viernes, 18 de enero de 2013

Mi ciclo favorito de las Sinfonías de Beethoven: Barenboim en Londres 2012

    

Me pasó un amigo la filmación, de la BBC, de los “Proms” del verano de 2012 (entre el 20 y 27 de julio), en los que Daniel Barenboim dirigió a la West-Eastern Divan Orchestra las 9 Sinfonías de Beethoven, e intercaladas entre ellas, varias composiciones de Pierre Boulez. La transmisión fue buena, pero en todo caso muy inferior (en sonido y, sobre todo, en imagen) a la que semanas más tarde hizo la cadena francoalemana Arte en alta definición (Arte HD), que sólo adolece de cierta compresión dinámica en los fortísimos (una auténtica cruz en las transmisiones de música clásica). La problemática acústica del enorme Royal Albert Hall ha sido sorprendentemente obviada por los ingenieros de sonido.
Vista y escuchada atentamente esta última retransmisión, varios amigos melómanos y yo hemos llegado, todos a una, a la conclusión de que se trata, en conjunto, de la interpretación más admirable que recordamos del referido ciclo. Sigue, evidentemente, los pasos de la interpretación grabada por Decca (“Beethoven for all”) en Colonia el verano anterior, igualmente en público (conciertos en los que estuve presente), pero no publicada más que en audio (la previamente anunciada filmación no se produjo, salvo en el caso de la Novena, que tampoco ha sido comercializada). Sí, la sigue, pero, en general, la interpretación está aún más pulida y cuidada, los detalles son más aquilatados (en la dinámica y en la agógica), la claridad instrumental está aún más iluminada, la ejecución es aún más rica en matices.
La sabiduría barenboimiana en Beethoven no tiene igual, su conocimiento es exhaustivo, su profundización asombra. Y su entrega y su fuego no han hecho sino avivarse; ahora bien, no hay excesos de ningún tipo, ni exhibicionismo o brillanteces superfluas.
Sobre la versión de los CDs de Decca ya hablé en este blog. Sólo voy, por tanto, ahora a señalar algunas apreciables (aunque casi siempre leves) diferencias que pueden apuntarse. Gracias sobre todo a un finale irresistible, esta Primera es quizá mi versión predilecta de cuantas conozco. La Segunda vuelve a resentirse por un Larghetto algo apresurado, en el que se cuela un cierto espíritu biedermeier que no me satisface. Si se sustituyera este movimiento por el de su grabación de Teldec (con la Staatskapelle Berlin) se redondearía una versión formidable. La “Heroica” es, milagrosamente, una interpretación tan de una pieza, tan esencial y, pese a su ausencia de efectismo, tan demoledora como la del disco Decca.
Si la Cuarta discográfica es una maravilla, es posible que ésta vaya un poco más lejos todavía. Increíbles la introducción y el paladeado y poético Adagio, en el que la clarinete solista (Shirley Brill) da una lección de musicalidad más allá de todo lo escuchado en cualquier otra interpretación. Muy similares ambas Quintas: una versión de gran pathos y potencia sin la menor exageración, sin abusos dinámicos. Asombrosos los contrabajos en el scherzo, capaz de matices impensables.
Muy en la línea, también, de la del disco, la “Pastoral” es igualmente cálida y sensual (más bien que contemplativamente giuliniana, para entendernos), con una Escena junto al arroyo más depurada aún. De no dar crédito las maderas (el flauta Guy Eshed, el oboe Ramón Ortega, el clarinete y el fagot principales): sobre ellos tengo que decir que nunca, en ninguna grabación de ninguna de las mejores orquestas, he escuchado tal entrega, devoción y belleza. ¿Son instrumentistas mejores que los de Viena, Berlín o Chicago? Tal vez no; me cuesta creerlo. Pero tocan con un fervor literalmente incomparable. El entusiasmo de los músicos del Diván, lo mismo que su su energía, son algo que llama la atención y que emociona profundamente. Eso hace que no echemos de menos aquí a ninguna de nuestras orquestas favoritas.
En la Séptima de los Proms el finale es quizá aún más volcánico (tanto como en el concierto tras la caída del Muro de Berlín: Barenboim con la Filarmónica de Berlín, CD y DVD Sony). La Octava es particularmente robusta y rotunda: compagina elegancia y pasión. Me ha gustado un poquito más que en el disco el Allegretto scherzando.
Y en la Novena destacaría una introducción del último movimiento absolutamente genial, con unos contrabajos que no sólo suenan y tocan de escándalo (¡nunca he escuchado algo así!), sino que (como dice mi amigo José Sánchez) parecen hablar, contar una historia. René Pape, de voz dominadora e inteligencia superlativa, es el mejor bajo que haya escuchado en esta dificilísima parte. Buena voz la del tenor Michael König, con alguna apretura al final de su primer solo y en el último cuarteto. Algo tremolante ya (¡lástima!) la gran Waltraud Meier, y segura, pero de timbre afilado algo desagradable en el agudo Anna Samuil. El Coro, “National Youth Choir of Great Britain”, muy nutrido, estuvo realmente sensacional (bastante mejor que el de la Catedral de Colonia): cantaron todos ellos sin partitura y en ningún momento gritaron en la inclemente, castigadísima por Beethoven, zona alta.







