jueves, 31 de julio de 2014

Las 9 Sinfonías y los 3 Conciertos de Dvorák por Bélohlávek

 
       

Decca acaba de publicar un álbum de 6 CDs (4786757) con las 9 Sinfonías y los 3 Conciertos de Dvorák por Jirí Bélohlávek dirigiendo la Orquesta Filarmónica Checa, con el pianista Garrick Ohlsson, el violinista Frank Peter Zimmermann y la cellista Alisa Weilerstein. Magníficamente grabado en el Rudolfinum de Praga entre noviembre de 2012 y diciembre de 2013, este álbum se coloca, en mi opinión, como primera opción para el ciclo sinfónico, por delante de Kertész/Sinfónica de Londres (Decca 1963-66) y Kubelik/Filarmónica de Berlín (D.G. 1966-73). No conozco completo el ciclo de Andrew Davis/Philharmonia (Sony), más reciente que los dos anteriores (en parte DDD), pero parece ser que en él destacan las dos que conozco bien –soberbias Quinta y Sexta– y que el resto es sensiblemente menos bueno.

Jirí Bélohlávek (Praga, 1946) fue director de la Orquesta Filarmónica de Brno entre 1972 y 1977, de la Sinfónica (FOK) de Praga desde 1977 a 1989 y de la Filarmónica Checa entre 1990 y 1992. Pero al ser obligado a compartir este puesto con Gerd Albrecht (1935-2014), dimitió de ese cargo y fundó la Philharmonia de Praga. En 2012 retornó, finalmente, a la Filarmónica Checa. Aunque tiene en su haber numerosas grabaciones, es un maestro al que, a decir verdad, no se le ha solido prestar demasiada atención. Apenas se suele conocer mucho más que el hecho de que es un gran intérprete de las óperas de su compatriota Janácek (su Kata Kabanova filmada en el Teatro Real, con Karita Mattila y dirección escénica de Robert Carsen, es buen ejemplo de ello) y que dirigió admirablemente en Glyndebourne Tristán e Isolda.

Cuando escuché, hace un par de meses, su Concierto para violonchelo de Dvorák con Alisa Weilerstein (que he comentado en este blog), me interesé mucho por este álbum, y ahora puedo afirmar que ha colmado de sobra mis expectativas. Que Bélohlávek lleva años y años transitando por estas obras parece claro: su sintonía con el estilo y el lenguaje del autor de Rusalka es muy evidente, así como su conocimiento del folklore de su país, que tantas huellas dejó en la música del gran compositor. Sin divismos ni efectismos, es notorio que ante todo sirve a esta música con humildez, naturalidad, espontaneidad e intenso y profundo amor por ella. En las dos primeras Sinfonías, que son endebles partituras de un alumno que parece querer a toda costa demostrar aprovechamiento en sus estudios, suprime las repeticiones, las despoja de retórica y consigue hacerlas más llevaderas. A partir de la Tercera es evidente que disfruta con ellas y da lo mejor de sí. La Quinta, que es mi opinión la primera obra maestra de la serie (las siguientes lo van siendo cada vez más, aunque a partir de la Séptima es dudoso que consiga seguir en esa línea ascendente), goza de una recreación sorprendente, con un finale sensacional. La Sexta, una sinfonía maravillosa que se toca y se graba poco, muy por debajo de sus merecimientos, suena aquí con una expansión lírica inolvidable.

Al llegar, claro está, a las tres últimas, a las que se han acercado no pocos gigantes de la batuta, la supremacía de Bélohlávek no es tan palpable, pero ninguna de ellas queda muy debajo de las versiones más geniales que conozcamos: es decir, entre otras la Séptima de Giulini con la Filarmónica de Londres, la Octava de Kubelik, Szell/Cleveland (EMI), Dohnányi con esta misma orquesta (Decca) o Giulini/Chicago (DG), la Novena de Celibidache/Filarmónica de Múnich (DVD EuroArts), Fricsay/Berlín, Giulini/Chicago, Böhm/Viena o Karajan/Viena (las cuatro DG), etc. En todo caso, me parece que la Octava, sobre todo, poco o nada tiene que envidiar a cualquiera de las referidas.

¿Y los Conciertos? El de piano, otra obra que merece mayor atención de la que se le presta, no llega al nivel pasmoso de Sviatoslav Richter y Carlos Kleiber (EMI), pero está defendido con fuerza y convicción por Ohlsson y, desde luego, por la batuta. Con el de violín ocurre algo parecido: F.P.Zimmermann, de sonido un poco delgado, no es Perlman (con Barenboim), Vengerov (con Masur) ni Midori (con Mehta), pero tampoco envidia al mayor especialista en la obra, Josef Suk, bisnieto del autor. Como él, ha grabado este Concierto por segunda (o tercera) vez y muestra una especial familiaridad con él. Y en cuanto al de violonchelo, no hace falta repetir que Weilerstein es una artista sencillamente excepcional.

