lunes, 2 de enero de 2023

Tres conciertos del cambio de año: Petrenko, Barenboim, Welser-Möst

 

Medio chasco en la Philharmonie

El dia 31 de diciembre por la tarde escuché en directo a través de Digital Concert Hall el Concierto de San Silvestre de la Filarmónica de Berlín dirigida por su titular, Kirill Petrenko. Me quedó claro, una vez más, que no merece ese puesto. El programa, italiano en sentido amplio, empezó con una Obertura de La forza del destino de Verdi extremadamente desigual: a ratos fue insulsa e inexpresiva, metronómica, mientras tuvo pasajes logrados o al menos muy brillantes y exhibicionistas (¡Barenboim, ¿dónde estás?!). Las arias italianas -Verdi, Zandonai, Giordano, Mascagni- las cantó Jonas Kaufmann, cada vez más oscura y baritonal su voz. Con algunos problemas canoros en el paso y cierta falta de sintonía de lo “italiano” -pese a su perfecta pronunciación- volvió a dar una lección de musicalidad, de fuerza expresiva y, sobre todo, de permanente atención a lo que expresaban las palabras en todo momento. El Intermedio de Cavalleria rusticana, del último compositor citado, sonó blando y empalagoso, cuando se trata de una música ardorosa y sufriente (¡Muti, ¿dónde estás?!). Lo que más me gustó del concierto fue la jugosa interpretación de la preciosa Suite del film La Strada de Fellini, compuesta por Nino Rota; aun así, creo que hubiera quedado mejor con una orquesta más reducida. La muerte de Teobaldo del Romeo y Julieta de Prokofiev pecó de mecanicismo metronómico y de efectismo poco motivado “desde dentro” (¡Celibidache, ¿dónde estás?!). El programa terminó con el Capricho italiano de Tchaikovsky, por encima de la media, pero que, lejos de disimular las carencias de la obra, las acentuó, si bien la coda fue electrizante demostración de virtuosismo orquestal. De propinas, el tema de El padrino cantado por Kaufmann, y una vibrante página de El tábano de Shostakovich.

He leído muchas veces acerca de la “gran técnica” de Kirill Petrenko. Y yo me pregunto: ¿ser exactísimo rítimicamente es el no va más de la técnica de batuta? Porque, ¿dónde está el sutil manejo de la agógica, la fluidez y lógica de las transiciones? Se me ha venido a la mente la reciente interpretación de las Sinfonías de Schumann por Barenboim, al que algunos ¡todavía! consideran un gran músico con una técnica de dirección limitada: ¡¡déjenme que me ría!!

 

San Silvestre en la Staatsoper berlinesa

Este concierto comenzaba a las 17,30 h., y, a las 19 h, en la Ópera Estatal de Berlín, la Novena Sinfonía de Beethoven dirigida por un Daniel Barenboim venturosamente repuesto de la grave enfermedad que le ha alejado de tocar y dirigir en los últimos meses. Con el Coro de la Ópera y la Staatskapelle Berlin, y un cuarteto vocal formado por Camilla Nylund, Marina Prudenskaya, Saimir Pirgu y René Pape, por supuesto que no he podido escuchar esta interpretación. Parece ser que Barenboim vuelve a la actividad, que ojalá continúe: los días 7 y 8 de enero se anuncia que dirigirá en la Philharmonie a la Filarmónica de Berlín el Primer Concierto de Tchaikovsky con Martha Argerich y el Concierto para orquesta de Witold Lutoslawski. Dirigió, eso sí, sentado: como Klemperer o Celibidache en sus últimos años, en los que hicieron auténticas maravillas; así que ese no es el problema.

