas o de las versiones elegidas. Porque el objeto de esos trabajos son Schubert y Beethoven, no sus intérpretes. Escuchar el programa de María del Ser pensando en descalificar las interpretaciones seleccionadas es lo mismo que ver un programa de alta cocina con el único objeto de descalificar al cocinero porque no hace las empanadillas como Encannnna.

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    4. La función actual del Partenón es mucho más que "servir de reclamo para turistas".
      Los investigadores hacen bien en investigar, pero a la hora de INTERPRETAR pueden ser (y hasta son a menudo) unos inútiles. Son dos tareas bien diferentes.
      Algunas interpretaciones y el hecho de vendernos que esa es la verdad única SON una estafa. No todas, por supuesto: yo no he dicho eso.
      Hace muchos años los libros sobre compositores solían incluir en sus últimas páginas una recomendación de grabaciones. Creo que eso era muy útil. Hoy son mucho más arars estas secciones. Además, hay otro asunto: grandes musicólogos pueden defraudar mucho haciéndolo: nada menos que Robbins Landon, el mayor experto conocido en Haydn, hizo una selección de grabaciones de Mozart para echarse a temblar.
      Si a alguien le parecen muy malas las interpretaciones que tal o cual programador de RC hace, está en su derecho de criticarlo: la labor formativa e informativa de una emisora pública debe cuidar más esa selección. ¡Estaría bueno que no se les pudiera criticar!

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  3. Ya he dicho que el historicismo me parece el mayor camelo de la cultura occidental en los últimos cuarenta años...hay una chica en radio clásica que está haciendo el año Beethoven y pone continuamente sus sinfonías dirigidas nada menos que por Herrewege….

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    1. Pobres oyentes, sobre todo los que escuchen esas obras por primera vez: no llegan a conocerlas, y hasta pueden disgustarles.
      Yo recuerdo una vez que cogí empezada en RC, yendo en el coche, una Tercera de Brahms horripilante con instrumentos originales. Cuando terminó, dijeron: "Han escuchado ustedes la Tercera Sinfonía de Brahms..." E interrumpí a voces al locutor diciendo(me): "¡¡No, ESO NO ES la Tercera de Brahms!!"

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  4. Según recuerdo Menuhin en ese ensayo cambió una o varias notas y pidió excusas a Bartok por su equivocación. Pero este le dijo: "lo voy a anotar porque queda mejor". Y Bartok era bastante estricto pero no un fanático. Muchos pianistas se asombran de su libertad cuando interpretaba sus propias obras al piano. Personalmente pienso que los pianistas antiguos lo interpretaban peor porque lo que les quedaba como principal del autor era su armonía provocadora. Cuando Bartok tocaba la armonía era para él un medio, no un objetivo.

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  5. “de este modo tenía que sonar en la época de los templarios: es como si los estuviésemos escuchándolos hoy”, dice el comentarista radiofónico.
    Bueno. Ignoro de qué grabación se trataba, pero si era la Misa de Machaut a cargo de Marcel Pérès, no me puedo creer que en aquellos tiempos sonase así. Resulta insufrible escuchar más de dos minutos a ese conjunto de voces cual ciervos bramando para atraerse el favor de las hembras, a ver quién brama con más potencia. La época en que vivió Machaut puede caernos muy lejana, pero sus contemporáneos no eran tan obtusos ni duros de oído como para tragarse eso como algo "bello" y digno de escucha.

    El problema con las interpretaciones "históricas", ya sean de Machaut o de Wagner, no es su opción interpretativa (siempre sujeta a crítica y a elección del oyente), sino que nos las quieran imponer como "auténticas", es decir, como libres de adulteraciones en relación a un modelo puro. Con este camelo es como Jordi Savall, per ejemplo, ha vendido recientemente sus horripilantes versiones de las sinfonías de Beethoven.

    Una cosa es investigar sobre el pasado y sus modos de transformar un texto musical en sonidos concretos, y otra que pretendan presentarnos una interpretación como el no va más de la autenticidad. ¿Que a la música barroca le desincrustan las adherencias románticas? Muy bien, pero nos la dan cubierta de maquillaje posmoderno. Esas versiones que se pretenden "históricas" no lo son en absoluto. Al contrario, son versiones actuales, impregnadas de los modos y maneras de la posmodernidad. A un servidor esos tópicos posmodernos, tan new age, le resultan insoportables, pero esa es otra cuestión. El mercado requiere una renovación permanente, y por ello es difícil colocar una nueva grabación del Anillo de Wagner que compita con los modos y maneras de las grabaciones existentes. La única forma de promocionar una nueva versión es marcar la diferencia y envolver el producto con el reclamo de que es ecológico y libre de aditivos. Con este señuelo mucha gente se tragará cualquier interpretación, por escuchimizada que sea, de una obra de Wagner. Si encima se toca con "instrumentos de época", ¿qué más se puede pedir? Ahí es nada. Lo que cuenta es sentir que estás escuchando algo "auténtico".