5 comentarios:

  1. Sr. Carrascosa, veamos:
    Barenboim en estas actuaciones, como en otras recientes anteriores (tampoco puedo pormenorizar como usted)lleva el estilo romántico tradicional de interpretar Beethoven a su máxima expresión técnica. Hasta aquí perfecto.
    El problema que personalmente se me origina es el tratar de ver o de escuchar lo que usted describe, como lo máximo...digamos.Y claro aquí es donde no estoy de acuerdo. Creo que para darle un 10 a cualquier representación musical o artística se deben valorar muchas cosas, y digo muchas cosas incluso más allá de la parte técnica y emocional sobradamente contrastadas aquí.
    Ahondando en mi apreciación anterior personalmente pediría tres virtudes más: sonido propio (tal vez, más o menos, lo tenga), detalles originales (rotundamente no los observo) y aportación nueva, en general, a estas trilladas interpretaciones (no observo tampoco). Por consiguiente, me parecen unas interpretaciones muy buenas que admito puedan gustar a mucha gente, pero como a un servidor no le dicen nada especial pues me quedo con otros, y se los señalo: Klemperer (creo que la integral más original de todas, le escuchas y rápidamente sabes que es Don Otto), Bolmstedt/Dresden, Kletzki/Filarmónica Checa (Supraphom), Szell/Cleveland y..dentro de las modernas Jarvi, y aquí, si me permite, quiero detenerme para señalar algunos detalles: Originalidad (si, heredero de Harnoncourt como otros son herederos de otros, pero original a fin de cuentas); belleza sonora a raudales (excepcional orquesta de cámara de Bremen)y ritmo endiablado que te engancha, y curiosamente dejando respirar a la música (a su manera, eso si). Un Beethoven que mira al futuro todavía más. El romanticismo está muy bien pero ya pasó.
    Volviendo a Barenboim, si, esta orquesta del Divan suena muy bien. Estoy escuchando en Youtube la tercera, sin imagen, y suena como cualquiera, creo.
    Atentamente.
    jmfurtwangler

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  2. Respeto sus opiniones, aunque no las comparto: ¡muy extraña me parece la selección de sus ciclos favoritos! (sobre el de Szell, que estoy terminando de repasar, quisiera escribir pronto).
    Detalles originales sí que hay en la de Barenboim londinense, pero no me parecen fundamentales. Y la originalidad porque sí me sirve para bien poco (Harnoncourt y, tal vez, Paavo Järvi); sí valoro la personalidad, por supuesto: la de Furtwängler, la de Klemperer...
    Lo más importante, tal vez, de las versiones de Barenboim, es su profunda sabiduría, su tremenda lógica, su hondura, su humanismo... Y para terminar: no estoy de acuerdo con que las suyas sean versiones "románticas": ahí creo que yerra por completo. Podrían serlo muchas de Walter, de Böhm, de Giulini, pero no las suyas. Pero, en todo caso, no se engañe: el Romanticismo no ha pasado, ni pasará. ¿Pasarán Chopin, Schumann, Liszt? ¡¡No!!

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  3. Si, si, aprendo mucho, sobre todo de su réplica al contrastarla con mis apreciaciones. Por si no lo he dejado claro, lo digo ahora: estas interpretaciones de Barenboim son perfectas, constituyen la culminación de un estilo en la interpretación de Beethoven. Simplemente que en la actualidad prefiero otras aportaciones.
    Sobre mis integrales favoritas, exceptuando Klezki, tampoco son tan raras. Klemperer es poco discutido; Blomstedt lo es más pero a mi me encanta (A Hurwitz en classicstoday también); Kleztki, por si no la ha escuchado, le adelanto ya que a usted (creo) no le va a gustar, pero lo he comparado con otros estéticamente próximos como Wand (muy considerado como usted bien sabe)y para mi no hay color. La belleza sonora y originalidad de Kleztki hacen a este ciclo claramente superior, para mi gusto; se le podría definir como una mezcla de Toscanini y Szell, o dicho de otra forma, un Toscanini amaestrado o suavizado con los detalles originales del propio Kletzki. El sonido de la Filarmónica Checa (la de Ancerl)de mediados de los sesenta era muy bueno y la masa sonora de estas interpretaciones está todavía un poco más aligerada que la de Cleveland. Eso si, se escucha todo. Un sonido bastante original en todo caso, y con el brio justo y necesario sin algunos de los excesos de Toscanini (y con mejor sonido claro). Se ha situado en esta misma línea interpretativa a Leibowitz o a Scherchen pero yo me quedo con Kletzki.
    En todo caso gracias por dejarme opinar en su blog.
    jmfurtwangler.

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  4. Estoy escuchando las sinfonías de Schumann por Barenboim, siguiendo una recomendación de Carrascosa, y estoy muy asombrado. No debería. Como ocurre en el repertorio central del argentino, el enfoque "macro" es perfecto, pero además de eso, en la dimensión "micro", su interpretación está cuajada de detalles. Espero algo de similar calidad en el ciclo de Beethoven que se recomienda aquí.

    Me gustaría apuntar algo para que el autor del blog pueda complementar un poco. Supongo que las conoce, pero no se suelen mencionar: las versiones de Beethoven de Casals con la orquesta Marlboro. Grabó las clásicas: 1, 2, 4, 6, 7 y 8. Me parecen magníficas. La orquesta es una agrupación para el festival, que incluye (muy probablemente) músicos de la sinfónica de Boston, pero también músicos en formación (supongo). Pero dejando eso a un lado, el enfoque humanista, rico en detalles y expresividad, es realmente sugestivo.

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    1. Tengo enorme curiosidad por escuchar esas Sinfonías de Beethoven por Casals; a este hombre le he escuchado cosas apasionantes como director, a veces discutibles pero siempre personales y sensatas. No me extrañaría que estas también fueran estupendas, pues era un no sólo un cellista, sino por encima de todo un músico de primerísima clase.

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