sábado, 15 de septiembre de 2012

La Quinta y la Séptima de Bruckner por Celibidache en DVD

      

Sumándose a la Cuarta de Arthaus y a la Sexta, Séptima y Octava de Sony, todas ellas con la Filarmónica de Múnich, aparecen ahora la Quinta, con esta orquesta, en Arthaus (una toma en la Philharmonie im Gasteig, Múnich, de 1985), y la esperadísima Séptima con la Filarmónica de Berlín (¡después de 38 años sin dirigirla!) en EuroArts, ésta también en Blu-ray. Esto es, al parecer, todo lo que se conserva de Bruckner por Sergiu Celibidache con imágenes. Fue su compositor predilecto en los últimos lustros de su vida y lo dirigía con mucha frecuencia (en Madrid, sin ir más lejos, le escuchamos varias veces en conciertos memorables).
Esta devoción del genial director rumano por Bruckner se aprecia en la mayoría de sus interpretaciones, con o sin imagen. Pero, por muy sublimes que sean casi todas ellas, que lo son, son versiones tan personales que difícilmente pueden ponerse como modelo, en primer lugar porque se apartan, sobre todo en los tempi, lentísimos, de la tradición más afianzada. O sea: geniales, sí, pero no siempre modélicas.
La Quinta que acaba de salir, sin embargo, no es enormemente lenta, sino sólo “bastante”, por así decirlo (casi hora y media). Pero, como ocurre en sus mejores ocasiones, esa lentitud no se traduce en pérdida de tensión, aunque ésta no sea siempre evidente, sino sólo soterrada. La densidad, la hondura, la belleza y la nobleza están ahí en grado superlativo, pero también el dramatismo; lo que queda al margen casi por completo es, quizá (y digo quizá porque una misma interpretación de Celibidache no nos dice dos veces exactamente lo mismo, ni mucho menos; y esto creo que pasa con él más que con otras batutas) la rebeldía y la furia de otras versiones más extravertidas o turbulentas.
La Filarmónica bávara le suena admirablemente, sobre todo la cuerda y el empaste global, pero algunos solistas del viento no son de lo mejor que hayamos escuchado (las flautas, los metales en la tremenda coda final). La imagen, en 4:3, es de calidad mediana, y el sonido, aceptable, aunque con un leve filo de distorsión en algunas frecuencias. Aun así, un DVD en mi opinión imprescindible para todo amante de Bruckner.
La Séptima, de 1992, posee (en Blu-ray, que es el que he visto) mayor calidad de imagen (estándar de la época, más o menos) y, sobre todo, de sonido, de una profundidad, densidad, compacidad y belleza extraordinarias, con lo que el disfrute de las fabulosas cualidades de la Filarmónica de Berlín (aquí multiplicadas gracias a la sabia batuta) queda garantizado. (Puede que haya una leve compresión dinámica en la toma original, pero es poca cosa).
Ahora bien, el formato original de 4:3 lo han transformado en 16:9, con los consiguientes cortes de una franja superior y otra inferior, variable, ajustado según los fotogramas. Algo que no debería haberse hecho, sin duda, pero que no me lleva en absoluto a aborrecer de esta publicación, como les ha ocurrido a otros críticos (véase el blog de Fernando Lopez Vargas-Machuca “Ya nos queda un día menos”, con cuya crítica musical estoy, por cierto, completamente de acuerdo: dos primeros movimientos muy dilatados: excelsos, inenarrables; y “sólo” magníficos los dos últimos). No, no me parece que sea para tanto y no pienso, bajo ningún concepto, privarme del goce de ver y escuchar esta versión, que es seguramente el más grande Bruckner legado por “Celi” y, por supuesto, una de las más altas cimas de la historia en la interpretación de este compositor.
Me he acordado mucho del tristemente fallecido Carlos Ruiz Silva, crítico musical y amigo, que tenía a Celibidache por –a distancia– el más grande director de todos los tiempos. ¡Cuánto hubiera disfrutado con estas publicaciones!





6 comentarios:

  1. Yo compraré esa Séptima con independencia del "cropping" de 4:3 a 16:9 -práctica deleznable que arruina cualquier imagen, ya sea un concierto o una película: da igual- . En realidad la compraría incluso sin imagen, porque lo que suena es tan grande que no puede uno resistirse. Pero sí que creo que es algo que merece ser criticado. Menudos herederos los de Celibidache y vaya ideas las de los editores, que aún creen que estas cosas van a hacer que se venda más... J.S.R.

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  2. Buenos días,
    con respecto a la lectura de "Sinfonía nº 7" por Celibidache y los Filarmónicos Berlineses, he de decir que escucharla en directo a través de Radio 2 (hoy Radio Clásica de RNE) fue una de esas experiencias que uno no olvida jamás. ¡Es una verdadera lástima no haber presenciado aquella velada en el patio de butacas de la Philharmonie! A pesar de las limitaciones de la emisión radiofónica, enseguida me di cuenta de que estaba asistiendo a algo excepcional, a un concierto destinado a convertirse en "histórico", que necesariamente me obligó a reconsiderar a partir de entonces mi particular "canon" en cuanto a la intepretación bruckneriana.
    Dejando de lado las deficiencias técnicas de esta redición apuntadas aquí, animaría a comprar esta lectura genial a cualquier aficionado a la música clásica.

    Saludos cordiales.
    Antonio Castro.

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  3. Muchas gracias por acordarte de mi padre, Ángel.

    Un abrazo,

    Eugenia

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    1. Eugenia:
      Creo que me acuerdo de ti, aunque hace mucho tiempo que no te veo. De tu padre me acuerdo con mucha frecuencia y mucho dolor. Aunque a veces discrepábamos en gustos -pocas veces- le tenía en mucho aprecio y tanto desde Polygram como desde el Teatro Real le encargué multitud de textos, como seguramente sabes. Mis más cordiales saludos. Ángel.

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  4. Ángel:

    ¿Tienes idea de por qué Celibidache sentía un profundo desprecio por las obras de Mahler?

    Te lo pregunto porque quizá la respuesta se asemeje a un comentario tuyo que dice:

    "[...] y hablando en general de Mahler, yo creo que hoy está algo sobrevalorado y sobreinterpretado y grabado; lo mismo ocurre con Shostakovich: ambos son en ocasiones bastante irregulares, incluso dentro de una misma obra, y cojean de lo mismo: sobreactuación, exhibicionismo, falta de contención.

    Los veintitantos minutos de la Sinfonía Inacabada de Schubert dicen para mí tanto o más que los ochenta y tantos de la Sexta de Mahler, y eso que la tengo por la mejor de las suyas tras la Novena."

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    1. No sé por qué no le gustaba especialmente Mahler... ni idea de si comparto sin saberlo algunas de sus opiniones sobre él. Lo cierto es que yo le escuché unos admirables Kindertotenlieder con Gerard Souzay, y por ahí circula una grabación suya (en público) con Brigitte Fassbaender al menos tan excelente.

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