OBRAS ORQUESTALES (cont.)
Francesca da Rimini, op. 32 (1876)
1957 Everest Stokowski/OSinfStadiumNuevaYork 23’14 7/7
1958 Sony Ormandy/OdeFiladelfia 22’44 6,5/6,5
1958 EMI Kletzki/ORoyalPhilharmonic 23’57 8/6
1960 DG Markevitch/OLamoureux 23’13 8/7
1961 Sony Bernstein/OFilNuevaYork 24’36 7/5
1961 DG Rozhdestvensky/OFilLeningrado 25’06 9/7
1962 BBC Markevitch/OSinfLondres 21’02 8,5/7
1963 EMI Giulini/OPhilharmonia 24’51 8,5/7,5
196? Denon Mravinsky/OFilLeningrado 24’08 9,5/6
1968 Philips Markevitch/ONewPhilharmonia 23’08 9/8
1971 EMI Barbirolli/ONewPhilharmonia 24’12 10/8
1973 Philips Haitink/OConcertgebouw 24’36 7,5/8
1974 Decca Dorati/OSinfNacWashington 23’54 7,5/8
1975 Philips Stokowski/OSinfLondres 22’35 6/8
1978 EMI Rostropovich/OFilLondres 25’29 8/7,5
1979 DG Bernstein/OFilIsrael 23’33 7,5/7
1982 DG Barenboim/OSinfChicago 25’27 10/9
*1983 IdéaleA Mravinsky/OFilLeningrado 22’52 9/7
1984 Decca Chailly/OdeCleveland 23’08 8,5/8,5
1984 Warner Ozawa/OFilBerlín 23’02 7/8
1985 Melodiya Svetlanov/OSinfURSS 25’51 8/8
1986 Warner Jansons/OFilOslo 22’27 7,5/8,5
1988 Decca Ashkenazy/ORoyalPhilharmonic 23’16 7,5/8,5
1989 Decca Dutoit/OSinfMontreal 25’00 8/9
1990 Warner Masur/OGewandhaus 24’04 7,5/8
1990 Erato Eschenbach/OSinfHouston 25’32 10/9,5
1991 DG Bernstein/OFilNuevaYork 27’42 9,5/8,5
1991 EMI Muti/OdeFiladelfia 23’11 9/8,5
1995 Chandos Neeme Järvi/OSinfDetroit 24’54 8,5/8,5
2003 Bis Neeme
Järvi/OSinfGotemburgo 25’17 8,5/8,5
2004 Capriccio Marriner/AcademyStMartin 24’08 6/8
2005 HMundi Christopher
Seaman/OFilRochester 24’47 6/8,5
2006 Warner Pappano/OAcademiaStaCeciliaRoma 23’26 9/8,5
2008 DG Dudamel/OJuvenilSimónBolívar 25’08 8,5/8
*2010 DCHall Neeme
Järvi/OFilBerlín 7,5/8
2015 Onyx Vasily
Petrenko/ORoyalPhilLiverpool 23’57 8/8,5
2018 DG Nézet-Séguin/OFilRotterdam 24’08 7/7
2019 Decca Bychkov/OFilCheca 24’14 8/9
2020 Alpha Paavo
Järvi/OTonhalleZúrich 25’50 8,5/9
2023 Chandos Alpesh
Chauhan/OSinfBBCEscocesa 25’06 8,5/9
*2023 DCHall Kirill
Petrenko/OFilBerlín 22’58 7,5/9
Hamlet, op. 67 (1888)
1957 Everest Stokowski/OSinfStadiumNuevaYork 19’16 8,5/7
19?? Decca Boult/OFilLondres 17’42 7,5/6
1965 Sony Maazel/OFilViena 17’28 8/7,5
1968 Philips Markevitch/ONewPhilharmonia 18’20 9/8
1974 Decca Dorati/OSinfNacWashington 17’08 7/8
1985
DG Bernstein/OFilIsrael 18’37 8/8
1989
Collins A.Gibson/OFilLondres 17’33 7/8
1990
EMI Muti/OdeFiladelfia 18’45 8/8,5
1990
Decca Dutoit/OSinfMontreal 17’48 8/9