 

El Concierto de Año Nuevo en Viena

Y en cuanto al famosísismo Concierto de Año Nuevo, a esta última edición ha vuelto el único austríaco que la ha dirigido en los últimos tiempos -desde el vienés Willi Boskovsky y de Karajan, por supuesto-, Franz Welser-Möst, que es, para mí, el más soso y gris de todos los escuchados desde hace tiempo. Para empeorar las cosas, el alto número de piezas nuevas (es decir, en la mayoría de los casos, flojas) que veníamos padeciendo desde hace años, esta vez se ha agrandado hasta llenar el concierto de rabo a cabo -salvo las propinas de siempre, de costumbre-, con lo que el nivel medio de calidad de la música ha bajado muy peligrosamente. Sin que mejore mucho la impresión que en estos conciertos nos había causado esta batuta. Un buen amigo melómano y yo comentábamos ayer que estos conciertos vieneses deberían dar un giro, y abrirse a más músicas, directa o indirectamente relacionadas con la familia Strauss, porque está cayendo en un nada recomendable anquilosamiento. Por cierto, en este concierto ha estado como ayuda de concertino Yamen Saadi, el joven violinista que desde casi su fundación ha tocado en la Orquesta del West-Eastern Divan; entró en ella en 2008, a los 11 años de edad, como el componente más joven de la misma. Pues bien, leo que acaba de ser nombrado concertino (co-concertino) de la maravillosa orquesta vienesa. ¡Bravo, muchacho!

24 comentarios:

  1. Karajan también era austriaco. Saludos.

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  2. Algunas frases de la crítica de Pablo L. Rodríguez en su crítica al Concierto de Viena en El País: "Su ambición (de Welser-Möst) por superar sus dos mediocres actuaciones de 2011 y 2013 marcó el fracaso de su tercera actuación"; "Transmitió poco a la Filarmónica de Viena". y concluye: "El año que viene volverá al podio Christian Thielemann, que ya lo dirigió en 2019. ¿Volveremos a escuchar valses vieneses como marchas prusianas?"

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  3. Es que, Ángel, hay dos problemas generales en torno al Concierto de Año Nuevo:
    El primero: la música de los Strauss y compañía conforma un cuerpo de obras muy conocido, (al menos las principales composiciones, claro), pero que se tocan en realidad muy poco, como no sea en conciertos u ocasiones festivas como ésta. Los directores “especializados” en este repertorio no suelen actuar con las mejores orquestas (muchos han perdido el estilo también), y, en realidad, las grandes figuras de la dirección tampoco tienen una afinidad natural por estas obras. Si son grandes músicos, como Muti o Barenboim, pueden terminar alcanzando dominio del estilo, pero no es fácil.
    Y además, la Filarmónica de Viena siempre trabaja con sus directores “de confianza”, y no suele aventurarse en exceso con otros nombres que, tal vez, podrían aportar algo. ¿Quizá un Concierto de Año Nuevo con Ivan Fischer, por ejemplo? No señalo otras apuestas más mediáticas, como Kirill Petrenko o Mirga, que me parecen musicalmente menos atractivas, pero…
    Y lo de otros repertorios ajenos a los Strauss, ya se hacía bastante hasta hace unos años, pero me temo que lo del Vals triste y Mehta fue la puntilla. En todo caso, creo que el número de piezas infrecuentes de esta edición era para no permitirnos grandes comparaciones entre Welser-Möst y otros y para que los hipercoleccionistas straussianos se compren el disco.

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    1. Precisamente hace unos días me vino a la cabeza la idea de que Iván Fischer podría hacer un buen concierto de año nuevo, pero como bien dices, no es suficientemente mediático. Y además, creo que ha dirigido más bien poco a la orquesta.

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    2. Xavierarmendariz88, te doy la razón en todo lo que dices, pero creo que solo entre los Strauss -Johann II y Josef sobre todo- hay bastantes obras estupendas como para rotarlas, y que el gran público no se cansaría de escucharlas si invitan a batutas conocidas e importantes, muchas de las cuales se han ido apropiando cada vez más de tan peculiar estilo.
      Y sí, yo creo que pueden además tocar danzas de Haydn, Mozart, Beethoven o Schubert, oberturas alemanas de finales del XVIII y primera mitad del XIX, etc. E incluso Offenbach, y, por qué no, arias y dúos de operetas y qué sé yo más.
      Pero si siguen la política actual de muchas, cada vez más, piezas raras, estos conciertos puede que languidezcan.

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  4. Pues prácticamente a la misma hora del concierto de Berlín, Andris Nelsons dirigía la 9ª de Beethoven a la Orquesta del Gewandhaus de Leipzig, parece que es una tradición allí. Se retransmitió por la plataforma que ha creado DG. Saludos.

