lunes, 7 de noviembre de 2016

El "fenómeno" Patricia Kopatchinskaja



Los Conciertos de Mendelssohn y Tchaikovsky

He aquí lo que escribí en este blog en mayo de 2015 tras escucharle a Patricia Kopatchinskaja el Concierto de Mendelssohn con la Philharmonia y Ashkenazy:

"Nada más comenzar el Concierto en Mi menor del mismo compositor se vio que la violinista Patricia Kopatchinskaja es una elección temeraria para esta bellísima partitura, de un romanticismo contenido en la apariencia pero muy intenso y muy profundo. La joven moldava (no tan joven: nació en 1977) posee un sonido raquítico y ratonero, una técnica terriblemente insuficiente -marrullera como ella sola- y una afinación imprecisa cada dos por tres. Pero todo esto dista de ser lo más grave: la musicalidad brilla cegadoramente por su ausencia. Es arbitraria, caprichosa, cursi y relamida hasta lo pimpante -en multitud de frases recurría a pianísimos literalmente inaudibles- e incapaz de escuchar a la orquesta (no ya de dialogar con ella), que la fue siguiendo como pudo (en el finale, sencillamente no pudo: ella, atolondrada y atropellada, iba siempre por delante).

Ashkenazy empezó muy bien, e incluso su primer tutti fue intenso y cálido, pero, por fuerza, fue desentendiéndose progresivamente de la música de la obra. El Concierto, que si dura menos de unos 28' mal asunto, se lo merendaron en 23'30": ni las grabaciones más arcaicas duran tan poco.
En mi opinión, esta mujer, de gusto musical deplorable, incapaz de cantar como dios manda una sola melodía, solo es posible que tenga un cierto nombre -aunque yo no la había oído nombrar- debido a los estragos ocasionados por la moda de los llamados instrumentos originales, refugio de músicos mediocres (sí, ya sé que los hay los también buenos). Lástima no tener una grabación de lo escuchado ayer, porque me vendría de perlas para mis clases. Pero tal vez me sirva su grabación del Concierto de Beethoven (¡qué valor!) con... Herreweghe: me temo lo peor, pero aun así dudo que pueda llegar al grado de perversidad de lo oído ayer. Que es, sin la menor duda, el peor instrumentista (violín o lo que sea) que haya escuchado nunca en años y años de conciertos de Ibermúsica. Lo que más me deprimió fue que, a las caritas, los movimientos danzantes y los gestitos interesantes que hacía la Kopatchinskaja, el público respondió aplaudiendo con fuerza. ¿De qué les han servido a estos aplaudidores años de asistir a conciertos? Aunque no conociesen la obra, saltaba a la vista el disparate total, pero es que además el Concierto de Mendelssohn es uno de los tres o cuatro más tocados y conocidos del repertorio. Aplausos que le permitieron tocar una propina: una disparatada y supuestamente humorística pieza contemporánea para dos violines (se le unió el concertino de la Philharmonia, que, me apuesto el cuello, le dará sopas con honda a esta señorita o señora)".

Fin de la cita. Acabo de escuchar, algunos meses después de que se publicara, un disco de Sony con el Concierto de Tchaikovsky tocado por ella, junto a la orquesta Musica Eterna dirigida por Teodor Currentzis. Pues bien: todo lo que escribí de la violinista hace año y medio es totalmente válido para este desgraciado Tchaikovsky. Así que no voy a repetir nada. El enormemente talentoso Currentzis, al que le he escuchado unas cuantas maravillas, ya sabía yo -por otras cosas suyas- que tiene mucho peligro. Aquí se halla como desconcertado: empieza con sonidos fijos, si vibración, al modo de los instrumentos originales (que son los que conforman su orquesta: ¡los mismos con los que hace música del XVII y del XVIII!) y pronto se ve que la dirección es insípida y fuera de lugar. Pero no consigue ponerse a la altura de su solista, su locura no llega a tanto. Es más, en algunos pasajes le cuesta seguirla (¡no me extraña!).

¿Por qué me extiendo tanto hablando de este disco y esta señora? Porque, señores, si hurgan en internet, podrán encontrar a críticos musicales que no se pronuncian claramente sobre ella, solo destacan su supuesta originalidad (es el caso de Pablo L. Rodríguez, en El País), o incluso que la ensalzan como una intérprete renovadora, una bocanada de aire fresco. ¡¡En manos de estos críticos se hallan multitud de aficionados incautos!! Ellos están forjando sus opiniones.   

