martes, 24 de noviembre de 2020

Dos pianistas: el sólido Lugansky y el más que prometedor Lu

 

Nikolai Lugansky vuelve a Beethoven

Como contribución al 250º aniversario del nacimiento de Beethoven, Nikolai Lugansky ha presentado un segundo disco de Sonatas del Gran Sordo. El primero, de 2005 y para Warner, con las Sonatas 7, 14 “Claro de luna”, 22 y 23 “Appassionata”, no me gustó gran cosa: se reconocía al gran pianista y al ejecutante excepcional, pero la sintonía con Beethoven era más bien dudosa. Este segundo disco, con las Sonatas 28, 30 y 32 y ahora para el sello Harmonia Mundi, me parece más logrado, si bien mantengo, aunque atenuada, parecida reserva. Escuchando estas versiones me he planteado -una vez más- en qué diantres consiste eso del estilo: están estupendamente tocadas -Lugansky posee uno de los mecanismos más sólidos entre los pianistas actuales- y la musicalidad es muy evidente, como también la voluntad por adentrarse respetuosamente en el tan especial universo del último Beethoven. Entonces, ¿qué es lo que hace que no convenza por completo? ¡Es tan difícil de explicar! Pero no es difícil sentirlo, si se tiene familiaridad con la música del compositor (y amor hacia ella). No es solo cuestión del sonido, que tampoco es del todo beethoveniano; hay algo más, algo que no le echas de menos en absoluto cuando le escuchas a Lugansky tocar Rachmaninov, Prokofiev o incluso Brahms… Es bastante misterioso… La toma de sonido es magnífica. 

Eric Lu irrumpe con Chopin, Schumann y Brahms

El último gran pianista joven que acabo de descubrir es el estadounidense de origen chino Eric Lu, de solo 22 años, que en 2018 resultó el máximo vencedor en el prestigioso Concurso Internacional de Leeds. Ha firmado un contrato con el sello Warner y su primer disco con él es mucho más comprometido que de lucimiento, que esto último es lo que suelen hacer los jóvenes que quieren comerse el mundo a toda prisa. Contiene los 24 Preludios op. 28 de Chopin, la primera pieza de la Op. 117 de Brahms y las Geistervariationen (Variaciones espectrales, o algo así), op. póst. de Schumann. Lu posee unos dedos muy de pianista, tan largos o más que los de Lugansky, y toca con una extraordinaria limpieza y soltura. Pero no es eso lo importante, pues esa cualidad abunda mucho entre quienes se presentan a las competiciones más reñidas. Su Chopin suena a Chopin, su Brahms a Brahms, y su Schumann a Schumann: lo que no es poco. Frasea con calma y aplomo, con un legato de primer orden, y tiene tendencia a la introspección; en alguna ocasión resulta un poco moroso de más (Preludios 15 y 20, por ejemplo), pero prefiero eso a lo contrario, pues denota voluntad no de epatar sino de profundizar; aunque pueda ocasionalmente resultar un poco excesivo o incluso pretencioso. Pero sus cualidades son muy descollantes en este disco: en unos hondos y particularmente dramáticos Preludios, que se pueden codear con los mejores en disco. También en el pensativo Andante moderato de Brahms y en las extrañas y esquivas Variaciones (1854) de un Schumann terminal, que acusan su desvarío mental, pues la música parece perder el hilo en más de una ocasión. La toma de sonido de este disco es también soberbia. Un pianista, Eric Lu, claramente, a seguir.

Anécdota

Acabo de encontrarme con esta descripción que hizo Carl Czerny, el principal alumno de Beethoven, y maestro a su vez de Liszt, sobre la manera de tocar del autor de la Sonata “Patética”: “Su temperamento y estilo de ejecución -al igual que sus obras, por otra parte- se adelantaban claramente a su tiempo. Por eso los pianos de entonces, muy débiles y técnicamente insuficientes, no podían adecuarse a su gigantesco estilo de ejecución, titánico en verdad”. 

Así que ya saben: ