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miércoles, 30 de octubre de 2024

Discos raros: joyas casi olvidadas

 

BOCCHERINI: las 6 Sinfonías op. 12 – Raymond Leppard/Orquesta New Philharmonia – Philips 456067-2, 2 CDs. 1972. 131’27”

Espléndidas partituras prácticamente desconocidas, estas seis son probablemente las Sinfonías más destacadas de las 26 que se conservan del compositor de Lucca. Fueron compuestas en 1771 (Haydn iba por su nº 42 y Mozart por la nº 14) y publicadas en París cinco años más tarde, con dedicatoria a Christoph Willibald Gluck. No en vano en la más conocida de las seis, la Cuarta, titulada “La casa del diablo”, encontramos claros ecos del autor de Orfeo ed Euridice.

Las interpretaciones de Leppard, al frente de una orquesta magnífica que se hallaba en su edad de oro -¡qué solistas: violines, cellos, trompas!- no me es posible imaginarlas mejores. Para colmo, las tomas de sonido, efectuadas en Londres en marzo de 1972, son admirables. 

 

SCHUBERT: Rosamunda, D 797 – Anneliese Rothenberger/Coro & Orquesta Sinfónica de la Radio Bávara/Robert Heger – EMI CDZ 2530712. 1966. 52’23”.

La discografía de la música incidental completa de Rosamunda, princesa de Chipre (1823) no me parece muy afortunada. Pero esta grabación, de hace casi seis décadas, se eleva abiertamente sobre todas las que han venido después. La bellísima obertura (conocida a menudo como“El arpa encantada”, D 644) creo que no ha sido igualada desde entonces.

El no muy conocido Robert Heger* (Estrasburgo, 1886 – Múnich, 1978) tuvo aquel 3 de abril de 1966, en la Bürgerbräu muniquesa, su día de gracia. Maravillosa sonoridad, aterciopelada, de la Orquesta bávara, perfecto el Coro, e inmejorable en su romanza la soprano Anneliese Rothenberger (1924-2010). Diáfana, espléndida toma de sonido.

*Fue seguramente el primer director en grabar Der Rosenkavalier (casi) completo, allá por 1933, con tres cantantes legendarios -Lotte Lehmann, Richard Mayr, Elisabeth Schumann- y la Filarmónica de Viena. 

 

BRUCKNER: Sinfonía 3 (versión de 1889) – Kurt Sanderling/Orquesta de la Gewandhaus, Leipzig – Berlin Classics BC 2151-2. 1965. 64’02”

Grabada en la Iglesia del Salvador de Leipzig en junio de 1963, con sonido más que aceptable sesenta años después.

 

BRUCKNER: Sinfonía 6 – Joseph Keilberth/Orquesta Filarmónica de Berlín – Teldec 8.43194 ZK. 1963. 55’51”.

Si Kurt Sanderling (1912-2011) vivió 99 años, Joseph Keilberth (Karlsruhe, 1908 - Múnich, 1968) murió prematuramente (mientras dirigía en Múnich Tristán e Isolda), interrumpiendo bruscamente la que ya había sido una carrera deslumbrante y que podría llegar a serlo aún más. Uno y otro han legado estas interpretaciones sobrias, intensas, de perfecto lenguaje bruckneriano y hechas de una pieza. Pese a la avalancha de estupendas grabaciones que les han seguido, una y otra siguen conservando una sorprendente vigencia. Y también esta Sexta está brillantemente grabada.

 

jueves, 11 de agosto de 2022

Discografía comentada de la "Leonora III" de Beethoven

 

¿El primer poema sinfónico?

La Obertura Leonora III de Beethoven es, como se sabe, una de las dos más ambiciosas y extensas (junto a la Leonora II) y seguramente la más admirada de su autor.

