sábado, 21 de abril de 2018

Música de cámara en el Premio Jaén de Piano


Por primera vez se pudo escuchar a los concursantes en Quintetos

Hacía años que no acudía al Premio de Piano de Jaén, mi ciudad natal. En los tiempos de mi adolescencia aprendí mucho escuchando, desde la primera prueba eliminatoria a la final, a multitud de pianistas: comencé a distinguir, por ejemplo, entre los ejecutantes impecables y quienes eran además intérpretes, fuesen o no impecables.

Esta 60ª edición de 2018 ha contado con una novedad que me parece acertadísima: la inclusión de una penúltima prueba en la que se exigía a los seis prefinalistas intervenir en la interpretación de una importante composición camerística, lo que obliga a los pianistas a dialogar con otros pocos solistas: dialogar, la esencia de la música de cámara. Campo en el que quizá hay más música maravillosa que en ningún otro; sí, puede que más incluso que en la música orquestal o en la de piano solo. Intervenir, participar en la interpretación de este tipo de obras exige al pianista unas cualidades especiales que no todos los buenos instrumentistas tienen. Así que quien, además de tocar en solitario y de saber integrarse con una orquesta en conciertos (la prueba final), haga con cabeza música de cámara, será un músico más completo (al que le faltaría, si acaso, actuar junto a un cantante en la interpretación de lieder: colaboración que, en el fondo, es de algún modo, también, música de cámara).

Para esta primera edición camerística se han escogido los cuatro Quintetos para piano y cuerda más destacados de la historia de la música: los de Schumann, Brahms, Dvorák (el No. 2, op. 81) y César Franck. Se ha contado con la colaboración del Cuarteto Bretón. Ha dado la casualidad -no tan extraña- de que, de los seis concursantes, cuatro escogieron el de Schumann (¡en otra edición los tres finalistas escogieron el Tercer Concierto de Beethoven!) Uno se decantó por Brahms y otro por Dvorák. Ninguno (¡lástima!) por Franck (lo habían escogido nueve pianistas, pero ninguno de ellos llegó hasta esa prueba). Por cierto que en ediciones sucesivas no habría por qué mantener exclusivamente esta disposición instrumental; se podría optar por Cuartetos con piano y cuerdas: se cuenta con obras maestras de Mozart (dos), Schumann, Brahms (tres), Fauré (dos), etc. O incluso con Tríos para piano, violín y violonchelo: género abundantísimo.

3 comentarios:

  1. Hola, Ángel:

    Me alegra que vuelvas por Jaén (yo soy de Úbeda).

    Precisamente estuve repasando la discografía del quinteto de Brahms: Rubinstein/Guarneri, Fleisher/Juilliard, Pollini/Italiano, Virsaladze/Borodin... ¿Alguna predilección o sugerencia?

    Saludos cordiales.

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    1. No conozco la versión de Fleisher con el Juilliard, un cuarteto que considero algo sobrevalorado. Las otras tres me parecen muy buenas. La que más me gusta es, sin embargo, la de Barry Douglas con el Cuarteto de Tokio (RCA 1987).

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  2. Sí, además Douglas tiene una interesante integral pianística de Brahms en Chandos. En referencia a otras obras que citas, escuché hace poco la orquestación de Schoenberg del cuarteto con piano de Brahms (por Robert Craft) y la transcripción para dos pianos del quinteto de Schumann por su esposa Clara.

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