domingo, 25 de junio de 2023

El Concierto "Emperador" de Beethoven

 

BEETHOVEN: Concierto para piano y orquesta nº 5 en Mi bemol mayor, op.73 “Emperador”

El llamado “Emperador”, esbozado en 1808 y completado al año siguiente, es el quinto y último de los conciertos compuestos por Beethoven para “su” instrumento, el piano. Aparte de éstos, había escrito como es bien conocido sólo un Concierto para violín, y el “Triple”, para piano, violín y violonchelo. Ningún otro concierto, para ningún otro instrrumento o combinación, fue ultimado posteriormente por Beethoven.  Aunque sí iniciado, ya que en 1816 comenzó otro Concierto para piano en Re mayor que pronto abandonó.

El sobrenombre “Emperador” no fue puesto, con toda seguridad, por su autor, sino probablemente por el constructor de pianos y compositor J.B.Cramer, quien se limitó a declarar que el Op.73 de Beethoven era como “un emperador entre los conciertos”. Observación mucho más acertada que el título a secas que le ha sobrevivido, que no es muy feliz, a no ser que se aplique a su carácter enérgico y grandioso. De ningún modo sería admisible si se pensara en alusión a Napoleón, a quien Beethoven había dejado completamente de admirar por entonces (todo lo contrario) y que, por si fuera poco, era el responsable del asedio y la posterior toma que sufrió Viena precisamente cuando Beethoven estaba componiéndolo*. Si el compositor hubiera reflejado la situación que le rodeaba y su propio estado de ánimo, habría sido de cariz muy diferente, pues se tenía que refugiar en los sótanos de su casa e incluso ocultaba la cabeza entre almohadas, para que los disparos no hiriesen sus maltrechos oídos. Frente a la invasión, Beethoven reaccionó en principio con una indignación que fue transformándose en honda tristeza. Y más tarde dijo que “se había sentido rodeado de gente salvaje que no hablaba más que el lenguaje de las armas y actuaba de modo miserable”.

Pero Beethoven, por fortuna, era capaz de abstraerse por completo de las circunstancias de su entorno, y se sumía en lo que estaba componiendo con asombrosa independencia: de lo contrario, no habría podido tal vez redondear con coherencia muchas de sus creaciones. Es más, raro es el período en el que no componía simultáneamente varias obras, que casi siempre eran de talantes diversos, y hasta opuestos. Actitudes que no significan en absoluto insensibilidad o apartamiento de la realidad, sino saber y poder sobreponerse a ella.

Es curioso, por lo anómalo en él, que Beethoven estaba en 1809 trabajando a la vez en tres obras en Mi bemol mayor, su tonalidad más asociada a lo “heroico” (y no sólo por ser la de la Tercera Sinfonía): además del Concierto op. 73, el Cuarteto op.74 (“de las arpas”) y la Sonata para piano num. 26 (“Los adioses”). Obras que tienen además en común su ambición formal y unos propósitos innovadores. Pero al mismo tiempo se entregaba también a piezas más intimistas y de ambición mucho menor, como las Sonatas 24 y 25 y los 6 Lieder op. 75.

Aunque ya en los primeros esbozos para el Quinto Concierto se leen frases anotadas por Beethoven como “Canto de triunfo para la lucha”, “Ataque” o “Victoria”, esta obra no es en su redacción definitiva especialmente luchadora o “dramática”: más que el heroísmo de la lucha, expresa el aplomo y la seguridad del triunfo sobre la adversidad; es a fin de cuentas una grandiosa expresión afirmativa, con todo un movimiento final de exultante y enérgica alegría. Aunque se aprecian numerosos rasgos personales ya en los conciertos Segundo (el op. 19, cronológicamente el primero) y Primero (el op. 15, compuesto en segundo lugar), estas obras son en buena medida deudoras de la música de sus dos grandes predecesores, Haydn y Mozart. Todavía el Tercer Concierto, op. 37, parte de algunos de Mozart (los núms. 20 y 24, sobre todo), pero ya no podría haber sido firmado por el autor de Don Giovanni, a no ser que hubiese vivido más tiempo.