2009
Orfeo Nelsons/OSinfCBirmingham 18’58 10/9
2011
DG Dudamel/OSinfSimónBolívar 18’38 10/9,5
2024 Chandos Alpesh Chauhan/OSinfBBCEscocesa 18’57 9/10
Marcha eslava, op. 31 (1876)
1955 Sony Ormandy/OdeFiladelfia 10’11 8/5
1957 Sony Mitropoulos/OFilNuevaYork 10’09 9,5/7
1958 Warner Barbirolli/OHallé 08’47 9/6,5
1958 EMI Kletzki/ORoyalPhilharmonic 09’31 8/7,5
1958 RCA Reiner/OSinfChicago 10’32 9,5/7
1959 DG Ferdinand Leitner/OFilBerlín 09’41 7/6,5
1967 Decca Stokowski/OSinfLondres 09’46 6/4
1967 DG Karajan/OFilBerlín 09’34 8/7
1973 EMI Previn/OSinfLondres 09’39 8,5/8
1973 Philips Haitink/OConcertgebouw 09’43 9/8
1975 EMI Boult/OFilLondres 09’57 7/6
1978 Decca Dorati/OSinfDetroit 10’44 9/8
1982 DG Barenboim/OSinfChicago 10’30 9,5/9
1984 Warner Ozawa/OFilBerlín 09’34 8,5/8
1985 DG Bernstein/OFilIsrael 09’16 7,5/8
1987 Sony Abbado/OSinfChicago 10’10 7/8
1989 DG Neeme Järvi/OSinfGotemburgo 09’49 7/8,5
1992 Warner Mehta/OFilIsrael 09’18 8/8,5
2004 Capriccio Marriner/AcademyStMartin 10’44 7/8
2005 LSO Rozhdestvensky/OSinfLondres 09’42 10/8
2010 Challenge Yutaka Sado/OSinfAlemanaBerlín 09’23 7,5/8,5
2015 Orfeo Nelsons/OSinfCiudadBirmingham 09’30 9/8,5
Lo que sí es una vergüenza, artística en este caso, es lo que se va a perpetrar en el Liceu de Barcelona con la ópera Lohengrin de Richard Wagner en la versión escenográfica de su biznieta Katharina Wagner. Ello hasta el punto de que Iréne Théorin, contratada para Ortrud, se he negado a cantar “por diferencias artísticas con la directora.” Lo cual no es de extrañar, a tenor de lo que se lee en el artículo de El Periódico (agarrarse bien): “Versión acorde con los tiempos actuales empodera a las mujeres y Ortrud que desconfía de Lohengrin desde el principio y sale vencedora en esta versión frente al héroe que resulta ser responsable del asesinato del que acusan a Elsa. "He interpretado a Lohengrin muchas veces pero este es realmente diferente porque soy el malo y eso me ha hecho descubrir nuevos colores y sentimientos a la hora de cantarlos", ha explicado Vogt. "El secreto que guarda toma otro significado en esta versión", añade. Respecto a Ortrud, el personaje que de malo pasa a bueno en esta versión con mirada feminista. "El montaje muestra cómo utiliza su conocimiento de la sociedad patriarcal para usarla a su favor. Ambiciona el poder pero en el fondo lo quiere para defender a Elsa y a todas las mujeres ", ha afirmado Värelä.”
