martes, 18 de diciembre de 2018

Los agudos en la ópera


Recuerdo que, en una entrevista, el gran Ruggero Raimondi, músico inteligente donde los haya, decía que divide a los cantantes de ópera en dos grupos: los que intentan interpretar a sus personajes y los que están pendientes ante todo de dar los agudos. Le doy toda la razón. Aunque, por supuesto, los hay que no descuidan ninguna de ambas cosas: cantan, interpretan y consiguen emitir estupendamente los agudos. 

Hace unas semanas, un buen amigo (supongo que me estarás leyendo), excelente melómano y sobre todo operófilo, me sorprendió soltándome a bocajarro que Plácido Domingo no es tan grande como se pretende porque carece de buenos agudos. Le he grabado un disco (que le daré la próxima vez que quede con él; no vive por esta zona) con escenas y arias italianas, francesas y alemanas, que abarcan casi 30 años de su carrera, en las que creo que queda claro que no solo canta e interpreta sus personajes de modo admirable, sino que también despliega una pléyade de agudos estupendos. Sí, ya lo sé, ningún Do sobreagudo, nota que nunca, creo, pudo emitir con comodidad y seguridad. Su tesitura y las características de su voz nunca han sido propicias para esa nota -y no ha sido el único gran tenor al que le ha ocurrido lo mismo, desde Caruso mismo-. ¿Le quita esa limitación mucha importancia a su figura? En mi opinión, rotundamente no. Por un lado, la mayor parte de las óperas que ha cantado no alcanzan esa nota (Il Trovatore entre ellas: ya se sabe que Verdi no escribió el famoso Do de la "Pira". Sin embargo, varias veces he oído poner a parir al tenor madrileño por darlo regular, o incluso en ocasiones no darlo), y algunas óperas que sí alcanzan esa nota pueden haber sido magníficamente interpretadas por él, salvo en ese breve instante en que el Do que ofrece no es satisfactorio, o que directamente suprime. 

Como sé que muchos operófilos sí son tan obsesos de los agudos como algunos cantantes, se hizo circular un dicho que ridiculizaba a Domingo por este motivo. Acepto que ese dicho es ocurrente y que tiene su gracia, pero me parece de tan mal gusto y tan demostrativo de desprecio que no pienso contribuir a divulgarlo. 

Me acuerdo ahora, a modo de anécdota que viene un poco al caso, de que cuando Otto Klemperer le pidió a Elisabeth Schwarzkopf que cantase con él la Missa Solemnis de Beethoven, ella le dijo que lo haría encantada, pero que tuviese en cuenta que no llegaba al Do que pedía la partitura. El sarcástico y genial director le contesto: "No se preocupe, pondremos en el cartel anunciador Elisabeth Schwarzkopf, soprano hasta el Si natural". 

Bueno, el caso es que defiendo y defenderé que el panabarcativo Domingo ha sido para mí, y a distancia, el mayor tenor del último tercio del siglo XX, y que esa carencia del Do tiene para mí muy poca relevancia. A diferencia de otros tenores mucho menos artistas, que han sido capaces de emitir esa nota con facilidad, quiero expresar una opinión: cuando se canta bien y se llega cómodamente, como sin aparente esfuerzo, a esas notas, me parece estupendo, me agrada mucho escuchar a esos cantantes, sobre todo cuando interpretan óperas belcantistas. Pero cuando esas óperas son románticas, muy apasionadas y no digamos si son veristas, la sensación de esfuerzo, de tensión, de hallarse al límite de sus posibilidades, es un valor añadido a estos exaltados personajes. Estoy de acuerdo con lo que alguna vez expresó Beethoven de que el esfuerzo del intérprete (cantante, pero también instrumentista) en determinados momentos es un elemento que él buscaba expresamente en su música para intensificar la fuerza expresiva. Algo que se aprecia clarísimamente en sus mayores obras vocales: la Missa Solemnis, la Novena Sinfonía o Fidelio

Esa tensión límite solemos apreciarla en muchos momentos (agudos, sobre todo) de las interpretaciones de Domingo. Y, lejos de ser un inconveniente, son en mi opinión algo positivo. Me limitaré a señalar un ejemplo de las grabaciones de Plácido: su aria de La forza del destino ("La vita è inferno all'infelice... O tu che in seno") de un recital dirigido por Nello Santi con la New Philharmonia (RCA 1972) es de una intensidad comunicativa descomunal, y los agudos que emite (ninguno llega al Do) son tan perfectos, tan tremendos y tan desgarradoramente expresivos que sobrecogen al oyente. Mario del Monaco, Franco Corelli y otros tenores con unos agudos más luminosos, squillantes y fáciles no transmiten ni la décima parte de lo que Domingo consigue aquí. Por cierto, no veo por qué el color plateado de los agudos de esos y otros tenores ha de ser más hermoso -desde el punto de vista exclusivamente estético- que los broncíneos de la más oscura voz de Domingo. Es, como mínimo, cuestión de gustos. No, el timbre restallante de Luciano Pavarotti, que tanto encandila a muchas personas (sobre todo no aficionados a la ópera), dista de ser mi favorito.  