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    1. ¡Pues parece que no existen los melómanos con esas opiniones, solo parecen tener voz los historicistas! No deberíamos estar tan calladitos.

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  7. Ya me gustaría saber lo que piensa y siente, oye, el compositor cuando compone.
    Lo mismo cuando el director estudia una obra nueva y luego la oye en los ensayos.
    O cuando cambia de orquesta.
    Volviendo a Bartok ante el estreno de la Música para cuerda, P y C: Vamos a ver cómo suena esto.

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    1. Muchos compositores han hecho ajustes tras comprobar cómo sonaba en realidad lo que escribían sobre el papel. Es lógico: los orquestadores innovadores no tienen por qué saber exactamente lo que se van a encontrar, pues experimentan con combinaciones tímbricas novedosas.

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  8. Habrá que eliminar todas las orquestas de hoy que suenan mucho mejor que las de principio del XX. Mi orquesta de Valencia de ahora, ¡fuera!. Me gusta que desafinen las trompas y estar en un ¡ay! (Tenemos una trompista que da gloria)

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  9. Hola, Angel,
    Perdona porque esta pregunta no tiene nada que ver con tu entrada pero quería preguntarte si me puedes recomendar algún libro bueno que explique la obra de Schubert y recomiende versiones. O, en su lugar, si te puedes animar a hacer algo parecido a lo que has hecho con Beethoven pero con Schubert (aunque creo que ya has aportado tus puntos de vista sobre las sinfonías y las sonatas para piano en este blog, así que solo te quedaría el resto de Schubert, que no es poco). Gracias y enhorabuena por el blog.

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    1. Hay un libro en dos volúmenes (vida; obra) magnífico, el de Brigitte Massin (Edit. Turner), pero no habla para nada de grabaciones. Un fallo, en mi opinión. Voy a intentar en un plazo breve volver a hacer mis recomendaciones en una nueva recopilación discográfica actualizada de Schubert, uno de mis compositores más amados.

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    2. Genial, muchas gracias. Lo seguiremos con interés.

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    1. Ya lo he dicho muchas veces: en mis selecciones, yo califico según mi gusto personal. No pretendo que sea el único posible. Pero tengo perfecto derecho a hacerlo en mi blog, y me consta que a muchas personas les convencen mucho mis recomendaciones, que a menudo son a contracorriente.

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    2. ¿Está usted seguro, Pablo, de que todas las interpretaciones vienen para sumar?. ¡Como no sea los bolsillos de algunos...! Muchas grabaciones no aportan nada en absoluto, y otras tergiversan y hasta prostituyen la música. ANDREA.

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  11. En referencia a este debate, comparto lo siguiente:

    1.Richard Strauss asistió a una representación de Elektra dirigida por Karajan. Al finalizar, el director se le acercó al compositor y le pidió su opinión. Strauss lo invitó a almorzar para otro día.

    Cuando se encontraron, Strauss le dijo: Usted conoce la obra más que yo mismo. Igual, ahora la dirige así, y dentro de unos años la dirigirá de otra manera, ¡adelante !

    2.De Brahms se cuentan anécdotas similares.Incluso, al escuchar a un conocido director conducir una obra suya, se preguntó si eso estaba en la partitura. No obstante, le pareció tan maravilloso que animó al conductor a que siguiera.

    3.Harnoncourt y Brüggen, entre otros, han afirmado que entre una versión de una obra creada para clavecín, pero mal interpretada y una tocada al piano, pero bien interpretada, preferirían esta última.

    4.Respecto a la voz humana: NADIE, NADIE, puede interpretar y mucho menos cantar un madrigal o una cantata en fidelidad a aquellos tiempos renacentistas o barrocos porque se impone un hecho que ya está estudiado a nivel científico: la voz humana ha evolucionado desde esas épocas. La fisiología,la alimentación,los hábitos, etc, no eran los de hoy; y algo se impone: la maduración de la voz era más lenta. añadan que el promedio de vida y la calidad de esta eran menores y afectaban directamente a la voz.

    Aplicar las técnicas de esa época al tipo de voces con las que contamos hoy, produce sonidos que, si bien a veces suenan atractivos, muchas veces parecen forzados o atentan contra la emisión vocal.