ResponderEliminarSin comentarios, excepto el de destacar que esto sí que es censurar una obra de arte, además de manipularla y estropearla sin respeto alguno no solo para quien la creó sino para el público que se tragará tamaño desaguisado.
https://www.elperiodico.com/es/ocio-y-cultura/20250313/tension-katharina-wagner-irene-theorin-estreno-liceu-lohengrin-115244439
Parece que el público asistente al estreno agradeció a la señora Wagner su trabajo:
Eliminarhttps://twitter.com/JordiMadd/status/1901787294870159596
Si no recuerdo mal, hubo una producción bastante reciente de Lohengrin en Bayreuth donde, sin llegar tan lejos, ya empezaba a insinuarse una idea similar. Y el hecho es que, más allá de lo que dice el texto de la obra, la misma música de Wagner a través de la orquesta cuenta de manera muy exacta la historia y retrata fielmente a los personajes. No hay más que recordar el breve intercambio de Ortrud y Elsa durante la primera escena del segundo acto, qué instrumentos acompañan a cada personaje y qué armonías suenan en cada caso.
ResponderEliminarWagner ha sido, desde hace tiempo, uno de los compositores más maltratados por determinados directores de escena: recuerdo unos Maestros cantores, bastante demenciales, por Katharina Wagner el año 2008, ¡en Bayreuth!
EliminarSinceramente no creo que el problema radique en el planteamiento que se enuncia en esos párrafos, cuanto en el modo de resolverlo escénica y dramáticamente. Hemos visto, junto a desaguisados absurdos, como señala Carrascosa, otras revisiones, de Parsifal por ejemplo, que afortunadamente han agitado el desde mi punto de vista execrable ideológicamente planteamiento original. En el caso de la descendiente del compositor el problema es que es una mala directora de escena. Piensen como Chereau revisitó el Anillo. Así que no veo nada malo en esa alteración de roles que se propone, a no ser que seamos varones con una piel demasiado fina dispuestos a denunciar como dictadura woke todo lo que rompe nuestras coordenadas. Otra cosa es que el modo de llevarlo a escena sea desastroso, que es lo que intuyo ocurrirá aquí.
ResponderEliminarEn mi opinión, claro que hay puestas en escena innovadoras que me gustan y me convencen (por ejemplo, El Anillo del Nibelungo por Chéreau), pero deben ser respetuosas con el fondo del asunto. Se pueden cambiar de época y de lugar, pero no está bien que haya una en la que Scarpia pase a ser un buen hombre, por ejemplo...
EliminarTotalmente de acuerdo. El problema no es la poca calidad de la directora de escena, que esto siempre es discutible, sino la tergiversación de la obra en aras de un feminismo desquiciado que no tolera maldad en una mujer, Ortrud, y le carga el muerto al hombre, Lohengrin. Si se quiere plantearlo así no hay más que encargar la composición de una ópera hecha a posta, pero la ópera de Richard Wagner que lo dejen tal como es. Si la dirección de escena quiere lucirse y hacerse notar tienen muchos recursos a su disposición, excepto el de alterar el argumento, que eso no es lucirse, sino manosear una obra de arte que, más allá de que comulguemos o no con su “ideología”, tenemos derecho a que nos la expongan tal como es, sin pasarla por el cedazo ideológico de la, en este caso, directora de escena.
EliminarEn este sentido me parece oportuno citar un fragmento de la carta a La Vanguardia que escribió el compositor Josep Soler (fallecido hace un par de años) con motivo de la representación de Lulú, de Alban Berg, en Liceu de Barcelona. La carta es de 6-11-2010 y se titula “La violación de Lulú”:
“Una cosa es la lectura o interpretación de una obra y otra muy diferente la violación, la profanación de su mensaje, el derribo de la estructura dramática. Todo lo terrible y amenazante que el texto de Wedekind y la música de Berg concentran quedó convertido en un espectáculo indigno, en manos de alguien con los mejores recursos (una orquesta y cantantes excelentes) ¿Quién hace posible esto? ¿Es producto de una dictadura de los directores de escena? ¿Hasta cuándo los teatros estarán invadidos por estos cobardes que disponen de todos los medios para destrozar el trabajo de difuntos que entregaron su vida para legarnos su arte? Por el momento nos queda el refugio de la obra: “Sólo la esperanza no pudo escapar, pues Pandora consiguió cerrarla antes”.