Compuesta, al igual que las Leonoras I y II y la llamada Obertura Fidelio (la definitiva), para preceder a su única ópera, Fidelio, es una página sinfónica de tales proporciones que no se suele emplear para comenzar la ópera, de la que es una especie de amplio resumen orquestal, sino como pieza de concierto (por esto podría considerársela un precedente del poema sinfónico, género oficialmente inaugurado por Franz Liszt). También, algunos directores -siguiendo el ejemplo de Gustav Mahler- la emplazan, tanto en disco como en escena, antes del cuadro del final de Fidelio, entre las mazmorras y la celebración de la libertad en el patio de la prisión.

La mayor parte de los principales directores de orquesta, y muchos otros que no lo son tanto, la han llevado al disco, por lo que el número de grabaciones es ingente. Pero Beethoven es uno de los compositores a los que es más difícil hacer justicia, por lo que las verdaderamente muy buenas escasean; en varias de éstas nos a centramos.

Wilhelm Furtwängler está considerado, unánimemente, uno de los gigantes de la batuta de todos los tiempos e intérprete, antes que de cualquier otro compositor, de Beethoven. No es de extrañar, pues, que una de sus grabaciones conservadas, concretamente la única de las suyas realizada en estudio, por EMI, con la Filarmónica de Viena y dentro de la ópera completa, en octubre de 1953, sea un referente ineludible. La introducción, Adagio, es un sobrecogedor descenso a los abismos. Interpretación toda ella honda, personal e inspiradísima, su Allegro final es tremendamente apasionado y dionisíaco. La orquesta está maravillosa, sobre todo las cuerdas. Como escribió el llorado crítico musical Gonzalo Badenes, esta interpretación, “genialmente subjetiva, es un constante crescendo hacia la luz”. Se trata, en mi opinión, de la primera grabación -cronológicamente hablando- modélica.

Cuatro años más tarde, en 1958, otro de los grandes directores de aquellos años, el húngaro Ferenc Fricsay, grabó para DG con la Orquesta Filarmónica de Berlín esta obertura. Una versión densa, sólida, poderosa e impactante de la gran página, a la que, puestos a ser puntillosos, podría reprochársele un predominio excesivo de las trompetas en algunas frases y un tempo un poco desbocado en la coda.

Otro gran director en los años 50 y 60 del siglo pasado, Joseph Keilberth, muerto al igual que Fricsay bastante joven (aquél en 1963, a los 48 años, y éste en 1968, a los 60), la grabó en 1961, para Teldec y con la misma orquesta berlinesa. Una versión de impresionante introducción, oscura y misteriosa, que en el Allegro parece perder un tanto la concentración, resultando un poco rutinario. Lástima, pues prometía ser una de las más grandes.

1964 alumbraba una de las más geniales interpretaciones existentes de esta gran obertura, acaso la más fascinante. Se debe a Otto Klemperer, para EMI y con la Orquesta Philharmonia de la que era titular y a la que en pocos años había llevado hasta lo más alto en el ranking internacional. El efecto demoledor que esta interpretación, francamente diferente de las demás versiones existentes, produce en el oyente merece un esfuerzo de análisis para intentar explicar los porqués. La introducción, sobria y concentrada, sin concesiones llamémosles personalistas, muestra ya una claridad extrema de texturas, en varios momentos reveladora.

La orquesta, de sonido rocoso, articulación incisiva y perfecta, de transparencia pasmosa, está en esta pieza por encima de cualquier otra, y los dos solistas con mayor papel, la trompeta y la flauta, son sencillamente increíbles. En la coda, Klemperer, a diferencia de lo que tiende a hacerse, no acelera, sino que somete el discurso a un control férreo, consiguiendo acumular una tensión tremenda, abrumadora, y la mayor exaltación imaginable. Su lógica es, a la vez, aplastante, y los fortísimos, en momentos acertadamente escogidos, son apabullantes, hasta poner los pelos de punta.