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  5. He grabado de mezzo a barenboim con las cuatro sinfonías de brahms, creo que fue poco antes del confinamiento, las escucho y os cuento.

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    1. Supongo que serán las de Buenos Aires de hace cuatro o cinco años.

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  6. He de confesar que dejé el concierto de Año Nuevo a la mitad. No pude con ello!. Este año ha sido así. En fin... Dar las gracias a don Ángel por su magnífico trabajo en esta publicación y también al resto de comentaristas participantes, muy especialmente a Xabier Armendariz por sus certeras y atinadas intervenciones.

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  7. Y angel, desengañate, directores como barenboim o Muti ya no los vamos a ver. Entre los jóvenes que más alto llegarán, creo que dudamel y Nelsons, no alcanzarán nunca a los dos maestros, vamos eso creo.

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  8. Yamen Saadi ganó, el año pasado, la audición de la plaza de concertino de la Orquesta de la Ópera de Viena. Actuó en el concierto de ayer en calidad de invitado de los Wiener Philharmoniker, que es una asociación privada integrada por los instrumentistas de la Ópera (no por todos). El requisito mínimo para integrar la asociación, es haber servido tres años en el foso. En un par de años, si todo va bien, lo veremos como Erste Konzertmeister. Creo haber leído que ha nacido en Nazareth!

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  9. No, es en Berlín con su orquesta. La primera y la segunda magníficas, paso de ver el concierto de año nuevo.

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  10. Perdona Angel, llevas razón, los conciertos son desde el centro Nestor kitschner de buenos aires. No creo que barenboim tenga mucha simpatía por esa pareja de corruptos.

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  11. Coincido, Ángel, en que el interés de los filarmónicos de Viena por incluir obras nunca antes interpretadas es ya un exceso. En la gran mayoría de los casos se demuestra que no pasaron el filtro del tiempo por la sencilla razón de su menor calidad. Qué gran ejemplo fue el de Karajan en 1987: una colección de grandes éxitos. Nadie echó de menos obras menos conocidas y pocos discuten que fue uno de los mejores (si no el mejor) de los conciertos de año nuevo desde su inicio en 1941

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  12. Podrían añadir varios compositores mas que compusieron valses u operetas. "La alegría de vivir".
    No incluyo a Prokofiev o a Chostakovich con sus valses porque escandalizarían a la aristocracia mundial.

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    1. Hombre, la Marcha de El amor de las tres naranjas o Té para dos no escandalizarán a (casi) nadie y gustarían a (casi) todos.

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    2. Sí, pero me refiero a los punzantes e irónicos. Los dulces valses vistos y amargados por incrédulos compositores. Casi mas mortíferos que la ocurrencia de colocar el Vals Triste en la fiesta de la alegría.
      Parece que la marcha esa se siente como triunfante aunque la intención de Prokofiev era sarcástica. Lo del té para dos es un cachondeo que se marcó para escandalizar a sus ortodoxos maestros. Sobre un tema de lo mas americano. Una comedia que no es el espíritu vienés.
      Creo que el común denominador de esos conciertos es la alegría, la despreocupación, la mundanidad, etc. Y eso casa muy mal con músicas con aviesas intenciones. Por eso es un tanto difícil incluir a otros músicos o piezas a no ser que tengan esas condiciones.
      Y conste que hay piezas de los Strauss que me parecen obras maestras muy grandes. Como apuntaba hace poco en otro comentario, aparte de sus grandes méritos musicales de melodía, inspiración, etc. resulta que cumplían perfectamente su cometido. A nadie se les ocurriría criticarlas como música menor.
      La alegría y el buen humor, así como la ironía, son muy difíciles de encontrar en la música culta.
      Pero si no se renuevan....

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  13. Pero es cierto, como dices, Ángel, que hay algunas obras que sí se han escuchado en el Concierto de Año Nuevo que podrían volver más a menudo. La libélula, por ejemplo, se tocaba mucho a finales de los noventa y comienzos de los 2000, y no sé cuánto tiempo lleva sin hacerse…

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    1. Creo que la última vez que se hizo esta preciosa polca-mazurca de Josef Strauss fue en 2008, con Georges Prêtre.

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  14. Ya puestos buscando repertorio afín: El vals "Olas del Danubio" de Ivanovici.

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