martes, 27 de octubre de 2015

Dos espléndidos discos de música de cámara

 

Arensky por Spectrum Concerts Berlin

Naxos acaba de lanzar un interesante CD monográfico (8.573317) con tres obras camerísticas de Anton S. Arensky (1861-1906), continuador de Tchaikovsky y eslabón hacia Rachmaninov. Dos de ellas son auténticas rarezas y, sin embargo, son partituras destacadas: el Quinteto para piano y cuerda, op.51, de 1900, es quizá la más germanizante de las tres, conteniendo ecos de Mendelssohn, Schumann y Brahms. El Segundo Cuarteto de cuerda, op. 35, data de 1894 y está compuesto en memoria de su admirado Tchaikovsky; es para la extrañísima combinación de violín, viola y dos violonchelos, lo que le proporciona una sonoridad particularmente oscura (existe otra notable versión de esta pieza a cargo del Raphael Ensemble, Hyperion 1993). La obra más conocida del programa, la única que goza de una discografía algo abundante, es el Primer Trío para piano, violín y cello, op. 32, también del año siguiente al de la muerte del autor de El lago de los cisnes y es quizá precisamente la que contiene más huellas de ese compositor. Se trata de una pieza realmente muy notable que merecería más presencia en el repertorio.

Los intérpretes del disco, que dura 80' y está estupendamente bien grabado, pertenecen al grupo llamado Spectrum Concerts Berlin, formado por instrumentistas de arco de alto nivel y por el conocido pianista Eldar Nebolsin, que perfeccionó su formación en la Escuela Reina Sofía. Con un papel muy relevante en la primera y la tercera de las obras, es un auténtico virtuoso que ha madurado visiblemente como músico en los últimos años. He comparado esta versión con las otras tres que tengo en mi discoteca -Trío Borodin, Chandos 1987; Bronfman, Lin y Hoffman, Sony 1994, y Trío Beaux Arts, Philips 1995- y para mí sólo cede un poco frente a la segunda, pudiendo convencer tanto como la del primer grupo y, sin duda, más que la del tercero.

Chopin y Rachmaninov por Weilerstein y Barnatan

El cuarto disco (4788416, para Decca, como los anteriores) de la sensacional violonchelista estadounidense Alisa Weilerstein, que se dio a conocer en una arrolladora interpretación del Concierto de Elgar junto a Barenboim y la Filarmónica de Berlín (DVD/Blu-ray EuroArts) y que es seguramente el mayor descubrimiento habido en años en su instrumento, contiene las Sonatas de Chopin y Rachmaninov, a las que añade (hasta alcanzar el CD los 81') el Estudio op.25/7 y la Introducción y polonesa op. 3 del primero y el conocido Vocalise del segundo. Al toparme con el disco me mosqueó que el pianista, que tiene un papel muy importante en ambas Sonatas, fuese un desconocido. Sin embargo, este músico israelí (Tel Aviv, 1979) ha superado la comprometida prueba con un notable alto. Lástima, en cualquier caso, que no esté al altísimo nivel de su partenaire. Es sin duda muy musical y toca con gran limpieza, pero quizá, intimidado por su compañera, parece situarse ligeramente en segundo plano -salvo en los momentos en los que su protagonismo es inequívoco-, sumando así esta grabación a las versiones de Rachmaninov en las que los dos solistas no se hallan al mismo nivel: la más desigual es sin duda la que enfrenta al algo monocorde cello de Heinrich Schiff el apabullante piano de Elisabeth Leonskaja (Philips 1986), sin duda el más logrado de la discografía. Por el contrario, Yo-Yo Ma y Emanuel Ax (Sony 1991) es quizá aquella en la que se hallan mejor equilibrados, tratándose quizá de mi opción número uno. Como para la Sonata de Chopin es la arrebatadora de Rostropovich y Argerich (DG 1980), seguida de cerca por Du Pré/Barenboim (EMI 1971) y Tortelier/Ciccolini (EMI 1968). Lo cierto es que el desempeño de Weilerstein en ambas Sonatas es impresionante por su sonido hermosísimo y torrencial, por su temperamento soñador y enormemente apasionado. En lo que este disco sobrepasa a todos sus rivales es en la sensacional toma de sonido (¿advinan de quién? Eso mismo, de los ingenieros del Estudio Teldex de Berlín).

domingo, 25 de octubre de 2015

Lang Lang apabulla en su última grabación: los Scherzi de Chopin y Las Estaciones de Tchaikovsky