Dos años más tarde, en 1966, nos llega la versión de Herbert von Karajan con la Orquesta Filarmónica de Berlín, para DG. Tras una espléndida introducción, en los pasajes más fuertes no sólo se pierde algo de claridad (culpa, en parte, de la toma de sonido), sino que da la sensación de haber muchas veces "más ruido que nueces". Bien trazada y con momentos muy bellos, la coda es desbocada, tumultuosa, persiguiendo abiertamente lo espectacular.

De 1969 es la poco conocida y sin embargo admirable e inatacable versión de Hans Schmidt-Isserstedt con la Filarmónica de Viena, para Decca. Magnífica versión a la que sólo podría achacarse no poseer un sello o rasgo suficientemente personal. La orquesta está, además, sensacional.

Ese mismo año se publica también, en este caso por DG, la grabación de Karl Böhm, uno de los más grandes maestros beethovenianos, con la Staatskapelle de Dresde. Las secciones más sosegadas de la partitura son admirables, pero en las agitadas se desboca, tanto en lo que se refiere al tempo como a la dinámica; suena pobre la cuerda grave (culpa, en parte seguramente, de la toma de sonido) y demasiado las trompetas. Algunos acordes son en exceso secos y cortantes. Pese a atesorar momentos geniales de lirismo y dramatismo, el conjunto se resiente por falta de control emocional del director.

Sir Georg Solti grabó en dos ocasiones la Leonora III: en 1973 y en 1989, y en ambas con la misma orquesta, la de suntuosa sonoridad e hipervirtuosa Sinfónica de Chicago. Son dos interpretaciones de gran altura, con algunas aportaciones personales más que nada en detalles, que podrían ser vistas como “licencias”. Ambas versiones, salvo en algún momento, se parecen mucho entre sí y tienen también en común ser muy brillantes y espectaculares; en general la primera es más juvenil, y algo más equilibrada la segunda. Espléndidas, pues, pero que no llegan a hacer historia. 

La versión de Kurt Masur con la Gewandhaus de Leipzig (Philips, 1975) es correcta, pero rutinaria: la verdad, no hace honor a la fama de beethoveniano de ese director silesio.

Bastante superior es la del menos reputado en este terreno Vladimir Ashkenazy (Decca 1983, con la Philharmonia londinense), y no sólo a causa de la superioridad manifiesta de la orquesta británica sobre la alemana, entonces del Este.

Entre una y otra, en 1978, apareció en el mercado una de las más personales, creativas, admirables y arrebatadoras interpretaciones de la Leonora III: la de Leonard Bernstein, con la Orquesta Filarmónica de Viena, para DG, que describe con misterio y desolación el terrible ambiente de la mazmorra donde se halla secretamente preso Florestán, ambiente que da paso progresivamente a la gran exaltación de la celebración final.

En los últimos 40 años han escaseado las grandes interpretaciones de esta obertura; una de las más notables es la debida a Bernard Haitink dentro de su grabación de la ópera completa, para Philips en 1990 y con la Staatskapelle de Dresde. Es una versión de indudable solvencia, pero que no aporta nada a lo ya dicho, y que no se acerca, ni mucho menos, a las cimas de Furtwängler, Klemperer o Bernstein.

Sí se les acerca una 9 años posterior, de 1999, debida a Daniel Barenboim dirigiendo la Staatskapelle de Berlín, para Teldec y dentro también de la grabación completa de la ópera (en la que por primera vez se incorporan las cuatro oberturas compuestas por Beethoven para ella). Barenboim, en mi opinión el más sobresaliente intérprete actual del compositor de Bonn, tanto al piano como en el podio, es el músico que mayor número de obras de Beethoven ha grabado en la historia del disco, bastantes de ellas en dos, tres, cuatro -como en este caso- y hasta en cinco ocasiones.