El Cuarto, op. 58, es la primera obra beethoveniana del género absolutamente personal y absolutamente genial. Beethoven podría haber dado por concluido en él su “camino hasta la perfección” que solía emprender en cada uno de los géneros que cultivaba; camino a cuyo final, una vez satisfecho de lo logrado, solía abandonar, para iniciar otro. Sin embargo la composición del Quinto le interesó y le estimuló, ya que era una obra de pareja perfección pero de carácter muy diferente. Aunque no se pueda afirmar que “supera” al precedente, es tan distinto que su existencia, sin reiteraciones, está más que justificada.

El primer movimiento, “Allegro”, es, junto al del Concierto de violín, el más extenso jamás compuesto por Beethoven para cualquiera de sus obras. Al igual que en el Cuarto, no hay una introducción orquestal anterior a la entrada del piano, ya que éste toca desde el principio. Pero si en el Cuarto entra como dictando a la orquesta un clima íntimo, recogido y placentero, en el Quinto el solista irrumpe como imponiendo su individualidad, como preludiando improvisatoriamente en diálogo de igual a igual con los tres imponentes acordes de toda la orquesta. Anticonvencional a la vez que riguroso, este amplio fresco que es el episodio inicial difiere por entero de todo lo oído hasta entonces, pero no rompe regla alguna a la ligera, ya que basa sus procedimientos en las raíces del Clasicismo, estilo que en sus fecundos principios encierra todas estas posibilidades expansivas. Las ideas y su desenvolvimiento son brillantísimas, audaces pero sensatas y de un equilibrio arquitectónico admirable y hasta asombroso. El piano, cuya extensión y gama dinámica se presenta más amplia que nunca hasta aquel momento (el clavecín y los fortepianos quedan arrumbados), y cuyo virtuosismo es también mayor que en todos los (buenos) conciertos precedentes, está en plena igualdad de condiciones que la orquesta: no hay subordinación de uno a otro, y esta equidad está también implícita en el propio plan estructural de la obra. El virtuosismo que despliega el piano nada tiene en realidad de exhibición, sino que es hasta “exigido” en su confrontación de igual a igual con una orquesta rica, flexible y poderosa. Por ello mismo no tendría sentido una cadenza, y así Beethoven llega “naturalmente” a la abolición de la misma, costumbre en la que sería seguido por todos los grandes compositores que le sucedieron (con la rara salvedad del Concierto para violín de Brahms). Beethoven compone una brevísima a modo de cadenza que ha de tocarse obligadamente -sin posibilidad de sustituirla por otra, improvisada o no- indicando expresamente: “no se ponga una cadenza, sino pásese directamente a lo que sigue”.

El bellísimo “Adagio un poco mosso”, comparativamente breve, es una lírica meditación en forma de sencillo lied, A-B-A: su carácter contemplativo se opone de lleno al talante brioso de los movimientos que lo flanquean. También su tonalidad de Si mayor (Do bemol, en realidad) está muy alejada del Mi bemol. La sutil escritura pianística, de delicada ornamentación que se anticipa a Chopin, se torna aún más exquisita en su delicado diálogo con los instrumentos de viento madera. Sólo un compositor genial es capaz de resolver la transición al tercer movimiento de modo aparentemente tan simple y a la vez tan osado como cuando desciende de Si a Si bemol para tender un puente mientras crea una singular atmósfera de expectación y misterio.

El piano es el que enuncia el tema del Rondó (“Allegro”), pero éste revela su verdadera naturaleza con la explosiva y exultante entrada de la orquesta. Un episodio, en forma de rondó-sonata, de desacostumbrada longitud que jamás resulta repetitivo, y no sólo gracias a hallazgos tan sorprendentes como el diálogo entre piano y timbales inmediatamente antes de la bulliciosa y contundente conclusión.

A diferencia de los anteriores conciertos, Beethoven no pudo estrenar éste: su creciente sordera no se lo permitía, y así fue interpretado por primera vez, con gran éxito, en la Gewandhaus de Leipzig el 28 de noviembre de 1811, siendo Friedrich Schneider el solista y Johann P. C. Schulz el director. Dos meses y medio más tarde, el 12 de febrero del año siguiente, fue presentado en Viena por el célebre virtuoso, discípulo del compositor, Carl Czerny. Así comenzaba la andadura del concierto pianístico que más influiría en el género a lo largo de todo el siglo XIX.

