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viernes, 10 de enero de 2025

Evolución de gustos, Dificultades pianísticas varias y Cantantes sobrevalorados

 

En la Historia de la música de Eduardo López-Chavarri, de 1929:

cómo van cambiando los gustos

Es curioso constatar cómo van cambiando las opiniones según la época. Hay unos cuantos libros de parecidas características, y más o menos de esos años, que contienen opiniones bastante coincidentes con las del musicógrafo y compositor valenciano (1875-1970). Desde entonces, hace menos de un siglo, algunas nos resultan chocantes.

No es que la extensión que le dedica a cada uno de los compositores sea determinante, pero por lo general dice bastante de lo que opina de cada uno de ellos. Pondré unos pocos ejemplos: le da 2 páginas a Weber, 1 y media a Schubert, 3 y media a Mendelssohn, 6 a Chopin, media página a Raff, 1 a Brahms, 1 a Bruckner, 4 a Berlioz, 2 a Saint-Saëns, 2 a Franck, otras 2 a D’Indy, 15 líneas a Bizet, 3 páginas a Verdi, 9 a Wagner, 3 y media a Meyerbeer, 2 a Mahler, 5 y media a Richard Strauss, 1 y media a Debussy, 8 líneas a Ravel, 5 líneas a Fauré, 1 página a Glinka, 1 a Dargomisky, 15 líneas a Mussorgsky, 4 líneas a Tchaikovsky, 15 líneas a Dvorák, una cita (menos de una línea, claro está) tanto a Bartók como a Nielsen, mientras dedica 10 líneas a Arpad Szendy, 5 líneas a Sibelius, 6 líneas a Puccini, 8 a Elgar, 1 página a Wolf-Ferrari… Janácek ni aparece.

Y veamos a algunos españoles: 1 página y media a Hilarión Eslava, lo mismo a Tárrega, 12 líneas a Isaac Albéniz, 9 a Granados, 12 a Anselmo Clavé, 16 a Falla… el padre Soler no aparece citado.  

 

El Tercer Concierto de Rachmaninov ¿el más difícil?

Esa es la fama más extendida, pero se refiere al puro virtuosismo. Desde este punto de vista, creo que la Rapsodia sobre un tema de Paganini de su autor o el Segundo de Prokofiev son no menos difíciles, y les quedan cerca los dos de Liszt o los dos primeros de Tchaikovsky. Pero hay otros tipos de dificultades -y no me refiero a la musical, según la cual Conciertos de Mozart o de Beethoven podrían ser más expuestos aún-, sino a diversas especiales exigencias de ejecución como las que presentan los dos de Brahms o los dos primeros de Bartók.

 

Algunos cantantes que considero muy sobrevalorados

Mara Zampieri: voz desagradable, técnica primaria.

Josef Greindl: voz grande, cantante tosco e intérprete plano.

Otto Edelmann: bajo de emisión intolerable. Este y el anterior, que dominaban ciertos repertorios en los años 50, han sido extraordinariamente rebasados por Martti Talvela, Gottlob Frick, Franz Crass, Kurt Moll, Matti Salminen o René Pape, entre otros.

Hilde Gueden, Erna Berger, Mimì Coertse: sopranos ligeras de los años 50 cursis, repipis y chillonas. Después las ha habido, y las hay, incomparablemente mejores.

Robert Lloyd, Richard van Allan, Hermann Becht, Ekkehard Wlaschiha: seudobajos engolados, de emisión inaceptable. Como suelen hacer de malos, les vale todo.

Roberto Alagna: soberbia voz de tenor, técnica pobre (incluso en la afinación), intérprete plano (no sabe uno si está enamorado o muriéndose).

Ian Bostridge: canta bien, pero me resulta de expresión insufriblemente blanda.

Klaus Florian Vogt: tenor de timbre blanquísimo, es decir en extremo lírico, melifluo, que ha hecho carrera como… ¡tenor dramático y hasta Heldentenor!

