lunes, 30 de marzo de 2015

Tres versiones de referencia de Boulez y Barenboim en Salzburgo 2008

 

Ravel, Bartók y Stravinsky

En 2010 el sello C Major publicaba en DVD el Concierto de la Filarmónica de Viena que tuvo lugar en el Grosses Festspielhaus de Salzburgo el 27 y 29 de julio de 2008. La calidad técnica de aquel producto era sobresaliente, pero ahora ve la luz en blu-ray y comprobamos una mejora ostensible en la imagen y el sonido. Por suerte, algunas compañías (rara vez las multinacionales del CD) están pasando a este formato grabaciones antes aparecidas solo en DVD.

No consideraba los Valses nobles y sentimentales entre las partituras orquestales más relevantes de Ravel. Pues bien, Pierre Boulez me ha convencido de que sí lo es, con esta esclarecedora interpretación de refinamiento tímbrico extremo, expuesta con una transparencia y una sensibilidad excepcionales, en la que las referencias o anticipaciones a otras páginas ravelianas -no solo a La Valse, que citará explícitamente uno de estos valses- son muy resaltadas por la analítica batuta. Parece traslucirse que estamos ante no solo un director consumado, sino también un experimentado compositor. Maravillosa la actuación orquestal.

En julio de 1967 grababan para EMI Daniel Barenboim y Pierre Boulez, con la New Philharmonia, los Conciertos 1º y de Bartók: un registro reputadísimo todavía hoy. Cuarenta y un años después vuelven a la carga con el Primero para ahondar en él hasta el límite de lo imaginable. Boulez no ha perdido aquí en incisividad, pero sí ha ganado en profundidad. La clarificación de la parte orquestal es mayor aún, los diálogos del solista con instrumentos de la orquesta (incluidos, o hasta en primer lugar con los de percusión) adquieren un sorprendente carácter camerístico que iluminan numerosos momentos con una luz nueva. Barenboim no cae en el tópico de considerar que la parte pianística es todo el tiempo, o casi todo el tiempo, percutiva, sino que ataca las notas con una intensidad y una variedad de acentos ilimitada, consiguiendo sonoridades y texturas nunca antes escuchadas. Incluso desentraña en algún momento lo que podríamos denominar, en el sentido tradicional, melodía. Pone al límite sus dotes de virtuoso en esta obra tan difícil como innovadora y genial estrenada en 1926 por el autor al piano y Furtwängler a la batuta. (Por cierto, el argentino ha manifestado su frustración por no poder tocar el Segundo, debido a la pequeñez de sus manos, pero se ha desquitado en cierto modo dirigiéndolo quizá más veces que los otros dos: al menos, que yo recuerde, a Lang Lang, Mitsuko Uchida y Yefim Bronfman). Si toda la interpretación de este Primer Concierto es una recreación en toda regla, el movimiento lento constituye una auténtica revelación (como curiosidad, presento las duraciones de ambas grabaciones, que en los movimientos extremos son similares, pero no así en el Andante: 9'21", 8'25" y 6'39" en 1969, y 9'30", 9'14" y 6'47" en 2008). Sensacional prestación de la fabulosa orquesta austríaca en un repertorio que, de entrada, no parece el más idóneo para sus características.

Esta es la segunda vez que Boulez dirige una versión filmada de El pájaro de fuego completo de Stravinsky: en abril de 2000 en Colonia con la Sinfónica de Chicago (DVD TDK/EuroArts) y ahora en 2008, en ambos casos el ballet íntegro en su versión original de 1910. Aquella interpretación parecía insuperable, y no estoy seguro de que ocho años después la haya superado, pues es difícil decantarse entre aquella versión más escarpada y también más brillante (la centuria norteamericana tiene parte de la responsabilidad, sin duda) y esta, algo más sosegada (la diferencia de tempi apenas explica esta diferencia: 46'35" frente a los 45'20" de antes), más delicadamente irisada, más depurada tímbricamente y de carácter diríase más reflexivo y hasta humanista. En una y otra galvaniza Boulez al auditorio en el número final con un prolongado crescendo en rallentando que genera una enardecedora tensión. ¡Qué sabiduría la de este hombre de gesto imperturbable que consigue esto a sus 75 y a sus 83 años! (acaba de cumplir, el 26 de marzo, los 90. Aprovecho para recomendar la lectura de un artículo sobre Boulez escrito por Jorge Fernández Guerra y publicado por El País ayer, 29 de marzo, con el título "El músico más poderoso del siglo").