La Filarmónica Checa no es una de las mejores orquestas del mundo, y eso se nota sobre todo en que varios de sus solistas no pertenecen a la élite mundial, pero ¡qué entrega, qué naturalidad, transparencia y belleza de sonido exhibe! Créanme, apenas se echa de menos a las más afamadas de Europa o América.
Para terminar, una puntualización: la duración media de estos discos es de 81 minutos, llegando en el que agrupa las Sinfonías Cuarta y Quinta a los 83’52”, creo que una marca con la que nunca me había encontrado. ¿A qué juegan las compañías fonográficas? ¿Por qué mantienen en 3 CDs la Butterfly de Karajan o la Aida de Muti? ¿Por qué no editan en un solo CD ciertas memorables grabaciones de Sinfonías de Bruckner o Mahler que duran poco más de ochenta minutos?






martes, 29 de julio de 2014

Mis calificaciones a las grabaciones de las principales obras orquestales de Elgar

 
*DVD
Concierto para violín
Menuhin/OSinfLondres/Elgar (EMI, g1932): 7,5
Menuhin/ONewPhilharmonia/Boult (EMI 1966): 9
Chung/OFilLondres/Solti (Decca 1977): 8
Zukerman/OFilLondres/Barenboim (CBS/Sony 1977): 10
Haendel/OFilLondres/Boult (EMI 1978): 8,5
*Perlman/OSinfBBC/Rozhdestvensky (BBC 1981): 9
Perlman/OSinfChicago/Barenboim (D.G. 1982): 9,5
Takezawa/OSinfRBávara/C.Davis (RCA 1993): 8,5
Hahn/OSinfLondres/C.Davis (D.G. 2004): 8,5
Znaider/StaatskapelleDresden/C.Davis (RCA 2009): 10
 
Concierto para violonchelo
Beatrice Harrison/ONewSymph/Elgar (EMI, g1928): 5
Casals/OSinfBBC/Boult (EMI, g1945): 7
Navarra/OHallé/Barbirolli (EMI 1957): 7
Du Pré/OSinfLondres/Barbirolli (EMI 1966): 10
Fournier/OFilBerlín/Wallenstein (D.G. 1967): 6
Du Pré/OSinfBBC/Barbirolli (BBC g1967): 9
*Du Pré/ONew Philharmonia/Barenboim (Opus Arte, g1967): 10
Du Pré/OFiladelfia/Barenboim (CBS/Sony, g1970): 10
Tortelier/OFilLondres/Boult (EMI 1973): 8
Harrell/OCleveland/Maazel (Decca 1980): 7
Ma/OSinfLondres/Previn (Sony 1985): 7,5
J.Lloyd Webber/ORoyalPhilh/Menuhin (Philips 1986): 8,5
Maisky/OPhilharmonia/Sinopoli (D.G. 1991): 6
Mork/OSinfCBirmingham/Rattle (Virgin 1999): 8
*Weilerstein/OFilBerlín/Barenboim (EuroArts 2010): 9,5
Weilerstein/StaatskBerlin/Barenboim (Decca 2012): 9
 
Falstaff
Elgar/OSinfLondres (EMI, g1932): 8
Barbirolli/OHallé (EMI, g1964): 9
Barenboim/OFilLondres (CBS/Sony 1975): 9,5
Solti/OFilLondres (Decca 1980): 10
Mackerras/OFilLondres (EMI 1986): 8,5
Rattle/OSCBirmingham (EMI 1993): 8,5
 

Sinfonía No. 1

Elgar/OSinfLondres (EMI, g 1930): 6
Barbirolli/OPhilharmonia (EMI 1963): 9
Solti/OFilLondres (Decca 1972): 8,5
Barenboim/OFilLondres (CBS/Sony 1974): 9
Boult/OFilLondres (EMI 1977): 8,5
Haitink/OPhilharmonia (EMI 1983): 7,5
Previn/ORoyalPhilharmonic (Philips 1986): 7,5
Menuhin/ORoyalPhilharmonic (Virgin 1989): 8,5
Mackerras/OSinfLondres (Decca 1991): 8,5
Tate/OSinfLondres (EMI 1991): 9
Sinopoli/OPhilharmonia (D.G. 1992): 9
 

Sinfonía No. 2

Elgar/OSinfLondres (EMI, g1927): 6
Barbirolli/OPhilharmonia (EMI 1964): 9,5
Barenboim/OFilLondres (CBS/Sony 1973): 9
Solti/OFilLondres (Decca 1975): 8
*Solti/OFilLondres (ICA 1975): 9
Boult/OFilLondres (EMI 1976): 9
Haitink/OPhilharmonia (EMI 1984): 10
Sinopoli/OPhilharmonia (D.G. 1988): 7
Menuhin/ORoyal Philharmonic (Virgin 1991): 8
Tate/OSinfLondres (EMI 1991): 8,5
Previn/OSinfLondres (Philips 1994): 7
C.Davis/OSinfLondres (LSO Live 2002): 7,5
Barenboim/Staatskapelle Berlin (Decca 2014): 10
 
En el Sur (Alassio)
Elgar/OSinfLondres (EMI, g1930): 8
Boult/OFilLondres (EMI 1972): 9
Barenboim/OFilLondres (CBS/Sony 1977): 9,5
Solti/OFilLondres (Decca 1980): 9,5
Sinopoli/OPhilharmonia (D.G. 1990): 10
Gardiner/OFilViena (D.G. 2002): 9,5
 
Obertura Cockaigne (In London Town)
Elgar/ORoyalAlbertHall (EMI, g1926): 8
Elgar/OSinfBBC (EMI, g1932): 8,5
Barbirolli/OPhilharmonia (EMI 1963): 9
Boult/OFilLondres (EMI 1972): 8
Barenboim/OFilLondres (CBS/Sony 1974): 9,5
Solti/OFilLondres (Decca 1976): 8,5
Menuhin/ORoyalPhilharmonic (Virgin 1991): 9
Mackerras/OSinfLondres (Decca 1991): 8
Tate/OSinfLondres (EMI 1991): 10
 
Pompa y circunstancia: Marchas 1-5
Elgar/ORoyalAlbertHall, OSinfLondres (EMI, g1926-1930): 7
Barbirolli/ONewPhilharmonia (EMI 1966): 10
Barenboim/OFilLondres (CBS/Sony 1976): 6
Del Mar/ORoyalPhilharmonic (D.G. 1976): 8,5
Menuhin/ORoyalPhilharmonic (Virgin 1991): 10

