miércoles, 11 de septiembre de 2024

Algunas novedades discográficas

 

Nathalie Stutzmann dirige Dvorák

La magnífica contralto lleva ya algunos años empuñando la batuta, y le he escuchado algunas interpretaciones francamente interesantes. Principal directora invitada de la Orquesta de Filadelfia, ahora ha grabado para Erato, al frente de una notable Orquesta Sinfónica de Atlanta, la Suite americana y la Sinfonía “del Nuevo Mundo”. En la primera obra triunfa de lleno: es una de las más admirables versiones (pocas) que haya escuchado. Pero, ¡ay!, la Sinfonía son palabras mayores: me parece un grave atrevimiento de la cantante francesa (Suresnes, 1965) abordarla, dado que su amplísima, inmensa discografía cuenta con interpretaciones colosales que culminan en la absoluta genialidad de Celibidache. Frente a este, a Fricsay, Giulini, Böhm o Karajan, Stutzmann palidece irremediablemente. Quede claro que “dirige muy bien”: posee ya una sólida técnica de batuta, analizando y desmenuzando las dos partituras de este disco con minuciosidad. Pero la Op. 95 le queda muy desigual: frente a pequeños hallazgos notables y a pasajes admirablemente conseguidos -sobre todo en el Largo- falla claramente en las codas de los movimientos extremos, demasiado veloces y desinfladas, y en un scherzo “troppo vivo” y algo desmadejado. 

 

Recital en Santander de Sokolov: Purcell/Mozart en DG

El 18 de agosto de 2023 ofreció Grigory Sokolov en el Palacio de Festivales de Santander el recital que ahora ofrece DG. Es muy infrecuente escuchar tanta música de Henry Purcell en una actuación pianística: la Suites 2, 4 y 7, la Chacona en Sol menor y otras tres piezas muy breves. Pero Sokolov suele ofrecer en sus recitales bastante música del XVIII. Estas interpretaciones del inglés fueron ciertamente magistrales; aun así, no me resisto a señalar que usó y abusó de la ornamentación, que llegó -para mi gusto- a resultar cargante.

La Sonata K 333 de Mozart sonó honda, seria y sumamente hermosa, alejadísima de la tentación rococó, si bien fue en conjunto más apolínea que expresiva, casi sin inflexiones de tempo o dinámica. Esto no ocurrió en un profundo y sentido Adagio K 540.

De propinas, dos piezas de Rameau -autor tan frecuentado en los recitales del ruso-, otras dos Chopin -el impresionante Preludio 15, quizá en exceso moroso y estático, y una excelsa Mazurca nº 40, op. 63/2-, para terminar con una personalísima y magistral recreación del Preludio BWV 855 de Bach en el conocido arreglo de Alexander Siloti. Espléndida toma sonora, que no excluye los aplausos.

 

Innecesario CD con los dos Tríos de Mendelssohn

El pianista Jeremy Denk, el violinista Joshua Bell y el cellista Steven Isserlis protagonizan un nuevo disco Sony que queda lejos de las grandes versiones de los Opp. 49 y 66 de Mendelssohn. El único aliciente del disco es la curiosidad de la versión alternativa -casi idéntica- del Andante con moto tranquillo, segundo movimiento del primero de los Tríos. Individualmente no me ha entusiasmado ninguno de estos tres instrumentistas*, y, además, creo que la labor camerística de diálogo entre ellos no está muy trabajada. Así que disco a ignorar. Por cierto que del Op. 49 existen numerosas interpretaciones en disco, pero muchos menos del Op. 66: desproporción que no creo que se sustente en diferencias de calidad entre ambas composiciones, de 1839 y 1845. Un CD con los dos Tríos mucho más recomendable: Emanuel Ax, Itzhak Perlman y Yo-Yo Ma (Sony 2010).

*Bell “resucitó” del casi completo olvido en el que se hallaba tras hacerse eco la prensa mundial de que se puso a tocar en el metro de Nueva York, y casi nadie que pasó junto a él lo reconoció. Recogió un puñado de dólares.