martes, 24 de marzo de 2015

Sibelius: Discografía de sus Sinfonías

 

Duraciones y calificaciones (interpretación/sonido) de grabaciones de las Sinfonías de Sibelius (*vídeo)

No. 1
1964 Decca Maazel/OFilViena 10'40+08'33+4'53+11'48 9/7
1968 EMI Barbirolli/OHallé 12'07+10'23+5'38+13'41 10/7,5
1973 DG Kamu/OSinfRHelsinki 10'46+09'21+5'16+12'25 8,5/7,5
1976 Philips C.Davis/OSinfBoston 11'17+09'17+5'25+13'10 9/7,5
1976 EMI Berglund/OBournemouth 12'03+09'15+5'13+12'29 8/8
1977 Edel K.Sanderling/OSinfBerlín 11'38+09'34+5'27+12'35 6/7,5
1981 EMI Karajan/OFilBerlín 10'27+10'18+5'34+12'05 6/7
1985 Decca Ashkenazy/OPhilharmonia 11'09+10'13+5'35+12'42 8/8
*1990 C Major Bernstein/OFilViena 11'52+11'05+5'31+12'42 10/8
1992 DG Bernstein/OFilViena 11'56+11'05+5'31+12'47 10/9
1995 Decca Blomstedt/OSanFrancisco 11'27+09'47+5'10+13'08 9/9,5
1996 RCA C.Davis/OSinfLondres 11'47+09'48+5'34+12'25 9/9,5
2009 LSO C.Davis/OSinfLondres 11'54+09'27+5'15+12'59 9/8
No. 2
1935 RCA Kussevitzky/OSinfBoston 09'40+12'15+5'37+13'30 7,5/5
1962 RCA Barbirolli/ORoyalPhilh. 10'13+14'26+6'01+13'58 9/8
1964 Decca Maazel/OFilViena 09'44+13'02+6'05+14'13 6,5/7,5
1965 Philips Szell/OConcertgebouw 09'24+12'39+5'45+13'40 6/8
1967 EMI Barbirolli/OHallé 10'33+15'02+5'58+14'22 9/7,5
1975 Edel K.Sanderling/OSinfBerlín 10'23+13'15+7'01+14'48 6/7
1976 Philips C.Davis/OSinfBoston 09'43+14'34+5'59+14'31 9/7,5
1978 EMI Berglund/OBournemouth 09'54+15'25+5'59+13'35 8/8
1980 Decca Ashkenazy/Philharmonia 10'37+14'54+6'17+14'26 8/9
*1986 C Major Bernstein/OFilViena 11'02+18'02+6'23+16'02 10/8
1987 DG Bernstein/OFilViena 10'59+18'12+6'23+15'57 10/9
1992 Decca Blomstedt/OSanFrancisco 09'56+14'18+6'08+14'10 8/9,5
1995 RCA C.Davis/OSinfLondres 10'13+15'25+6'07+14'45 9/9,5
2009 LSO C.Davis/OSinfLondres 09'43+14'52+6'06+14'02 8,5/8

No. 3
1968 Decca Maazel/OFilViena 09'17+08'11+8'42 6/7,5
1970 EMI Barbirolli/OHallé 12'14+11'14+9'19 10/8
1971 Edel K.Sanderling/OSinfBerlín 10'40+08'24+8'20 7/7
1973 DG Kamu/OSinfRHelsinki 10'11+10'18+8'46 8/7,5
1977 Philips C.Davis/OSinfBoston 10'50+10'18+8'28 9/7,5
1978 EMI Berglund/OBournemouth 10'48+11'14+9'11 9/8
1984 Decca Ashkenazy/OPhilharmonia 11'01+9'30+9'17 9,5/9
1994 RCA C.Davis/OSinfLondres 11'15+10'45+8'17 8/9,5
1996 Decca Blomstedt/OSanFrancisco 10'11+10'19+8'44 9/9,5
2009 LSO C.Davis/OSinfLondres 11'22+11'07+8'19 8/8

