miércoles, 14 de septiembre de 2016

Andris Nelsons sigue grabando Shostakovich en Boston



De entrada, quiero decir que me parece una pena que un director tan extraordinariamente dotado como Andris Nelsons esté malgastando sus fuerzas en este proyecto de grabar para DG todo el ciclo sinfónico del ruso. Un compositor de moda ahora pero, para mi gusto, muy sobrevalorado. Ahora bien, las compañías discos quieren ante todo vender discos, y lo de moda es lo que más vende. Por ejemplo, de aquí y de allá ya le he escuchado a Nelsons las cuatro Sinfonías de Brahms: sensacionales las cuatro. Es imperdonable, para mi gusto, que DG no le haya hecho ya grabar este -este sí- importantísimo ciclo.

Registradas en público en el Symphony Hall de Boston con una especial transparencia -si bien la percusión grave, sobre todo el bombo, me parece que suena un tanto artificial- tras la Décima completada por la Passacaglia de Lady Macbeth, sale ahora un doble (en caja estrechita) con las Sinfonías Quinta, Octava y Novena, más una selección de siete piezas de la suite Hamlet, op. 32a, obra que me ha gustado especialmente poco. No soy ni mucho menos un experto ni un gran conocedor de Shostakovich por razones obvias (anteayer, por cierto, escuché en Radio Clásica una obra atrozmente aparatosa, grandilocuente y vacía que ha resultado ser la cantata El sol resplandece sobre nuestra amada patria, dirigida por Paavo Järvi, y ayer mismo sufrí en Ibermúsica una brutal, veloz e hiperdecibélica Quinta a Noseda con la London Symphony), pero conozco bastante bien estas tres Sinfonías (otras, mucho menos), cuya discografía me acabo de repasar.

Y lamento constatar que las de Nelsons no son las que más me gustan. El joven director letón ha dicho que de Shostakovich le interesan, más que su relación con la política de su país, sus valores estrictamente musicales. Pero a mí me parece que estos no suelen ser gran cosa; admito que es un muy hábil orquestador, pero la mayoría de sus desarrollos temáticos me resultan hinchados y altamente tediosos, y que la supuesta sinceridad de su música es más que dudosa. Entonces, cuando, como hace Nelsons, resta algo de tremendismo a las obras del autor de Lady Macbeth en Mtsensk, creo que pierde algo de su atractivo. Resumiendo, creo que las interpretaciones de estas tres Sinfonías, maravillosamente bien examinadas y realizadas por Nelsons con una sensacional Sinfónica de Boston, no son mis favoritas. De las versiones que tengo en mi discoteca de la Quinta, me quedo con Previn/Chicago (EMI 1978), sobre todo para el primer movimiento, y Haitink/Concertgebouw (Decca 1982), en especial para el cuarto. Precisamente en el finale de esta, parece que Nelsons, con una visión un tanto neutral, no se decanta ni por el triunfalismo de un Mravinsky -equivocado, al parecer- ni por una burla del mismo, como hace claramente Haitink. Toda la versión del casi desconocido Yutaka Sado con la Filarmónica de Berlín (Blu-ray EuroArts) también me gusta más. Y, curiosamente, el habitualmente enorme Bernstein no me convence gran cosa en este finale, en ninguna de las tres grabaciones que le conozco, una de ellas en DVD.

En el caso de la Octava, Nelsons repite tras su filmación con la Concertgebouw (Blu-ray C Major 2012), en ambos casos con sobresaliente alto. Pero me resultan aún más acertados Solti/Chicago (Decca 89) y Previn/London Symphony (DG 94). Tal vez la que más me ha gustado de las tres Sinfonías de esta caja es la versión de la Novena, una obra que me agrada bastante; en parte a causa de su concisión, virtud rara en Shostakovich. Aun así, creo que no le llega, por poco, a la formidable interpretación de Bernstein/Filarmónica de Viena (CD y DVD de DG, 1987), y tal vez tampoco a la de Solti/Radio Bávara (DVD Arthaus 1990).

17 comentarios:

  1. ¿Qué le parece la octava de Haitink con el Concertgebouw tan alabada por la crítica? Saludos.

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Excelente, si bien creo que la de Solti me gusta aún más: su ferocidad en algunos momentos clave me resulta muy atractiva. Y la actuación de la Sinfónica de Chicago es de no dar crédito. También suena un poquito mejor, incluso.

      Eliminar
  2. Aún recuerdo un artículo de Arteaga en Ritmo sobre estas sinfonías donde destacaba su irregularidad. Otra cosa es que tenga que grabar todo el ciclo u otras músicas circunstanciales. Este autor ya comentaba que debía practicarse la composición sobre cualquier idea. Y muchas veces hace estupenda práctica de esa habilidad.
    No me extraña que no le tenga mucha simpatía ya que es la traslación de Mahler a este siglo. Y llego al asunto: Efectivamente este autor está ligado a su circunstancia temporal y geográfica. La interpretación debe de tenerlo en cuenta. La de un hombre ruso bajo el régimen soviético. Una forma de expresión próxima al lenguaje hablado...sin palabras.
    Estoy con ud. en el 4 tiempo de la 5ª. Es más convincente que sea pesimista. (Ese pesimismo del final de la 6 de Mahler, ... o de la del Nuevo Mundo)
    Me imagino que habrá bastantes partes de la obra del autor que le gustarán... aunque no quiera confesarlo...
    Un saludo.