Variaciones Enigma
Elgar/ORoyalAlbertHall (EMI, g1926): 5
Barbirolli/OHallé (EMI 1957): 9
Barbirolli/OPhilharmonia (EMI 1963): 9,5
Haitink/OFilLondres (Philips 1974): 8
Solti/OSinfChicago (Decca 1976): 8,5
Barenboim/OFilLondres (CBS/Sony 1976): 9
Del Mar/ORoyalPhilharmonic (D.G. 1976): 8
*Solti/OFilLondres ICA 1979): 8,5
A.Davis/OPhilharmonia (CBS/Sony 1982): 9,5
*Bernstein/OSinfBBC (ICA 1982): 9,5
Bernstein/OSinfBBC (D.G. 1982): 8
C.Davis/OSinfRadioBávara (BR, g1983): 8,5
Menuhin/ORoyalPhilharmonic (Philips 1986): 9,5
Mackerras/OFilLondres (EMI 1986): 8
Sinopoli/OPhilharmonia (D.G. 1990): 7
Rattle/OSinfCBirmingham (EMI 1994): 7
Solti/OFilViena (Decca 1997): 9
Gardiner/OFilViena (D.G. 2002): 8












































































































martes, 22 de julio de 2014

Sir Thomas Beecham: ¿uno de los grandes?


    

Nacido en 1879 y muerto en 1961, Sir Thomas Beecham, baronet, creció en una familia muy rica (su padre se enriqueció enormemente tras descubrir unas pastillas contra la tos). En 1932 fundó la Orquesta Filarmónica de Londres y en 1947 la Royal Philharmonic. Beecham es considerado habitualmente como el más grande director británico. Yo no conozco muchas de sus grabaciones, pero siempre me ha llamado la atención que varias guías (la Penguin incluida) y reseñas discográficas de su país recomendasen bastantes de esas grabaciones con las máximas calificaciones, porque, cuando las escuchaba, rara vez me gustaban gran cosa. Como no poseo muchos discos suyos y el otro día me encontré baratísimo el álbum “Beecham. The Later Tradition: Beethoven, Schubert, etc.”, EMI, 8 CDs (todo con la Royal Philharmonic), me lo compré.

Mi asombro ha aumentado al comprobar lo poquísimo de interés que contiene: apenas nada que me haya gustado mucho. Ahora comprendo mejor lo que me decía hace años un amigo melómano español que vivió mucho tiempo en Londres: que los ingleses, por lo general, han puesto en lo más alto a Beecham (¡al nivel de Furtwängler y por encima de Klemperer!), y algo por debajo a Sir Malcolm Sargent y a Sir Adrian Boult, y que solían (salvo excepciones, claro) menospreciar al que sin duda ha sido el más grande de ellos: Sir John Barbirolli. Opinión que cada vez comparto más rotundamente. Después de ése último, Sir Colin Davis me parece quizá el más sobresaliente, más aún, en mi opinión, que el actual director de la Filarmónica de Berlín, Sir Simon Rattle. (En cuanto al chovinismo británico, defecto que solemos endosar a los franceses, vean esta anécdota: el DVD de Decca “The Golden Ring”, impresionante documental sobre la grabación de El ocaso de los dioses por Solti, presenta dos opciones: una narrada en alemán y otra en inglés. En la primera, refiriéndose a la Orquesta Filarmónica de Viena, se afirma: “...que ha sido dirigida por Klemperer, Furtwängler, Mahler...” (y mientras tanto se ven las fotos de los tres). Pues bien, en la segunda, Furtwängler ha desaparecido ¡y en su lugar aparece Boult! Y, por descontado, la foto de aquél ha sido sustituida por la de éste).

El álbum
Bueno, voy a hacer un rápido recorrido por el álbum que me he comprado: la Segunda Sinfonía de Beethoven se ve lastrada por un primer movimiento desquiciado, como le ocurre al correspondiente de la Séptima (cuyo Allegretto también resulta de una insoportable levedad); en ambas los dos movimientos finales, menos mal, levantan el vuelo. No me parece mejor la Misa en Do, op. 86 del mismo, demasiado agitada y carente de hondura (¡Giulini!). Algo mejor la irrelevante música de Las ruinas de Atenas.
Brahms: la Segunda Sinfonía vuelve a flaquear por unos rápidos e insípidos dos primeros movimientos y una coda del cuarto disparatada. Banal, nada hondo Canto del destino, por fin la Obertura Académica resulta divertida, juguetona (una vez más su compatriota Barbirolli toca el cielo en esa Sinfonía ¡y no digamos en la Obertura!).

Liszt: la Sinfonía Fausto está entre los registros más reputados de Beecham. Pues bien, tras un Faust simplemente mediocre, se salva Gretchen (Margarita) y se sobrelleva Mephistopheles. Correcto el poema sinfónico Orfeo y superficial el Salmo XIII (con un tenor atroz llamado Walter Midgley).
Mendelssohn: leves pero dignas oberturas de El sueño de una noche de verano y La bella Melusina. Desmadejado Preludio I de Los maestros cantores de Wagner y endeble Poeta y aldeano de Suppé.
Schubert: el primer movimiento de la Tercera Sinfonía, frívolo, vuelve a ser su talón de Aquiles; por el contrario, la Quinta peca de grandota y pesadota, sobre todo en sus movimientos extremos. Y la Sexta es torpe y tosca en el inicial, lenta y demasiado libre en el segundo, correcta en el tercero y len-tí-si-ma en el Allegro moderato final (¡10’11”!).