No. 4
1968 Decca Maazel/OFilViena 10'12+4'02+09'03+09'14 9/7,5
1970 EMI Barbirolli/OHallé 09'56+4'47+11'08+10'27 9,5/8
1977 Philips C.Davis/OSinfBoston 11'03+4'38+12'52+08'36 9/7,5
1977 EMI Berglund/OBournemouth 10'52+4'47+11'17+10'26 9/8
1978 EMI Karajan/OFilBerlín 10'33+5'22+12'47+09'59 9,5/8,5
1979 Edel K.Sanderling/OSinfBerlín 10'48+4'47+10'05+10'23 8,5/8
1981 Decca Ashkenazy/Philharmonia 09'44+4'36+09'28+09'17 10/9,5
1991 Decca Blomstedt/OSanFrancisco 10'31+4'41+10'59+10'09 9/9,5
1996 RCA C.Davis/OSinfLondres 10'55+4'53+12'17+09'13 8,5/9,5
2009 LSO C.Davis/OSinfLondres 11'42+4'58+12'41+09'21 9/8

No. 5
1966 Decca Maazel/OFilViena 11'57+07'12+08'04 7/7,5
1967 EMI Barbirolli/OHallé 14'07+09'07+10'01 9,5/7,5
1968 Testament Barbirolli/OHallé 13'47+08'58+09'22 9/7
1972 Edel K.Sanderling/OSinfBerlín 14'26+08'42+09'19 8/7
1974 EMI Berglund/OBournemouth 13'34+09'11+09'26 7/8
1975 Philips C.Davis/OSinfBoston 15'01+09'03+08'02 8/7
1977 EMI Karajan/OFilBerlín 14'08+08'56+09'05 8/7
1981 Decca Ashkenazy/Philharmonia 13'09+09'26+08'47 8,5/9
1987 Sony Salonen/OPhilharmonia 14'00+10'03+09'27 8,5/8
*1987 C Major Bernstein/OFilViena 15'02+10'16+10'17 10/8
1988 EMI Rattle/OSCBirmingham 12'47+08'21+09'15 9/8
1989 DG Bernstein/OFilViena 15'15+10'04+10'15 10/9
1991 Decca Blomstedt/OSanFrancisco 13'48+08'14+09'07 8,5/9,5
1996 RCA C.Davis/OSinfLondres 13'16+08'15+08'46 9/9,5
2009 LSO C.Davis/OSinfLondres 13'37+08'08+09'12 9,5/8
No. 6
1968 Decca Maazel/OFilViena 8'24+4'03+3'02+08'42 5/7,5
1970 EMI Barbirolli/OHallé 9'22+6'55+3'43+09'52 10/8
1974 EMI Berglund/OBournemouth 9'34+6'25+4'04+11'29 7,5/8
1976 Edel K.Sanderling/OSinfBerlín 9'02+7'02+3'25+09'50 8/7,5
1977 Philips C.Davis/OSinfBoston 7'54+4'31+3'46+08'23 7,5/7,5
1981 EMI Karajan/OFilBerlín 8'28+6'01+3'16+09'19 8/8
1985 Decca  Ashkenazy/OPhilharmonia 9'39+5'42+3'54+9'17 9/9
1995 RCA C.Davis/OSinfLondres 8'36+4'40+3'36+09'03 8,5/9,5
1996 Decca Blomstedt/OSanFrancisco 9'24+6'28+3'33+10'23 9/9,5
2009 LSO C.Davis/OSinfLondres 8'27+4'50+3'41+08'49 9/8

No. 7
1956 EMI Beecham/ORoyalPhilh 20'17 6/7
1966 Decca Maazel/OFilViena 21'18 7,5/7,5
1967 EMI Barbirolli/OHallé 21'54 10/7,5
1973 EMI Berglund/OBournemouth 21'55 8/8
1975 Philips C.Davis/OSinfBoston 21'20 6/7,5
1979 Edel K.Sanderling/OSinfBerlín 23'49 9/8
1983 Decca Ashkenazy/OPhilharmonia 22'40 8,5/8,5
1987 EMI Rattle/OSCBirmingham 22'30 8,5/8
*1988 C Major Bernstein/OFilViena 25'03 9,5/8
1989 DG Bernstein/OFilViena 24'54 9,5/9
1995 Decca Blomstedt/OSanFrancisco 22'27 8/9,5
1997 RCA C.Davis/OSinfLondres 22'51 9/9,5
2009 LSO C.Davis/OSinfLondres 22'27 9/8






























































































viernes, 13 de marzo de 2015

La mejor opción para “Nabucco” en DVD/Blu-ray: el incombustible Plácido

 

Sony acaba de publicar la, para mí, versión más recomendable hasta ahora en DVD de la primera gran ópera de Verdi. Filmada en Londres en abril de 2013, tres son los puntos más fuertes de esta interpretación, tres puntos decisivos: los dos principales protagonistas vocales -Nabucco y Abigaille- y el director de orquesta. No es poco que estos tres elementos sean estupendos, teniendo en cuenta además que la calidad videográfica es, por primera vez, superlativa. Tampoco hay fiasco alguno entre los restantes papeles principales, y la puesta en escena me parece de lo más razonable dentro de las que no siguen al pie de la letra el libreto.

El caso Plácido Domingo es asombroso. Este hombre se ha consolidado en los últimos años, cuando se valoran sus aportaciones a varios papeles baritonales -de Simon Boccanegra a Macbeth- como un fenómeno único. Ya lo fue como tenor, por el enorme número de roles en los que su interpretación había sido concluyente; más tarde como director de orquesta -faceta poco conocida por muchos, pero en la que se le deben destacados logros- y como gerente artístico de teatros de ópera.

Pero es que en los últimos años su incorporación de varios personajes baritonales no ha sido, no está siendo, precisamente desdeñable. Hay quienes opinan que hay un factor en Domingo que lo invalida de plano para asumirlos: que su voz no tiene color baritonal. En efecto, no lo tiene (plenamente). Pero que esto sea para ellos lo único importante denota en mi opinión una fuerte miopía. Examinando, por ejemplo, esta encarnación suya de Nabucco se pone de manifiesto que Plácido se come, literalmente, como intérprete a sus rivales: su conocimiento del lenguaje y de la declamación verdiana no tienen rival, su fuerza expresiva y su convicción son arrolladoramente superiores a las de esos. Y esto se aprecia también en su actuación, tremendamente verídica y por ello tremendamente convincente. Los públicos de Milán, de Berlín, de Londres o de Nueva York así lo han entendido, y lo manifiestan en unas ovaciones tan sonoras como entusiásticas. Pero tenemos críticos musicales, particularmente en nuestro país, algunos incluso sabios, que son incapaces -o no quieren- verlo (bueno, en algún caso me temo que le ciega el odio. Muchos sabrán a quién me refiero). Ciertamente aparecen en el canto de Domingo graves poco sonoros, o deficientemente timbrados, mientras el centro suele sonar lleno y los agudos son firmes, espléndidos.

No menos impresión me ha causado Liudmila Monastyrska (que hace unas semanas me dejó pasmado como Lady Macbeth, con Barenboim en Berlín, también junto a Plácido). Es una de esas muy raras sopranos dramáticas de agilidad, dotada de unos agudos enormes, restallantes, así como de una considerable facilidad para la coloratura, que además domina con espléndida técnica la regulación de la dinámica, hasta mostrar preciosos pianos. Su Abigaille es, como debe ser, terrible y furibunda (en este aspecto su gestualidad es un poco primaria), pero también posee acentos de dulzura y sabe contenerse (a diferencia de, por ejemplo, Maria Guleghina, la mejor Abigaille de hace un par de décadas, que prácticamente sin cesar se mostraba como una furia, cantando fuerte casi todo el tiempo).

Vitalij Kowaljow (Zaccaria) posee una magnífica voz de bajo o más bien de bajo-barítono y luce graves suficientes e imponentes agudos, pero aquí y allá deja asomar ciertas deficiencias técnicas: creo que el bel canto no es el estilo más idóneo para él. Tras estos tres papeles tremendamente difíciles, los del tenor (Ismaele) y la mezzo (Fenena) son como es sabido mucho menos largos y exigentes: el joven tenor Andrea Carè parece poseer unas condiciones vocales muy prometedoras, pero aún resulta algo bisoño, mientras Marianna Pizzolato borda su parte con una línea impecable. La muy breve -pero no fácil- intervención del Sumo Sacerdote de Baal la han encomendado a Robert Lloyd, bajo que nunca me gustó por su extraña emisión como de patata en la boca, defecto del que nunca se ha librado, como tampoco del de pronunciar muy defectuosamente el italiano.

Hace tiempo que me había llamado la atención Nicola Luisotti como estupendo director verdiano; aquí lo manifiesta una vez más, con un sentido certero del peculiar sonido Verdi -acordes en f o ff contundentes, de cierta dureza, pero no cortos y secos como Toscanini o Levine- y con una garra dramática y una musicalidad infalible: ¡sencillamente magnífica su labor! Soberbia la orquesta, que rinde tan bien como con el mejor Pappano. En DVD nadie, ni siquiera Muti (sí en su grabación de audio, acaso la dirección más extraordinaria que haya escuchado) o Luisi me gustan más. También el coro está bastante por encima de lo habitual, cantando y sintiendo por ejemplo con impresionante recogimiento y hondura el famosísimo "Va, pensiero".

La escena, a cargo de Daniele Abbado (Milán 1958, hijo de Claudio) me ha parecido acertada y cabal: traslada la acción a tiempo reciente y, con elementos escenográficos muy simples, va directo a la esencia sin perderse en gestos superfluos ni caer en extravagancias. Mueve a los coros con especial naturalidad: todo me resulta muy creíble. La calidad audiovisual del DVD es sobresaliente (me imagino que mejor aún será la del correspondiente blu-ray), lo mismo que la realización filmada, pero ¡diantres! carece de subtítulos en castellano.

domingo, 8 de marzo de 2015

¿Está muerto Sibelius? El último (¿?) dislate de Norman Lebrecht

 

Bueno, quizá no sea el último dislate, puesto que el artículo titulado "Sibelius está muerto" fue publicado en la revista Scherzo en el mes de febrero, y ya habrá tenido tiempo el crítico musical británico de añadir alguno más a su larga lista. "El Mariñas [el gran cotilla del corazón] de la música clásica", que posee uno de los bancos de fotos musicales más nutridos, ha escrito en ese articulito una vehemente defensa de Carl Nielsen (lo que, por supuesto, me parecería muy bien), pero resulta que para hacerlo no ha tenido mejor idea que compararlo a Sibelius, nacido el mismo año de 1865, para arrastrar a este por el fango. "La cronología puede ser cruel con los compositores, sobre todo con los perdedores", escribe. No es la cronología lo cruel, en este caso lo es usted, solo usted. Porque, mal que le pese, Sibelius sigue bien vivo, en grabaciones y conciertos.

Sin embargo su breve panfleto tiene un montón de puntos débiles, muy fácilmente rebatibles. Por ejemplo, presenta a Nielsen como un santo varón (puede que sea cierto) frente a un malvado y casi degenerado Sibelius (un poco exagerado ¿no?). "Sus sinfonías (las del finlandés) son tan ordenadas como el plató de una película de Bergman" ¡Pobre Ingmar, qué culpas tendría el autor de maravillas como Fresas silvestres (indebidamente traducido por salvajes) para caer en manos del furioso británico! Afirma también que Nielsen es "más expresivo, más accesible y más fácil de apreciar": sin menospreciar al danés, me temo que ese es el deseo (o el delirio) de Lebrecht, pero no la realidad, que es, de hecho, la contraria. Luego, más abajo, se contradice flagrantemente: "¿cómo acercarse a este danés difícilmente accesible?", escribe.

Con evidente exceso habla de las "obras maestras para instrumentos de viento" de Nielsen. ¿Cuáles? Si refiere al Quinteto op. 43 ("es único, sin par en cuanto a sus colores oscuros y sus reconfortantes temas"), vaya, tiene un pase aunque creo que no es para tanto. Pero ¿cuáles son las otras obras del plural? Si hace referencia a los estupendos Concierto para clarinete y para flauta, no me parece muy exacto calificarlos como "obras para viento". En caso contrario, ignoro a qué otras "obras maestras" se refiere.

