viernes, 22 de marzo de 2019

Retransmisiones de tres óperas italianas: "La Sonnambula" en París, "Tosca" y "Don Carlo" en Viena


La Sonnambula con Dessay, Camarena, Pertusi, Pidò y Marelli

Excelente función de La sonnambula, me parece que algo superior a la más destacada de las que hay editadas en DVD/Blu-ray. Me refiero a la de Decca, con Dessay, Flórez, Pertusi y Pidò en el Met, con dirección escénica de Mary Zimmermann. Aunque acabo de conocer esta de la Ópera de París, data del 15 de febrero de 2010, es decir que fue filmada once meses después que la de Decca. Las razones por las que me ha gustado aún más que la del disco son tres: la escena de Marco Arturo Marelli, sensata de pies a cabeza y menos discutible (aunque me pareció buena) que la del Met; la propia dirección musical, muy en estilo, que le ha quedado algo mejor en París que el año anterior en Nueva York; y el intérprete de Elvino, Javier Camarena, que canta más o menos tan estupendamente bien como Flórez, posee una voz un poco más llena y no roza la a veces dulzonería del tenor peruano. Quienes conozcan el DVD/Blu-ray de Decca habrán visto cómo se repiten buena parte de los elementos, aunque no siempre funcionen, claro está, exactamente igual. 

Así lo referido de la batuta; sin embargo, en cuanto a Natalie Dessay, no sabría decir dónde está mejor. Ya se sabe: sin poseer una voz especialmente atractiva, su técnica es completísima, exacto su conocimiento del bel canto y, más importante, es capaz de transmitir con especial sinceridad y pureza los sentimientos de la candorosa y dulce Amina, tanto en lo que vemos como en lo que escuchamos. Para mi gusto, adorna en exceso la cabaletta de su primera aria, alcanzando en la final una altura admirable y una expresión absolutamente conmovedora. El Conde Rodolfo está muy bien cantado -ejemplo belcantista- por el bajo-barítono Michele Pertusi, pese a no contar, tampoco, con una materia especialmente seductora. Bien, aunque algo pasada de rosca como actriz, la Lisa de Marie-Adeline Henry, soprano de bonita voz, un poco estridente en el agudo. Me gustaría, finalmente, decir que esta es una ópera que en una primera escucha (a mí me pasó, hace muchos años) puede parecer demasiado simple e ingenua, pero que en realidad atesora grandes bellezas y una pureza excelsa. Ahora bien, solo por medio de grandes cantantes y de una batuta atinada deja ver toda su limpia inspiración.

Tosca con Radvanovsky, Beczala, Hampson, Marco Armiliato y Margarethe Wallmann

Con una puesta en escena de Margarethe Wallmann "como las de antes", totalmente convencional, no bonita por lo que se refiere a la escenografía y con dirección de actores poco trabajada, en febrero de 2019 se ha podido ver en la Ópera Estatal de Viena una Tosca a cargo de tres importantes cantantes... de desigual rendimiento. Sandra Radvanovsky posee una voz bastante dramática de mucho peso y canto de gran seguridad, con agudos poderosos y hasta sobrados. Como Eva Marton en sus buenos tiempos. Ni su actuación ni su caracterización psicológica son comparables a las más sutiles, pero a la postre impresiona por su fuerza y determinación. En el final de su aria, "Vissi d'arte", se pasa de sobreactuación, reclamando descaradamente el aplauso (que se le concede, claro). 

Piotr Beczala debutaba como Mario; su voz está en un gran momento, si bien denota ciertos síntomas algo preocupantes: se esfuerza mucho y pasa apuros aquí y allá, ya en el dúo con Floria Tosca del primer acto. La aparición de un acusado trémolo es un pésimo síntoma. Pese a no convencerme del todo en el llamado "Adiós a la vida", los inacabables aplausos le instaron a repetirlo. Me da un poco miedo que este y otros papeles algo pesados para él (por ejemplo en la Adriana Lecouvreur que comenté aquí hace unas semanas) le puedan pasar seria factura más pronto que tarde. Ojalá no se dispare hacia otros más pesados aún. Porque es un gusto disfrutar de su musicalidad y su línea, aparte del hermoso esmalte de su voz. En cambio Thomas Hampson, un barítono lírico pese a su destacado volumen, nunca ha poseído la voz para Scarpia, que pide un barítono-bajo. Intenta suplir con su gran clase y sus dotes de actor una escritura que no es, ni mucho menos, para él. Hace ya años no estaba vocalmente cómodo ni bien en el malvado jefe de la policía; ahora está francamente regular, por no decir que mal. En cambio, el siempre profesional y poco más Marco Armiliato me ha sorprendido bastante favorablemente: es de lo mejor, o quizá lo mejor que le recuerdo, apoyado además en una orquesta estupenda. No es De Sabata, Mehta, Karajan, Colin Davis o Sinopoli, pero salva la papeleta más que bien.

Don Carlo con Vargas, Furlanetto, Stoyanova, Domingo...