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  12. Creo que en este largo hilo se están vertiendo opiniones muy válidas por todos los lados, pero en el fondo estamos hablando del sexo de los ángeles. Una interpretación es eso.......una interpretación, sea romántica, historicismo, lo que sea. En este caso, la lengua española tiene una ventaja, pues reconoce que los músicos son eso..."intérpretes", "dan su opinión sobre una obra musical"; creo que es mucho mejor nuestro término que el de "performers" [equivaldría a "tocadores de la obra"] o el de "Ausführende" en alemán...No sólo tocan, sino que tratan de que demos nuestro apoyo a su visión de la obra, el intérprete quiere que nos adscribamos a su visión de la obra....

    Una vez dicho esto, yo creo que el tiempo separa el grano de la paja: hoy en día, por ejemplo, [véanse las conversaciones de la web Bach Cantatas Website] todo el mundo está de acuerdo en que la integral Harnoncourt/Leonhardt es un monumento histórico pero está trufada de malos momentos [¡pobre Cantata BWV78!],y esto hace años hubiera sido anatema, todo el mundo considera -con escasas excepciones- que Hogwood y Pinnock hacían muy bien Bach, Händel y Vivaldi.....muy válido y muy disfrutable
    Y hay algunos repertorios en que seguramente hemos entrado directamente con las versiones historicistas [Barroco francés, mucho Vivaldi operístico, Monteverdi] y probablemente ahora escuchar una versión discográfica no historicista puede sonar a nuestros oídos casi un poco rancio....

    Partiendo de ahí yo creo que el historicismo reina en el Barroco y se extiende a lado y lado, decreciendo en éxito a medida que se aleja del centro. Hacia arriba, por ejemplo, escuchar la Gran Partita de Mozart por el Collegium Aureum puede ser estupendo, ya no nos convencen tanto los acercamientos de Harnoncourt al Mozart postrero y de Beethoven en adelante empieza el desmadre, con los experimentos actuales.
    Hacia atrás, igual, de las danzas de Attaignant para abajo, nos movemos en campos ignotos y en los que probablemente la información es poco fiable. La interpretación viene a ser así necesariamente hipotética...

    Cambiando mucho de tema, disfruté el otro día mucho con el Sommernachtskonzert 2009 de Barenboim, ¡ay, entristecía oír la locución del llorado JLP de Arteaga. Me gustó mucho el final de las Noches en los Jardines de España. cuando el piano (en la región más aguda del teclado) imita el rasgueo de la guitarra. ¡Gran Daniel!

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    1. Perdón por la tardanza en responder. Dices muchas cosas que comparto, pero algunas no tanto: las Cantatas completas por Harnoncourt y Leonhardt, aunque no las he escuchado todas, no me parecen gran cosa, me gustan bastante más las de Rilling (Hänssler); creo que Leonhardt era un director mediano (y un clavecinista formidable). Hogwood tampoco suele gustarme gran cosa ni en Bach ni en Haendel o en Vivaldi.
      Naturalmente que muchas grabaciones de música barroca (desde Monteverdi hasta Bach y Haendel) hasta los años 60 son muy rancias (Beecham, Boult, Sargent, Münchinger, Szell, Kubelik...), pero por esos años comenzaron a despuntar Leppard y otros, que no me parecen rancios en absoluto.

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  13. Ahora soy yo el que tarda en contestar. Todos los elogios son pocos para Raymond Leppard, fallecido hace unos meses. Guardo como oro en paño el álbum PHILIPS de 9 LPs (y cuya reedición en CD fue fugaz) de obras orquestales de Händel, que incluía joyas como los 3 Conciertos para oboe con Heinz Holliger, los estudios previos [muy interesantes] a la Música para los Fuegos Artificiales y la edición en 7 Conciertos [con el "Concierto falso", digamos] del Opus III. Una caja conmemorativa dedicada a él estaría un rato bien, ya lo creo.
    Para rematar el tema Cantatas, si escuchas la integral Telefunken, claramente el resultado tiene casi siempre más clase si dirige Leonhardt que si lo hace Harnoncourt. Mediado el ciclo Leonhardt fichó a Herreweghe y al Collegium Vocale de Gante para tenores y bajos y al Coro de Niños de Hannover para las voces blancas, y sinceramente -dentro de su linea historicista- montó así un tándem excelente, que se fue perfeccionando Cantata a Cantata.

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  14. En estas epocas de pandemia estoy rerdesccubriendo el arte de Bruno Walter,escuchando las ultimas sinfonias de Mozart(suenan esplendidas con el nuevo reprocesado) y realmente la calidez y la luminosidad que tiene sus interpretaciones me han maravillado,sin embargo no reniego en absoluto,todo lo contrario me gustan mucho las aproximaciones de Norrington con Sttugart,no solo de de Mozart,tambien en Beethoven y Brahms(su 3ª sinfonia,es un claro ejemplo)
    Saludos desde Buenos Aires

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