 

Mao Fujita interpreta “72 Preludios”

Sony acaba de lanzar un doble CD con ese título, que habría sido más claro si hubieran bautizado la publicación como “24 x 3 Preludios”, porque consta de los 24 Op. 28 de Chopin, los 24 Op. 11 de Scriabin y los 24 (1945) de Akio Yashiro (1929-1976), compositor japonés del que no había escuchado nada. Discípulo y amigo de Messiaen, estos Preludios, probablemente notables (me confieso incapaz de dar una opinión personal que pueda transmitir a mis lectores), suenan sin duda como muy anteriores a las piezas pianísticas del compositor francés. Fujita (Tokio, 1998) obtuvo en 2019 la Medalla de plata en el Concurso Tchaikovsky de Moscú. Posee una técnica y un sonido muy depurados y, sobre todo, un sentido musical muy desarrollado: en los Preludios de Chopin acierta en todos y cada uno de ellos, con un enfoque cabal donde los haya y sin cometer ningún tipo de excesos. Gran sensibilidad demuestra también en los de Scriabin, cuyo lenguaje y estilo de la primera época del ruso capta de modo especialmente certero. ¡Otro joven pianista a seguir!

 

Klaus Mäkelä no es el único

La publicidad que rodea a Klaus Mäkelä es abrumadora; todo el mundo habla de él. Pero no es el único director más o menos joven de mucho talento. No es necesario que cite ocho o diez nombres, pues varios de ellos han ido saliendo a relucir en este blog. Sin ir más lejos, acabo de escuchar una Novena Sinfonía de Bruckner (¡nada menos! Pocas obras son más arriesgadas y críticas) que, evidentemente, no es como la (inalcanzable) de Giulini en Viena, pero que es un modelo de sensatez y musicalidad, absolutamente irreprochable. Es del CD del sello Accentus, y sus intérpretes son Jakub Hrusa y la Orquesta Sinfónica de Bamberg. No es, ni mucho menos, lo primero más que convincente que le escucho a este director.

21 comentarios:

  1. Coincido en que Jakub Hrůša es un director a tener en consideración, ahora bien, por edad (43 años) yo lo compararía con Andris Nelsons (45 años), o Dudamel (43 años) antes que con Mäkelä. Pertenecen a generaciones diferentes. Saludos.

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    1. Llevas razón. Lo sabía, pero lo cierto es que Hrusa es bastante conocido desde hace solo unos años. Nelsons es más que indiscutible desde hace tiempo, y casi otro tanto se puede decir de Dudamel.
      La verdad es que de la edad de Mäkelä prácticamente no hay ahora ningún otro director que haya hecho YA una importante carrera.

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  2. El lunes escuché en los Proms a un director nacido en el año 2000, Tarmo Peltokoski. Estoy seguro de que va a tener una carrera brillante, aunque no sé si llegará a la altura de su compatriota Mäkelä. Solo hay que escuchar lo que hizo con el concierto para violín de Schönberg (ahí es nada). Por cierto, la solista fue la poco apreciada por estos pagos PatKop. Lo hizo fenomenal en el concierto, en mi humilde opinión (y de los críticos ingleses), pero la que lió en sus dos propinas fue... Indescriptible.

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    1. Peltokoski es un director muy prometedor, pero lo imagen que desprende en sus entrevistas (hay varias en youtube) es la de ser un prepotente y estar muy pagado de sí mismo, incluso algo antipático, es decir, está en las antípodas de Mäkelä. Eso puede negarle oportunidades de cara a su futuro.

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  3. Yo estoy escuchando el recital de Salzburgo de 2015 de Sokolov en DG y vaya que me han gustado bastante su Mozart (sonatas 2 y 12, con hallazgos y detalles interesantes) y su Chopin, aunque no es precisamente mi favorito, también resulta digno de conocerse (hace los 24 preludios; su No.15 que menciona es de casi idéntica aproximación). Apenas voy a escuchar lo restante (Scriabin, Rameu y Bach).