 

martes, 1 de octubre de 2024

Directores (y directoras) jóvenes

 

Hace unos días hablábamos en este blog de directores jóvenes con, aparentemente, un futuro más que halagüeño. Haciendo memoria, he recordado los nombres de algunos de ellos. Considero jóvenes a quienes no hayan cumplido los 50 años de edad, ya que no es como los instrumentistas, que solo lo serían si tuvieran no más de 35, poco más o menos. Pues los directores suelen necesitar más tiempo para hacerse con la difícil técnica de la batuta y una madurez interpretativa*. He aquí mi lista provisional, por orden decreciente de edad. Que me gustaría que completáseis los lectores que lo consideréis conveniente, porque seguro que no me he acordado de algunos que merecen también estar. Por supuesto, hay entre ellos algunos nombres ya completamente consagrados:

Philippe Jordan (1974), Daniel Harding (1975), Alain Altinoglu (1975), Yannick Nézet-Séguin (1975), Pablo González (1975), Tomás Netopil (1975), Vasili Petrenko (1976), Juraj Valcuha (1976), Gustavo Gimeno (1976), Pablo Heras-Casado (1977), Andrés Orozco Estrada (1977), Andris Nelsons (1978), Ramón Tebar (1978), Oksana Lyniv (1978), Michele Mariotti (1979), Kazuki Yamada (1979), Rafael Payare (1980), Cristian Macelaru (1980), Gustavo Dudamel (1981), Omer Meir Wellber (1981), Jakub Hrusa (1981), Krzysztof Urbansky (1982), Giacomo Sagripanti (1982), Robin Ticciati (1983), Santtu Matias Rouvali (1985), Joshua Weilerstein (1987), Lahav Shani (1989), Lorenzo Viotti (1990), Thomas Guggeis (1993), Klaus Mäkelä (1996), Talmo Peltokoski (2000), Enrique Mazzola (¿?).

Y también directoras: Shi-Yeon Sung (1975), Virginia Martínez (1979), Alondra de la Parra (1980), Eun Sun Kim (1980), Nazanin Aghakhani (1980), Karina Canellakis (1981), Joana Mallwitz (1986), Mirga Grazinyte-Tyla (1986), Elim Chan (1986), Gemma New (1986); Lina González Granados (¿?).

Y, por cierto, ya que entre los directores de 35 años o menos hay, creo, solo uno -Klaus Mäkelä- que ha alcanzado ya hoy una gran reputación (basada, me parece, ante todo, en una eficaz campaña publicitaria de marketing), debo decir que, por lo que les he escuchado a este y a otro, Lahav Shani, me parece mayor el talento como intérprete de este último. 

Lo digo con más rotundidad aún tras haberle visto y escuchado el concierto que ofreció hace pocos días, el 21 de septiembre último, con la Orquesta Filarmónica de Berlín. Dirigió la Sinfonía concertante para violonchelo y orquesta de Prokofiev -con una arrolladora Alisa Weilerstein- de modo impresionante (pese a saberme poco conocedor de esta Op. 125 del autor de Pedro y el lobo, creo que resulta muy evidente lo de impresionante). Pero es que la composición que completó el concierto, el complejísimamente intrincado poema sinfónico Pelleas und Melisande de Schoenberg, que conozco mejor, me ha parecido sencillamente asombroso: una apasionante tercera vía que compagina de algún modo los enfoques de mis dos grabaciones favoritas: la concepción hiper-post-romántica de Barbirolli (New Philharmonia, EMI 1968) y la más visionaria y progresiva (que diría Schoenberg) de Boulez (Sinfónica de Chicago, Erato 1992), logrando Shani una fuerte carga dramática en una visión fuertemente expresionista. Por si fuera poca hazaña, me ha dejado pasmado que la haya dirigido de memoria, sin partitura. ¡Y Shani es, para colmo, un soberbio pianista! Verle tocar y dirigir al mismo tiempo el Tercer Concierto de Prokofiev es toda un experiencia.

