martes, 24 de enero de 2023

Tres discos: Kopatchinskaja, Matthias Goerne, Magdalena Hoffmann

  

Kopatchinskaja gibariza a Brahms, Bartók y Janácek

La inefable violinista moldava (n. 1977) ataca -discográficamente hablando- de nuevo. En un CD del sello Alpha recién aparecido junta, al lado del discutible pianista Fazil Say (¡Dios los cría…!) , tres admirables Sonatas para violín y piano: la Tercera de Brahms, la Primera de Bartók y la de Janácek. Da igual de qué compositor se trate: esta mujer no deja títere con cabeza. Su técnica no es desdeñable -tampoco es comparable a la de los mejores- pero lo que de veras llama la atención en ella es su horrible mal gusto. Con su sonido, casi incesantemente ratonero, sus múltiples ocurrencias -nunca hallazgos- se carga de plano esas tres obras maestras. El pianista se comporta casi todo el tiempo como una máquina de tocar el teclado, casi sin matices dinámicos o agógicos. O sea, un espanto. Pero vestir fuera de la norma, salir al escenario a tocar descalza, y romper con todo lo mejor de la tradición está visto que atrae a algunos melómanos, normalmente -es mi opinión, no hace falta que lo recalque- los más esnobs.

La primera vez que la escuché en directo (y, por suerte, la única: las restantes veces ha sido en disco) fue en el Concierto en Mi menor de Mendelssohn dirigiendo Vladimir Ashkenazy. En el intermedio me encontré con Alfonso Aijón y no pude evitar decirle, me salió del alma: “¡Es lo más malo que he escuchado en los centenares de conciertos de Ibermúsica a los que he asistido!”. Aijón ni me contestó (¿?). Lo que me deja boquiabierto es que esta violinista ha actuado con al menos dos directores muy importantes: Mariss Jansons y Andris Nelsons. No lo puedo entender. ¿Será solo porque la Kopatchinskaja, como tiene su público, vende?... (Claro, que también pudieron ser encerronas, y que a lo mejor estos dos no han vuelto a dirigirla…)

 

“Schubert revisitado” por Matthias Goerne. ¿Por qué?

Matthias Goerne protagoniza un CD recién editado por DG. Se trata de una colección de 19 Lieder con acompañamiento (nunca mejor dicho: suena como una casi permanente aureola) no de piano, sino de orquesta. Aquí es la Deutsche Kammerphilharmonie Bremen, parece que sin director (¿acaso el propio Goerne?...). En mi opinión, estas orquestaciones del pianista Alexander Schmalcz, que ha colaborado en ocasiones desde el teclado con Goerne -y otras que había escuchado anteriormente- no me satisfacen, sino todo lo contrario. La supresión del piano me parece un grave error, pues forma parte de la música de estos lieder: es auténtico coprotagonista de la voz, y ambos son indisociables. Ignoro, claro, si otros orquestadores de mayor talento lograrían que se echase menos en falta el piano; pero, la verdad, lo dudo. El disco me convence escasamente, pese a que Goerne es un cantante -ya más bajo que barítono- extraordinario, y un penetrante intérprete del lied en general. Un disco, para mi gusto, superfluo.

 

Una excelente arpista: Magdalena Hoffmann

Ya tiene varios discos para el sello DG. Este, titulado “Nightscapes” (se supone que es una contracción de “Paisajes nocturnos”), aparecido en 2022, es el primero que le escucho. Solista de la Orquesta Sinfónica de la Radio Bávara desde 2018, posee un dominio técnico envidiable, una sonoridad de extraordinaria riqueza y variedad y, por encima de todo -lo más importante- una musicalidad exquisita.

El programa, en su mayor parte transcripciones y que comienza con un Nocturno de Ottorino Respighi, contiene otra pieza de Clara Schumann con el mismo título, añade páginas de Ildebrando Pizzetti, de los arpistas Marcel Tournier y Henriette Renié, de Fred Hersch, de Jean-Michel Damase, la estupenda Suite para arpa, op. 83, de Britten, dos Nocturnos de John Field y, de Chopin, tres Valses y otro Nocturno (el Op. 48/2). Las piezas del genial polaco, por descontado las más conocidas del disco, están interpretadas con tan atinada intención y resueltas con tal fluidez que dan buena idea de la estatura musical de esta joven (y guapísima: siempre aparece en las portadas de los discos) instrumentista.

8 comentarios:

  1. Otra magnífica solista, esa arpista, don Angel, que no es de la Filarmónica de Berlín. RUDOLF.

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  2. https://philharmoniedeparis.fr/fr/live/concert/1147326-orchestre-de-paris-lahav-shani

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    1. Muy ortodoxa versión de esa 5ª, pero ¿soy el único que espera, coherentemente con todo lo anterior, un final "pesimista"?¿Hay alguien que la haya terminado así?
      No encuentro el calificativo, pero no debe de ser un final afirmativo.
      Como la 6ª de Mahler. ¿Alguien se podría creer que acaba triunfal y que toda las marchas anteriores son optimistas y triunfales?
      Lo que pasa es que Chaikovski es aquí mas pudoroso y esconde su tragedia.

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  3. Anteayer, un solicitante del programa Música a la carta dijo, y se quedó tan ancho, que La Dolores, de Bretón, nada tenía que envidiar a las mejores óperas en italiano, francés o alemán. Vamos, que está al nivel de Rigoletto, Carmen o Maestros cantores. ¡Qué valor!. Lo que solicitó era, claro está, un par de fragmentos de La Dolores, con Fleta uno y con Caballé el otro.
    También aseguró que las óperas en español están prácticamente vetadas en el Teatro Real. Yo le pregunto: aparte de las que ya se han hecho en ese teatro, ¿qué otras hay que merezcan representarse ahí?. SERAFÍN.

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  4. Si quería decir que la técnica de Kopatchinskaja no es comparable a la de los mejores violinistas, no puede decir "tampoco no comparable a la de los mejores". Dos negaciones en castellano son una afirmación. Está diciendo que sí es comparable.
    En todo caso, gracias por su blog con el que aprendo mucho.
    Miguel Crespo

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    1. Claro, lleva razón. Lo que he escrito es erróneo y lo voy a rectificar: quería decir que "tampoco es comparable..." Gracias. A.C.A.

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  5. No me extraña que Aijón no le contestara, después de soltarle a la cara semejante grosería!

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    1. Yo tenía (y tengo) suficiente confianza con él para decirle lo que le dije. Y, por cierto, no es una grosería. Máxime teniendo en cuenta la infinidad de veces en que le felicité por la cantidad de magníficos artistas que nos traía.

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