La función del 21 de junio de 2017 fue retransmitida por alguna televisión (sin mosca, así que no sé cuál). Versión muy desigual, con algunos puntos muy fuertes y otros bastante débiles. Empezaré por uno de estos últimos: la batuta de Myung-Whun-Chung, un director que prometió mucho hace años y que parece muy desinflado. Además, Verdi parece que no ha sido lo suyo (su grabación de Otello para DG, 1994, con Domingo, Studer y Leiferkus, flojea por culpa suya). Numerosos desajustes, un rendimiento de la soberbia orquesta y del notable coro muy por debajo de lo habitual,  mucho más ruido que nueces y, a veces, rasgos de mal gusto. Tampoco Daniele Abbado ha estado esta vez muy acertado como director de escena: con decorados casi inexistentes, todo el tiempo es todo muy oscuro y lúgubre (tópico frecuente en Don Carlo), escasa atención a la actuación de los cantantes -que afecta incluso al gran actor que suele ser Domingo- y un vestuario bastante absurdo. La escena del Autodafe es tan estrecha que coro y solistas no pueden moverse. 

Ramón Vargas, un muy buen cantante, es un poco más lírico de la cuenta y carece de vigor y brillo en el registro agudo; también podría pedírsele un temperamento más exaltado. Ferruccio Furlanetto, pese a su edad (68), conserva bastante bien su voz (no muy bella, pero sí dotada de carácter) y dibuja un Felipe II íntimamente muy angustiado ("Ella giammai m'amò") y muy rebelde frente al Inquisidor (un muy insuficiente y sin fuerza Alexandru Moisiuc). Es, sigue siendo, un gran artista. Krassimira Stoyanova es una Elisabetta muy notable: hermosa voz lírica, buena línea de canto, algo parca en personalidad y carácter. Plácido Domingo debutaba como Marqués de Posa: luce una voz en muy buen estado y canta casi sin cesar más que bien, pero -salvo en la escena en que visita a Don Carlo en la cárcel y es asesinado, en la que está ¡sensacional!- no cala del todo en el interesante personaje. Elena Zhidkova, Éboli, es más una soprano lírica que la necesaria mezzo. Se desenvuelve bastante bien en la Canción del velo, pero carece de la debida garra en casi todo el resto, sobre todo en "O don fatale". El público se mostró muy generoso, pero, con toda justicia, las mayores ovaciones fueron para Furlanetto y para Domingo.

8 comentarios:

  1. Angel, comentaban ahora en RC un libro que creo ha salido hace poco...es sobre la gira que hizo de 4 conciertos Barenboim con la orquesta de parís en el 80..por argentina.fue en plena dictadura de Videla, no te sé dar muchos detalles, pero por lo visto ahonda en su difícil papel de contemporizar con la dictadura, acudir a dar recitales sin condenar a Videla, cuando además pesaba sobre él una posible condena por no haber hecho la mili, etc..si buscas referencias en internet puede que lo encuentres, no me he quedado con autor ni título, pero el apellido era así como catalán, puch o Buch.....

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. No sé qué libro es ese, pero probablemente se suma a la actual campaña contra Barenboim por supuesto maltrato psicológico a músicos (campaña que parece haber amainado, seguramente por falta de consistencia). No sabía lo de su visita a la Argentina de Videla. Pero puede que fuese una metedura de pata de uno de los músicos más significados por su compromiso democrático y su crítica pública a toda tiranía. Hay que recordar que Furtwängler fue poco menos que absuelto de su supuesto "apoyo" al régimen nazi.

      Eliminar
  2. Hola, Ángel:

    Me encanta Bellini, y me desconcierta que grandes directores italianos, como Giulini o Abbado, lo desdeñaran... Sí que lo ha dirigido su vástago Roberto: en cuanto a voces (para Romeo), ¿qué opinas de la búlgara Kasarova?, ¿te parece a la altura de mezzos de antaño como Horne, Troyanos o incluso Baltsa?

    Saludos cordiales.

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Creo que no hay que dar demasiada importancia a esas "manías" de ciertos grandes intérpretes: el grandísimo Giulini no solo no dirigía Bellini, sino tampoco música de Wagner, de Puccini, de Bartók, de Schoenberg... y Abbado según parece no tragaba a Puccini.
      A mí me parece que Veselina Kasarova hace un soberbio Romeo en "Capuleti", no lejos de las mezzos que citas, entre las que por cierto no está la para mí más grande, Janet Baker (junto a Sills y Patanè), aún hoy -en mi opinión- la interpretación número uno de esa ópera en disco.

      Eliminar
    2. Ah, y Roberto Abbado no es hijo, sino sobrino de Claudio.

      Eliminar
  3. Y Don Claudio si llegó a decir en una entrevista/reportaje, que le hubiera gustado dirigir Manon Lescaut. Me acuerdo que lo lei en internet, mucho antes de que falleciera. Se me quedó muy marcado porque era el único Puccini que mencionaba y hasta raro se me hizo viniendo de el.

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. ¡Qué extraño! ¿Por qué no lo hizo? También me parece extraño, porque Manon Lescaut dista de ser una de las mejores óperas de Puccini.

      Eliminar
    2. Quien sabe. Igual y no encontró a cantantes de su agrado para ello, aparte de que ningún teatro se la pidió nunca. Una lástima en todo caso.

      Eliminar