Creo que lo que distingue la posibilidad de incorporar nuevas lecturas y pliegues a las óperas de Wagner es precisamente su cualidad mítica y simbólica, algo que rara vez ¿ Turandot? posibilitan los argumentos de folletín de Puccini. Insisto en que se trata de lograr el reto de una relevctura interesante y coherente. Quizá Scarpia pueda resultar menos plano en su maldad si la figura de Tosca es retratada de otra manera... Y lo que hacen Chereau, Kupfer y algún otro no es un mero cambio de escenario histórico o de época, sino abrir una nueva perspectiva sobre el argumento
ResponderEliminarNada impide que un caballero medieval llegue en un cisne, presuntamente para defender a una doncella falsamente acusada del asesinato de su hermano... pero alguien tendría que escribir esa ópera. De todo este lío del "Lohengrin" de Katharina Wagner, lo que me resulta más inverosímil es Vogt haciendo de malo, con esa vocecilla de niño cantor.
ResponderEliminar¡Qué despiste más tonto! Olvidé añadir después de "presuntamente para defender a una doncella falsamente acusada del asesinato de su hermano", lo siguiente: "cuando el asesino es precisamente el misterioso recién llegado". Mis disculpas.
EliminarLe agradezco, Joso, que traslade lo que ya se intuía en su primer mensaje. Lo de “feminismo desquiciado” le ha quedado muy preciso. Pero más allá de eso, y de que la mayoría de las puestas en escena “rompedoras” me parecen malas escenicamente y rara vez me gustan (en eso coincido con usted) lo de que las obras de arte están fuera del tiempo y deben ser interpretadas “como son” es una afirmación tan plana como discutible. Desde mi punto de vista toda obras está inscrita en una ideología y ello se combina con las coordenadas y sí, ideología, que se producen
ResponderEliminarEn el contexto de su recepción cultural. Esto es tan obvio que causa sonrojo tener que contarlo ( si tiene ganas infórmese de lo que se calificó como Estética de la Recepción). Una figura como Lohengrin puede presentarse como un salvador celestial y divino (vaya, a un tal Adolf eso le despertó precisamente su visión redentora) o como una figura más compleja e incluso execrable…
En vista de la polémica que se ha formado sobre las puestas en escena rompedoras he ampliado el título de esta entrada.
ResponderEliminarEstá muy bien esto de las “puestas en escena rompedoras”, porque es lo que hacen algunas de ellas: romper las obras y dejarlas para desguace. Practican la deconstrucción, una de las estéticas relevantes en la actualidad, impregnada por la cultura del resentimiento, que ante la impotencia creadora reacciona ensañándose con las obras de otras épocas y jugando a ver quién las anonada más y logra reducirlas a porciones sin sentido alguno.
EliminarPrecisamente la “cualidad mítica y simbólica”, como muy bien apunta Anónimo, es lo que no solo permite, sino que obliga a representarla tal como es, porque así cada receptor tendrá la posibilidad de estetizarla de diversas formas. Si el escenógrafo se la presenta a “su” manera lo que hace es imponerle la suya. El resultado es una obra esterilizada fruto de un ejercicio de poder, que es en lo que andan tantos directores de escena que se salen de madre para empoderarse a costa de obras ajenas.
ResponderEliminarLo pésimo de tantas puestas en escena que se las dan de innovadoras es que vehiculan (perdón por la palabreja) los valores que pululan por el aire, generalmente los más tópicos y socialmente a la moda. Calixto Bieito es un perfecto espécimen de esta tendencia.
Por lo demás, presentar a Lohengrin como execrable estaría en disonancia con la música con que Wagner tuvo a bien presentarlo en escena. Claro que, ya puestos, también podría cambiarse dicha música, por ejemplo, y sin ir más lejos, exigiendo a cada violinista que toque en el tono que le venga en gana, siempre que no coincida con el del que tiene al lado.
