Rafael
Payare graba la Quinta Sinfonía de Mahler
La muy
valiente -y excelente- violinista Chloe Chua
Valiente por olvidarse de los historicismos -que son hoy para casi todos la única verdad- y grabar, sin temor a ser puesta de vuelta y media, unas Cuatro Estaciones de Vivaldi más Il labirinto armónico, op. 3/12 de Locatelli, junto a la más que notable Orquesta Sinfónica de Singapur, para el sello Pentatone (CD publicado en marzo de este año). Escucharlos es como reencontrarse con la época dorada de I Musici o de I Solisti Italiani, o incluso con la formidable interpretación de Las Estaciones por Gil Shaham y la Orpheus Chamber Orchestra (DG 1994, ¡hace ya casi 30 años!). Chloe Chua (Singapur, 2007: ¡sí, 16 añitos!) fue la ganadora del Concurso Yehudi Menuhin para jóvenes violinistas de Ginebra, ya en 2018, es decir a los 11 años de edad.
No tengo claro si es ella
también quien dirige en este disco, o si es la Orquesta la que actúa sin
director (con la más o menos decisiva opinión del concertino, más o menos
consensuada con los demás instrumentistas, como tantas veces es norma en las
orquestas de cámara). En todo caso, sea quien sea, la dirección tiene la
cabeza bien en su sitio. Chua posee un sonido deslumbrante, un mecanismo de
llamar la atención y una musicalidad a prueba de bombas. ¿Que no aporta nada
nuevo a lo ya habitual hace cuatro o cinco décadas? Así es. Pero para mí es
preferible eso, hacer las cosas rotundamente bien, antes que aportar descubrimientos
con frecuencia estrafalarios, cuando no de un gusto infame. Y recordar que los 12
Conciertos op. 3 “L’arte del violino”, publicados en 1733, de Pietro
Locatelli (1695-1764) son de una gran importancia histórica en el
desarrollo de la técnica violinística. El último de estos 12 Conciertos
requiere un virtuosismo de primer orden, y la adolescente que nos ocupa lo
posee en grado superlativo. Espléndida la toma de sonido. Deseando conocer más
grabaciones de Chloe Chua.
Romeo y
Julieta y Cleopatra de Berlioz por John Nelson
En esta ocasión John Nelson ha pinchado en hueso. El Coro Gulbenkian (de Lisboa) está muy bien, pero la Orquesta Filarmónica de Estrasburgo no da la talla; culpa, en buena parte, de la batuta. Aunque no hay que olvidar que esta partitura es extremadamente difícil para la orquesta. Ya la introducción deja bastante que desear, y no es el único momento. Muy bien la mezzo Joyce DiDonato, y bien tanto el tenor Cirylle Dubois como el barítono Christopher Maltman. El álbum de 2 CDs del sello Erato se completa con La Muerte de Cleopatra, donde DiDonato vuelve a hacer ostentación de sus cualidades vocales y -no todo el tiempo por igual- de su intuitivo talento como intérprete. Quedando, en todo caso, por debajo de Janet Baker y Jessye Norman, voces además menos líricas y por tanto más adecuadas. Pero la batuta de Nelson vuelve a decepcionar, naufragando frente a quienes dirigen a sus dos colegas citadas, Colin Davis y Barenboim. Un álbum por completo innecesario.