sábado, 10 de enero de 2015

Las 10 Sonatas para violín y piano de Beethoven por Isabelle Faust y Alexander Melnikov: otro chasco

 

Desconocía esta grabación (técnicamente excelente), que debió de publicar Harmonia Mundi en 2009 o 2010. Se trata de una violinista importante a la que -debo decirlo- le he oído pocas cosas que me hayan gustado mucho (sí algunas, sobre todo los dos grandes Tríos opp. 65 y 90 "Dumky" de Dvorák, junto a Melnikov y al cellista Jean-Guihen Queyras, H. Mundi 2004 y 2005; en el otro extremo, recuerdo con horror su Trío con trompa, op. 40 de Brahms) y de un pianista ciertamente brillante... en otros repertorios. Porque el siempre peligroso (por difícil) Beethoven se les escapa, en mi opinión, por completo en esta interpretación, que hace buena a otra que tampoco me gustó, la de Leonidas Kavakos y Enrico Pace (Decca 2013).

Faust se empeña en sonar sin vibración, en plan instrumento original, en las primeras Sonatas (lo que puede agradar a algunos, que así lo considerarán más auténtico, pero no desde luego a mí) y, a lo largo de toda la serie, casi siempre con un sonido restringido, pequeñito, canijo, a menudo blandito o evanescente y etéreo. Tiene también tendencia a la frivolidad y a lo insustancial: cualidades todas ellas poco o nada beethovenianas. Y además gusta de añadir en algunas frases (algo tan innecesario como inconveniente) adornos o minicadencias, incluso nada menos que en la Novena ("Kreutzer"). La bellísima, esquiva, Sonata No. 10, op. 96, quizá la cima de la serie, sale especialmente malparada, minimizada, lo mismo que la poética No. 5 ("Primavera"), que pierde gran parte de su belleza para resultar casi relamida.

Melnikov toca mejor que ella, pero su sonido, pulcro y nítido casi siempre (salvo en el primer movimiento de la "Kreutzer", no del todo bien tocado), percutivo y recortado, es también poco beethoveniano. Además es bastante soso y tendente a lo mecánico o al virtuosismo como fin en sí mismo (otra cosa también no por frecuente menos imperdonable en Beethoven).

O sea que, para mí, seguimos (¿y seguiremos?: me temo que sí) sin una sola integral verdaderamente grande de estas obras, máxime teniendo en cuenta que las tres más importantes (Menuhin/Kempff, DG 1970; Zukerman/Barenboim, EMI 1973; Perlman/Ashkenazy, Decca 1974-77) quedaron algo por debajo de las expectativas que justamente habían despertado.

8 comentarios:

  1. Nunca hubiera pensado que entre las candidatas no estuvieran las integrales de Oistrakh con Oborin y Suk con Panenka.

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    1. Mire, D. Alberto: Profeso enorme admiración por David Oistrakh, pero la grabación de sus Sonatas de Beethoven no me entusiasma, tal vez debido en parte a que Oborin no está a su nivel, y aquí el piano es tan importante como el violín. He repasado mis puntuaciones a estas versiones, y son, por orden numérico de las Sonatas: 7, 8, 8, 8, 7, 8, 8, 8, 7 y 7: no demasiado altas, como verá. En cuanto al otro ciclo que cita, lamento no conocerlo.

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    2. Cierto. Siempre olvido que para estas obras también es necesario contar con un buen pianista.
      Un amigo violinista me ha mencionado su versión favorita, y confieso que no conocía a ninguno de los dos músicos implicados: Carl Seemann y Wolfgang Schneiderhan.
      Un saludo.

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    3. Hace muchos años escuché la Sonata Kreutzer por Schneiderhan y Seemann, pero por desgracia apenas recuerdo cómo era; lo que es seguro es que sonaba bastante mal, pues era una grabación monoaural (de DG).

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  2. Estimado Crítico.

    Me ha parecido oportuno la referencia a que expresa opiniones personales. Interpreto que sus comentarios son realmente afirmaciones muy lejos de una evaluación objetiva de la técnica, expresión y estilo de los músicos Isabelle Faust y Melnikov. Esto no es necesariamente un error siempre que se mueva en los límites de la prudencia, algo así como un ejercicio de la libertad razonable. No obstente, decir que Beethoven se les escapa por completo no es una crítica ilustrada y fundamentada.

    Su no aprecio, quizás incluso desprecio, por la técnica de la violinista me perece también un exceso, injustificable. Desde el punto de vista de la técnica el dominio del arco es sencillamente extraordinario, afinación exacta y sonoridad del violín muy logradal. Algunas de sus afirmaciones parecen fundadas en tópicos como por ejemplo sobre tocar "sin vibración". Sencillamente, es imposible tocar el instrumento sin vibración.

    Adoro las versiones de Menuhin - Kempff, aunque Menuhin no siempre está afinado y comete errores notables que le perdona su envidiable sentido musical. Escuche con objetividad esto:
    https://www.youtube.com/watch?v=ENgL1sMs6hE . Desempolve la partitura. Si tiene dudas les puedo indicar los segundos exactos en los que no práctica una perfecta afinación.

    Crecí con las versiones de Grümiaux y Arrau. La versión de Faust y Melnikov muestra también un Beethoven equilibrado, menos dramático y exagerado de lo habitual, con una dinámicas diáfanas y acertadas. Es un enfoque entre otros.

    Entiendo que usted manifiesta opiniones personales del género costumbrista. En este sentido respeto sus opiniones como planteamientos subjetivos aunque me gustaría fuesen más moderados.

    Vicente Rguez
    La Palma

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    1. Yo juzgo modestamente esa interpretación como oyente melómano, no como violinista. No desprecio la técnica -que en este caso es indudable- sino que la considero vehículo para Hacer Música.
      Ya sé que sin vibración sería imposible que sonase; quiero decir con apenas vibrato.
      Estoy de acuerdo en que Menuhin desafina aquí ya allía, aun aí me parece la suya la interpretación más Musical. Kempff me gusta menos que él, aun así es de lo mejor que le recuerdo (mucho mejor que las Sonatas para piano).
      Tengo entendido que Grumiaux/Arrau grabaron solo las Sonatas 2, 4, 5 y 8 (que encuentro admirables). Es así ¿no?

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  3. Si no le importa, me gustaría saber su opinión sobre la versión de Mutter/Orkis. A mí me parece plana y sin personalidad.

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    1. Sí, y, sobre todo, caprichosa. Mutter me parece una violinista excepcional, pero que gusta en los últimos tiempos de insertar extravagancias y frases demasiado edulcoradas o de mal gusto. Y el piano no está a la altura exigible.

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