 

Pese a tratarse de una versión llamémosle radical de las cuatro Scherzi de Chopin, y por tanto no exactamente modélica de la misma, no dudaría en calificarla de la más genial que haya escuchado hasta ahora. Y, desde luego, la mejor tocada: el mecanismo del pianista chino es verdaderamente diabólico y quizá no tenga hoy parangón: es absolutamente insultante la velocidad, la perfección, la limpieza y la nitidez con que ofrece las escalas más rápidas y difíciles. Pero su virtuosismo no resulta nunca, ni un momento, exhibicionista o como un fin en sí mismo, sino que está siempre al servicio de la expresión. Los Scherzi están entre la música más rebelde y desestabilizadora de su autor, eso es obvio, y Lang Lang lleva al límite de lo conocido hasta ahora esas características: su incisividad es tremenda, hasta rozar en algún momento (particularmente en el Primero) la agresividad. Pero esta actitud está perfectamente justificada y motivada, y la encuentro absolutamente sincera, nada exterior o numerera. Pero estas versiones no están precisamente desprovistas de lirismo, nada de eso; es más, por ejemplo la sección central del No. 1 es en ese sentido de un maravilloso y conmovedor carácter balsámico. En conjunto, este ciclo, que para mí se sitúa en primer lugar en la discografía, es un valiente alegato contra el Chopin de salón, bonito o banal. Es, sí, una visión extrema, pero probablemente más apropiada que las visiones al uso, que podrían sonar un tanto descafeinadas.

Me he repasado las versiones, buenas (Eschenbach) o muy buenas, que tengo en disco de Las Estaciones de Tchaikovsky (colección más bien poco conocida de doce piezas que debería titularse mejor "Los meses del año"): Postnikova (Erato 1992), Bronfman (Sony 1998/Newton) y Eschenbach (Ondine 2007), y salta a la vista que Lang Lang los deja en la cuneta, tal es la elevación de la poesía que logra el chino, que alcanza cotas excelsas en Junio (Barcarola) o en Octubre (Canción otoñal), justamente las dos piezas más maravillosas de la serie, que recrea con una certera libertad, con delicadeza, concentración y belleza -sonora y melódica- extremas. Por si alguien lo dudaba, Lang Lang ha alcanzado ya una madurez musical excepcional.

Sony ha publicado simultáneamente un doble CD magníficamente presentado que incluye, además de varias fotos, los poemas en que se inspiró Tchaikovsky para su docena de piezas (en ruso, inglés, alemán y francés) y un DVD con una selección del DVD/Blu-ray publicado aparte. La grabación en audio fue realizada en la Sala Liebermann de la Ópera Bastilla de París entre el 31 de mayo y el 4 de junio de 2015, mientras la grabación en vídeo tuvo lugar en la Gran Sala de los Espejos del Palacio de Versalles unos días después, el 22 de junio, con asistencia de un auditorio no muy numeroso; las interpretaciones no son, por tanto, idénticas, aunque sí muy parecidas. La realización es del original y muy personal Andy Sommer, quien ha alcanzado últimamente una considerable reputación. A modo de subtítulos, el vídeo también ofrece opcionalmente los referidos poemas, que se van sucediendo verso a verso (en las referidas lenguas, salvo el ruso) mientras suenan las piezas correspondientes. Para quien tenga dudas entre el DVD y el Blu-ray, les advierto que el segundo tiene una nitidez de imagen muy superior.

viernes, 16 de octubre de 2015

Tres óperas de Decca antes en DVD y ahora también en Blu-ray

 