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Como (casi) siempre, por lo que recuerdo de tus comentarios, llevas razón. Sí, hay partes que me gustan, y no tengo problema en confesarlo. ¿Por qué no habría de reconocerlo?

      Eliminar

  3. Señor Ángel Carrascosa Almazán:

    Bueno, usted seguramente recordará a Liza Minelli,
    cuando en la película "Cabaret" cantaba Money, Money...

    Money makes the world go around
    the world go around...

    Dicho con una casi hueca simplicidad de mi parte;
    por no llamarlo directamente: ignorante simplicidad.!!

    Ah, los sellos discográficos: Prima i soldi, poi la musica.-

    A propósito del Mtro. Andris Nelsons, anoche lo vi aquí...
    http://www.filmandarts.tv/programacion/
    conciertos/tanglewood-concierto-75-aniversario
    junto a Mme. Anne-Sophie Mutter, muy interesante.-

    Nada más que agregar de mi parte, un muchas gracias
    por sus siempre docentes y decentes palabras.-

    Reciba desde Buenos Aires, un saludo cordial.-

    ResponderEliminar
  4. ¿Brahms por delante de Shostakovich? Será en pedantería y sobreexplotación gracias sobre todo al "filogermanismo" que ha contaminado las salas de concierto durante muchos años (afortunadamente cada vez menos). Menos grabaciones de Brahms, Beethoven o Mahler y más registros de calidad de compositores soviéticos, norteamericanos, de países latinoamericanos, de los países mediterráneos... Hay mucho por conocer y escuchar la novena de Beethoven o la primera de Brahms por 36539 vez es totalmente absurdo.

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Está bien que se interpreten otras músicas, pero realmente quedan pocas cosas realmente grandes por descubrir. Pero las grandes obras maestras, contrastadas por el tiempo, nunca dejarán de escucharse. Como nunca dejará de leerse El Quijote o de representarse Shakespeare. Su opinión es respetable, pero para mí hay otras opiniones más respetables (no todas lo van a ser por igual...)

      Eliminar
    2. ¿Estás bien de la cabeza, Anónimo? ¿Te parece Chostakovich superior a Brahms? No, no es respetable ni seria esa opinión. "¡Hay gustos para todo!": Sí, buenos y malos gustos. ERRE Q ERRE

      Eliminar
    3. ¿Le parece Chopin superior a Elgar? ¿Le parece Xenakis inferior a Haydn? La música es arte y comparar obras de arte en términos de mejor o peor me resulta absurdo (más al comparar artistas tan distantes en cuanto a estilo e intención). Yo (no lo niego) disfruto más escuchando (y tocando) la música del viejo Dimitri porque la encuentro más brutal, más eléctrica y desgarrada que la de Brahms. La elaboración, la complejidad o la profundidad no son cuestiones que hagan mejor o peor una obra de arte, solamente la hacen más elaborada, compleja o profunda (tres características que se suelen usar para defender la "superioridad" de compositores como Brahms ante otros, aparentemente, menos dignos). En cualquier caso mi aportación iba más por la necesidad de ofrecer grabaciones, conciertos, divulgación en general de creadores y artistas que no sean "los cuatro de siempre". Estoy seguro que eso no va a suponer un menosprecio de la música de Brahms o de Mozart (como ha dicho Ángel Carrascosa, las grandes obras maestras nunca dejarán de escucharse) pero aportará frescura a la escena musical, permitirá atraer otros públicos (que falta viene haciendo) y nos dará una perspectiva más amplia que no la centrada en el repertorio cerrado que llevamos repitiendo incansablemente durante siglos.

      Eliminar
    4. Le contesto solo a las preguntas que hace al principio: sí, Chopin me parece superior a Elgar, y Haydn enormemente superior a Xenakis. Son comparaciones claras. Pero no me pregunte si me gusta más Bach o Beethoven, si me gusta más Haydn que Mozart: no le sabría responder. Tampoco le sabría decir si me gusta más Klemperer que Furtwängler. Y otra cosa. claro que está bien acordarse de obras menos trilladas, siempre que tengan un mínimo de calidad (si escucha Radio Clásica se dará cuenta de que mucha de la música que se programa no vale un pimiento, es solo válida para "ratas de biblioteca", que no faltan en la musicología española, esas que dicen que Margarita la tornera de Chapí no tiene nada que envidiar a Madama Butterfly). Y me parece importante que los grandes intérpretes se retraten interpretando a los grandes compositores, porque muchos queremos saber qué "opinan" de ellos: es exactamente el caso de Nelsons con Brahms.

