sábado, 25 de octubre de 2014

Pablo Heras-Casado dirige “L’elisir d’amore” con Villazón a cargo de la escena



           


Deutsche Grammophon ha publicado recientemente en DVD y Blu-ray una representación de El elixir de amor de Donizetti que ha tenido lugar hace poco (el libretillo no aclara la fecha) en el Festival de Baden-Baden. Es una versión difícil de calificar de un plumazo. El Blu-ray ha atraído mi atención como comprador ante todo por escuchar a Pablo Heras Casado, el joven y tan talentoso director granadino que aquí, al frente de una espléndida orquesta de instrumentos originales, el Balthasar-Neumann Ensemble (que, para mí, por suerte, apenas suena a arqueología) realiza una labor muy encomiable, con vivacidad, vitalidad (mayor de lo habitual, sólo con algún aislado exceso), cabal sentido musical y del estilo belcantista y estupendo control en la concertación (un detalle gracioso: cuando Nemorino prueba el elixir-vino y se le sube a la cabeza, la orquesta también suena piripi por unos momentos). Es, me parece, lo mejor de la versión. Y si el conjunto orquestal es sobresaliente, más aún lo es el coro (que además pronuncia la mar de bien el italiano y se mueve en escena con soltura).

También tenía su morbo saber qué haría Rolando Villazón como director de escena. Situando la acción en un plató de Hollywood en el que se rueda un spaghetti western –lo que podría ser uno más entre tantos hallazgos a los que nos quieren acostumbrar en los últimos tiempos– todo se desarrolla con cierta fluidez, salpicado de ocurrencias que aquí y allá pueden tener su gracia, pero que también a veces resultan irritantes por la reiteración o porque me temo que pretenden hacer gracia a toda costa sin conseguirlo siempre, ni mucho menos. Mientras Dulcamara es un jefe indio, Nemorino es (o pretende ser) nada menos que Cantinflas. Pero las más de las veces la actuación del tenor es más patética que otra cosa, pues imitar al célebre cómico mexicano no es fácil... En conjunto, la escena me parece más bien una patochada que otra cosa. Pero bueno, habrá gente a la que le divierta mucho, como le ha ocurrido a algunos críticos. Opino que sería mejor para todos que Villazón no intentase más dedicarse a estos menesteres.

¿Y los cantantes? Nada del otro mundo en conjunto: Miah Persson es aquí una soprano lírico-ligera notable, no sobresaliente, pues aunque se desenvuelve con propiedad y buen gusto en el papel de Adina, sin caer en ñoñerías ni resabios excesivos, posee un timbre no muy privilegiado, y algunos de sus sonidos no son muy agradables. Villazón, tras su retiro por deterioro de las cuerdas vocales, no suele mostrarse tan seguro y tan pletórico como antes (con la excepción, quizá, del concierto junto a Hampson y Nézet-Séguin comentado aquí), emitiendo los agudos con mucha menor proyección y brillo. No es, como se sabe, por su línea de canto un belcantista puro, pero sí posee buen gusto, musicalidad y sobre todo es muy comunicativo. Pero basta recordar cuánto mejor estuvo en su día (Viena, abril de 2005) junto a una maravillosa joven Netrebko, e incluso en Barcelona dos meses después al lado de una algo pizpireta María Bayo. También Ildebrando D’Arcangelo estuvo mejor y más en su sitio como Dulcamara –es decir, estupendo– en aquellas funciones vienesas magistralmente dirigidas en lo escénico, de forma totalmente tradicional, por el tantas veces rancio Otto Schenk.

Fatal Roman Trekel como Belcore: el espléndido barítono-bajo alemán está completamente fuera de onda en este papel, apareciendo incluso en mal estado vocal (que esperemos no sea definitivo). Admirable, en cambio, como Giannetta Regula Mühlemann. La calidad técnica del Blu-ray es excelente, lo mismo que la realización, y esta vez disponemos de subtítulos en castellano.

Recomendable, pues, sólo a medias. Por suerte, disponemos (sólo en DVD) de la magnífica interpretación Virgin citada, en la que sólo desentona un poco el Belcore de Leo Nucci (no muy estilista del belcanto que digamos), con una orquesta extraordinaria (la de la Ópera de Viena, o sea más o menos la Filarmónica) e incluso muy bien dirigida en lo musical por el casi desconocido Alfred Eschwé (Viena, 1949).





2 comentarios:

  1. A usted no le ha gustado nada la puesta en escena. Pues no fue esa la reacción del público alemán, que la aplaudió muchísimo. Alfredo.

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    1. Sí, todo el teatro se puso en pie. Lo siento, no comparto con ellos ese sentido del humor. Admito buenos momentos y buenos gags, pero el conjunto me parece inncesariamente recargado de gracietas, muchas de las cuales no me hacen la menor gracia. En cualquier caso, no pretendo que todo el mundo opine lo que yo, claro.

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