Richard Strauss: un Don Quijote (1947-48, con Paul Tortelier nada menos, que mejorará aún hasta la estratosfera más tarde con Rudolf Kempe) desigual, con no pocos pasajes no muy bien resueltos que digamos. Y por fin ¡oh, milagro! una Vida de héroe (1958) de notable alto. Tras dos inusuales fragmentos orquestales de Feuersnot e Intermezzo, una muy decepcionante Danza de los siete velos. Las tomas son la mayoría de la segunda mitad de los 50, ya en stereo.

“Antes se grababa como dios manda, sin esos constantes empalmes y arreglos de ahora...”
Eso me solía decir un crítico musical amigo que ya no vive. Pues bien, fíjense qué inadmisibles perrerías encuentro fijándome en las fechas y lugares de grabación de estos discos: la Segunda de Beethoven se grabó en 1956 y 1957 en Kingsway Hall y en 1956 en el Abbey Road Studio; la Séptima en dos años diferentes y en esos dos mismos lugares. Las ruinas de Atenas también fueron registradas en Abbey Road de Londres y en la Sala Wagram de París. La Segunda de Brahms, en noviembre y diciembre de 1958, en mayo y en noviembre de 1959 (en un solo lugar, menos mal). La Tercera de Schubert en mayo del 58 en París y Londres, y en mayo del 59 en Londres; la Quinta en mayo del 58 (París), en diciembre de ese año y en mayo del 59 (Londres). Sin más comentarios.

Algunas otras grabaciones de Beecham
¿Qué es lo que, al margen de este álbum, destacaría –entre lo que conozco– del legado fonográfico de Beecham?: su selección de Peer Gynt (muy inferior en todo caso a la de Barbirolli), su Scheherazade (inferior también a no pocas...), unas muy lúdicas y chispeantes Octava de Beethoven e "Italiana" de Mendelssohn para Philips (todo lo demás es EMI) también con la RPO, algún Sibelius (que ha quedado tremendamente superado por Barbirolli, Bernstein o Colin Davis, entre otros), su famosa Bohème (más por Victoria de los Ángeles y Jussi Björling que por la batuta) y sus numerosas páginas de Delius: fue un gran intérprete de un compositor muy menor, de un impresionismo casi siempre decadente y empalagoso, lo que no me cuadra nada con la famosa ironía beechamiana. Porque su también afamada Carmen (con Los Ángeles y Nicolai Gedda), elegante y perfumada (esas son sus otras cualidades que más a menudo se destacan en el director), me interesa bastante poco.












miércoles, 16 de julio de 2014

Mis discos favoritos de Rafael Frühbeck de Burgos (1933-2014)

 

Albéniz:

Suite española (orq. Frühbeck) – Orquesta New Philharmonia (Decca)

Rapsodia española (arr. C. Halffter) – Larrocha. Orquesta Filarmónica de Londres (Decca)

Falla:

El amor brujo – Mistral. Orquesta New Philharmonia (Decca)

Concierto para clavecín – G.Soriano. Solistas de la Orquesta del Conservatorio de París (EMI)

Homenajes – Orquesta Filarmonía de España (RCA)

Noches en los jardines de España – G.Soriano. Orquesta del Conservatorio de París (EMI)

Noches en los jardines de España – Larrocha. Orquesta Filarmónica de Londres (Decca)

El sombrero de tres picos – V. de los Ángeles. Orquesta Philharmonia (EMI)

La Atlántida – Tarrés, Ricci, Giménez, Sardinero. Escolanía Nuestra Señora del Recuerdo. Coro y Orquesta Nacionales de España (EMI)

El retablo de Maese Pedro – Gomara, Molina, Narké. Orquesta Filarmonía de España (Decca)

La vida breve – V. de los Ángeles, Cossutta, Rivadeneyra, Higueras, Narké, Moreno. Orfeón Donostiarra. Orquesta Nacional de España (EMI)

Giménez:
La Tempranica – Berganza, Campo, Ausensi. Orfeón Donostiarra. Orquesta Sinfónica (Columbia)

Granados:

Intermedio de Goyescas – Orquesta New Philharmonia (Decca)

Mendelssohn:

Elías – Fischer-Dieskau, G.Jones, Baker, Gedda. Coro y Orquesta New Philharmonia (EMI)

Paulus – Fischer-Dieskau, Donath, Schwarz, Hollweg. Coros y Orquesta Sinfónica de Düsseldorf (EMI)

Moreno Torroba:
La Chulapona – Berganza, Lorengar, Fagoaga. Orfeón Donostiarra. Orquesta Sinfónica (Columbia)

Luisa Fernanda – Berganza, Campo, Molina, Blancas. Cantores de Madrid. Orquesta Filarmonía de España (Columbia)

Orff:
Carmina Burana – Popp, Unger, Wolansky. Noble. Coro y Orquesta New Philharmonia (EMI)

Prokofiev:
Sinfonía 1 “Clásica” – Orquesta New Philharmonia (EMI)

Ravel:

Dafnis y Cloe (ballet completo) – Orquesta New Philharmonia (EMI)

Alborada del gracioso. Pavana para una infanta difunta – Orquesta New Philharmonia (Decca)

Respighi:

Fuentes de Roma. Pinos de Roma – Orquesta New Philharmonia (EMI)

Rodrigo:
Concierto de Aranjuez – Díaz. Orquesta Nacional de España (EMI)

Soutullo y Vert:
La del Soto del Parral – Gulín, Blancas, Ortiz, Higueras. Cantores de Madrid. Orquesta Filarmonía de España (Columbia)