De todas maneras, el tiempo dirá… Puede que alguno de ellos se desinfle, y que por el contrario otros entren de lleno en la lista. 

*Recuerdo la anécdota de Lorin Maazel al final de un curso de dirección que impartió. Uno de los alumnos le preguntó: “Maestro, ¿tiene alguna recomendación especial que hacernos a los principiantes?”-“¡Sí: nunca dirijáis una obra por primera vez!”

lunes, 9 de septiembre de 2024

El legado de Celibidache con la Filarmónica de Múnich

 

Un Blu-Ray de EuroArts que contiene lo que fueron 3 DVDs: ¡TODO DE 10!


EuroArts acaba de publicar este Blu-ray, “The legacy of Sergiu Celibidache with Münchner Philharmoniker”, que puedo calificar de trascendental, uno de los mayores tesoros de la música clásica filmada.

Contiene una actuación de 1994 en la Philharmonie de Colonia con Iberia y el Preludio a la siesta de un fauno de Debussy, la Alborada del gracioso, Rapsodia española y Bolero de Ravel.

Ensayo -interesantísimo, apasionante- y subsiguiente ejecución sin público de la Sinfonía 1 “Clásica” de Prokofiev (Múnich, 1988).

Interpretación en público (Múnich, Philharmonie am Gasteig, 1991) de la Sinfonía 9 “del Nuevo Mundo” de Dvorák.

Interpretaciones en público (Múnich, 1991) de los Conciertos para piano de Schumann y Tchaikovsky (nº 1), con Daniel Barenboim.

Puedo afirmar y afirmo que todas estas interpretaciones son merecedoras de un 10. Algunas -las de Debussy y Ravel- pueden no ser del gusto de todos, por su gran lentitud, pero las considero rotundamente geniales. En cuanto a la Sinfonía “Clásica”, solo las grabaciones de audio de Giulini/Sinfónica de Chicago y Ozawa/Filarmónica de Berlín (ambas DG) me parecen de este nivel. De la Sinfonía “del Nuevo Mundo” esta es, de lejos, mi versión favorita. Ninguna otra puedo ponerla a su altura. Y en cuanto a los Conciertos para piano, en Schumann solamente Arrau me ha gustado tanto (con Dohnányi/Concertgebouw y Colin Davis/Boston, ambas Philips), y en Tchaikovsky, solo Kissin con Karajan/Berlín (CD DG y DVD Sony). Por cierto, en este Blu-ray no han incluido los dos Conciertos de Brahms que Barenboim y Celibidache filmaron juntos también en la capital bávara el año 1991. ¿Problema de derechos?...

Algunas precisiones finales: salvo la obra de Prokofiev, que no parece haber ganado, todas las demás obras suenan y se ven apreciablemente mejor que en las ediciones que había hasta ahora, en DVD. En todos los casos se ha respetado el formato original en 4:3. Por lo tanto, no hay franjas horizontales cortadas para llenar la pantalla. 286 minutos apasionantes, fascinantes, históricos.

NOTA: las Sinfonías de Bruckner no figuran en este "legado" por una sencilla razón: no pertenecen a EuroArts, sino a Sony. ¡Ya podrían estos animarse a pasarlas también de DVD a Blu-ray!

miércoles, 1 de mayo de 2024

Las interpretaciones favoritas de mi colección de discos (VII)


R. STRAUSS

-Zaratustra. Sinfonía Doméstica – Maazel/OFilViena

-Don Juan – Sinopoli/Staatskapelle Dresde

-Don Quijote – Tortelier/Staatskapelle Dresde/Kempe

-Metamorfosis – Holliger/OCámEuropa

-Muerte y transfiguración – Furtwängler/OFilViena

-Sinfonía Alpina – Nelsons/OSinfBoston

-Till Eulenspiegel – Klemperer/OPhilharmonia

-Vida de héroe – Barenboim/StaatskapelleBerlin

-Concierto oboe – Gómez Godoy/OWest-EasternDivan/Barenboim

-Cuatro últimos Lieder – Schwarzkopf/OSinfRadioBerlín/Szell

-Lieder (selec.) – Fischer-Dieskau/Moore

-Salome – Caballé, Milnes, Resnik, R.Lewis, King/OSinfLondres/Leinsdorf

-Elektra – Nilsson, Resnik, Collier, Krause, Stolze/OFilViena/Solti

-Der Rosenkavalier – Tomowa-Sintow, Baltsa, Moll, Perry/ CoroÓperaEstatal&OFilViena/Karajan

