domingo, 7 de agosto de 2022

Dudamel dirige Dvorák y Thielemann languidece con Bruckner

 

Las tres últimas Sinfonías de Dvorák

 

Dos muy recientes publicaciones orquestales: DG con las tres últimas Sinfonías de Dvorák y la Filarmónica de Berlín con la Séptima Sinfonía de Bruckner. Dudamel acierta de pleno con la Séptima del checo (aprovecho para decir que es una de mis sinfonías favoritas, de cualquier época). No es mi versión ideal, pues me gusta mucho más Giulini (London Philharmonic, EMI 1977), pero hay que reconocer la gran maestría del venezolano por cómo edifica y hace sonar la obra; a mí me hubiera gustado un sonido más rústico y a la vez más brahmsiano (es la Sinfonía de Dvorák que más se aproxima al autor del Requiem alemán). Tampoco resulta especialmente dramática u oscura, sino más bien pastoral, para entendernos. Pero en cualquier caso es una interpretación de gran belleza. (Por cierto, he aprovechado para escuchar una versión que no conocía y que me ha gustado algo más aún que esta: la de Yannick Nézet-Séguin con la Filarmónica de Londres, en el sello LPO, de la propia orquesta).

 

La Octava sigue unos derroteros parecidos, y a esta le sienta menos bien lo escasamente rústica que suena. También está muy bien construida, leída y cantada, si bien el tercer movimiento es para mi gusto más meloso de lo debido (no sé si hace falta recordarlo: mis versiones favoritas son Giulini/Chicago DG 1978, Kubelik/Filarmónica de Berlín 1966 y Dohnányi/Cleveland, Decca 1986).

 

Y la “Nuevo Mundo” podría haber sido una muy buena versión de nos ser por las licencias en el fraseo que se toma en el primer movimiento, que son exageradas, forzadas. El resto está muy bien, si bien en ningún momento me llega a entusiasmar; la coda final es bastante ambigua entre triunfalismo o fatalismo, lo cual me parece interesante. Destacaría la extraordinaria calidad del corno inglés en el movimiento lento. (De lejos, muy de lejos, la interpretación más formidable que conozco de la última Sinfonía de Dvorak es la de Celibidache con la Filarmónica de Múnich en el DVD de EuroArts, 1991).

 

Finalmente, hay que constatar el altísimo nivel de calidad alcanzado por la Orquesta Filarmónica de Los Angeles, quizá como nunca hasta la llegada a su timón de Gustavo Dudamel. Otra cosa es que yo, como he dicho, no considere especiamente dvorakiana la sonoridad que aquí se obtiene de ella. Las tomas de sonido son tímbricamente muy bellas y equilibradas, pero, para mi gusto personal, un poco distantes.

 

Otra Séptima de Bruckner: ¿a mayor o menor gloria?

 

No sé a quién se le habrá ocurrido publicar esta Séptima Sinfonía de Bruckner bajo el sello Berliner Philharmoniker (con buen sonido, pero algo apagado). Supongo que será porque la interpretación le (o les) ha gustado mucho a sus responsables; pero también podría ser lo contrario: para dejar en evidencia a Christian Thielemann. A mí me ha producido aburrimiento y me ha irritado un montón. Procuraré explicarme: lentitudes pretenciosas, frialdad absoluta, distanciamiento hasta o desde una enorme lejanía, rebuscamiento, blandura, pianísimos pasados de rosca cada dos por tres, pedantería… no sé si a otros oyentes les pasará lo mismo, pero a mí me da toda la impresión de que Thielemann se cree un genio -el Karajan más cargante elevado a no sé qué potencia- y nos quiere decir en esta versión “aquí estoy yo, fijaros qué cotas de sublimidad consigo”. Ha sido para mí una experiencia difícil de insoportar.

 

No sé hacia dónde se dirige este hombre, aquí, en el compositor que más y más veces, hasta aburrir, ha grabado y sigue grabando. A ver si le va a pasar algo parecido con el otro autor que más frecuenta, Richard Strauss, y del que también llegó a hacer interpretaciones espléndidas. ¡Menos mal que no fue nombrado director titular de la Filarmónica de Berlín! (Aunque tampoco se lucieron mucho, que digamos, con Kiril Petrenko…)

11 comentarios:

  1. El sello de la BP ha publicado las 9 sinfonías de Bruckner en una caja dirigidas por diferentes directores asociados a la orquesta: Ozawa, Jarvi, Blomstedt, Haitink, Mehta, Jansons, Thielemann y Rattle. El único que dirige 2 sinfonías es el difunto Haitink. Aquí se ve quien dirige cada una.

    https://www.prestomusic.com/classical/products/8701123--bruckner-symphonies-nos-1-9.

    Se puede escuchar cada sinfonía en Qobuz

    ResponderEliminar
  2. Por cierto, esa Séptima de Bruckner por Thielemann y la Filarmónica de Berlín está incluida en un ciclo Bruckner (sólo sinfonías numeradas) que publicó el sello de la orquesta, donde sólo Haitink interpreta dos sinfonías (Cuarta y Quinta). El resto son Ozawa (Primera), Paavo Järvi (Segunda), Blomstedt (la versión inicial de la Tercera), Jansons (Sexta), la citada Séptima de Thielemann, Mehta (Octava) y Rattle (Novena, con el cuarto movimiento reconstruido). Al parecer, la idea era presentar una selección del mejor Bruckner que se había interpretado con la orquesta en la década de 2010. No lo he escuchado entero, pero la lista de nombres es muy heterogénea. La misma Tercera de Blomstedt incluso rompe en alguna medida la coherencia de la serie en lo textual, pues si no tenemos en cuenta que la Novena aparece “coronada”, es la única interpretación que no sigue una de las ediciones más “estándar”. En fin…

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Me lo temía: a esas lumbreras les ha parecido un gran versión...