      Eliminar
  5. A mi con Shostakovitch me pasa lo mismo: creo que hay que conocerlo, y algunas sinfonías o partes de sinfonías, y otras obras, me gustan mucho, pero tiene cosas bastante pesadas y monótonas. Me gustan mucho la Primera, Quinta, la Novena y la Decimoquinta. Creo que son grandes obras, de cabo a rabo. Hay partes fascinantes en la Cuarta, la Octava, la Décima, etc. Y tenemos también otras obras que son muy buenos productos artesanales, muy bien hechos. Pero hay coñazos como la Séptima un tanto impropios de un gran compositor. Sus cuartetos y su música para piano solo es muy interesante. Ópera hizo poco (se le quitaron las ganas).

    El caso es que el personaje -construido artificialmente por Volkov, una gran creación literaria- acaba haciendo más interesante al músico, pues le dota de una complejidad (psicológica, política) que probablemente no tuvo, y que en cualquier caso muy raras veces se percibe en su música.

    Se ha puesto de moda porque es un filón, porque es una música fácil de escuchar (el problema es que a veces es pesada, nada más), porque se ha promocionado y porque es relativamente nueva (hasta hace poco no se practicaba más que puntualmente). Además, es espectacular, ideal para grandes orquestas y grandes salas de concierto (que es donde está el problema) y parece que "nos cuenta algo" con contenido político, ético y humanístico (lo cual es a veces cierto, aunque rara vez profundo), siendo el mensaje sencillo y directo (los horrores de la guerra, la muerte en soledad, el terror, la violencia).

    Entre sus sinfonías mis favoritas son la Quinta, con una fuerte carga política, en sentido amplio, y la Decimoquinta, pesimista, fría, desesperanzada y desoladora, conteniendo una reflexión sobre el significado último de la vida humana interesante y original. Creo que son sus mejores obras en conjunto, las más redondas y las que alcanzaron más profundidad.

    Muestra de su enorme capacidad como compositor es otra obra que tengo entre mis favoritas: los 24 preludios y fugas. Y podría citar varios de sus cuartetos de cuerda, en la línea de sus mejores sinfonías, pero más concentrados, esencializados, sinceros y por tanto muchas veces más potentes y cerrados como obras.

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Es interesante lo que dices, pero no siempre estoy de acuerdo. Hasta con los Cuartetos, menos efectistas que las obras orquestales, suelo tener la inevitable sensación de falta de sinceridad. Y, desgraciadamente para mí, los Preludios y fugas para piano, sin duda muy bien elaborados, me resultan áridos y tediosos (¡compárense con los de El clave bien temperado!). En cuanto a las Sinfonías, peores aún que la Séptima (que, por cierto, acabo de escoger en una encuesta para para "Ritmo" entre las obras famosas pero sobrevaloradas) creo que son la 2ª, la 3ª y la 12ª, obras -siempre en mi opinión- poco menos que infectas.

      Eliminar
  6. Totalmente de acuerdo con la apreciación sobre la 2ª, 3ª y 12ª. Citaba a la 7ª como ejemplo porque es la más famosa, de entre las malas. En los cuartetos encuentro algunos mejores que otros, pero con mejor nivel medio que las sinfonías y algunos realmente buenos y con dimensión (cosa menos frecuente en las sinfonías). Los 24 preludios y fugas son más áridos que los de Bach, es cierto, pero aunque la referencia formal es El Clave Bien Temperado la obra tiene un contenido muy distinto, muy característico del autor. Yo no diría tediosos, aunque es difícil penetrar en ellos de primeras, pero sí carecen de alegría. En el fondo la música de Shostakovitch carece de anhelo, esperanza y alegría. Totalmente.

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Sí, por eso escogí la "Leningrado", porque sin parecerme tan mala como esas tres, es bastante más conocida que ellas. En efecto, probablemente algunos Cuartetos son superiores a varias de las Sinfonías. Y con respecto a los Preludios y fugas, tienes razón en que solo siguen a Bach en lo formal, pero yo tengo un problema, quizá personal, con ellos: escuchándolos me cuesta reconocer a su autor, que es tan reconocible en buena parte del resto de su producción. Y sí, estoy de acuerdo en que la de Shostakovich suele ser una música deseperanzada, sin salida.

      Eliminar
  7. Shostakovich es de lo más grande que dio el siglo XX en música (¡y mira que dio!) Y punto.

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Me parece una opinión respetable, que no comparto.
      Sería mejor que no hubieses añadido "y punto", porque habría mucho que discutir.

      Eliminar
  8. Un tío con tanta producción tiene que ser, a la fuerza, desigual. Pero, cuando acierta, es una de las voces más personales del siglo por la tensión exasperante a la que somete el material sonoro, con intervalos "de marca" al servicio de la causa, magistrales contrapuntos, desarrollos poderosos... Un alambique soviético que destilaba la producción de la gran tradición romántica del área germánica sacando un brebaje amargo, personal e inconfundible que no es fácil detectar en epígonos, por más que tantas músicas, de vez en cuando, "suenen a" Shostakovich . Amigo de grandes intérpretes y compositores, protagonista de grandes follones musicales del siglo, elegido por TODOS los grandes intérpretes para conciertos y grabaciones...(ellos qué sabrán). Pero, ¡por Dios!, ¿qué pegas, concretamente, le pone usted a este monstruo?

    ResponderEliminar