miércoles, 5 de diciembre de 2018

Programa camerístico Debussy


 
El 3 de junio, en la Sala Pierre Boulez de Berlín se hizo un programa con las obras de cámara de Debussy, más tres miniciclos de sus canciones, que me pareció una maravilla. La cadena de televisión francoalemana Arte nos ha permitido disfrutarla en una grabación de alta calidad filmada con tal esmero que podría ser (¡ojalá!) comercializada. La selección de las obras, y la propia secuencia en que fueron interpretadas, fue un acierto pleno. Nada más empezar la Sonata para violonchelo y piano se apreciaron dos cosas: que Kian Soltani es un fuera de serie; sin duda ya, en plena juventud, uno de los dos o tres cellistas más destacados -quizá al nivel de Alisa Weilerstein- y que Barenboim no tocaba de trámite, sino todo lo contrario. ¡Me parece que ni siquiera la justamente mítica grabación de Rostropovich y Britten es superior a esta!

Marianne Crebassa, la joven mezzosoprano lírica francesa (31 años) que ha cosechado grandes éxitos recientes en Salzburgo con su Sesto en La clemenza di Tito (con Currentzis) o con su Mélisande en Berlín (con Barenboim), me recuerda la voz de Frederica von Stade, solo que hasta ahora no le he escuchado el menor asomo de dulzonería en las que a veces caía la admirada cantante estadounidense. Lo cierto es que sus interpretaciones de las Canciones de Bilitis, los 3 Poemas de Mallarmé y las 3 Melodías de Verlaine que hizo en esta ocasión me parecieron ejemplares desde cualquier ángulo. Los acompañamientos de Barenboim estuvieron a la altura de lo que se puede esperar de este "músico de otro planeta" (Joaquín Achúcarro dixit) que no comprendo de dónde saca tiempo para estudiar tal cantidad de obras, tan enormemente diversas, y hacerlas (casi, casi todas) tan rematadamente bien. Tras Bilitis, el gran Emmanuel Pahud (de la Filarmónica de Berlín) tocó prodigiosamente Syrinx, para flauta sola. 

Vino a continuación la Sonata para violín y piano, en la que Michael Barenboim demostró una vez más -aquí con el apoyo de su padre- que es uno de los violinistas más destacados de su generación, y uno de los más valientes del panorama por el comprometidísimo repertorio que aborda. (Cuando tocó en Madrid, hace ya como cinco años, el Concierto de Beethoven con Maazel y la Sinfónica de la Radio Bávara, un crítico de "Scherzo" afirmó que era un violinista insignificante; más recientemente, del primer disco de Soltani para D.G., otro crítico, esta vez de "Ritmo", lo ha puesto a parir: ¡cuánto daño hacen estos sordos ignorantes, y qué pronto suelen quedar en ridículo!). 

Siguieron los Mallarmé, y a estos la Sonata para flauta, viola y arpa, a cargo de Pahud, Yulia Deneyka (de la Staatskapelle Berlin) y Aline Khouri (de la Orquesta del Diván), exquisita versión, y se cerró el programa con las 3 Melodías de Verlaine. Una velada memorable de un grupo llamado aquí "Ensemble Pierre Boulez": un ejemplo de cómo hacer música de cámara mediante un conocimiento a fondo de lo que se traen entre manos y un estrecho entendimiento entre los intervinientes, sin que nadie intentase sobresalir sobre los demás.

2 comentarios:

  1. Hola, Ángel:

    La sonata para violín de Debussy es exquisita, y, desconcertantemente, no demasiado pródiga en grabaciones. ¿Qué versión prefieres? ¿Friedman/Previn, Oistrakh/Bauer, Stern/Zakin, Chung/Lupu, Dumay/Pires?

    Saludos cordiales.

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    1. Sí, es una pieza exquisita. No conozco la versión de Friedman/Previn, pero de las otras las dos que más me gustan son Oistrakh/Bauer y Chung/Lupu, seguidas de cerca por Mullova/Anderszewski, Zukerman/Neikrug y Midori/McDonald.

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