-Die Frau ohne Schatten – Varady, Domingo, Behrens, Van dam, Runkel, Jo/ CoroÓperaEstatal&OFilViena/Solti

  


JANÁCEK

-Sinfonietta. Taras Bulba – Mackerras/OFilViena

-Los 2 Cuartetos – Cuarteto de Jerusalén

-Misa Glagolítica – Kiberg, Stene, Svensson, Cold/Coro&OSinfRadioDanesa/ Mackerras

-Jenufa - Söderström, Dvorsky, Randova, Ochman, Popp/CoroÓperaEstatal&OFilViena/

Mackerras

 

DEBUSSY

-El Mar. Tres Nocturnos. Preludio a la siesta de un fauno – Solti/OSinfChicago

-Imágenes orquesta. El martirio de San Sebastián: fragmentos sinfónicos. Primavera – Barenboim/OdeParís

-24 Preludios. Imágenes – Michelangeli

-Pelléas et Mélisande – Stilwell, Von Stade, Van Dam, Raimondi, Denize, Barbaux/CoroÓperaAlemana/OFilBerlín/Karajan

 

RAVEL

-Bolero. Conciertos piano Sol y mano izquierda – Ciccolini/OdeParís/Martinon

-Dafnis y Cloe – CoroFestivalTanglewood/OSinfBoston/Haitink

-Mi madre la oca: suite – Giulini/OConcertgebouw

-Pavana para una infanta difunta. La Valse – Barenboim/OdeParís

-Alborada del gracioso. Rapsodia española – Barenboim/OSinfChicago

-Cuarteto. Trío – Cuarteto Italiano; Trío Beaux Arts

-Gaspard de la nuit – Gavrilov

-Miroirs – Beatrice Rana

-Sonatina. Valses nobles y sentimentales – Larrocha

-Don Quijote a Dulcinea. Ronsard a su alma. Canciones – Van Dam/Baldwin

-El niño y los sortilegios – Kozená, Massis, Stutzmann, S.Koch, Van Dam, Le Roux/CoroRadioBerlín/OFilBerlín/Rattle

 

SIBELIUS

-Concierto violín – Zukerman/OFilLondres/Barenboim

-Las 7 Sinfonías. Pelléas et Mélisande – Barbirolli/OHallé

-Finlandia. Tapiola. Vals triste. El cisne de Tuonela – Karajan/OFilBerlín 1984

-Cuarteto “Voces intimae” – Cuarteto Melos HMundi 2000

 

NIELSEN

-Concierto violín – Vengerov/OSinfChicago/Barenboim

-Sinfonía 4 “Inextinguible” – Karajan/OFilBerlín

-Sinfonías 5 y 6 “Semplice” – Blomstedt/OSinfSanFrancisco

 

BARTÓK

-Los 3 Conciertos piano – Zimerman, Andsnes, Grimaud/OFilBerlín, OSinfLondres/Boulez

-Concierto violín 2. Las 2 Rapsodias – Shaham/OSinfChicago/Boulez

-Divertimento – Sándor Végh/CamerataAcadémicaSalzburgo

-Concierto orquesta. Música cuerda, percusión y celesta. El mandarín maravilloso. Cantata profana – Coro&Boulez/OSinfChicago