18 comentarios:

  1. Comparto todo lo que dices. El Beethoven es insoportable, por ambos.

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  2. A pesar de vuestra preparación no tenéis ni idea de música, caballeros... mi mas sentido pésame. Perdonar que sea faltón, pero estoy viendo que si lo que escucháis no se ajusta a vuestras ideas, todo es mediocre, todo está lleno de nulos y el resto de la gente no entiende. Aunque te duela, la música está hecha para el público, no exclusivamente para entendidos elitistas que parece que son los únicos autorizados para opinar de ella. Que digáis que no os gusta un intérprete, vale, se entiende; pero de ahí a que exageréis diciendo que es"el peor instrumentista (violín o lo que sea) que haya escuchado nunca en años y años de conciertos de Ibermúsica" demuestra que a veces el afán de alcanzar la melomanía llega a obnubilar la percepción de la música e impedir que avance, y así nos va. Esta chica tiene horas y horas y horas y más horas de preparación y aprendizaje musical. No la conviertas o la rebajes al nivel de una aprendiz, que no lo es. Sonido raquítico: para ti será.. técnica terriblemente insuficiente...pues como será la "suficiente" juojuo!seguro que también pensáis que Yehudi Menuhin o Nathan Milstein eran unos paquetones del montón, dignos de ser ahorcados. Y bueno, cuando dices ésto: "¡¡En manos de estos críticos se hallan multitud de aficionados incautos!! Ellos están forjando sus opiniones. " ya se ve tu opinión..de paso podrías decir que los fusilen, que no se pierde nada. Y después de todo "esos pobres incautos" son los que le dan de comer al músico, los que lo alzan, y gracias a los cuales tú puedes escribir tus críticas musicales, y a su vez cobrar también. Un saludo

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    1. El pasado sábado, TVE 2 transmitió el Concierto de Tchaikovsky por la Kopatchinskaja. Me gustaría que los lectores de este blog juzguen por ellos mismos. A mí me confirmó, incluso por su vestimenta, que solo quiere lograr notoriedad a base de llamar la atención ("que se hable de mí, aunque sea bien"). Sí, esa chica (no tan chica) tiene preparación, pero ¡de qué modo la usa!
      Otra cosa: no pierda usted los papeles, yo no hablo de fusialmientos, solo usted.
      Finalmente: si el público es quien tiene la razón, las mejores obras musicales del siglo XX serían el Concierto de Aranjuez o Carmina Burana.

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    2. Grabé de la 2 el Concierto de Tchaikovsky. Esta mujer es una mamarracha. Creo que sería capaz de tocar con cabeza, pero si lo hiciera sería una violinista más entre tantas y tantos, y no de las mejores. Así que para llamar la atención de algún modo ha decidido hacer el indio. Y estamos hablando de ella, lo que no sucedería si tocase "normal". Es una tomadura de pelo lo que hace, pero hay gente que traga con todo. ¡YO NO!. Octavio.

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    3. Coincido con Anónimo. Me gusta esta mujer. Si fuera tan terrible como dicen los eruditos críticos no tendría premios ni grabaciones ni público en sus conciertos.

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  3. Ángel, trata de hacer un esfuerzo, mucha condena veo en tus juicios, ¿mala leche?, por favor libera tu mente.

    Se trata de una violinista fuera de serie...

    Saludos
    G. Colón

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    1. Simplemente, me molesta que intenten tomarme el pelo. Me parece una señora con una técnica considerable pero tremendamente antimusical. "Fuera de serie", sí, por suerte: no abunda la gente tran estrafalaria y que intente dar gato por liebre de manera tan descarada.

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  4. Este comentario ha sido eliminado por el autor.

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  5. Buenos días, por suerte hay vídeos en youtube para escuchar el trabajo de esta violinista y que cada cual saque sus propias conclusiones, en base a su criterio personal y gustos musicales, pues nada hay más subjetivo que el arte. La experiencia personal de dos individuos que asisten al mismo concierto puede ser diametralmente opuesta, y creo que cualquier discusión sobre quién tiene razón en alabar o criticar a un intérprete es estéril y una lucha de egos que nada tiene que ver con la música. En cualquier caso, creo que no se debería perder el respeto por el trabajo de las personas que se suben a un escenario... y desde luego, cualquier consideración sobre la vestimenta o la forma de moverse no tienen nada que ver con la música y deberían quedar fuera de una crítica musical,así como si el músico es más o menos joven...

