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viernes, 10 de enero de 2025

Evolución de gustos, Dificultades pianísticas varias y Cantantes sobrevalorados

 

En la Historia de la música de Eduardo López-Chavarri, de 1929:

cómo van cambiando los gustos

Es curioso constatar cómo van cambiando las opiniones según la época. Hay unos cuantos libros de parecidas características, y más o menos de esos años, que contienen opiniones bastante coincidentes con las del musicógrafo y compositor valenciano (1875-1970). Desde entonces, hace menos de un siglo, algunas nos resultan chocantes.

No es que la extensión que le dedica a cada uno de los compositores sea determinante, pero por lo general dice bastante de lo que opina de cada uno de ellos. Pondré unos pocos ejemplos: le da 2 páginas a Weber, 1 y media a Schubert, 3 y media a Mendelssohn, 6 a Chopin, media página a Raff, 1 a Brahms, 1 a Bruckner, 4 a Berlioz, 2 a Saint-Saëns, 2 a Franck, otras 2 a D’Indy, 15 líneas a Bizet, 3 páginas a Verdi, 9 a Wagner, 3 y media a Meyerbeer, 2 a Mahler, 5 y media a Richard Strauss, 1 y media a Debussy, 8 líneas a Ravel, 5 líneas a Fauré, 1 página a Glinka, 1 a Dargomisky, 15 líneas a Mussorgsky, 4 líneas a Tchaikovsky, 15 líneas a Dvorák, una cita (menos de una línea, claro está) tanto a Bartók como a Nielsen, mientras dedica 10 líneas a Arpad Szendy, 5 líneas a Sibelius, 6 líneas a Puccini, 8 a Elgar, 1 página a Wolf-Ferrari… Janácek ni aparece.

Y veamos a algunos españoles: 1 página y media a Hilarión Eslava, lo mismo a Tárrega, 12 líneas a Isaac Albéniz, 9 a Granados, 12 a Anselmo Clavé, 16 a Falla… el padre Soler no aparece citado.  

 

El Tercer Concierto de Rachmaninov ¿el más difícil?

Esa es la fama más extendida, pero se refiere al puro virtuosismo. Desde este punto de vista, creo que la Rapsodia sobre un tema de Paganini de su autor o el Segundo de Prokofiev son no menos difíciles, y les quedan cerca los dos de Liszt o los dos primeros de Tchaikovsky. Pero hay otros tipos de dificultades -y no me refiero a la musical, según la cual Conciertos de Mozart o de Beethoven podrían ser más expuestos aún-, sino a diversas especiales exigencias de ejecución como las que presentan los dos de Brahms o los dos primeros de Bartók.

 

Algunos cantantes que considero muy sobrevalorados

Mara Zampieri: voz desagradable, técnica primaria.

Josef Greindl: voz grande, cantante tosco e intérprete plano.

Otto Edelmann: bajo de emisión intolerable. Este y el anterior, que dominaban ciertos repertorios en los años 50, han sido extraordinariamente rebasados por Martti Talvela, Gottlob Frick, Franz Crass, Kurt Moll, Matti Salminen o René Pape, entre otros.

Hilde Gueden, Erna Berger, Mimì Coertse: sopranos ligeras de los años 50 cursis, repipis y chillonas. Después las ha habido, y las hay, incomparablemente mejores.

Robert Lloyd, Richard van Allan, Hermann Becht, Ekkehard Wlaschiha: seudobajos engolados, de emisión inaceptable. Como suelen hacer de malos, les vale todo.

Roberto Alagna: soberbia voz de tenor, técnica pobre (incluso en la afinación), intérprete plano (no sabe uno si está enamorado o muriéndose).

Ian Bostridge: canta bien, pero me resulta de expresión insufriblemente blanda.

Klaus Florian Vogt: tenor de timbre blanquísimo, es decir en extremo lírico, melifluo, que ha hecho carrera como… ¡tenor dramático y hasta Heldentenor!