Dos recientes publicaciones discográficas de mucho interés

Verdi y otros por Muti en Chicago

Por ejemplo, el último disco de CSO (Chicago Symphony Orchestra) Resounding, en el que Riccardo Muti dirige varias páginas de ópera italiana con un nivel artístico elevadísimo: comienza con una antológica Obertura de Nabucco, en la que he hallado "resucitado" al Muti juvenil, con todo el ímpetu con que en aquellos años solía dirigir el Verdi de primera época. En cambio, la Obertura de I Vespri Siciliani, siendo soberbia, no me puede hacer olvidar una de esas interpretaciones imposibles de olvidar: la de Giulini con la Philharmonia en, también, sus años jóvenes. El Muti olímpicamente maduro aparece en el excelso coro "Patria oppressa" de Macbeth y en los intermedios de Manon Lescaut y Cavalleria rusticana, sensiblemente más hondos y sentidos que los que hizo años ha (¡qué diferente este último del enormemente conmovedor, apasionadísimo, que hizo en Rávena el año 1996 con la Orquesta del Teatro Comunal de Bolonia! Una representación dirigida escénicamente por Liliana Cavani difundida por televisión). 

Para mí es una pena que casi media hora del largo disco lo hayan despilfarrado con una página que me convence más bien poco: el Prólogo de Mefistofele de Boito. Magníficamente dirigida y correctamente cantada por Riccardo Zanellato, más un barítono que un bajo. Pero... Dos elementos que hacen que este disco sea la bomba: la asombrosa toma de sonido (¡en público!) y, más aún, la actuación de la Sinfónica de Chicago, que me sigue pareciendo la mejor orquesta del mundo, así como estratosférico su Coro. Al menos en estas obras (como en tantas otras) creo que son absolutamente imbatibles.

Todo el Cuarteto Italiano en Universal (antes Polygram)

Mayor interés aún tiene la recopilación (37 CDs) que acaba de sacar el sello Decca con todas las grabaciones para Philips (casi todas ellas), Decca y D.G. del que considero el mejor cuarteto del tercer cuarto del siglo XX: el Quartetto Italiano. Bastantes de ellas inéditas en CD, casi todas ellas las más antiguas, editadas en su día en LPs del sello británico, antes de pasar a grabar en exclusiva para el holandés. Fundado el grupo en 1945, las primeras tomas se remontan a 1948 y llegan hasta 1979. Reescuchado todo lo que yo conocía y escuchado por primera vez lo que no, me reafirmo en que este grupo, formado por Paolo Borciani y Elisa Pegreffi, violines, Piero Farulli, viola (quien a finales de los 70 fue sustituido por Dino Asciolla) y Franco Rossi, cello, fue, por una parte, el más sólido técnicamente de los cuartetos de su tiempo, y, musicalmente, casi siempre el más lúcido e inteligente. 

Es curioso cómo funcionan los prejuicios: escuché muchas veces decir a unos y a otros algo así como "¡Anda ya, un grupo italiano va a ser el mejor en Mozart, en Beethoven o en Schubert!" (Eran aficionados que consideraban el no va más al Cuarteto Amadeus, hoy muy, muy desprestigiado). Años después volvía a escuchar algo similar del Cuarteto de Tokio, en mi opinión el mejor grupo mundial desde finales de los 70 hasta no hace tanto. También he escuchado más de una vez a alguien que decía "¡Vamos, hombre, un americano (Bernstein) uno de los mejores intérpretes de Brahms o de Mahler!" o "¡Una misma persona uno de los mejores pianistas y a la vez de los mejores directores!" (no hace falta que diga a quién se referían, se refieren). Prejuicios, prejuicios, que nublan el entendimiento de muchos aficionados a la música. (Recuerdo ahora el chusco dicho de "El mejor escritor, manco, el mejor compositor, sordo, y el mejor pintor... ¡aragonés...!")  

Un rápido repaso por el contenido de este álbum, más o menos por orden cronológico de compositores: Haydn (pongo entre paréntesis las fechas de grabación). Solo 7 cuartetos, lástima, pero de muy alto nivel: el Op. 3/5 "Serenata" (1965), de atribución más que dudosa, dos del Op. 64: el 5º "La alondra" (1965) y el 6º (1948), tres del Op. 76: el 2º "De las quintas" (1965), el 3º "Emperador" y el 4º "Amanecer" (1976) y el primero del Op. 77 (1952). Ya en los primeros años daban en la diana en este autor, si bien en los años posteriores mejoraron aún. Pocos grupos, para mi gusto, han sido tan grandes en este compositor, a excepción del Tokio y el Jerusalén, quienes de algún modo han recogido su testigo, aunque hayan ahondado en la rusticidad del autor de La Creación. 