*La primera grabación que conocí de este Concierto, en LP, la de Jakob Gimpel y Rudolf Kempe, tenía como portada a Napoleón: craso despiste, por tanto.

DISCOGRAFÍA

1938 Koch          Moiseivitch/OFilLondres/Szell                     20’06+7’58+09’22            6/4

1940 CSO            Josef Hofmann/OSinfChicago/HansLange   18’56+7’52+09’35            6/5

1951 EMI            E.Fischer/OPhilharmonia/Furtwängler         20’31+7’49+10’17            8/5

1952 RCA           Horowitz/OSinfRCAVictor/Reiner                18’57+8’30+09’37            6/5

1952 EMI            Gieseking/OPhilharmonia/Karajan               20’05+7’50+10’18            7/5

1953 DG              Kempff/OFilBerlín/Van Kempen                  20’31+7’50+10’39            6,5/5

1957 EMI            Gilels/OPhilharmonia/Leopold Ludwig       19’33+9’08+10’14            8/6

1957 RCA           Rubinstein/OSinfAir/Krips                            20’12+8’24+09’44            7,5/6

1957 Testament  Arrau/OPhilharmonia/Klemperer                  20’43+8’09+10’10            9,5/5

1958 Decca         Curzon/OFilViena/Knappertsbusch                19’53+8’17+10’31            6/6

1958 EMI            Jakob Gimpel/OFilBerlín/Kempe                 21’28+8’13+10’40            7,5/6,5

1959 EMI            Arrau/OPhilharmonia/Galliera                      20’28+7’48+10’43            7,5/6

1959 Decca         Backhaus/OFilViena/Schmidt-Isserstedt       19’41+7’19+10’33            5,5/6

1961 Philips        Casadesus/OConcertgebouw/Rosbaud         19’50+6’34+10’27            5,5/6,5

1961 Sony           Fleisher/OdeCleveland/Szell                         19’22+8’25+09’37            6/7

1962 DG              Kempff/OFilBerlín/Leitner                            20’15+7’36+10’35            6/7

1962 Sony           R.Serkin/OFilNuevaYork/Bernstein             19’33+8’45+09’59            8/6,5

1963 Mercury     Bachauer/OSinLondres/Skrowaczewski       19’41+7’36+10’19            4/7

1964 RCA           Rubinstein/OSinfBoston/Leinsdorf               20’06+7’42+09’53            7/7

1965 Philips        Arrau/OConcertgebouw/Haitink                   20’30+8’05+10’40            7,5/7

1966 Sony           Gould/OSinfAmericana/Stokowski              22’03+9’23+11’14            7,5/7,5

1968 EMI            Barenboim/OPhilharmonia/Klemperer         22’55+9’00+11’06            10/7,5

1968 EMI            Gilels/OdeCleveland/Szell                            20’08+8’56+10’25            7,5/7

1969 AS               Michelangeli/OSinfRadSueca/Celibidache  20’30+8’28+10’42            9/6

1973 Decca         Ashkenazy/OSinfChicago/Solti                     20’40+8’21+11’04            8,5/8

1974 Decca         Larrocha/OFilLosAngeles/Mehta                 20’39+8’11+10’22            7,5/8

1974 ASltus        Michelangeli/ONacRTF/Celibidache            19’45+7’26+10’24            8,5/6

1975 RCA           Rubinstein/OFilLondres/Barenboim             22’44+9’28+11’06            9,5/8

1978 Philips        Brendel/OFilLondres/Haitink                       20’57+8’30+10’27            7/7

1978 EMI            Weissenberg/OFilBerlín/Karajan                  20’37+9’16+10’05            6,5/7,5

1979 DG/*DG    Pollini/OFilViena/Böhm                                20’23+8’04+10’13            8,5/8

1980 Decca         Lupu/OFilIsrael/Mehta                                  20’32+7’26+10’25            8,5/8

1982 DG              Michelangeli/OSinfViena/Giulini                 20’24+8’36+10’52            9/7,5

1984 Decca         Ashkenazy/OFilViena/Mehta                        20’37+8’08+11’11            8/9

1986 Philips        Arrau/StaatskapelleDresden/CDavis             20’58+8’27+11’08            8,5/9

1986 Decca         Larrocha/OSinfRadioBerlín/Chailly             21’16+7’53+10’55            8/9

1987 EMI            Barenboim/OFilBerlín/Barenboim               20’55+8’39+10’25            9,5/8,5

1988 Decca         Ashkenazy/OCleveland/Ashkenazy              21’08+8’10+10’59            8/9

1992 DG/*DG    Zimerman/OFilViena/Bernstein                    20’45+9’07+10’46            9,5/9

1994 DG             Pollini/OFilBerlín/Abbado                            20’29+7’48+10’35            7/9

*1994 TDK         Barenboim/OFilBerlín/Abbado                     20’55+8’10+10’18            9/8