En momento de plena madurez, a sus 56 años, ha llevado por fin al disco Fidelio, y dentro de ella la Obertura Leonora III es, igualmente, un acierto total. La introducción, honda, trágica, inquietante, es la más lenta de las que se recuerda (por ello, sobre todo, la versión en conjunto, es 20” más larga que la que le sigue en lentitud), pero no da la impresión de morosidad por la riqueza de significado que alcanza cada frase, cada nota: nada más lejos de la rutina que esta interpretación. El sentimiento de piedad ante el sufrimiento y el de exultante celebración de la libertad puede que nunca hayan sonado expresados con tal sinceridad y elocuencia. Por lo anteriormente dicho y por la asombrosa nitidez expositiva y el exhaustivo control de los medios, parece que Furtwängler y Klemperer, lo dionisíaco y lo apolíneo, se hubieran dado la mano: la coda, sin descontrolarse, consigue un efecto arrollador, incluyendo un par de detalles personales aportados por Barenboim: sendos súbitos arrebatos, verdaderamente electrizantes, a 1’20” y a unos 30” del final. La Staatskapelle berlinesa había alcanzado ya aquí estatus de orquesta beethoveniana de primerísima línea.

(No entro a valorar las grabaciones con instrumentos originales, o como quiera llamárseles).

 

 

GRABACIONES ESCUCHADAS

Incluidas las pertenecientes a la ópera completa

 

1927 DG         Klemperer/OOpEstatalBerlín                14’07   7,5/4

1941 Naxos     Walter/OMetropolitanNuevaYork        14’13   6/4

1944 DG         Furtwängler/OFilViena                        14’09   8/4

1944 DG         Karajan/OConcertgebouw                    14’42   8/5

1945 Arkadia   Toscanini/OSinfNBC                           13’11   4/4

1954 EMI        Furtwängler/OFilViena                        15’19   10/6

1954 EMI        Karajan/OPhilharmonia                        14’59   8,5/6,5

1954 Testament Klemperer/ORealDanesa                     13’31   9/5

1958 DG         Fricsay/OFilBerlín                               14’14   9/7

1958 EMI        Kempe/OFilBerlín                               14’36   9/6,5

1961 Teldec     Keilberth/OFilBerlín                            13’29   7/7,5

1961 EMI        Cluytens/OFilBerlín                             15’12   8/7,5

1961 Nota Blu Klemperer/OCoventGarden                  14’23   9/6

*1961 VAI       Szell/OSinfChicago                             12’50   7/6

1961 Teldec     Keilberth/OFilBerlín                            13’29   7,5/7

1961 Eurodisc  Masur/OGewandhaus                           13’20   7/7

1964 EMI        Klemperer/OPhilharmonia                    14’38   10/8

1966 DG         Karajan/OFilBerlín                              14’41   8/7,5

1967 Decca     Schmidt-Isserstedt/OFilViena               14’59   8,5/8

*1967 DG       Kubelik/OConcertgebouw                    14’46   8/7,5

1969 DG         Böhm/StaatskapelleDresden                 13’35   7,5/7

1970 Philips    Jochum/OConcertgebouw                    13’32   8,5/7,5

1975 Decca     Solti/OSinfChicago                              13’57   8/8

1975 Philips    Masur/OGewandhaus                           13’42   7/7,5

1978 DG         Bernstein/OFilViena                            14’56   9/8

*1981 DG       Bernstein/OFilViena                            13’50   8,5/7,5

1983 Decca     Ashkenazy/OPhilharmonia                   14’59   8,5/9

1985 Sony       C.Davis/OSinfRadioBávara                  15’32   8,5/9

1986 DG         Karajan/OFilBerlín                              13’53   7,5/9

1989 Decca     Solti/OSinfChicago                              13’52   8,5/9

1990 Philips    Haitink/StaatskapelleDresden               14’10   8/9

*1990 TDK     Wand/OSinfNDRHamburgo                 14’20   8/7

1999 Teldec     Barenboim/StaatskapelleBerlin             15’26   10/10

*2006 EuroA   Barenboim/OWest-EasternDivan          14’38   9/8,5

*2006 Medici  Barenboim/OWest-EasternDivan          15’08   9/9

*2007 Medici  Mehta/OComunidadValenciana             14’15   7/8

*2011 C Major Barenboim/OWest-EasternDivan          14’52   9,5/9,5

2012 SanFrS    Tilson Thomas/OSinfSanFrancisco       13’58   7/9,5

*2015 Sony     Welser-Möst/OFilViena                       13’18   7/8,5

                       