Stravinsky:

La consagración de la primavera. Fuegos de artificio – Orquesta New Philharmonia (EMI)

Turina:
Rapsodia sinfónica – Larrocha. Orquesta Filarmónica de Londres (Decca)

lunes, 14 de julio de 2014

Mis discos favoritos de Lorin Maazel (1930-2014)

 
Bartók:
Concierto para piano 2 – S.Richter. Orquesta de París (EMI)
Concierto para orquesta – Orquesta Filarmónica de Berlín (DG)
Berlioz:
Requiem – Riegel. Coro y Orquesta de Cleveland (Decca)
Romeo y Julieta – Ludwig, Riegel, Ghiaurov. Coro de la Ópera Estatal y Orquesta Filarmónica de Viena (Decca)
Bizet:
Carmen – Migenes, Domingo, Esham, Raimondi. Coros y Orquesta Nacional de Francia (Erato; DVD/Blu-ray PG)
Dvorák:
Concierto para violonchelo – Yo-Yo Ma. Orquesta Filarmónica de Berlín (Sony)
Falla:
La vida breve – Gallardo Domas. Coro y Orquesta de la Generalitat Valenciana (DVD/Blu-ray C Major)
Gershwin:
Porgy and Bess – White, Mitchell, Quivar, Hendricks. Coro y Orquesta de Cleveland (Decca)
Holst:
Los Planetas – Maîtrise de Radio Francia. Orquesta Nacional de Francia (Sony)
Mahler:
Sinfonía 4 – Battle. Orquesta Filarmónica de Viena (Sony)
Sinfonía 6 – Orquesta del Concertgebouw (DVD/Blu-ray Concertgebouw Live)
Sinfonía 7 – Orquesta Filarmónica de Viena (Sony)
Kindertotenlieder. Rückert-Lieder. 4 Dlieder de Des Knaben Wunderhorn – W.Meier. Orquesta Sinfónica de la Radio Bávara (RCA)
Mussorgsky:
Cuadros de una exposición. Noche en el Monte Pelado – Orquesta de Cleveland (Telarc)
Prokofiev:
Concierto para piano 5 – S.Richter. Orquesta Sinfónica de Londres (EMI)
Romeo y Julieta – Orquesta de Cleveland (Decca)
Puccini:
Il Trittico – Scotto, Domingo, Wixell, Horne, Gobbi, Cotrubas. Coro Ambrosian. Orquestas Philharmonia y Sinfónica de Londres (Sony)
Rachmaninov:
Las 3 Sinfonías. La Roca. la isla de los muertos – Orquesta Filarmónica de Berlín (DG)
Ravel:
La hora española. El niño y los sortilegios – Solistas. Orquesta Nacional de Francia (DG)
Rimsky-Korsakov:
Scheherazade – Orquesta Filarmónica de Berlín (DG)
Sinfonía 2 “Antar” – Orquesta Sinfónica de Pittsburgh (Telarc)
Schubert:
Las 8 Sinfonías – Orquesta Sinfónica de la Radio Bávara (BR Live)
Scriabin:
Concierto para piano. Poema del éxtasis. Prometeo - Ashkenazy. Orquesta Filarmónica de Londres. Orquesta de Cleveland (Decca)
Shostakovich:
Sinfonía 5 – Orquesta de Cleveland (Telarc)
Sibelius:
Sinfonía 4. Tapiola – Orquesta Filarmónica de Viena (Decca)
Familia Strauss:
Los Conciertos de Año Nuevo en Viena editados (DG; RCA)
R. Strauss:
Así habló Zaratustra – Orquesta Filarmónica de Viena (DG)
El burgués gentilhombre. Valses de El caballero de la rosa – Orquesta Filarmónica de Viena (Decca)
Muerte y transfiguración – Orquesta Filarmónica de Nueva York (DG)
Antología de Obras orquestales – Orquesta Sinfónica de la Radio Bávara (RCA)
Stravinsky:
La consagración de la primavera – Orquesta de Cleveland (Telarc)
Tchaikovsky:
Manfredo – Orquesta Filarmónica de Viena (Decca)
Sinfonía 4. Romeo y Julieta – Orquesta de Cleveland (Telarc)
Suite 3 – Orquesta Filarmónica de Viena (Decca)
Verdi:
Aida – Chiara, Pavarotti, Dimitrova, Nucci, Burchuladze. Coro y Orquesta de La Scala, Milán (Decca)
Aida – Chiara, Pavarotti, Dimitrova, Pons, Ghiaurov Burchuladze, Roni. Coro y Orquesta de La Scala, Milán (DVD Arthaus)
Luisa Miller – Ricciarelli, Domingo, Bruson, Howell, Obraztsova, Ganzarolli. Coro y Orquesta del Covent Garden (Decca)
La Traviata – Gheorghiu, Vargas, Frontali. Coro y Orquesta de La Scala, Milán (DVD/Blu-ray Arthaus)
Wagner:
Idilio de Sigfrido. Preludio III de Lohengrin – Orquesta Filarmónica de Berlín (RCA)
Zemlinsky:
Sinfonía Lírica – Varady, Fischer-Dieskau. Orquesta Filarmónica de Berlín (DG)
























































sábado, 12 de julio de 2014

“Giovanna d’Arco” con Netrebko, Meli, Domingo y Carignani en D.G.