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    1. Me olvidé de responder antes: la Sonata K 280 me ha gustado muchísimo; la K 332 me parece extraordinariamente bella y bien tocada, pero la encuentro algo inexpresiva. Y los Preludios de Chopin también me han gustado mucho, casi todos. En cuanto al genial nº 15, creo que también se le va aquí a Sokolov la mano en el tempo, excesivamente moroso, lo que perjudica la progresión y la tensión de la pieza. Le dura 7'11", y ninguno de los grandes intérpretes (según mi gusto) del mismo sobrepasa los 5'30".

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  4. Muchas gracias por tu artículo, tan interesante como siempre.
    A Nathalie Stutzmann le he escuchado ya algunas cosas como directora. Grabó hace algunos años una serie de los cinco conciertos para piano de Beethoven, donde ocurre algo similar a lo que comentas de la Sinfonía del Nuevo Mundo de Dvorák. Es un acompañamiento muy bien hecho, no hay ningún “disparate”, pero es cierto que la discografía de ese ciclo es tan, tan amplia y destacada… Bueno, en cualquier caso, digno de escucharse. Y se le criticó mucho cuando empezó a dirigir Tannhäuser en Bayreuth, pero yo lo escuché por radio y no resultó nada mal (aunque tampoco fue nada comparable con el Anillo de Simone Young de este año, por poner ejemplos…).
    Sobre las “alternativas” a Mäkelä, estoy de acuerdo en que Peltokoski es, por generación, la más clara. También por difusión mediática, porque está grabando las últimas sinfonías de Mozart para DG, (versiones de tercera vía, con instrumentos modernos pero criterio de época, bien hechas en su estilo, pero de nuevo, ¡la discografía es tan amplia!). La relativa juventud de Dudamel, Nelsons y Hrusa no nos debería despistar; son músicos “más hechos”, con trayectorias realmente amplias y que han aportado cosas importantes, así que están “en otra liga”. A ver si a Mäkelä y a Peltokoski les dan tiempo…


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    1. De Tarmo Peltokoski he escuchado la Sinfonía 40 de Mozart y no me ha interesado un pimiento: el tempo Molto allegro prescrito por Mozart (que, dicho sea de paso, tampoco me parece "obligatorio") lo lleva correctamente, pero el dramatismo o el anhelo de esa música no aparecen por parte alguna. El Andante es pura insipidez. Espero que otros repertorios menos comprometidos no se le den tan mal.

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  5. Y podría explicarnos por qué no considera obligatorio el tempo prescrito por un compositor? Se cree más listo que el autor de la obra?

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    1. Sí, porque nadie -nadie- es infalible y, o bien no aciertan con ese tempo del mejor modo, o porque no habían previsto que ciertos movimientos -por ejemplo ese primero de la Sinfonía 40- está comprobado que algunos grandísimos directores lo hacen sensiblemente más lento, con resultados enormemente convincentes. Vuelvo a recordar que algunos metrónomos de Beethoven nadie, en absoluto, ni los más fieles a la letra, los pueden respetar.

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  6. Pero lo que hagan otros directores no es ningún argumento. En todo caso tendrían que justificar ellos por qué no siguen las indicaciones del compositor tan ostensiblemente. Y lo de que nadie es infalible…hombre, nadie excepto el autor de la obra, digo yo, que para eso la ha creado. En cualquier otra disciplina artística, por ejemplo Literatura, nos llevaríamos las manos a la cabeza si alguien mutilara párrafos o monólogos teatrales sólo porque el autor “no es infalible”. Lo que sucede es que como la Música es un lenguaje más abstracto algunos creen que todo vale en función de su gusto personal, y eso no es así. Como Arte que es está sujeta a muchos parámetros distintos y mensurables que el intérprete en este caso debe acatar con humildad y sólo al final del proceso interpretativo entra en juego el “gusto” o la “opinión personal” de quien ejecuta. Y conste que nada de esto tiene que ver con el señor Peltokoski quien a mí tampoco me importa un pimiento. En cualquier caso, gracias por su respuesta.