Die Zauberflöte por Muti y Audi

La opción filmada más recomendable para La flauta mágica es quizá la de Riccardo Muti. Aunque la versión no alcanza a las míticas grabaciones en audio de Klemperer (EMI 1964), Böhm (DG 1964), Solti (Decca 1971 y 1991) o Colin Davis (Philips 1984), sin duda las de dirección más admirable y que cuentan -todas ellas- con repartos estelares, Muti (Decca, Salzburgo 2006) convence apenas menos que sus grandes predecesores y dispone también de un elenco de gran solidez. El italiano parece querer descargar la partitura de una excesiva solemnidad (que, dicho sea de paso, no me parece exagerada en ninguna de cinco versiones citadas) y a menudo resulta un poco parco y hasta un pelín liviano; no siempre, pues en las arias de la Reina de la Noche, por ejemplo, se emplea a fondo, apoyándose en el acentuado dramatismo de que es capaz Diana Damrau, que no es la típica soprano ligera, sino entonces ya casi una lírica y muy temperamental. Esta, para mí inalcanzada, es precisamente una de las dianas del reparto, en el que también sobresalen Christian Gerhaher, un extraordinario cantante perfectamente en situación, sin pasarse un pelo de la raya como Papageno. Aun así, tal vez el más impactante de todos es el imponente Sarastro de René Pape, de voz bellísima, rotunda, potente y capaz de una flexibilidad asombrosa; creo que ni Frick ni Crass, Talvela, Moll o Salminen han sido superiores. Más que correcta Gena Kühmeier (Pamina) y muy bien cantado el Tamino de Paul Groves, aunque su timbre no seduzca. Muy buenos también Irina Bespalovaite (Papagena) y Burkhard Ulrich (Monostatos), quizá mejor voz que la de Groves. Imponente y aún bien de voz Franz Grundheber (Orador y Primer sacerdote). Como curiosidad: el Primer hombre con armadura (no armado, como se traduce a menudo) es un aún casi desconocido Simon O'Neill. Bien, sin deslumbrar, tanto las tres Damas como los tres Muchachos, componentes estos de los Niños Cantores de Viena. Espléndido el Coro de la Ópera de Viena y maravillosa la Filarmónica de Viena (grabada, sin embargo, ligeramente en segundo término). En cuanto a la escena de Pierre Audi, es decididamente un cuento infantil y muy vistoso: en mi opinión un gran acierto, del que son responsables directos los preciosos decorados y vestidos.

Faust por Kaufmann, Pape y Nézet-Séguin

También creo que este Faust es el más logrado en DVD/blu-ray, gracias a tres elementos decisivos: los dos protagonistas masculinos y la batuta. Tomado en el Met el año 2011, solo la escena -de Des McAnuff- me ha disgustado: innecesariamente recargada de efectos y trucos, quiere dárselas de moderna sin -en mi opinión- lograrlo ni de lejos. Nézet, que había deslumbrado en sus comienzos precisamente en un Gounod (Roméo et Juliette, DVD/blu-ray DG 2008) vuelve a convencer, si bien tal vez no en tan alto grado. Dirección fluida, elegante, muy francesa; la orquesta no siempre está al nivel de su fama, mientras el coro rinde mejor que en otras ocasiones. Jonas Kaufmann da una nueva lección de buen gusto y de musicalidad, así como de técnica, con agudos admirables; incluso en uno de ellos disminuye lenta y prodigiosamente a pianissimo. René Pape no solo deslumbra en lo vocal y en lo musical como Mefistófeles, con infinidad de registros expresivos, sino que se muestra de nuevo como un actor consumado. A nivel algo inferior situaría a Marina Poplavskaya como Margarita: la voz, algo grande para el papel, ha perdido esmalte y brillo, si bien su interpretación es intensa y convincente. Más que bien el joven barítono Russel Braun como Valentín, y correctos el resto. En audio disponemos al menos dos grabaciones no menos logradas: Gedda, Christoff, Los Ángeles/Cluytens (EMI 1959) y Domingo, Ghiaurov, Freni/Prêtre (EMI 1979).

Carmen con Kasarova y Kaufmann

Tener una gran Carmen con imágenes sigue siendo para mi gusto imposible. Las hay que poseen uno, dos y hasta tres protagonistas excelentes, pero en todas ellas falla algo fundamental, sea el director de escena (lo más frecuente) o algún otro elemento básico. Así que a seguir esperando... hasta no sé cuándo. Esta de la Ópera de Zúrich (2009) no es, por desgracia, una excepción. Tiene algo por lo que me ha merecido la pena quedarme el blu-ray, además de una nitidez en la imagen y en el sonido extraordinarias: una escena -a cargo de Matthias Hartmann- que huye de todo tópico y localismo (lo siento: no soporto a Zeffirelli y a sus seguidores, y falta un director español cabal al que le filmen una Carmen genuina), haciendo abstracción de todo ello: sitúa la acción en cualquier sitio y época -apenas hay elementos escenográficos-, y aunque hay algunos detalles que me parecen innecesarios o incluso me importunan, me ha atraído por lo dicho y por su indudable belleza plástica. Que Don José sea al principio un tipo insociable y un reprimido sexual me parece muy defendible. Pero reconozco que no es una escena que pueda gustar a todo el mundo; es más, tal vez guste más bien a pocos.