Pero centrémonos en lo que opina de Sibelius: su Primera Sinfonía es "blanda, ligera a lo Tchaikovsky, regresiva". No solo no es cierto que sea como él dice, sino que además, ¿qué le habrá hecho ahora el pobre Tchaikovsky? En su recorrido devastador por cada una de sus restantes sinfonías, Lebrecht "se olvida" de citar la Cuarta, obra audaz, originalísima difícilmente objetable (¡qué casualidad!). Según Lebrecht, las dos últimas sinfonías de Sibelius "llevan el sello de un truculento individualismo". Pero, además de parecerse bien poco entre ellas, son partituras excelentes; la Séptima, una auténtica genialidad. Tampoco "se acuerda" de citar el asombroso poema sinfónico Tapiola o la sobrecogedora música incidental de Pelleas y Melisande, mira por dónde.
"Hay en sus texturas [de Nielsen] una tensión un poco dura que Sibelius hubiera alisado, una percepción de la tormenta existencial que apenas se percibe en el finlandés". Pues buena parte de la obra de Sibelius no tiene sus texturas precisamente alisadas, y desde luego que su tormenta existencial se cuela por doquier en su música, lo vea Lebrecht o sea ciego a ello.

Aplaude a Bernstein por haber dado a conocer a Nielsen al gran público. Pues bien: el genial director norteamericano pudo apuntarse, sí, ese tanto, aunque no en solitario, pero da la casualidad de que el autor de Candide se ocupó desde el podio no poco de Nielsen, ¡¡pero mucho más de Sibelius!! Y empleándose a fondo, hasta el punto de haber sido, junto a -o después de- Barbirolli, el más grande intérprete del sinfonista finés.

"La edad de Sibelius ha terminado" -afirma terminante- pues "ningún compositor del siglo XXI cree que tenga un papel como modelo". ¿Algún gran compositor del siglo XXI tiene como modelo a Mozart, a Schubert, a Chopin, a Brahms, a Richard Strauss? No. ¿Significa eso que la edad de esos enormes músicos haya terminado? ¡Menudo sofista!

No voy a echar a pelear a Nielsen con Sibelius, pero sí quiero dar los nombres de algunos directores que se han ocupado de la música de este último, en disco: desde Furtwängler y Kussevitzky a Oramo y Storgards, pasando por Ashkenazy, Barbirolli, Barenboim, Beecham, Bélohlávek, Bernstein, Blomstedt, Boult, Celibidache, Andrew y Colin Davis, Ehrling, Fedoseev, Flor, Frühbeck, Gibson, Herrmann, Horenstein, Jansons, Järvi, Kajanus, Kamu, Karajan, Kletzki, Kubelik, Leinsdorf, Levine, Maazel, Marriner, Mehta, Mitropoulos, Monteux, Muti, Oramo, Ormandy, Ozawa, Previn, Rattle, Rosbaud, Rozhdestvensky, Salonen, Sanderling, Saraste, Sargent, Schippers, Segerstam, Sinopoli, Stokowski, Szell, Temirkanov, Toscanini, Vänskä... Por no hablar de los violinistas (no falta uno solo de los más grandes) que han abordado su Concierto. ¡Qué ilusos todos ellos! ¿Por qué dirigen, tocan y graban una música que está muerta?...*

Finalmente, la arrogancia le puede a nuestro crítico: "estoy a punto de escandalizar a cinco millones de finlandeses", dice. ¡Ah! ¿Cree que lo van a leer cinco millones de compatriotas de Sibelius? A mí, que no soy finlandés, no me ha escandalizado (lo hace quien puede, no todo el que lo intenta): simplemente me ha afirmado en mi largamente mantenida opinión de que es un gran capullo. (Mi buen amigo Miguel Ángel de las Heras, que fue quien me dio a leer el dichoso articulito, me dice que está tan de acuerdo con lo que escribo, que quiere sumarme expresamente a él, firmándolo también).

*como curiosidad: aunque Klemperer no grabó nada de Sibelius, dirigió las Sinfonías 1, 2, 4 y 5, así como El cisne de Tuonela.










miércoles, 4 de marzo de 2015

Dos blu-rays de C Major con música de Richard Strauss: Thielemann y Nelsons

 