1997 Teldec         A.Schiff/StaatskapelleDresden/Haitink        20’53+8’15+10’37            8/9

1999 Philips        Uchida/OSinfRadioBávara/Sanderling         20’55+8’18+10’32            7/7

1999 EMI            Brendel/OFilViena/Rattle                             20’54+8’18+10’35            7/8

2004 Alpha          Schoonderwoerd/Cristofori                           21’15+6’41+10’46            2/8

2007 DG              Grimaud/StaatskDresden/Jurowski               20’09+8’05+10’04            8,5/9

*2007 EuroA/Dec Barenboim/StaatskBerlin/Barenboim           20’57+8’09+10’25            10/9

2008 EMI            Kissin/OSinfLondres/CDavis                       21’53+9’53+10’02            9/9,5

*2012 CMajor    Bronfman/OConcertgebouw/Nelsons           20’05+7’37+10’07            9/9,5

2015 DG              Li/OFilBerlín/Harding                                  20’10+8’18+10’07            7/9,5

*2017 BR            Barenboim/OSinfRadioBávara/Jansons        22’15+8’05+11’22            9/9

2019 DG              Lisiecki/AcademyStMartin/Tomo Keller     20’18+7’54+10’03            7/9

2020 HMundi     Bezuidenhout/OBarrocaFriburgo/Heras       19’40+6’34+10’12            2/9

2021 DG             Zimerman/OSinfLondres/Rattle                    20’59+8’21+10’23            8/8

2021 DG              Buchbinder/OFilViena/Muti                        20’20+7’10+10’00            7,5/8

 

15 comentarios:

  1. Muy interesante el Concierto Emperador de Glenn Gould y Leopold Stokowski, publicado por Sony en varias ediciones. Más ortodoxo de lo que cabría esperar. Muy espontáneo (movimientos grabados del tirón, con pocos ensayos).

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    1. No me esperaba esto de la versión de Gould y Stokowski, despaciosa y desmenuzada hasta el extremo. No reconozco al pianista que masacra las tres últimas Sonatas de Beethoven. Frasea con amplitud y buena línea, si bien su sonido no es muy beethoveniano, y algo monocorde su pulsación; tampoco parece capaz de cantar las frases más “líricas”. Solo en alguna ocasión se entrega a la exhibición de velocidad. En cuanto a Stokowski, tampoco lo reconozco: con una orquesta que no es gran cosa, analiza a fondo hasta los menores detalles la partitura, resaltando algunos que no se suelen oír. En todo caso, tampoco suena por lo que solemos considerar beethoveniano. Pero no saca de los pies del plato en momento alguno (que es lo que suele hacer).

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  2. Estimado Angel. Gracias por su estupendo comentario acerca de este concierto y sinceramente coincido con sus preferencias. La de Arrau/Klemperer pasan los años y ahi sigue sentando cátedra. Me atrevo, si me lo permite a completar con Gilels/Ludwig mas por pianista que por director, Chang/ Stutzmann, Fleischer/Szell, Subdin/Vanska, Buchbinder/Muti y Giltburg/ Petrenko. Aunque ninguno de ellos desbanca por así decirlo a la trilogía de Arrau, Barenboim, Michelangeli, acompañados de cerca por Bronfman y Zimermann que usted bien indica. Abrazos

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    1. Muchas versiones que desconozco, a escuchar. ¡Hay tantísimas, que seguro que se me escapan algunas valiosas o interesantes!

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  3. Un trabajo, como de costumbre, en el que siempre hallamos nuevos descubrimientos. Le agradecería su opinión sobre la grabación de Gilels con Leopold Ludwig, editada por EMI creo que el año 1957.