lunes, 13 de septiembre de 2021

450 años de la Staatskapelle Berlin: Grandes grabaciones

 

15 CDs con tomas de entre 1916 y 2012

Deutsche Grammophon ha publicado un álbum de 15 CDs que ilustra la larga trayectoria de esta agrupación, que en más de una ocasión ha sido elegida en los últimos años como la mejor orquesta alemana (¡). No solo los ilustra con sonidos, sino también con un libreto de 184 páginas que es un raro ejemplo de hacer las cosas no ya bien, sino en grado de excelencia: artículos, detallada cronología, fotografías... La labor de búsqueda y recopilación de grabaciones ha sido realizada con gran acierto por el musicólogo Detlef Giese y el primer clarinete actual de la Orquesta (¡desde 1985!), Matthias Glander. Desde 1916 hasta 2012 figuran registros realizados por las batutas más destacadas que han desfilado por la Orquesta Estatal de la capital alemana: una gran parte de ellas aparecen en CD por vez primera. Los (re)procesados de las tomas antiguas suelen sonar bastante bien para su época; en ocasiones, sorprendentemente bien.

El primer disco está dedicado a Richard Strauss, que dirige una interesante, austera pero dramática, Sinfonía 40 (1927) de Mozart, un notable Till Eulenspiegel (1929) y un espléndido Don Quijote (1933), con Enrico Mainardi.

Leo Blech (1871-1958) ofrece varias apreciables (para su época) interpretaciones de piezas de Mozart, entre ellas una Sinfonía 34 (1930), una efervescente suite de Carmen (1927-28) y varias páginas wagnerianas que suenan en ocasiones anticuadas, entre ellas una nada mal dirigida escena final de La Walkiria, con un entonces famoso Friedrich Schorr que hoy, sin embargo, creo que no pasaría la ITV.

Las grabaciones más antiguas que conozco de Otto Klemperer no suelen gustarme; sin embargo, aquí han reunido al menos cuatro de alto valor: una tremenda, áspera, poderosa Obertura de Coriolano, una muy bella de El sueño de una noche de verano (1927; más adelante, Klemperer sería imbatible en esta excelsa página), una severa e implacable Primera Sinfonía (1928) de Brahms, con un Andante excepcional, una curiosa Danza de los siete velos de Salomé (1928) y una suite de la Dreigroschenoper (1931) de Kurt Weill que ya sonaba plenamente actual.

Muy características de su personal estilo -premura, dramatismo, tensión, esencialidad- son las tres obras seleccionadas de Erich Kleiber: el Moldava (1928) de Smetana, la Sinfonía “del Nuevo Mundo” (1929) y la Quinta Sinfonía de Beethoven (1955).

De Herbert von Karajan atinadas Oberturas de La flauta mágica y La forza del destino (1938), una espléndida Séptima (1941: la sinfonía de Beethoven que mejor se le ha dado siempre) y un soberbio finale de la Octava de Bruckner ya en 1944 (quizá pueda decirse de esta sinfonía lo mismo que en el caso de la anterior: es la que mejor ha solido hacer de la serie).

Wilhelm Furtwängler está representado por un admirable Acto II de Tristán e Isolda (en público, 1947), no tan contemplativo y excelso como en su posterior grabación de la ópera completa, pero sí más ardoroso. Bien Erna Schlüter (Isolda), muy bien un entonces pletórico Ludwig Suthaus (Tristán) y Margarete Klose (Brangania), y algo menos bien Gottlob Frick (Rey Marke: ¡qué dificilísimo es dar expresión a su monólogo!) y Jaro Prohaska (Kurwenal).