 
Ya se sabe: Giovanna d’Arco (1845), séptima de las óperas de Verdi, contiene, como todas las de su primer periodo –ese anterior a Rigoletto en el que sobresalen Nabucco, Ernani, Macbeth y Luisa Miller– momentos de inspiración melódica, fuerza, garra y sentido dramático y teatral, a la vez que no le faltan otros que se acercan o caen de lleno en lo convencional, en lo charanguero y en lo vulgar. Pese a su tosquedad, se adivina al compositor genial que llegará a ser y al transmisor de sentimientos dotado de una fuerza incontenible. En todo caso, hay que reconocer que esa misma tosquedad tiene muchas veces algo de atractivo; quizá por su implacable sinceridad.

Como casi todas las óperas juveniles de Verdi, Giovanna d’Arco se graba de tarde en tarde: por no ser una obra maestra y por la dificultad para hallar cantantes que le puedan hacer justicia. La gran competidora para la versión que Deutsche Grammophon acaba de lanzar –a cargo de Netrebko, Meli, Domingo y Carignani, grabada en público en Salzburgo en agosto de 2013– es la justamente famosa de EMI 1973 (en estudio), con Caballé, Domingo, Milnes, la London Symphony y Levine. Primero he escuchado la recién publicada, luego he repasado la de EMI y finalmente he vuelto a la nueva.

Las cosas me parecen ya bastante claras: Anna Netrebko me deslumbró por cómo le ha ensanchado la voz sin haber perdido esmalte y belleza arriba, por la hermosura de su línea de canto, por su impecable buen gusto, por su dulzura y su empuje, por su constante expresividad (en su debe, una cierta lentitud en ciertas coloraturas: para mí una carencia menor). En fin, que es una gran y completísima cantante y hay que congratularse de que haya hoy dos sopranos verdianas como Anja Harteros y ella. De sobra sabía que Caballé, en plenitud vocal, hacía una Giovanna memorable. Pero la escucha seguida me ha dejado bien claro la distancia que existe entre lo muy bueno y lo absolutamente extraordinario y deslumbrante, que es lo que corresponde a la (por algunos tan denostada: ¡hay quienes siguen sosteniendo que sus únicas virtudes fueron exclusivamente vocales y canoras!) soprano catalana, cuya interpretación aquí, en todos los aspectos, muy difícilmente podrá ser igualada.





El joven Domingo, por si a alguien se le ha olvidado, sigue sin tener rival en este y otros muchos papeles, verdianos, puccinianos y de otros autores: su Carlo VII es impresionante, se le mire por donde se le mire. Sólo cometió aquí, en mi opinión, un error: empeñarse estúpida e innecesariamente en emitir un Do al final de su cabaletta del Prólogo, que, claro está, no le queda bien, sino escuálido y que parece proceder de otra voz. Francesco Meli hace lo que puede, que no es gran cosa: la materia prima es buena, los agudos firmes (no emite el tal Do, por cierto), y poco más. Esto es lo que hay hoy para los papeles lírico-spinto de Verdi (Kaufmann aparte, que no tiene tiempo de estar en todas partes...)

Mucho se habla, a veces para ponerlo a caer de un burro, sobre el Domingo barítono. Yo comprendo que a algunos no les guste, están en su derecho, tal vez porque el color de su voz nunca ha llegado a ser verdaderamente baritonal, y a esto se le puede dar la importancia que cada uno quiera darle. Pero no puedo aprobar la descalificación de plano que les lleva a algunos (suelen ser, mira por dónde, aquellos que nunca se entusiasmaron con el tenor de su mejor época). Bueno, lo cierto es que este personaje de Giacomo apenas se presta a desplegar el arte extraordinario que Domingo ha demostrado, por ejemplo, en su Boccanegra de comienzos de este siglo XXI. Así que una voz que ya muestra signos claros de fatiga y que no dispone de muchos momentos para lucir su línea, su estilo y su incomparable fuerza expresiva no sé si compensa. Ahora bien, al medirlo con Sherrill Milnes, la cosa no está del todo clara: el americano poseía una voz baritonal de primera clase y cantaba con corrección y –en esta ocasión– sin problemas de afinación, pero su intervención es un poco “sota, caballo y rey”, sin grandes matizaciones; Domingo, sin duda, le supera en caracterización e inteligencia. Usted decidirá.

Y en cuanto a las batutas: el entonces joven (29 años) y casi desconocido James Levine nos sedujo y hasta asombró: es cierto que su empuje, su fuerza, su garra y su espontaneidad siguen pareciéndome tremendas, consiguiendo de la London Symphony (muy superior, claro, a su posterior Orquesta del Met) un sonido netamente verdiano de primera época (más tarde Levine se volvería no sólo tremendamente desigual en sus Verdi, sino que gustaría de un sonido mucho más seco y cortante: toscaniniano). Aun con todas estas virtudes, su labor en esta Juana de arco no llega al nivel de los Verdi del joven Muti (Nabucco, Macbeth), resultando un poco menos consciente y controlada, algo más primitiva y de brocha gorda. Aun así, Levine hizo aquí, para mi gusto, el mejor Verdi de toda su carrera. En la grabación de 2013, el no muy conocido Paolo Carignani (nacido en Milán en 1961), que tiene en su haber una espléndida Tosca en DVD (Magee, Kaufmann, Hampson, Zúrich 2009. Decca) acierta de lleno con cómo debe ser y sonar el joven Verdi; su labor parece algo más estudiada y algo menos impulsiva que la de Levine, y aunque la Orquesta de la Radio de Múnich no pertenece a la élite, obtiene de ella una respuesta muy estimable. Muy bien, también, el Coro Philharmonia de Viena, que no envidia en esta ocasión a los Ambrosian Opera londinenses. La toma de sonido de D.G. es excelente, como también lo es (excepcionalmente) la de ¡cuarenta! años antes.