El primero, grabado en la Semperoper de Dresde en junio de 2014, contiene un programa la mar de interesante: Ernster Gesang (Canto serio) para orquesta de Wolfgang Rihm, una estupenda página (de unos 13') compuesta para la ocasión y que constituye un homenaje a Brahms (en referencia concreta a sus geniales Cuatro cantos serios), seguida de los Últimos Lieder de Strauss. Y no digo los "cuatro", porque aquí son cinco, puesto que entre el primero (Frühling) y el segundo (September) de los habituales Cuatro Últimos se ha intercalado Malven, que desde hace años se sabe que fue el ultimísimo compuesto por su autor, concretamente en noviembre de 1948 y dedicado a la gran soprano Maria Jeritza. Este lied, escrito para voz y piano y aquí orquestado por Rihm, es precioso, por supuesto, pero no estoy muy seguro de que encaje debidamente con los otros habituales cuatro. En todo caso, llama la atención cómo la gran Anja Harteros deja pasar el primero, Frühling, sin pena ni gloria, para mejorar mucho en September y dejanos boquiabertos en Beim Schlafengehen (¡qué belleza de canto y de expresión!) y sobrecogernos en Im Abendrot, en el que se transfigura, logrando una belleza vocal suprema y una transmisión íntima y emocionante a más no poder del conmovedor texto de Eichendorff. Creo no exagerar diciendo que jamás he escuchado cantar así este lied sublime. Tres coincidencias con la reciente grabación de los Cuatro por Anna Netrebko y Barenboim: la soprano rusa pasa un poco de largo por el primero, para remontar muchísimo en los dos últimos, y cómo también, ni Barenboim ni Thielemann me convencen en una introducción apresurada y algo insípida de Im Abendrot; sí aciertan en su inefable conclusión, más el argentino que el alemán, que no pasa en conjunto del notable en estos lieder.

La Sinfonía Alpina ya la había grabado Thielemann en dvd, con la Filarmónica de Viena, tan solo tres años antes (Opus Arte), con resultados que distaron de entusiasmarme. Ahora ha mejorado, sin duda, pero no a lo largo de toda la obra, sino sobre todo en el final (desde la "Puesta del sol"), que borda sin la menor reserva. Pero sigo teniéndolas en varios pasajes: por ejemplo, la "Salida del sol" carece del esperado fulgor, en la "Entrada al bosque" me molestan ciertos portamentos, "En los pastos de la montaña" me resulta un poquito banal y la "Visión" tampoco levanta el vuelo. Soberbia la Staatskapelle de Dresde, con la única reserva de unas trompetas algo apuradas en "En la cima" (!). Y magnífica la grabación, superior a la de Opus Arte.

El segundo blu-ray recoge la filmación de un triunfal concierto habido el día de navidad de 2013. En él se confirma por enésima vez la excepcional talla del más grande de los directores jóvenes (n. 1978), el letón Andris Nelsons, flamante director ya de la Sinfónica de Boston, y que había dado numerosas pruebas de ser uno de los más grandes intérpretes de Strauss (su Vida de héroe con la Filarmónica de Berlín, como puede comprobarse en la transmisión del Digital Concert Hall, es asombrosa, alucinante, bastante diferente pero tal vez al nivel estratosférico de Barenboim en su reciente grabación para DG). El Zaratustra de este blu-ray, superior incluso al de su soberbia grabación con la Orquesta de Birmingham (Orfeo 2014), es más apasionado y visionario que opulento, y cuenta con un (anónimo: el cuadernillo no lo cita) excelente violín solista, además de con una orquesta excelsa, abiertamente superior a la del referido CD. Creo que solo Maazel con la Filarmónica de Viena (DG) me gusta un poquito más aún, lo mismo que la fabulosa versión (no publicada en disco) de Dudamel con la Filarmónica de Berlín en abril de 2012, superior aún a la de su toma por DG.

El juvenil poema sinfónico Macbeth (1886-91) cuenta con pocos defensores entre las grandes batutas: aquí Nelsons demuestra creer en él tanto como Maazel, alzándose hasta el altísimo nivel de las dos grabaciones de éste (DG en Viena y RCA con la Radio Bávara): es una partitura que reclama mayor atención. Till Eulenspiegel era ya lo mejor del citado CD; aquí, con un conjunto aún más extraordinario, lo borda hasta el punto de convertirse en una de las interpretaciones más perfectas e interesantes de la discografía: una recreación asombrosa por su diáfana realización y por atender a todas las vertientes expresivas imaginables en este genial poema sonoro, sin caer en exageraciones. (Para mí, el Till más genial que he escuchado es el que Barenboim hizo en público con la Filarmónica de Berlín el 13 de junio de 2009, en retransmisión del referido Digital Concert Hall). La toma de sonido, siendo espléndida, no es quizá tan buena como la del blu-ray anterior.