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    1. El piano de Gilels es, como de costumbre, muy impactante. Pero, para mi gusto, en el 1er. mov. se precipita un poco. Los dos movs. restantes me han gustado mucho. Correctísimo Leopold Ludwig, sin alcanzar la genialidad de un Klemperer. En todo caso, era una versión a conocer, que me ha gustado algo más que la de Gilels/Szell.

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    2. Hay bastantes versiones de Gilels tocando el Emperador en directo. Entre ellas, destaco la publicada por el sello Orfeo con Karl Böhm y la Filarmonica Checa en 1971. Viene acoplada con la cuarta sinfonía de Tchaikovsky marca de la casa.
      Por cierto, también tengo por ahí grabada una versión con Barenboim y Celibidache.
      No sé si la conoce...

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  4. Muy buena, don Ángel y compañía. Como dijo Jack, 'vayamos por partes'. En primer lugar, y una vez más, inmensamente agradecido por su estupenda publicación. Sobre lo del sobrenombre, 'Emperador', en algún sitio yo había leído algo sobre el comentario de un granadero a la salida del estreno, y no precisamente en relación con Napoleón (posiblemente alguien se lo invento). Y ahora, yo también soy más del 'Cuarto', es más diré una locura (ya estoy en edad de poder decirlas, no sólo pensarlas), también soy más de la 'Cuarta'. Tengo entendido que los historiadores dicen que fue la sinfonía que más veces dirigió en su vida un tal Furtwängler, que creo sabía un poco de esto de la música en general y BEETHOVEN en particular, (digo yo, que por algo sería). Y volviendo al concierto, nadie pondrá en duda que es estupendo, grandioso, y el segundo movimiento una maravilla maravillosa. Creo que se habla poco sobre algo fundamental en la orquestación de Beethoven, y es el absoluto equilibrio de las familias instrumentales, sin el típico predomino de las cuerdas, y esta composición es todo un ejemplo paradigmático. Y con respecto a la discografía coincido plenamente con sus referencias, y con más de quinientas versiones hasta el momento, creo que ya están cerca de las seiscientas, si faltan algunas importantes seguro que las personas que se acercan hasta este fogón serán tan amables de recordarnolas. Por cierto, no creo en los milagros, pero lo de Klemperer y Barenboim con la Philharmonia, allá por el 68, a veces me hace dudar. Salud, paz, sonrisas y saluditos... :)

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  5. Es cierto que la versión de Gilels y Szell, toda esa integral en realidad, ha sido siempre polémica. Siempre ha dado una impresión similar al famoso Triple de Beethoven con Richter, Oistrakh, Rostropovich y Karajan; es decir, que entre todos no terminaron de entenderse para componer algo del todo coherente. Incluso muchos admiradores de Szell suelen preferir el otro ciclo de este director, el que grabó con Leon Fleischer.
    Respecto a lo de Stokowski y este concierto, no puedo opinar de forma exacta porque no he escuchado esta versión con Gould, pero Stokowski era capaz de hacer cuando quería buenas versiones, más o menos ortodoxas, de obras de Beethoven o Brahms. (pienso por ejemplo en una Segunda de Brahms con el Concertgebouw que divulgó el sello RCO que es bastante sensata). Y tampoco aplicaba “su” receta a muchas obras contemporáneas que él divulgó, (pienso ahora en su tempranísima versión de la Sinfonía número 13 de Shostakovich). Como siempre, hay que escuchar caso por caso…

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    1. Es cierto que Stokowski podía ser, cuando quería, un director excelente y hasta sensato, aunque ya sabemos de su tendencia a las excentricidades y personalismos injustificados. Lo que no podremos negarle es la cantidad de obras contemporáneas que estrenó y difundió: Ives, Varèse, Rachmaninov, Schoenberg, Henze, etc.

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  6. Por cierto, que cometí un error en el comentario anterior. Por supuesto, me refería a la Sinfonía número 11 de Shostakovich. La número 13 tardó bastante tiempo en conocerse en Occidente, (incluso con el texto censurado que se utilizó en las primeras grabaciones, el régimen soviético la consideró demasiado comprometedora…).


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  7. Sabía que lo habían hecho juntos, pero desconocía que hubiese grabación. ¿Está accesible?

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  8. No, no he sido capaz. A ver si un amigo me ayuda a conseguirlo... Ese de Michelangeli/Celibidache sí que lo vi hace algún tiempo.

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