-Suite de danzas. Danzas folklóricas rumanas – Solti/OSinfChicago

-Los 6 Cuartetos – Cuarteto Hagen

-Obras piano (selec.) – Kocsis

-El castillo de Barbazul – Von Otter, Tomlinson/OFilBerlín/Haitink

 

SCHOENBERG

-Noche transfigurada. 5 Piezas para orquesta. Piezas piano – Barenboim

-Pelleas y Melisande – Barbirolli/ONewPhilharmonia

-Gurrelieder – Solistas/Coro/OSinfBoston/Ozawa

-Pierrot lunaire - Christine Schäfer/EnsembleIntercontemporain/Boulez

-Moisés y Aarón – Solistas/Coro&OSinfChicago/Solti

 

PROKOFIEV

-Conciertos piano 2 y 3 – Kissin/OPhilharmonia/Ashkenazy

-Los 2 Conciertos violín – Vengerov/OSinfLondres/Rostropovich

-Sinfonías 1 “Clásica” y 3 – Ozawa/OFilBerlín

-Sinfonía 5 – Bernstein/OFilIsrael

-Romeo y Julieta (gran selec.) – Tilson Thomas/OSinfSanFrancisco

-Suite escita. El teniente Kijé – Abbado/OSinfChicago

-Sonatas piano 7, 8 y 9 – Ovchinikov

-Alexander Nevsky – Obraztsova/Coro&OSinfLondres/Abbado

miércoles, 3 de mayo de 2023

Qué escogieron tocar los 99 aspirantes al Premio Jaén de Piano 2023

 

La muy concurrida 64ª sesión del concurso internacional

Es quizá interesante hacer el recuento de algunas de las obras que escogían para tocarlas en las diferentes pruebas. Por supuesto, muchos de ellos no llegaron a interpretarlas todas. Por ejemplo, a la prueba final, con orquesta, solo llegaron tres pianistas. Sonatas de la segunda mitad del XVIII y primera del XIX son obligatorias en la segunda prueba, y esas últimas opcionales en la tercera.

Pero he aquí las Sonatas clásico-románticas que eligieron (llegaran a tocarlas o no):

14 concursantes la No. 30 de Beethoven

14 la 32 de Beethoven

10 la 23 (“Appassionata”) de Beethoven

9 la en Si menor de Liszt

9 la 3 de Chopin

7 la 3 de Brahms

6 la 31 de Beethoven

6 la 2 (“Marcha fúnebre”) de Chopin

5 la 18 de Beethoven

5 la 26 (“Los adioses”) de Beethoven

4 la 21 (“Waldstein”) de Beethoven

4 la D 664 de Schubert

4 la “Dante” de Liszt

3 la 33 de Haydn (Hob. XVI/20)

3 la 28 de Beethoven

3 la 29 (“Hammerklavier”) de Beethoven

3 la D 959 de Schubert

2 la 59 de Haydn (Hob. XVI/49)

2 la 60 de Haydn (Hob. XVI/50)

2 la K 310 de Mozart

2 la 3 de Beethoven

2 la 7 de Beethoven

2 la D 958 de Schubert

2 la D 960 de Schubert

2 la 1 de Schumann

2 la 1 de Brahms

1 la 31 de Haydn (Hob. XVI/46)

1 la K 281 de Mozart

1 la K 333 de Mozart

1 la K 457 de Mozart

1 la 2 de Beethoven

1 la 12 (“Marcha fúnebre”) de Beethoven

1 la 16 de Beethoven

1 la 17 (“La tempestad”) de Beethoven

1 la 24 (“a Teresa”) de Beethoven

1 la 28 de Beethoven

1 la D 784 de Schubert

1 la 2 de Schumann

1 la 3 de Schumann (“Concierto sin orquesta”)

 

Me resulta curioso que tantos hayan escogido la 30 y la 32 de Beethoven; hace años los pianistas aspirantes ponían su vista en primer lugar en la 31.

Para la tercera prueba se puede interpretar “una obra romántica de importancia pianística a elegir entre Schubert, Mendelssohn, Chopin, Schumann, Liszt, Brahms, Franck o Mussorgsky”.