lunes, 7 de julio de 2014

Los dos conciertos de Barenboim con la Staatskapelle Berlin en Ibermúsica

 
El primero (sábado 5 de julio) fue un homenaje a Richard Strauss por el 150º aniversario de su nacimiento y constó de los que para mí son sus dos poemas sinfónicos más geniales: Don Quijote y Vida de héroe. La versión que hizo Barenboim del primero de ellos difiere considerablemente de la de su disco (Sinfónica de Chicago, Erato 1991), que era más bien dura, áspera y hasta cruel. La del otro día fue bastante más humanista; Don Quijote, personificado por uno de los dos cellos solistas de la Orquesta, el joven Claudius Popp, intensificó aquí por un lado su aspecto lunático, con momentos de exaltación visionaria, y por el otro una faceta más abiertamente idealista, noble y bondadosa, hasta tierna. Admirable Popp, que goza de un sonido pleno y hermoso y que muestra una intención, musicalidad y buen gusto dignos de elogio. Sancho Panza estuvo representado en la magnífica viola, con evidente sentido humorístico, de Felix Schwartz, solista también de la Staatskapelle, conjunto que –pese a algún fallo aislado– tuvo una actuación más que sobresaliente. La visión actual del argentino es más meditativa y menos ácida, si bien en la última batalla faltó para mi gusto un poco de crudeza. Muy, muy hermosa la reflexión final, cuando Don Quijote recobra la lucidez. Tras la muerte de éste, el broche final del clarinete fue de una ternura estremecedora.

He tenido la gran suerte de escucharle a Barenboim tres veces la Vida de héroe: con la Sinfónica de Chicago, con la Filarmónica de Viena (esa vez en Nueva York) y la del otro día. Esta última ha sido la que más me ha gustado, hasta el punto de poder afirmar que es la versión más bella y emocionante que recuerdo, sea en directo (también se la he escuchado a Karajan con Berlín y a Solti con París, entre otros) o en disco. Sin abusar del efectismo, el lirismo y la cantabilidad fueron envolventes y arrebatadores. “Los adversarios del héroe” fue particularmente incisivo (increíbles las maderas, cuyos diálogos se pudieron apreciar con una transparencia pasmosa). “La compañera del héroe” contó con el sensacional violín de Wolfram Brandl, que tuvo una actuación valiente, memorable en ese número, y no menos en el final. “El campo de batalla” culminó en un clímax de inmensa elocuencia, descargando la tremenda tensión acumulada. La interpretación llegó a su punto más alto en el último número, de tan difícil traducción (“Des Helden Weltflucht und Vollendung”: algo así como “Retiro del mundo y realización del héroe”), en el que la batuta dilató mucho el discurso hasta hacernos perder la noción del tiempo y expresando una suerte de transfiguración extática. Con una actuación memorable por su belleza sonora y su empaste, esta es seguramente la actuación más admirable que le haya escuchado en directo a la Staatskapelle Berlin; difícilmente se podía añorar a cualquier otra orquesta. (Es de justicia citar la maravillosa intervención del corno inglés en el último número, a cargo de la joven de Linares, Jaén, Cristina Gómez Godoy, procedente de la West-Eastern Divan Orchestra).




El segundo concierto (6 de julio) constó de otras dos obras que también terminan en piano o en pianissimo, y que igualmente dirigió Barenboim sin partitura (¡incluso la complejísima partitura de Elgar!). Tras varias Sinfonías “Inacabadas” de Schubert que no me habían terminado de convencer, por fin anoche se sacó Barenboim la espina con una interpretación que tocó verdaderamente fondo (tal vez se deba a su reciente estudio de todas las Sonatas para piano completadas de Schubert, que Deutsche Grammophon está a punto de publicar). Lo cierto es que, sin grandes aspavientos ni exceso alguno, hizo un primer movimiento muy dramático y doloroso y un segundo doliente, con un final de nuevo extático, en un difícil equilibrio entre la excelsa belleza melódica de la obra y su no menor hondura expresiva (esto es tan complicado de obtener que para mí se cuentan con los dedos de una mano las grabaciones que lo consiguen).

Hace poco he comentado en este blog la reciente grabación de Barenboim (para Decca) de la Segunda Sinfonía de Elgar con esta misma orquesta; pues bien, anoche volvió a obrar el milagro de planificar la gran partitura con un sentido lógico apabullante y de hallar en ella multitud de estados de ánimo, insistiendo desde luego en el carácter profundamente pesimista, depresivo, de la música. Las pequeñas diferencias con respecto al disco las vi, si acaso, en contrastes aún algo mayores: de lirismo y sensualidad por una parte (¡qué frases de los cellos!) y de violencia y dureza por otra (tremendo, escalofriante clímax del primer movimiento, trepidante agresividad de la percusión al final del trio en el scherzo). La orquesta, con las trompas en primer lugar, volvió a mostrar la formidable buena forma en que se encuentra.



viernes, 4 de julio de 2014

“Zaratustra”, “Don Juan” y “Till” por Andris Nelsons en Birmingham

 

       

El 2 de febrero de 2012 dirigió Andris Nelsons a la Orquesta Filarmónica de Berlín una versión memorable de Vida de héroe de Richard Strauss. Transmitida por el “Digital Concert Hall” de la mítica orquesta alemana, esa interpretación me reafirmó en que el director letón es un músico y un director –las dos cosas a la vez, que no siempre coinciden al más alto nivel– de campanillas, seguramente el más dotado y fiable dado a conocer en los últimos veinte años. Sí, hay otros muy talentosos –Yannick Nézet-Séguin, Gustavo Dudamel, Daniel Afhkam, Pablo Heras Casado...–, pero creo que ninguno de ellos me ha resultado tan sostenidamente fiable en todo cuanto le he escuchado. Ni una sola de las interpretaciones que yo le haya conocido me ha resultado un fiasco; cosa que no puedo decir de los otros cuatro citados, y de varios otros jóvenes, claro. (No puedo evitar acordarme con sorna de lo que un lector de este blog me echó en cara: que ya catalogaba yo a Nelsons como muy bueno sólo por haber grabado un disco dirigiendo a Barenboim. Los dos Conciertos de Chopin: ¡qué gran vista la de tal lector, sí señor! Espero que se acuerde de aquello y él solito se ponga colorado...)