Joseph Keilberth dirige, también en público (1950), con claros excesos -efectismo y contundencia lindando con la brutalidad- los dos primeros actos de Macbeth, con un sobreactuado Josef Metternich en el papel titular y unos imponentes Martha Mödl (Lady Macbeth) y Theo Herrmann (Banco).

Soberbia dirección del Acto I de Los maestros cantores por el quizá infravalorado Franz Konwitschny (1901-1962), que ya arranca con un magnífico Preludio. El sólido reparto – Josef Herrmann (Sachs), Ruth Keplinger (Eva), Anneliese Müller (Magdalena), Gerhard Unger (David), Heinrich Pflanzl (Beckmesser), Theo Adam (Pogner)- está empañado por un tenor de bonita voz pero muy relamido: Erich Witte (Walther). 

Un concierto completo de Sergiu Celibidache del año 1966 recoge el CD 9 del álbum: ejemplares interpretaciones de la Octava Danza eslava de Dvorák y de la Metamorfosis sinfónica sobre temas de Weber de Hindemith, y una admirable Cuarta Sinfonía de Brahms con un Andante hondamente sentido.

Otmar Suitner (1922-2010) ofrece la orquestación realizada por Paul Dessau (que no me ha gustado) del Quinteto K 614 (1975) de Mozart y espléndidas versiones tanto de las Variaciones sobre un tema de Mozart (1987) de Max Reger como de la Obertura y el Entreacto III de Rosamunda (1985).

Una apretada y muy dramática, sin concesiones Sexta Sinfonía “Trágica” de Mahler por Pierre Boulez (2009) constituye otro acierto más de esta selección.

Su actual director titular, Daniel Barenboim, está representado por la imponente Quinta Sinfonía de Bruckner filmada en la Philharmonie de Berlín el 25 de junio de 2010 y ya editada por DG en el álbum de las nueve y en DVD y blu-ray (junto a la Cuarta y a las cuatro últimas) por Accentus.

El penúltimo disco recoge el concierto en la Phiharmonie del 15 de noviembre de 2012, día del 70º cumpleaños de Barenboim, en el que tocó (junto a Dialogues II de Elliott Carter, que no habría cabido en el CD) el Tercer Concierto de Beethoven (¡sensacional!) y el Primero (espléndido) de Tchaikovsky bajo la aquí sabia y atentísima batuta de Zubin Mehta. Esta actuación, publicada en DVD por DG, no había aparecido hasta ahora en CD.

A modo de bonus, se ha añadido un décimoquinto CD con curiosas y dispares grabaciones extraídas de lacas: una discreta Obertura de El holandés errante (1927) por Max von Schillings; la Obertura de Le maschere (página que vale bien poco) de Pietro Mascagni dirigida en 1927 por el autor; el Preludio I de Palestrina (1931) de Hans Pfitzner a cargo también del compositor (que fue un destacado director); el Idilio de Sigfrido (1929) por Karl Muck, asiduo de Bayreuth y quien dirigió el estreno de la Tetralogía en Moscú y San Petersburgo; una demencialmente veloz Obertura de Las alegres comadres de Windsor (1929) de Nicolai por un tal Selmar Meyrowitz, las Oberturas de El secreto de Susana de Wolf-Ferrari y de Donna Diana de Reznicek (1936) correctamente recreadas por Robert Heger, lo mismo que los Preludios de La Traviata (1940) por Johannes Schüler y la Obertura de Der Freischütz (1939) de Weber por Paul van Kempen.

No debemos engañarnos: productos como este son bastante minoritarios. Esa debe de ser la principal razón por la que este álbum ha ido bajando de precio en Amazon hasta hacerlo verdaderamente tentador.