Mozart. Quizá sea este compositor en el que más destacan. Yo diría que todavía hoy no han sido superados. Grabaron todos los del salzburgués, algunos ya en 1952 (entre ellos un decepcionante Adagio y fuga, que repitieron mejorándolo mucho veinte años después). Toda la serie fue registrada entre 1966 y 1973, ya con muy buen sonido. Pero desde los primeros que llevaron al disco y desde los cuartetos juveniles tuvieron claro que Mozart no era un compositor rococó, sino que bucearon a fondo en las profundidades de estas partituras, que por entonces no eran de dominio público. Creo, insisto, globalmente no han sido superados en Mozart, del que también se incluyen los tres Divertimentos salzburgueses, K 136-138 (1972). 

Boccherini. El Italiano es uno de los pocos cuartetos importantes que ha grabado algunos cuartetos del compositor de Lucca fallecido en Madrid. El grupo está totalmente en su salsa en este autor: la galantería no obsta para que buceen en sus movimientos lentos, que constituyen en sus manos auténticos descubrimientos. Maravillosos, incluso el G 165 de 1948 -que repitieron para mejor aún en 1976- y, por supuesto, G 167 y el G 243, de ese mismo año. 

Su Beethoven sigue teniendo una vigencia insólita. Ya en 1949 y 1952 grabaron tres de ellos, pero toda la serie la realizaron entre 1967 y 1975, resaltando por así decirlo el clasicismo del compositor. (En su día escribí que el Beethoven del Italiano está de algún modo en la línea de las Sonatas de Arrau, mientras el Tokio está más bien en las de Barenboim, las de D.G. Puedo, en líneas generales, seguir manteniendo esta impresión). Esta integral, que suena francamente bien, sigue siendo obligatoria, junto a la mencionada del Tokio de RCA y a la del Melos en D.G. 

Schubert. Otro de los autores en los que el Italiano es glorioso. Desde luego dudo que en 1949 ningún otro grupo hiciera un Quartettsatz D 703 y en 1952 un "Rosamunda" tan bellos y tan conmovedores. Es un autor que les viene como anillo al dedo y en el que todo lo que han dejado me parece memorable: el resto es otro Quartettsatz y otro "Rosamunda" de 1965, así como un tercer Quartettsatz y un "La muerte y la doncella" de 1965; ambos los repitieron una vez más en 1979, dos años después de un no menos antológico No. 15, D 887. Cimas todos ellos entre las interpretaciones discográficas de los Cuartetos de Schubert. 

Schumann. El Segundo Cuarteto de 1950 no termina de convencer, pero las nuevas grabaciones (1967, 1971 y 1970, en ese orden) mejoran un montón. Creo que han contribuido en buena medida a redescubrir estas obras, apenas transitadas. Sus Brahms (1967, 1970 y 1971) son de una seriedad y musicalidad indiscutibles, pero tal vez no tocan fondo en el hamburgués. Un poco menos me gusta aún el Quinteto con piano, con Maurizio Pollini (única toma de D.G., 1979), interpretación casi siempre muy celebrada, pero que encuentro levemente apática.   

De 1950, su Cuarteto de Verdi -una obra que merecería ser mucho más conocida- debió de ser una de las primeras versiones llevadas al disco. Sensacional, seguro que ha sido referencia para las más destacadas que le han seguido. (Lástima que no lo volviesen a grabar con mejor sonido). En 1968 fueron a la ciudad holandesa de Eindhoven (sede de la multinacional Philips) para registrar el Segundo Cuarteto de Borodin y el No. 12 "Americano" de Dvorák. Sendos aciertos mayúsculos de un disco no publicado en CD hasta ahora. 

 

En la música del siglo XX se adentraron muy poco (la ausencia de Bartók es ensordecedora), pero los dos únicos discos de autores de este siglo son extraordinarios: el CD Debussy (su Cuarteto data, por cierto, de 1893) y Ravel, de 1965, aparte de muy bien grabado, continúa siendo referencial en ambas obras. Y lingüísticamente una diana, al igual (¿quién lo diría?) que el programa con la obra para cuarteto de Webern (1970), de forma que podría parecer asombrosa completamente en estilo (¡nada que envidiar en ningún aspecto al Cuarteto LaSalle, al Alban Berg o al Arditti!) La recomendación de este álbum (¡en el que he hallado una inexplicable ausencia: el Op. 33/2 "La broma" de Haydn, creo que de 1965!), a muy buen precio, es en mi opinión, por todo lo dicho, altísima.