El disco Orfeo recientemente publicado con los tres poemas sinfónicos más conocidos de Richard Strauss al frente de la Orquesta Sinfónica de la Ciudad de Birmingham me ha tentado al verlo en una tienda, y me he hecho con él. En su libretillo descubro que tiene otros dos discos Strauss en el mismo sello y con la misma orquesta –de la que aquí saca petróleo–, uno con la Sinfonía Alpina y la Danza de Salomé (de la que conozco una fabulosa versión suya en Blu-ray con la Concertgebouw en Lucerna) y otro con Vida de héroe y una Suite de El caballero de la rosa. Habrá que seguirlos descubriendo.

No sólo no me ha defraudado el programa Zaratustra/Don Juan/Till Eulenspiegel, sino que me ha parecido que refuerza mi idea de que Nelsons es un fuera de serie, el mayor fuera de serie de la batuta menor de cuarenta años (ahora tiene 35). No puedo evitar compararlo al mismo programa (también comentado aquí) a cargo de Dudamel y la Filarmónica de Berlín (D.G. 2013). El del venezolano me gustó mucho, pero el del director de Riga, mucho más. Aún.

En Así habló Zaratustra Nelsons deslumbra desde la misma famosísima introducción, casi al nivel de mi versión favorita (Maazel con la Filarmónica de Viena, D.G. 1983). (Es, por cierto, una lástima que la grabación se sature un poco en el final de esta “Introduktion” al sonar a todo trapo órgano, timbales y contrabajos. Don Juan no presenta este problema, si bien los timbales suenan –a diferencia de en Zaratustra– un poco lejos. Till es la mejor toma sonora: ¡sensacional!) En “Von den Hinterweltlern” Nelsons acierta a graduar la progresión dinámica con mano magistral. Su lectura de “Von den Freuden und Leidenschaften” es apasionadísima. En “Das Grablied” el clímax alcanza una intensidad tremenda. “Von der Wissenschaft” comienza en un ambiente enormemente misterioso y sombrío. En “Der Genesende” llama la atención la extremada transparencia instrumental conseguida, con texturas nuevas; imponente clímax; valiente y segura trompeta, soberbio clarinete. Extraordinario violín (anónimo), pletórico de intención, en “Das Tanzlied”, donde la claridad vuelve a ser reveladora. El final de este número es no ya tremendo, sino tremendista. La obra concluye en un clima especialmente inquietante. Este Zaratustra me parece uno de los dos o tres mejores de la discografía (con Maazel/Viena y, quizá, Karajan/Berlín, D.G. 1974).

Don Juan es, como pedía Strauss en los ensayos en que dirigía, incandescente. Pero también es de un lirismo y de una sensualidad envolvente, sin que falten momentos del mayor sosiego. El último clímax concentra, adecuadamente, el punto de más fuerza e intensidad de toda la encendida partitura. Otra de las más destacadas versiones de las que recuerdo (junto a Böhm/Berlín y Sinopoli/Dresde, ambos D.G.)
Si Zaratustra y Don Juan son extraordinarios, más aún lo es Till Eulenspiegel, una de las versiones discográficas más sarcásticas y ácidas, a veces hasta rozar lo hiriente. Pero Nelsons deja hueco también para la ternura y la añoranza, así como para el humor más desenfadado. Me ha parecido que su versión recoge las características más certeras de mis versiones favoritas: Klemperer (EMI), Solti (Decca) y Barenboim (más que su disco con Chicago, su memorable concierto con la Filarmónica de Berlín el 13 de junio de 2009).

Además de estos poemas straussianos, piedras de toque para cualquier batuta, hace poco le he escuchado a Nelsons nada menos que una Cuarta Sinfonía de Brahms con la Filarmónica de Berlín (diciembre de 2013). Hacía años que no disfrutaba de una interpretación tan admirable, con dos primeros movimientos (sobre todo) dignos del Giulini más inspirado.

Hace unas semanas era entrevistado en “El País” un músico español de la Filarmónica de Berlín. Preguntado por el periodista acerca de quién sucedería a Rattle después de sus dos mandatos (y que el director de Liverpool no quiere prolongar), contestó algo así: “Está claro; serán Dudamel, Barenboim o Thielemann”. Y me sorprendió que se olvidara de Nelsons, que los ha dirigido en ya bastantes ocasiones con éxito extraordinario. Yo apuesto por éste, porque Dudamel no es tan bueno como él, porque Barenboim ya tendrá cuando Rattle se vaya 73 años, y porque Thielemann sencillamente me parece que no da la talla (no deja de parecerme una copia no muy buena de Karajan, con más de sus defectos que de sus cualidades). Pero claro ¡es el único alemán! Y a ver si los berlineses hacen lo que los valencianos: que quieren para director de la Orquesta de la Comunidad Valenciana a un valenciano. Lo haya bueno o no lo haya, ¡qué más da!...