domingo, 14 de noviembre de 2010

El único “Rigoletto” con Juan Diego Flórez

Juan Diego Flórez causó un gran revuelo cuando anunció que no venía al Teatro Real a cantar el Duque de Mantua en el Rigoletto anunciado para la temporada 2008-09 del coliseo madrileño. Seguramente hizo bien, pues su voz es excesivamente ligera para un papel que es puramente lírico, y ya conocemos de sobra las nefastas consecuencias que este tipo de aventuras acarrea para muchas voces. La suya parece que, como la de Alfredo Kraus, va a evolucionar muy poco (sobre todo, si no la fuerza, que fue lo que también hizo el insigne tenor canario, manteniéndose toda su carrera fiel a un repertorio muy reducido, quizá demasiado, pues pudo haber cantado más Mozart, por ejemplo). O sea, que parece buena idea que Flórez no haga el Duque de Mantua; pero ello no quita para que también sea buena la idea de haberlo cantado en una producción (Ópera de Dresde, junio de 2008), y que fuese filmado. Para que podamos conocerlo y también degustarlo y admirarlo.

Aquí está, y además rodeado de elementos sobresalientes, empezando por la batuta de Fabio Luisi, uno de los más grandes directores verdianos de la actualidad (hecho que no parece suficientemente conocido). Dirección enérgica, dramática, sí, de sonido puramente verdiano, pero también muy rica en matices y aportaciones siempre muy en consonancia con la situación del libreto y con la propia música. Soberbia la Staatskapelle de Dresde. El propio Flórez está muy bien, sobre todo en los momentos más melódicos, con propensión a una óptica belcantista, belliniana podríamos decir (lo que se nota en particular en “Parmi veder le lagrime”). Lo que menos me ha gustado es una mera anécdota: el sobreagudo al final de “Possente amor”, que no queda bien y no le queda bien (cayendo en el mismo error que Kraus).

El protagonista ha sido una sorpresa agradable: buena voz, no lo suficiente dramática, buen cantante –capaz de matizar casi siempre lo suficiente– y buen intérprete, aunque no muy buen actor. Dista de ser Dieskau, McNeil o Bruson, pero es posible que hoy no lo haya mejor.

Lo mejor del reparto es, en cualquier caso, Diana Damrau: conocida por sus excepcionales cualidades como soprano ligera, resulta ser una lírico-ligera (casi lírica) también extraordinaria; sin haber perdido sus sobreagudos, con agudos bellísimos incluso en piano, posee una línea de canto prácticamente perfecta y una expresividad conmovedora. Correctos o más que eso los papeles menores, empezando por Georg Zeppenfeld como Sparafucile, Christa Meyer (Maddalena) y Markus Marquardt (Monterone). Muy sensata y eficaz la puesta en escena de Lehnhoff, no estrictamente tradicional, con algunas metáforas que funcionan a pedir de boca. Para mí, en conjunto, el mejor Rigoletto en DVD.

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