Un amigo al que le he pasado este texto me pide que añada este párrafo: "¿Quién se ha llevado el aplauso más largo de la historia? Es un cantante, pero no es una estrella de rock, y además es español. No fue una estrella del rock, ni una gran dama del teatro, ni el estreno de un supertaquillazo de Hollywood. El aplauso más largo de la historia se lo llevó un español, Plácido Domingo, tras interpretar a Otelo en la Ópera Estatal de Viena. El tenor hizo su memorable actuación el 30 de julio de 1991 y tan entusiasmados quedaron los espectadores que le hicieron salir a saludar nada menos que 101 veces. En total, una hora y veinte minutos de aplausos. Domingo también ostenta el récord del aplauso más largo logrado en el Teatro Real, en Madrid. En este caso, fueron 32 minutos de ovación para su interpretación en 'Simon Boccanegra', de Verdi, el 28 de julio de 2010" (¡como barítono!)...

16 comentarios:

  1. A mi también me sorprende que haya quien discuta la enorme dimensión como artista, como músico y específicamente como tenor de Plácido Domingo. Es increíble, casi sin precedentes, el repertorio que ha hecho con altísimo nivel de calidad. Obviamente, se puede preferir aquí o allí a algún cantante especialista, pero ningún cantante ha hecho tanto, considerando la extensión del repertorio y el nivel. Ninguno que yo recuerde. Repertorio alemán e italiano, o francés, desde el siglo XVIII al XX. Y encima va y añade papeles de barítono. En algunos papeles nadie le ha igualado, y no son papelillos de segunda, sino los grandes personajes.

    Es más fácil perfeccionar un repertorio reducido en el que te has especializado y en el que tu voz y técnica dan lo mejor de si (Pavarotti, Kraus, por poner dos ejemplos). Lo más difícil es salir a pelear con todo. Además de unas facultades únicas, Domingo añade una formación musical de campanillas: estudió dirección de orquesta y composición, además de canto. Es un fuera de serie sin igual, como dice Carrascosa, en el último tercio del siglo XX.

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    1. Una vez, hace bastantes años, la revista Ritmo preguntó a varios críticos, yo entre ellos, cuál era en su opinión el tenor más importante de la segunda mitad del siglo XX. El resultado fue inesperado: nadie propuso a Plácido Domingo. Luego lo comenté con algunos colegas que también habían sido convocados: ninguno de ellos votó a Domingo, porque pensaron -pensamos- que varios, o incluso todos los demás, iban a elegirlo a él. Así que yo escogí a Nicolai Gedda, a quien sigo considerando el más destacado de su tiempo... ¡después de Domingo, por supuesto!

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  2. El y Gedda son mis favoritos de esta época, aunque tb Kraus, aunque desde luego que su repertorio era liliputiense...el Simón Bocanegra que comentas lo emitió radio clásica, creo recordar que fue en Julio..de aquel año, estaba pasando unos días con mis padres en la playa....no esperaba ya gran cosa de Domingo, debido a su edad y su reciente y seria enfermedad..he de decir que quedé fascinado...FELIZ NAVIDAD, eso tb es importante...la música es un aspecto de la vida, uno de los más importantes, pero no todo...

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  3. Yo me quedo con ese Sib agudo tan hermosamente cantado del final de "Celeste Aida" en su célebre grabación de la ópera con Caballé y Muti, simplemente formidable.

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  4. Hola, Ángel:

    Sin ser dominguista convencido, he de reconocer que ha sido el mayor todoterreno de la lírica, sólo equiparable a un Fischer - Dieskau. Para mí, el mejor Don Carlo(s) de la discografía, en italiano y en francés, con Giulini y con Abbado.

    Pese a mi gran simpatía hacia el finado Ángel Mayo, nunca entendí su ojeriza hacia el madrileño como wagneriano: su Tannhäuser y Lohengrin son excelentes, y su Parsifal con Levine, muy notable.

    Saludos cordiales.

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  5. Angel, viene esta primavera Joaquín Achúcarro, con la OSRM Y virginia Martínez, que suenan cada vez mejor, con el concierto de Grieg..iré, pero...¿crees que este señor conserva agilidad de dedos y cabeza para afrontar ese concierto con casi noventa años?..supongo que sí, ya te lo contaré....

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    1. Es difícil predecir en qué situación de dedos se encontrará, pero hasta no hace mucho se encontraba muy bien. Ojalá siga estando en buena forma; lo que es seguro es que se apreciará su arte de gran clase. Que para mí es lo más importante.

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  6. https://www.youtube.com/watch?v=OEEO1OqwdXY espero haber dado en la version para ayudar a tu explicacion. Muchas gracias

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    1. Exactamente: ahí podéis escuchar ese aria de La forza del destino. Gracias.