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    1. Claro, Beatriz: cada uno puede sacar sus conclusiones; yo he sacado la mía y la expongo. O sea, dice usted que si cada uno opina cosas opuestas ambos pueden tener razón, porque es cuestión de subjetividad. ¿La tiene tanto quien opine que Beethoven es un genio como quien opine que no vale un pimiento?
      Quienes se suben a un escenario están expuestos a críticas, incluso muy duras; en este caso, esta señora me parece una impostora. Y creo que la propia vestimenta que se elige puede tener un cierto significado, aunque por supuesto no sea determinante.
      Finalmente ¿no se puede constatar si una persona es joven o no? ¿Hay que ocultar que cuando Menuhin grabó el Concierto de Elgar con el autor tenía 15 años? ¿En base a qué?

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  6. Ja ja ja ja. Lo mas curioso es que a Patricia le encantaría esta "crítica". Una extraordinaria violinista trasgresora y original. Su concepto artistico y musical la hacen quiza la violinista mas importante de nuestro tiempo. Nos ofrece una idea muy novedosa de lo que es una buena interpretación. Me fascina. Soy gran admirador de Patricia. Que pueda provocar todo tipo de críticas tontas como esta es parte de su encanto.

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  7. La manera de ejecutar de esta violinista me volvio a reencontrarme con la musica popular de los siglos pasados.

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    1. ¿Vivió usted en siglos pasados, o se refiere solo al XX? ¿Qué tiene de música popular el Concierto en Mi menor de Mendelssohn? Pues que esta violinista se dedique a tocar klezmer, o la llamada música céltica...

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  8. Tan sencillo como que a mí no me gusta su grabación de Tchaikovsky ni como toca el concierto de Mendelssohn. No puedo afirmarlo y no soy violinista, pero no creo que Tchaikovsky ni Mendelsshon tuvieran en mente algo parecido a lo que ella interpreta. Es más, no se si lo que ella interpreta es fiel a la partitura o se toma deliberadamente un exceso de libertades. Hay partes en las que las frases no se entienden, va a mucha velocidad, sin embargo las escalas no suenan con claridad y justo en esos momentos el volumen se hace pequeño, hay cierta heterogeneidad en sus tiempos, a veces innecesariamente rápidos o a veces lentos, pareciera que corta las frases como le pega la gana. Creo que tiene la capacidad para tocar bien ambas obras pero no se si lo que quiere es hacerse notar ella y no hacer notar la obra. En fin, no me gusta.

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  9. He caído aquí mientras escuchaba la grabación con Currentzis del concierto de Tchaikovsky. Hace ya algunos años asistí (por casualidad) un concierto de Kopatchinkaja en la propia Philharmonie de Berlin con la orquesta titular. Tocaba obra de Peter Eötvös, por tanto música contemporánea. Ahí no pude hacerme una idea de la concepción musical de la moldava. Eso sí, el "show" de su puesta en escena era innegable: descalza, despeinada y casi desafiante ante el público...Provocaba de todo menos indiferencia. Pero, al fin y al cabo, ¿qué es un artista si no? Más tarde he ido escuchando sus versiones de Mendelssohn, Beethoven, Sibelius... Y lo que sí que es innegable es que su estilo es reconocible, peculiar y (ahí está el quid de la cuestión) del agrado de mucha gente. A mí me parecen interpretaciones arriesgadas, "crudas" sí se puede decir así y faltas de "violinismo" (si me permiten la barbaridad). Patricia no busca parecerse a Janine Jansen, Mutter, Perlman, Menuhin, Stern, Hifetz... Quiere destacar, y vaya si lo está logrando.

    En cualquier caso, me jugaría un pincho de tortilla que, al igual que los pintores abstractos más geniales pueden copiar un Boticelli - al menos imitar las técnicas-, Kopatchinskaja quiere alejarse de todo en cuanto se ha hecho ya. Y, verdaderamente, a veces se agradece poder distinguir al intérprete desde el primer compás, ya no digo las codas!!!

    En resumen, que cada opinión es válida. Y que, en mi modestísima opinión no se puede en ningún caso denostar la extraordinaria capacidad artística de una de las mejores violinistas de los últimos 25 años. Volviendo al propio Currentzis, su apariencia física ha hecho de barrera para el gran público durante mucho tiempo... No vayamos entonces a crear un estigma porque alguien toque más o menos piano un pasaje, se vaya en los "tempi" (habría que crucificar a Celibdache, por su parsimonia...) o demás detalles. A mí, esta chica me emociona igual que otras versiones más "preciosistas". Lo mismo pasa con el piano de Kathia Buniatishvili...pero eso lo dejamos para otra ocasión.