Aquí la dispersión fue, como es lógico, muy grande. Pero es de resaltar que solo un concursante escogió una composición de Mendelssohn (la Fantasía op. 28 también conocida como “Sonata escocesa”) y otro Franck (Preludio, coral y fuga).

 

En cuanto a los Quintetos para piano y cuerda (este año junto al Cuarteto Bretón):

 

43 concursantes el No. 2 (op. 81) de Dvorák

19 el de Schumann

15 el de Brahms

12 el de Shostakovich 10 el de Franck

 

Y para el Concierto con orquesta, se ofrecían nueve posibilidades: los dos últimos de Beethoven, el 2º de Chopin, el de Schumann, el 1º de Brahms, el 2º de Rachmaninov, el 3º de Prokofiev, el en Sol de Ravel y el 3º de Bartók. Colaboró la Orquesta Filarmónica de Málaga dirigida por Carlos Checa.

 

Finalmente, solo se tocaron en la final el de Prokofiev y, dos veces, el de Schumann.

Pero los escogidos por los participantes habían sido:

 

20 concursantes el 2º de Rachmaninov

15 el 3º de Prokofiev

12 el de Schumann

12 el 1º de Brahms

11 el en Sol de Ravel

10 el 4º de Beethoven

9 el 5º (“Emperador”) de Beethoven

7 el 2º de Chopin

2 el 3º de Bartók

 

De estas elecciones pueden sacarse varias conclusiones. Las que cada lector considere oportunas.

 

 

lunes, 2 de enero de 2023

Tres conciertos del cambio de año: Petrenko, Barenboim, Welser-Möst

 

Medio chasco en la Philharmonie

El dia 31 de diciembre por la tarde escuché en directo a través de Digital Concert Hall el Concierto de San Silvestre de la Filarmónica de Berlín dirigida por su titular, Kirill Petrenko. Me quedó claro, una vez más, que no merece ese puesto. El programa, italiano en sentido amplio, empezó con una Obertura de La forza del destino de Verdi extremadamente desigual: a ratos fue insulsa e inexpresiva, metronómica, mientras tuvo pasajes logrados o al menos muy brillantes y exhibicionistas (¡Barenboim, ¿dónde estás?!). Las arias italianas -Verdi, Zandonai, Giordano, Mascagni- las cantó Jonas Kaufmann, cada vez más oscura y baritonal su voz. Con algunos problemas canoros en el paso y cierta falta de sintonía de lo “italiano” -pese a su perfecta pronunciación- volvió a dar una lección de musicalidad, de fuerza expresiva y, sobre todo, de permanente atención a lo que expresaban las palabras en todo momento. El Intermedio de Cavalleria rusticana, del último compositor citado, sonó blando y empalagoso, cuando se trata de una música ardorosa y sufriente (¡Muti, ¿dónde estás?!). Lo que más me gustó del concierto fue la jugosa interpretación de la preciosa Suite del film La Strada de Fellini, compuesta por Nino Rota; aun así, creo que hubiera quedado mejor con una orquesta más reducida. La muerte de Teobaldo del Romeo y Julieta de Prokofiev pecó de mecanicismo metronómico y de efectismo poco motivado “desde dentro” (¡Celibidache, ¿dónde estás?!). El programa terminó con el Capricho italiano de Tchaikovsky, por encima de la media, pero que, lejos de disimular las carencias de la obra, las acentuó, si bien la coda fue electrizante demostración de virtuosismo orquestal. De propinas, el tema de El padrino cantado por Kaufmann, y una vibrante página de El tábano de Shostakovich.

He leído muchas veces acerca de la “gran técnica” de Kirill Petrenko. Y yo me pregunto: ¿ser exactísimo rítimicamente es el no va más de la técnica de batuta? Porque, ¿dónde está el sutil manejo de la agógica, la fluidez y lógica de las transiciones? Se me ha venido a la mente la reciente interpretación de las Sinfonías de Schumann por Barenboim, al que algunos ¡todavía! consideran un gran músico con una técnica de dirección limitada: ¡¡déjenme que me ría!!