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    1. Sé que el argumento de esos directores no es determinante. Pero es un hecho. Y nadie duda de la falta de respeto a Mozart de Bruno Walter, de Klemperer o de Böhm.
      Es un hecho comprobado en multitud de ocasiones que una misma obra musical se puede hacer (y quedar muy bien, sirviendo a esa música) de diferentes maneras, y el tempo es una de las variables que más se modifican. Ahí están las varias Quintas de Beethoven de Furtwängler, que no pueden ser más dispares, incluso en los tempi. Creo que el respetar la letra de forma rígida, "talibana", no es el mejor modo de servir a un compositor.
      Y no hay que olvidar tampoco que "largo", "andante con moto" o "allegro ma non troppo" no son indicaciones exactas; mucho más lo son las metronómicas, y ya vemos el caso que en multitud de ocasiones se les suele hacer.

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  7. Por supuesto que el tempo tiene un componente subjetivo, pero con unos límites. Un “Molto Allegro” no puede convertirse en un “Andante”, por la sencilla razón de que el primero lleva implícito un grado de actividad que el segundo no puede dar. Por eso, por muy atractiva que sea la interpretación, está traicionando el espíritu de la obra. No porque el tempo sea más lento, sino por las implicaciones que ello conlleva. De hecho, el propio Barenboim ha dicho en alguna ocasión que el tempo debería ser lo último que se escoja, en función de aquello que se deba hacer. Normalmente las interpretaciones más rápidas suelen tener una visión más estructural, más “a vista de águila” y las más lentas una mayor atención al detalle (simplificando bastante y siempre hablando de buenas interpretaciones). Por poner un ejemplo antitético, la “Pastoral” de Beethoven por C. Kleiber y por K. Sanderling: ambas (sí, AMBAS, se ponga vd. cómo se ponga) son soberbias versiones, la primera porque pese a su tempo ligero logra una gran atención al detalle y una perfecta proporción y la segunda porque a pesar de su parsimonia (dicho sin ningún matiz negativo) logra que no se pierda la visión estructural a largo plazo.

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    1. Sobre la "Pastoral" de Carlos Kleiber. Cuando la escuché me horrorizó. Y sigue haciéndolo. Se la hice escuchar a ciegas a varios amigos melómanos y a ninguno le gustó ni un poco. Estoy 100% seguro de que si no se dice que la dirigía Carlos Kleiber, sino un director poco conocido de quinta fila, no hubiera recibido, ni de broma, críticas laudatorias.

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  8. Ya, pero, con todos los respetos de veras, usted sólo da enunciados: “Fulanito la dirige tal obra más lento”, “me horrorizó”, “a ninguno de mis amigos melómanos les gustó”…etc, pero nunca da la razón que hay detrás, el por qué, no argumenta en absoluto, con lo que parecen opiniones muy banales y, sin ánimo de ofender de nuevo, casi infantiles. Mire, por seguir con el ejemplo de la Pastoral: uno de las criterios, no el único, pero sí de los más importantes, a la hora de establecer un tempo para una interpretación musical es el grado de actividad armónica que haya en la obra en cuestión. Es decir, a más actividad se necesitan tempos más lentos para que se puedan percibir todos esos cambios y a menor actividad no se sostienen dichos tempos, porque no hay un contenido tan interesante como para detenerse tanto en él. En el caso de la 6ª de Beethoven, los dos primeros movimientos están cimentados sobre largos pedales, lo que quiere decir que la armonía apenas cambia, o al menos no de modo significativo, con lo cual el tempo escogido en este caso por C. Kleiber no sólo se justifica desde un punto de vista musical/estructural (y no olvidemos que esa es la labor de un intérprete, no sólo el hacer que las melodías suenen “bonitas” y ya está), sino que es muy pertinente y repito el comentario de antes, perfectamente estructurado. Otra cuestión es que haya oídos “perezosos” a los que les cueste seguir la música a cierta velocidad y necesiten tempos más reposados para poder seguir el transcurso de la interpretación. Ello es perfectamente comprensible y no tiene nada de malo, pero se debe en cualquier caso a una limitación del oyente en cuestión antes que de un defecto de la versión. Y aquí además subyace otro tema: el de la apariencia de profundidad. No por interpretar más lento se es más profundo ni por interpretar más ligero se es superficial. Lo profundo, como señala Kundera, es lo que atañe a lo esencial. Si la esencia de un Vals de J. Strauss es la ligereza, lo festivo, lo lúdico (términos nada asociados con la profundidad) pues aquella versión que traduzca los sonidos en esos términos ES la más profunda, no aquella que pretenda convertir la obra en lo que no es por mucha apariencia de sesuda y circunspecta que pueda llegar a parecer.