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  7. Sin duda Plácido fue un gran artista, muy buen músico y gran comunicador. Con una voz que tuvo un timbre de oro.

    Pero también fue siempre, más allá de las limitaciones naturales (todos las tienen), un tenor con muchos defectos; defectos que son objetivos: pasaje sin resolver y emisión en la gola (lo que dificultaba aún más la proyección de unos agudos ya problemáticos y producía una línea de canto que muchas veces sonaba estresada) o incapacidad para producir medias voces, que el tenor casi siempre sustituyó por falsetes.

    Lo sorprendente en Plácido, visto el modo en que usaba la voz, es que haya sido capaz de hacer la carrera que ha hecho sin perder la voz mucho antes. Una naturaleza de hierro.

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  8. Ángel,

    Después de haber leído el presente post y sus comentarios, te pregunto: ¿Qué opinión tienes de Carlo Bergonzi y Jussi Björling? Muchas gracias.

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    1. Son los dos tenores de repertorio italiano que más me gustan de su época. En Bergonzi admiro su línea de canto y su técnica, aunque a veces -solo a veces- resultaba un tanto distante. De Björling me fascina su voz y su emisión. Para mí, el mejor Rodolfo y el mejor Des Grieux que conozco.

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  9. Me resulta bastante "chocante" el leer (como he leído aquí) que un tenor sea mejor que otros, por haber interpretado más roles operísticos. Les recuerdo que un cantante lírico, ha de escoger aquellas partituras que mejor se adapten a sus condiciones vocales, y no al revés. Y en cuanto a eso de que "es más fácil" escoger el camino que prefirió Alfredo Kraus, en cuanto a limitación de repertorio..... por favor.....

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    1. No es mejor por tener más repertorio, pero lo cierto es que hay cantantes "perezosos". En el caso de Kraus, Philips le pidió en su día que grabase para ese sello óperas de Mozart y de Haydn. Pero se negó. ¿Porque no iban a su voz? Usted qué cree. Él mismo lo acabó admitiendo: no me gusta mucho esa música.
      Otra cosa: hay voces a las que se les puede hacer evlucionar... con pies de plomo, sin forzarlas. Unos se pasan y se destrozan la voz, y otros prefieren anclarse siempre en lo mismo. ¿No le parece que lo más inteligente y atractivo, también artísticamente, es hacer evolucionar la voz sin forzarla y aplicando mucha inteligencia? Hay bastantes tenores que empezaron de lírico-ligeros y hasta ligeros que acabaron de líricos, y todo les fue muy bien. Pudieron pasarse sus primeros años con Rossini y acabaron haciendo, y muy bien, varios Verdi y hasta algún Puccini. Es, además, menos "aburrido".

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    2. Se puede tener un repertorio muy amplio pero poco sobresaliente en la mayoría de los papeles, así como se puede tener un repertorio pequeño pero sobresaliente en casi todos los papeles. Cada opción tiene sus pros y contras.
      También ocurre que los cantantes, al margen de sus posibilidades vocales, tienen sus propios gustos y motivaciones a la hora de cantar unos u otros papeles. Yo desde mi humilde posición de aficionado, dividiría los papeles en las siguientes "categorías" para un cantante:
      1A. Puede cantar sin llevar la voz al límite y actuarlos.
      1B. Puede cantar sin llevar la voz al límite pero no actuarlos.
      1C. Puede cantar sin llevar la voz al límite pero no le gustan.
      2A. Puede cantar llevando la voz al límite y actuarlos.
      2B. Puede cantar llevando la voz al límite pero no actuarlos.
      3. No puede cantar pero podría actuarlos y le gustan, siempre y cuando subvierta la partitura para acomodarla a su tesitura.
      En mi humilde opinión, un cantante inteligente elaboraría su repertorio con papeles 1A, y quizá alguno de 2A si por la evolución de su voz puede convertirse en 1A o porque la motivación para ser ese personaje es fuerte y no sea demasiado recurrente. Los papeles 1B pueden llevar al ridículo en la actuación escenificada y sólo deberían usarse sus arias para lucimiento vocal. 2B mejor no abordarlos. Los de la categoría 1C, pues los gustos personales son variados, y mientras puedan permitirse no cantarlos, es su libertad y los de categoría 3 serían papeles 2B adaptados.
      Kraus dijo en entrevistas que había papeles que le gustaban pero no los cantaba porque no eran adecuados para él (Radamés o Don José), y habría papeles que no le gustaban y los rechazaba. Plácido Domingo cantó muchos papeles, pero también se abstuvo de cantar otros tantos que no le gustaban o sentía que no podía hacer algo con lo que sentirse satisfecho. Para mí ambos son disfrutables cada uno en su propio estilo y su contexto y mal está que se fomentaran comparaciones odiosas por cómo cada quien quiere llevar su carrera musical.

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  10. un tenor de gran categoria y diversidad ; gregory kunde.
    desde Bellini y Donizetti hasta Puccini ,Verdi y........

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