 

San Silvestre en la Staatsoper berlinesa

Este concierto comenzaba a las 17,30 h., y, a las 19 h, en la Ópera Estatal de Berlín, la Novena Sinfonía de Beethoven dirigida por un Daniel Barenboim venturosamente repuesto de la grave enfermedad que le ha alejado de tocar y dirigir en los últimos meses. Con el Coro de la Ópera y la Staatskapelle Berlin, y un cuarteto vocal formado por Camilla Nylund, Marina Prudenskaya, Saimir Pirgu y René Pape, por supuesto que no he podido escuchar esta interpretación. Parece ser que Barenboim vuelve a la actividad, que ojalá continúe: los días 7 y 8 de enero se anuncia que dirigirá en la Philharmonie a la Filarmónica de Berlín el Primer Concierto de Tchaikovsky con Martha Argerich y el Concierto para orquesta de Witold Lutoslawski. Dirigió, eso sí, sentado: como Klemperer o Celibidache en sus últimos años, en los que hicieron auténticas maravillas; así que ese no es el problema.

 

El Concierto de Año Nuevo en Viena

Y en cuanto al famosísismo Concierto de Año Nuevo, a esta última edición ha vuelto el único austríaco que la ha dirigido en los últimos tiempos -desde el vienés Willi Boskovsky y de Karajan, por supuesto-, Franz Welser-Möst, que es, para mí, el más soso y gris de todos los escuchados desde hace tiempo. Para empeorar las cosas, el alto número de piezas nuevas (es decir, en la mayoría de los casos, flojas) que veníamos padeciendo desde hace años, esta vez se ha agrandado hasta llenar el concierto de rabo a cabo -salvo las propinas de siempre, de costumbre-, con lo que el nivel medio de calidad de la música ha bajado muy peligrosamente. Sin que mejore mucho la impresión que en estos conciertos nos había causado esta batuta. Un buen amigo melómano y yo comentábamos ayer que estos conciertos vieneses deberían dar un giro, y abrirse a más músicas, directa o indirectamente relacionadas con la familia Strauss, porque está cayendo en un nada recomendable anquilosamiento. Por cierto, en este concierto ha estado como ayuda de concertino Yamen Saadi, el joven violinista que desde casi su fundación ha tocado en la Orquesta del West-Eastern Divan; entró en ella en 2008, a los 11 años de edad, como el componente más joven de la misma. Pues bien, leo que acaba de ser nombrado concertino (co-concertino) de la maravillosa orquesta vienesa. ¡Bravo, muchacho!

domingo, 18 de septiembre de 2022

Tres pianistas: Igor Levit, Alexandre Kantorow, Bernd Glemser

 

“Tristan”, nuevo álbum de Levit

Sony vuelve a lanzar otra grabación de su pianista estrella, Igor Levit, sigo pensando que bastante sobrevalorado. Este doble CD propone un programa extraordinariamente curioso. Comienza con el hiperfamoso Tercer Sueño de amor de Franz Liszt. En una versión algo rápida y escasamente poética, por cierto. Duraciones de las versiones que más me gustan: Rubinstein: 4’32”; Barenboim: 4’35”; Arrau: 4’57” (Levit: 3’54”).

Sigue Tristan, de Hans-Werner Henze, singular y ambiciosa composición de 1973, articulada en seis partes, para piano, cinta magnética y orquesta, de más de tres cuartos de hora de duración. Solo he escuchado la versión dirigida por el autor, con Homero Francesch de solista (DG 1975) y, sinceramente, no me considero capaz de decir nada con fundamento tras compararlas. Supongo que ambas son más que buenas…

Viene luego el Preludio I de Tristán e Isolda de Richard Wagner transcrito para piano no por Liszt (quien sí adaptó la Muerte de Isolda), sino por Zoltán Kocsis. Quizá es en parte culpa del arreglo de este pianista húngaro, pero lo cierto es que me parece que ese Preludio es poco pianístico, y que, desde luego, a Levit se le cae, se le viene abajo: no consigue -a base de un sabio legato que no acierta a desplegar- darle continuidad, que se pierde al escucharlo. El propio Kocsis (Philips, 1981), con un tempo menos moroso (9’35” en vez de 10’50”) lo defiende mucho mejor. 

