martes, 4 de julio de 2017

"Los maestros cantores" por Jochum, con Fischer-Dieskau y Domingo



Aprovechando que la grabación (Deutsche Grammophon, 1976) estaba reprocesada y a muy buen precio, me he hecho con este álbum que hacía tiempo no escuchaba y me apetecía revisitar. El sonido, en efecto, ha mejorado apreciablemente al pasar a la colección "The Originals" y además no cortan el Acto II, que antes se repartía entre los CDs 2 y 3. Ahora el Acto I ocupa el CD 1 y el comienzo del CD 2, que se completa con todo el Acto II. Y el III, que sobrepasa las dos horas, está repartido entre los CDs 3 y 4.

Ya se sabe que casi todas las óperas, sobre todo las que requieren un elenco vocal amplio -y el de Meistersinger es amplísimo: 17 personajes- tienen casi siempre sus más y sus menos. Aquí los altibajos son particularmente apreciables. Hay, para mi gusto, varios aciertos rotundos -Fischer-Dieskau como Sachs, Domingo como Walther y Roland Hermann como Beckmesser-, algún desacierto palpable -Peter Lagger como Pogner- y algunas elecciones claramente mejorables -Catarina Ligendza como Eva, Horst Laubenthal como David e incluso Christa Ludwig en el rol de Magdalene-. Así que para conocer el memorable Hans Sachs de Fischer-Dieskau o el Walther mejor cantado del que hay constancia hay que hacerse con esta grabación, en la que, como digo, hay algunos elementos escasamente logrados.

Empecemos por la dirección de Eugen Jochum. Creo que le ocurre un poco, o bastante, lo que al Coro y a la Orquesta con los que ha contado aquí: los de la Ópera Alemana de Berlín. Que son buenos y robustos, de una sonoridad adecuada, muy alemana, pero no precisamente muy finos. Jochum, en plan kapellmeister buen conocedor de lo que se trae entre manos, enfoca y acomete Die Mesitersinger de modo voluntarioso y con buen sentido, pero carece de a todas luces de refinamiento en el buen sentido. Así, su Obertura es de trazo un poco grueso, no alcanzando la debida transparencia (lo que aquí es más importante que nunca), algo confusa la escena final del Acto II, la del alboroto callejero; tampoco el maravilloso quinteto con que se cierra el primer cuadro del Acto III es un modelo de equilibrio entre unas y otras voces y entre estas y la orquesta. En el Preludio III se aprecian bastante bien las limitaciones de los vientos de la Orquesta de la antigua Ópera berlinesa del Oeste. En conjunto, me gusta más la dirección en las grabaciones de Rudolf Kempe (1958), de Rafael Kubelik (1967), Herbert von Karajan (1971), Sir Georg Solti (1976 y 1996), Wolfgang Sawallisch (1994) y Daniel Barenboim (2000).

"El Sachs que estábamos esperando, pleno de penetración y de humanidad. Un logro mayúsculo", escribía William Littler a raíz de la aparición de esta grabación en los LPs. No puedo estar más de acuerdo. Además, el insigne barítono berlinés se hallaba en un momento vocal óptimo. Sí, ya estoy oyendo a quienes alegan que la voz no es lo suficientemente dramática o grave. Lo ideal es, sí, un barítono-bajo. Pero ¿sacrificarían a un cantante e intérprete consumado para tener la voz más exacta: es esto acaso lo más importante? Para mí no, desde luego. En cuanto a la opinión de que es "demasiado refinado e intelectual" -me comenta mi amigo Miguel Ángel de las Heras que alguien le acusaba de eso- no estoy en absoluto de acuerdo. (¿Y no habrá nadie que lo acuse, como ha sido tópico manido, de que "parece estar cantando lied"? ¡Qué raro!...) No, no lo cambio por Sachs tan destacados como Thomas Stewart, Theo Adam, Bernd Weikl, José Van Dam, Robert Holl o Falk Struckmann.