Soy espectador asiduo de representaciones de ópera en distintos teatros y ya hay pocas cosas que le pido a los directores de escena. Una de ellas, que no coloquen a los cantantes en posturas donde les es más difícil respirar. Ya bastante difícil es cantar ópera como para que se lo compliquen más. Otra es que no los tengan en escena más allá del tiempo que la acción requiere. A los cantantes les viene bien descansar un poco y relajarse entre escenas, lo que no pueden hacer si están de cara al público. Y, ya puestos, les pido que rebajen un poco el nivel de humillación: Por ejemplo, no sitúen a don Carlos y Rodrigo a cuatro patas mientras cantan el dúo del segundo acto. Y, para terminar, si tantos críticos y programadores alaban a McVicar, ¿por qué no se le imita más? En fin, un pequeño desahogo.
ResponderEliminarAl parecer, Pablo L. Rodríguez en el diario El País le ha dado un buen palo a la producción de la engreída bisnieta. No puedo leer el artículo porque carezco de subscripción, pero el título ya indica por dónde va:
ResponderEliminar“Katharina Wagner o el arte de destrozar las óperas de tu propio bisabuelo”
Y las primeras líneas: “Esta propuesta escénica errática y desquiciada…”
¿A qué título se refiere?
EliminarLohengrin, que se está poniendo en el Liceo de Barcelona.
EliminarPara concluir, por mi parte, copio y pego lo que escribió Angel F. Mayo en la introducción a su traducción del libro “Opera y Drama” de Richard Wagner:
ResponderEliminar“Es Gregor-Dellin quien ha destacado en cursiva la palabra trivialidad. Tomo de sus manos, pues, el testigo, para insistir en que la música de Wagner está consustancialmente a salvo de toda banalidad; por el contrario, la pretensión de que el Anillo ha de ser reinterpretado cada diez años ha convertido en triviales sus escenificaciones –después de Wieland Wagner no han incurrido en esta degradación sólo su hermano Wolfgang, Günther Rennert y Otto Schenk–, pues lo que se ofrece en ellas son lecturas marxistas de segunda mano, imitaciones del cómic o imágenes tomadas del violento cine de la actual cultura de masas. Las representaciones de Tristán pueden resultar aburridas de ordinario, y las de Parsifal tediosas, mientras que las de las tres óperas románticas suelen ser esperpénticas. Las de Maestros cantores se defienden un poco mejor, siempre en general, gracias a la espectacularidad realista de la pelea nocturna y la escena festiva en la pradera. Pero las del Anillo parecen, ya desde la época de la producción de Patrice Chéreau (1976), que algunos continúan considerando genial y el comienzo de la verdadera modernidad de Wagner, ilustraciones de otras cosas, bien sea, por ejemplo, un horno crematorio, la pintura de Böcklin –quien, dicho sea de paso, no aceptó decorar el Anillo para el estreno mundial en Bayreuth–, las visiones futuristas de Julio Verne, los dramas de Ibsen, los de Tenessee Williams, muestras de la arquitectura ingenieril en boga, el mundo tenebrista de películas como Blade Runner, Batman o Dark City, o, ya en el peldaño inferior de la escalera, el interior de garitos donde se organizan timbas y corre la droga, o incluso de clubes de alterne. Entonces, la trivialidad se comunica inevitablemente al foso, y roto el entramado que forman los motivos conductores, desdibujadas las sutiles transiciones, desvinculada de la urdimbre del texto aliterado la rica armonía, la música no pasa de ser efectivamente la banda sonora, monstruosamente dilatada, de cuatro espesos filmes, donde unos cuantos temas son repetidos machaconamente como refuerzo de imágenes ora empalagosas, ora –las más de las veces– cargadas de violencia y brutalidad. Esto explica que el conjunto de las obras escénicas de Wagner haya pasado a atraernos más en las grabaciones y en las versiones concertantes, pues la música se conserva entonces siempre inteligente y asombrosamente nueva y excita de manera directa nuestra imaginación individual.”
Sin embargo, Ángel F. Mayo aprobó con entusiasmo el Tristán bayreuthiano de Heiner Müller, puesta en escena que no es precisamente tradicional.
Eliminar