      Eliminar
  3. La séptima de Bruckner de Thielemann debe ser la de diciembre de 2016 que se emitió en la DCH.

    Puestos a elegir entre Petrenko o Thielemann, me hubiera quedado con este último. Petrenko nos ha regalado auténticas torturas como sus 7ª y 9ª de Beethoven entre otras cosas. Y que quede claro que el berlinés no era ni mucho menos mi preferido, ése sería Nelsons.

    ResponderEliminar
  4. Hola, Angel.

    No se, con Thielemann siempre me parece que es usted un poco demasiado duro. Me parece un director de categoria y le he oido cosas excelentes. Su escaso movimiento y asepsia le explica el mismo como reserva expresiva, realmente esperar al climax.

    No es tampoco santo de mi devocion completamente, y estoy de acuerdo que se ha hecho algo auto-indulgente. Pero las criticas que le leo me parecen demasiado duras. Le he visto varias cosas en Bayreuth de gran categoria (Holandes, Tristan). Tambien un concierto Strauss extraordinario en los Proms hace ano con un Till Eulenspigel fantastico. Hace siglos le oi un concierto de clarinete de Mozart en Salzburgo, excelente tambien, y un Heldenleben alli tambien muy bueno. Sus Bruckner son de gran calidad en general, recuerdo una inolvidable Cuarta en Madrid. Y dirige a las Filarmonicas de Viena y Berlin (probablemente las dos mejores orquestas de la historia) muy a menudo.
    Eso si, como persona debe ser peculiar porque no aguanta mucho alli donde va (Munich, luego Dresde).
    Un saludo

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. No cabe duda de que posee un gran talento, pero en mi opinión le pierde su frecuente -no permanente- afán de dárselas de "especial" y su petulancia. Yo también le he escuchado interpretaciones excelentes, pero su propensión a llamar la atención le pierde con cada vez más frecuencia.
      No suele aguantar allá donde va, en efecto: hacen lo posible por librarse de él. También en Bayreuth.

      Eliminar
    2. Algo más: críticos que lo suelen poner en los cuernos de la luna han escrito sobre él cosas tan peregrinas como que su, según él (Justo Romero) excelsa Novena Sinfonía de Bruckner de hace muy poco en Salzburgo, ha sido "feliz" ("un Bruckner feliz y hermoso": ¡feliz, la Novena de Bruckner!)

      Eliminar
    3. Estamos mas o menos de acuerdo, si. Aunque yo seria algo mas permisivo. Solo diria que, en sus "caprichos" o "petulancias", hay veces que los matices estan hechos con cierto gusto, de hecho. No necesariamente son todos caprichos. Otros no, eso si.
      Y es cierto que se nota en el una tendencia a la auto-indulgencia que es muy peligrosa en los musicos a medida que se hacen mayores. Hay muchos ejemplos, Abbado, Chailly, Karajan, incluso Muti. Debe ser muy dificil aguantar la alabanza continuo y el chute de adrenalina de las aplausos incondicionales. Por eso la labor del critico es importante y las cronicas como la que comenta de Justo Romero son particularmente desafortunadas.
      Hasta que punto introducir detalles o caprichos es autoindulgencia y desde que punto es dar vida a la partitura? Es un tema de matiz muy dificil de juzgar. Depende mucho del gusto de cada uno tambien.
      En fin, un saludo y muy interesante debate como siempre con usted.

      Eliminar
    4. Llevas razón, yo lo he pensado muchas veces: algunas "licencias" son muy acertadas, y otras chirrían un montón: la diferencia entre unas y otras las decide el buen gusto (que se nos supone) tras miles de horas de escucha atenta de música.

      Eliminar
  5. Dije algo de esto hace unos días, pero lo amplío. Allá por el año 2000, el difunto Ángel Mayo presentaba a Thielemann como el continuador natural del estilo de dirección de Furtwängler y Knappertsbusch. Era un elogio sin duda exagerado, y en algún lugar leí que en años posteriores la opinión de este crítico sobre Thielemann fue algo menos entusiasta. Pero había gestos retóricos que Thielemann hacía en momentos concretos de las óperas de Wagner que parecían justificarlo; su Anillo de Bayreuth era algo irregular, (creo que El oro del Rin nunca lo llegó a cuajar), pero lo cierto es que a muchos nos ilusionó. Ahora, sus interpretaciones no me emocionan tanto…
    En cuanto a que la versión de la Novena de Bruckner fuera “feliz”, puede tener justificación. Según la RAE, feliz es algo “que causa felicidad” o una expresión “oportuna, acertada y eficaz”. Pero lo cierto es que ese uso produce confusiones…

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. No tiene pase lo que ha escrito Justo Romero: solo buscándole tres pies al gato cuela lo de "feliz". Y, además, en su caso llueve, diluvia sobre mojado: ¡son tantos los comentarios que se le han leído en los que demuestra no enterarse bien de lo que escucha!...

      Eliminar