    Un saludo y gracias por compartir vuestras opiniones.
    Raúl

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  10. Yo la he visto tocar, desgraciadamente, dos veces en directo y es un esperpento que destroza todo lo que toca. Me parece bien el ser peculiar e intentar ser un artista diferente, pero lo principal es saber tocar y esta mujer da vergüenza. Aunque es más vergonzoso los que la defienden. Los dos conciertos que he escuchado de esta señora es lo más vergonzoso que he escuchado en mi vida.

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  11. Buenas noches, en mi opinión, aquí hay un problema de base, y es tomarse a esta chica demasiado en serio. No me refiero a que sea mala violinista, porque la he oído tocar música folklórica (sus padres se dedican a ello, podríamos decir que lo ha 'mamado') y técnica y musicalmente es brutal, buenísima (su Tzigane de Ravel es de las mejores que he oído, enérgica, trepidante, virtuosística y a la vez con una 'pachorra' en algunos pasajes que recuerda a esos violinistas romaníes que tocan como si estuvieran tirados en el sofá y este tipo de música fuera fácil, que no lo es para nada). Mi crítica es que no entiendo muy bien por qué se sube a un escenario con orquestas 'serias' para luego hacer una performance, porque desde luego y por poner un ejemplo, el concierto de Tchaikovsky no es tal en sus manos, es una versión, una 'cover' como dicen ahora...es un poco el mismo concepto que Ara Malikian, un violinista como la copa de un pino cuyo nivel violínístico no puede valorarse en sus espectáculos, donde acaba con el arco espelujado, un violín malo lleno de resina y muchos fallos por el camino de tanto salto y correría...eso sí, ha hecho más por difundir la música clásica entre el gran público que probablemente grandes violinistas como Perlman, la Mutter o Janine Jansen, ahí nada que decir...pero son dos cosas distintas, el músico y el showman, y con la Kopatchinskaja pasa igual. ¿Que con toda la parafernalia musical y extramusical que se trae se diferencia del resto? ¡Por supuesto! Pero como violinista profesional y musicóloga que soy, lo siento pero para considerar esos conciertos (no a ella) como algo serio y de máximo nivel, tiene que cumplir unos mínimos. Entre ellos, tocar los pasajes rápidos con claridad (en el Tchaikovsky que he visto, el 1er movimiento tiene pasajes en los que patina, rasca y juraría que hasta se come alguna nota), afinar (ella y el violín también, la cuerda Re está baja) y conseguir una mayor 'paleta de colores' (expresividad, vamos, a parte de esa fuerza y esa sonoridad oscuras, que son maravillosas, me falta dulzura, cambios de dinámica progresivos que ni corten tanto el fraseo...etc). Tocando así jamás habría ganado un concurso internacional (y sin embargo tenemos a la brillante María Dueñas, que también es puro fuego tocando y se llevó de calle el Menuhin con apenas 20 años, porque además de su fogosidad y talento, es muy precisa en sus ejecuciones y no sacrifica la técnica por dar espectáculo, ni falta que le hace). A parte de todo esto, el respeto por el autor y el rigor histórico no es que brillen por su ausencia, es que la pieza está completamente descontextualizada, y eso nunca es bueno, ya que muchos de los sentimientos que propiciaron la creación de una obra se pierden por el camino y deja de tener tanto sentido (en este caso concreto, Tchaikovsky escribió el concierto mientras se recuperaba de una depresión ante el fracaso de su matrimonio con A.Miliukova, por el que ya se había intentado suicidar). Yo no veo esa desesperación profunda (no oigo 'llorar' al violín), esa apatía, esa pérdida de las ganas de vivir...
    Me llama también mucho la atención que toque con un pañuelo con la bandera del colectivo LGTBIQ+, ya que ni por esas conecta con la homosexualidad de Tchaikovsky, que además de su preferencia por los hombres, era una persona hipersensible, nada brusca, muy propenso a los ataques de histeria y a la melancolía...vamos, lo contrario a esas embestidas que mete la moldava cada dos por tres...así que no, siendo consecuentes, el 'para gustos colores' cuando estamos hablando de una interpretación seria, no lo compro. No todo vale para diferenciarse del resto, y menos sacrificando aquellas cosas que supuestamente marcan la línea entre artistas excepcionales y mediocres.

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    1. ¡Muchas gracias por su comentario! Creo, además, que tiene usted mucha razón en todo lo que apunta.

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