Lo peor de la versión es la tremendamente irregular dirección del muy sobrevalorado Franz Welser-Möst, que pese a momentos notables, ofrece muchos otros la mar de objetables. Por citar solo dos: el disparatadamente rápido último entreacto o el empeño en que, con objeto de parecer más claro, en infinidad de pasajes todos los instrumentos que intervienen suenen igual de fuerte, al mismo nivel. ¡No es eso, Franz, no es eso! Además, la elegancia y la sensualidad brillan por su ausencia.

Vesselina Kasarova es, sin duda, una gran cantante, pero me temo que Carmen no sea su papel, y eso que actúa bien. La voz suena a veces muy masculina y se toma bastantes libertades métricas que no quedan nada bien. El omnipresente Jonas Kaufmann vuelve a convencerme por entero, vocal e interpretativamente, y ha eliminado casi del todo algunas deficiencias de sus don Josés de hace años. Notables Isabel Rey, que ya es una Micaela más lírica que ligera, y Michele Pertusi, sobrio Escamillo. Flojo el Zúñiga de Morgan Moody, y estupendos los dos contrabandistas: el barítono español Gabriel Bermúdez (Dancairo) y el tenor mexicano Javier Camarena (Remendado), hoy figura de primera magnitud.

viernes, 9 de octubre de 2015

¡El sello Virgin se anima a publicar Blu-rays!

 

Es una excelente noticia, porque algunas estupendas óperas de su catálogo de DVDs vamos a poder disfrutarlas con mucha mayor calidad técnica que hasta ahora:

-Donizetti: L'elisir d'amore - Villazón, Netrebko, D'Arcangelo, Nucci. Coro y Orquesta de la Ópera Estatal de Viena. Eschwé. Schenk (9,5)

-Donizetti: La fille du régiment - Dessay, Flórez, Corbelli, Palmer. Coro y Orquesta del Covent Garden, Londres. Campanella. Pelly (9)

-Rossini: Il barbiere di Siviglia - Spagnoli, DiDonato, Flórez, Corbelli, F.Furlanetto. Coro y Orquesta del Covent Garden, Londres. Pappano. Leiser & Caurier (10)

-Rossini: Le Comte Ory - Flórez, Damrau, DiDonato, Degout, Pertusi. Coro y Orquesta del Metropolitan, Nueva York. Benini. Sher (10)

-Wagner: Tristan und Isolde - Storey, W.Meier, DeYoung, Grochowski, Salminen. Coro y Orquesta de La Scala, Milán. Barenboim. Chéreau (9,5)

Entre paréntesis he puesto mis pariculares calificaciones a las interpretaciones, que, como se ve, me parecen de un nivel alto o altísimo. Para colmo, los precios son muy accesibles, ¡incluso más bajos que los de algunas de las versiones en DVD, puesto que El barbero pasa de dos DVDs a un Blu-ray, y Tristán, de tres a uno! Y todas ellas tienen subtítulos en castellano. Ahora bien, no sé si alguna de las tiendas españolas de discos, todas las cuales están de capa cada vez más caída, se animarán a traerlos, o si no habrá más remedio que encargarlas por internet...

lunes, 5 de octubre de 2015

Otro descubrimiento mayúsculo de Rimsky: “La novia del zar” por Barenboim y Tcherniakov

 

DVD y Blu-ray de Bel Air desde el Teatro Schiller de Berlín

Como no era tan difícil de prever, Rimsky-Korsakov es una caja de sorpresas, en particular sus óperas, tan poco y parcialmente conocidas en Occidente, donde se topan -para ser representadas- con el decisivo problema de la lengua: en París, en Londres, Berlín, Viena o Milán han de importarse prácticamente todos los cantantes, y tampoco abundan los directores no rusos que se aventuren con estas óperas, excepción hecha de Boris, Oneguin o La dama de picas.

Pues bien, hace años descubrí la maravilla que es El gallo de oro, particularmente en la soberbia versión de Kent Nagano en París con escena de Ennosuke Ichikawa (CVD/Blu-ray Arthaus, 2003), y hace poco otra joya, La leyenda de la ciudad invisble de Kiteg dirigida musicalmente por Marc Albrecht y escénicamente por Tcherniakov (DVD/Blu-ray, Opus Arte 2014), que comenté en este blog.