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    1. Todo lo que usted dice me parece que tiene fundamento. Pero, desde el punto de vista mío personal -y ya ve que no soy el único- el principal problema, sobre todo del primer mov. de C.Kleiber no es el tempo, sino el carácter frívolo, pimpante, y carente por completo de poesía y sensualidad. Insisto: si cuando publicaron el disco hubieran puesto que dirigía un maestro poco conocido y de poca enjundia, el disco habría pasado absolutamente inadvertido. No le encuentro valía ninguna. Conozco decenas de versiones mucho más atentas al espíritu de la obra.

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  9. Bueno, al menos vamos progresando, ha dado algunas razones, estén o no cogidas con pinzas, tengan fundamento musical o no, por lo que juzga así la interpretación de Kleiber jr. Hasta ahora sólo esgrimía su gusto personal (como tal perfectamente respetable, faltaría más) cuando ese es el quid de la cuestión: no es un argumento válido, en todo caso es una conclusión, que si no va precedida de un análisis más o menos objetivo, pues resulta absolutamente arbitraria. Y respecto a que no le encuentra valía alguna a dicha versión…hombre el hooliganismo en el fútbol puede pasar, pero en este contexto…Hasta la interpretación más terrible de su más detestado intérprete (póngale vd. el nombre que quiera) tiene virtudes objetivas, cuanto ni más una a cargo de uno de los mayores talentos que se han subido a un podio, haya estado puntualmente más acertado o menos.

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    1. Hombre, lo de que no le encuentro valía alguna a esa versión, no se lo tome al pie de la letra: ¡Kleiber Jr conocía magníficamente su oficio!
      Ahora bien: le doy mi opinión global sobre ese director, ¡del que he leído cien veces que era el más grande de su tiempo! De sus bastante escasas grabaciones, hay algunas que me parecen fenomenales interpretaciones: El cazador furtivo, Tristán, El Murciélago, El caballero de la rosa, los dos Conciertos de año nuevo... Otras óperas -Carmen, Otello, La bohème- celebradísimas por algunos creo que no alcanzan ese nivel de excelencia. Pero, sobre todo, ¿cómo un director de tan escaso repertorio va a ser el más grande? Ni siquiera dirigió todas las Sinfonías de Beethoven o de Brahms, nada de Schumann o de Bruckner, etc., etc. Y algunas de sus grabaciones -la Sinfonía Pastoral, la Tercera de Schubert, la Vida de héroe con la Filarmónica de Viena que no llegó a ser publicada, pero que circula por ahí, entre otras- me parecen flojas o algo menos que eso.

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    2. Es curioso lo que comentas de la escasez del repertorio de Kleiber ( tema que comparto), pero eso no impedía que músicos tan dispares como Sviatoslav Richter, Plácido Domingo o Riccardo Muti, lo definieran como el mejor director que habían visto/escuchado nunca.

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    3. ¡Y más músicos y críticos musicales! Por lo que se ve, estaba bien visto decirlo... Algo así como asegurar que el mejor pianista de su tiempo fue Glenn Gould...

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  10. Oh sorpresa! El disco de los tríos de Mendelssohn por Bell, Isserlis y Denk está entre los discos del mes de la revista Gramophone. Estos anglosajones....

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