El caso de Plácido Domingo no me parece tan sencillo: Maestros cantores fue su primer Wagner en disco, y ello se aprecia en una algo deficiente pronunciación del alemán (que fue mejorando con el tiempo) e incluso en cierto desenfoque estilístico en las partes digamos más recitadas; lo contrario ocurre en las arias o pasajes similares, en las que canta con una línea y una belleza y proyección vocal incomparables (incluso a los más estimables Walther: Sandor Kónya, René Kollo, Siegfried Jerusalem, Ben Heppner, Peter Seiffert o Johan Botha). No hay que olvidar la recomendación del propio Wagner de que cantasen su música más "a la italiana". Y esto nunca es más propio que a propósito de Lohengrin y Walther. Harold Rosenthal escribió sobre esta grabación: "Domingo canta Walther mucho mejor que cualquier tenor alemán que yo recuerde, particularmente en la Canción del premio". Amén.

También me ha gustado mucho como Beckmesser Roland Hermann (n. 1936), un barítono-bajo de carrera discográfica escasa, pero espléndido liederista y que aquí está realmente muy bien, tanto de voz como de intención, sin caer en los excesos de ridículo que son (fueron, sobre todo) norma. Dota al personaje de un cierto sentido trágico que me parece lo más conveniente, en línea con mis otros tres Beckmesser preferidos: Hermann Prey, Andreas Schmidt y Michael Volle.

El timbre de Catarina Ligendza nunca me sedujo; tampoco está libre como Eva de problemas técnicos: me parece una elección poco acertada. Recuérdese que este personaje ha sido encarnado en disco por Elisabeth Schwarzkopf, Elisabeth Grümmer, Gundula Janowitz, Cheryl Studer, Karita Mattila y Emily Magee. Más sorprendente es el caso de Christa Ludwig, cantante a la que he admirado muchísimo y que tiene en su haber varios Wagner sensacionales: Kundry, Ortrud, Venus o Brangäne. Pero aquí, aunque conserva su clase de gran cantante, muestra una voz chillona francamente desagradable ("de rata", tengo anotado. Perdón por la irreverencia). Marga Höffgen, Brigitte Fassbaender, Ruth Hesse, Iris Vermillion o Birgitta Svendén me gustan más.

Horst R. Laubenthal no es un mal David, pero la voz, blanquísima, me parece muy poco atractiva, y además es apenas capaz de extraer de ella algo de variedad cromática. Gerhard Unger, Peter Schreier, Graham Clark, Herbert Lippert y Endrik Wottrich me convencen bastante más. Muy buenos son, en cambio, Gerd Feldhoff como Kothner (el mejor de unos maestros no muy lucidos) y Victor von Halem como el Sereno. (Es curioso que este breve papel lo han grabado varios bajos de altos vuelos: Hermann Prey, Kurt Moll, Matthias Hölle, René Pape o Kwangchul Youn. Como dije al principio, el borrón de este reparto es el Pogner del bajo (¿?) Peter Lagger, que realmente no pasa la ITV (en acertada expresión de un amigo). Nada que ver con los grandes intérpretes de esta parte: Gottlob Frick, Franz Crass, Karl Ridderbusch, Kurt Moll, Matthias Hölle o Matti Salminen. ¡Ahí es nada!

2 comentarios:

  1. Muy interesante tu crítica. Entonces ¿qué versión recomendarías en primer lugar? Dime, si te parece, una en disco compacto y otra filmada. Garcias. Manuel.

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    1. No es muy fácil contestar a tu pregunta. Pero tal vez me incline por la versión en CD de Karajan (EMI 1971, que suena bastante bien) con Adam, Kollo, Donath, Evans, Ridderbusch, Schreier y Ruth Hesse, con los Coros de Radio Leipzig y la Staatskapelle Dresden. Y en DVD (no en blu-ray!) la de Barenboim en Bayreuth (EuroArts 2000) con Holl, Seiffert, Magee, Andreas Schmidt, Hölle, Wottrich y Svendén, con escena tradicional de Wolfgang Wagner. Esta versión, por cierto, también está (tal cual) en CD de Teldec/Warner.

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