Una
de esas cajas blancas a precio muy bajo que Sony edita con regularidad recoge
en 8 CDs todo (bueno, como luego se verá, se han olvidado de una cosa, no
menor), todo el Sibelius grabado por
Eugene Ormandy (1899-1985) para CBS/Sony (y tal vez también para RCA), desde
1957 hasta 1980. La enorme discografía del director húngaro, cuyo nombre de nacimiento
es Jenö Blau, es más bien poco conocida por estos pagos, y buena parte de ella
tiene fama mala o regular, debido a que -como quien dice- lo grabó todo y a que los prensados de los LPs de aquellos años
solían ser muy descuidados en España. Yo recordaba vagamente una Segunda Sinfonía del finés (la de 1957)
que escuché en LP y me había gustado bien poco. Ahora, que suena mucho mejor en
estos CDs remasterizados, no me parece tan floja... Por lo que conozco de este
director, que fue titular único de la Orquesta de Filadelfia entre 1938 y 1979
(!), a la que elevó al más alto rango, es Sibelius uno de los compositores que
mejor ha comprendido y servido. Había oído decir que los mejores Sibelius de
Ormandy eran los primeros que grabó; a mí me ha parecido justamente lo
contrario, en casi todos los casos. Las cuatro Leyendas de Lemminkainen que grabó para EMI en 1979 quedan, claro
está, fuera de esta caja. Son, por cierto, creo, la interpretación más lograda
de esta minitetralogía.
Aunque
las Sinfonías 1ª, 2ª y 7ª vienen en dos grabaciones cada una,
faltan sin embargo la 3ª y la 6ª, que al parecer Ormandy no llegó a
grabar. Otras piezas también vienen repetidas, entre ellas el Concierto para violín. No voy a entrar
en demasiados detalles, pero sí quiero sintetizar que Ormandy demuestra un
indiscutible conocimiento del sonido y el lenguaje sibeliano, y desde luego su
Orquesta, desde las tomas más antiguas hasta las más recientes, se luce lo
suyo, con un nivel siempre altísimo: muy brillante, sí, como la fama que le
acompaña, pero también cálida (¡qué cuerdas!) y transparente, con unas maderas
casi siempre maravillosas. Creo que no se puede poner en duda lo que le oí
decir a Frühbeck en una ocasión: "el maestro será más o menos discutido
por según qué interpretaciones, pero el solo hecho de mantener así de
formidable, durante tantos años, a su orquesta, tiene un mérito enorme". La
verdad, quizá fue durante años la más extraordinaria de América, hasta el
momento en que su compatriota Solti aupó a la de Chicago a lo más alto.
Las
interpretaciones que menos me han gustado son los dos Vals triste (1961 y 1973) o las Finlandia
de 1959 (versión con coro, el del Tabernáculo Mormón) y 1968, En Saga de 1963 (la de 1978 es bastante
mejor), la Segunda Sinfonía de 1958
y, sobre todo, el Concierto con Isaac
Stern (1970), una versión caliente y vistosa, pero rápida hasta el atropello.
Y
las que más, la Primera Sinfonía
grabada en 1978 (no publicada hasta 1984: de todas las sinfonías del álbum,
creo que la más lograda), la Cuarta
(1978), la Segunda de 1972, la Quinta (1975) y la última Séptima (1975), la segunda Suite Karelia (1975), Las Oceánidas y Tapiola (1976) y, por encima de todo, las dos grabaciones de El cisne de Tuonela (1960 y 1973),
interpretaciones bellísimas y muy conmovedoras. En cuanto al Concierto de 1980, con una tal Dylana
Jenson, está mucho mejor dirigido que el de Stern, y la violinista, muy lírica
y de sonido precioso pero más bien pequeño, es más que notable. La
incomprensible ausencia es la del Concierto
con David Oistrakh (publicado por CBS en 1974): no es quizá uno de los grandes
logros del enorme violinista de Odessa, y la dirección tampoco enamora, pero no
se entiende su ausencia (¿habrá sido un olvido puro y duro? ¡Qué raro!)
Las
tomas de sonido son, casi todas, francamente buenas para los años de los que
datan. Así que este álbum, pese a sus altibajos, me parece bastante
recomendable.
Estimado Ángel, coincido con usted en calificar este conjunto de discos como una preciosidad. Sí que difiero en considerar que al maestro Ormandy no de le valora o conoce por estos lares. Creo que es ampliamente reconocido como un grande de la dirección, al menos para mí lo es. Muchas gracias por este referencia.
ResponderEliminarEntonces debe de ser que ni yo ni muchos de mis amigos lo conocemos lo que se merece, pero insisto en que los LPs españoles de cuando vivía Ormandy solían ser técnicamente nefastos, y además los grandes clásicos centroeuropeos (de Haydn y Mozart a Brahms y Mahler) no eran lo que mejor interpretaba.
ResponderEliminar