Pues bien, ahora se suma a la lista La novia del zar, ópera estrenada en Moscú el año 1899, y que me ha parecido otro descubrimiento, particularmente en esta maravillosa interpretación (desconozco la versión en audio de Gergiev, Philips 1999, pero sería todo un milagro que se pudiera acercar de lejos a esta que comento, publicada hace unas semanas en DVD y Blu-ray por el sello Bel Air). Es una obra admirable, no solo por su fascinante orquestación, marca de la casa del autor, sino por su a menudo extraordinaria belleza melódica, envolvente lirismo, por su sentido trágico y fatalista, y no en último lugar, por la magistral incardinación en ella de canciones populares (sean o no citas literales) verdaderamente conmovedoras en su sencillez y expresividad.

Ya se sabe que Dmitri Tcherniakov es un director de escena muy desigual y controvertido, al que se deben sin duda llamativos fiascos. Pero nadie podrá negarle también aciertos mayúsculos: que yo recuerde, El Jugador de Prokofiev (Barenboim, Berlín), El Príncipe Igor (Noseda, Met), Diálogo de carmelitas (Nagano, Múnich) o la referida Ciudad invisible. Pues bien, en mi modesta opinión (no soy, como saben, ningún experto en este ámbito pero tengo mis gustos) esta Novia del zar es otro de sus grandes aciertos: su planteamiento, muy personal, no es, por supuesto, necesario pero sí lógico y muy convincente. No me parece extravagante ni forzado, y desde el ángulo visual posee mucha fuerza y efectividad. Por no hablar de su magnífica labor dirigiendo a los actores.

Los tres protagonistas dan de lleno en el clavo: el barítono-bajo Johannes Martin Kränzle (mi Alberich favorito, para rasgadura de vestiduras de los de Neidlinger) encarna un Grigory Griaznoy tremendamente creíble y bien cantado. Marfa, la novia del título, está a cargo de la soprano lírica (tirando a ligera) Olga Peretyatko, que ya me había llamado la atención favorablemente en varias ocasiones y a la que había comparado con la joven Netrebko: su timbre radiante y dulce a la vez y sus acentos, que llegan a alcanzar un gran patetismo, me han encandilado. Ahora bien, los elogios más encendidos los reservo para la mezzo Anita Rachvelishvili (Lyubasha), de voz bellísima, canto excelso y fuerza expresiva sin límites: para mí, después de escucharla en El Príncipe Igor citado y, sobre todo, aquí (hace años me gustó menos en Carmen o en Orfeo ed Euridice) la sitúo en el Olimpo de los mejores cantantes actuales.

El resto del reparto está muy bien escogido (¡alguien de la Staatsoper berlinesa sabe muy bien lo que hace!), con la excepción de un Anatoli Kotcherga (Vasily Sobakin) un poco basto y primario, aunque parece que algo mejor de voz que hace unos años. Muy bien tanto el joven tenor lírico (que tiene la pinta de evolucionar en breve hacia spinto) Pavel Cernoch, como el también joven bajo Tobias Schabel (Grigory Malyuta), el espléndido tenor Stephan Rügamer (Bomelius) o la mezzo Anna Lapkovskaya (un lujo para el breve papel de Dunyasha). Ha sido, finalmente, una agradable sorpresa comprobar que a sus 72 años conserva Anna Tomowa-Sintow (Domna Saburova) un timbre aún hermoso y, pese a cierto trémolo, un agudo espléndido.

En una crítica que he leído -creo que no del disco, sino de una representación en el Teatro Schiller de Berlín- se elogia con fuerza la dirección de Barenboim, pero es tachada de germanizante. En mi opinión, esto responde a un tópico, por lo que veo difícil de desterrar (también su Verdi es wagneriano, ya saben...). Lo que sí es es extraordinaria, muy fuera de lo normal, pues el formidable talento de este hombre -que en los últimos tiempos se está superando a sí mismo en repertorios muy dispares- arrolla con casi todo lo que interpreta: encandila, arrastra, conmueve con su sentido musical (¡qué cantabilidad!), su sentido dramático y teatral, su intuición para con la orquestación, y sí, también con su acierto estilístico... en fin, una gloria.

El Coro de la Staatsoper, preparado para la ocasión por un ruso -Rustam Samedov- está espléndido, y sencillamente magnífica la Staatskapelle Berlin. Para redondear las cosas, la realización de Andy Sommer es todo un acierto, por no hablar de la excepcional toma de sonido de los técnicos de los Estudios Teldex, Moeller y Engelbrecht. La nitidez de la imagen el en Blu-ray es perfecta. ¿Algún inconveniente? Sí: solo hay subtítulos en inglés, francés y alemán.