Al menos tan desafortunado -quizá aún más- me parece el arreglo para piano del Adagio inicial de la Décima Sinfonía de Gustav Mahler realizado por Ronald Stevenson. Aquí no es que “se pierda” el que lo escucha, es que apenas se reencuentra con la página orquestal que conoce. El letargo que le imprime Levit se hace muy cuesta arriba.

El programa termina con el undécimo de Estudios de ejecución trascendental de Liszt, Harmonies du soir, en mi opinión una de las piezas pianísticas más geniales de su autor. Está muy bien tocada -faltaría más- y es quizá lo mejor del disco, pero ocurre algo que no sé explicar, y es como un excesivo distanciamiento, una extraña frialdad. Lo que, desde luego, no me sucede escuchando a Sviatoslav Richter, a Claudio Arrau o a Evgeny Kissin. 

Se trata, por tanto, “Tristan” de una publicación difícil, poco sustanciosa y -perdón, pero es lo que pienso- un tanto pedante. Quienes escuchen el álbum tienen fácil, creo, el tedio.

 

Alejarse de su padre

He escuchado últimamente algunas grabaciones de Alexandre Kantorow (Clermont-Ferrand, 1997) y, la verdad es que, pese a su juventud, se confirma como un pianista de gran proyección. Liszt, Brahms, Tchaikovsky, Balakirev, Saint-Saëns, Rachmaninov, Bartók… Su dominio técnico (o, mejor, su mecanismo) es imponente, deslumbrante, y tiene una cabeza francamente bien amueblada.

Pero… su padre, el violinista Jean-Jacques Kantorow (Cannes, 1945), no es un gran director, y está malogrando varios de los discos de su hijo. Ya sé que es difícil y desagradable decir esto, pero creo que es así: por muy comprensible que sea que su padre quiera dirigir a su hijo, debería dejar paso -en las grabaciones, al menos- a otros directores mejores que él, sobre todo en repertorios en los que no se encuentra cómodo (en Saint-Saëns se desenvuelve mejor que en Liszt, por ejemplo. Además, la Tapiola Sinfonietta, con la que suelen trabajar, es una orquesta de cámara, insuficiente para estos y otros autores).

 

Y Bernd Glemser 

Hay otro pianista del que bien poco sabía y que me ha dado una muy buena impresión en lo que le he escuchado últimamente. Nacido en Dürbheim, Alemania, en 1962, en 1987 obtuvo el tercer premio en el Concurso de Santander, si bien quedó primero en otras importantes competiciones. 

Graba para Naxos y Oehms y todo me ha dado muy buena impresión: Bach (transcripciones de Busoni, Rachmaninov y otros), Haydn (5 Sonatas en modo menor), Mendelssohn (Romanzas sin palabras y otras piezas), Chopin (Baladas, Scherzi), Schumann (Estudios sinfónicos, Fantasía), Tchaikovsky (los Conciertos), Scriabin (Sonatas), Rachmaninov (los Conciertos y la Rapsodia Paganini), Prokofiev (las Sonatas)… Parece que ahora se dedica sobre todo (o exclusivamente) a la enseñanza. Es un pianista sólido y muy sensato, sin excentricidades o exhibicionismos, que parece querer servir fiel y humildemente las músicas que toca. Y suele conseguirlo. La verdad es que hay muchos pianistas sobresalientes, y me temo que, como concertistas, no hay trabajo para todos ellos: una pena, pues nos perdemos a muchos a los que nos gustaría conocer.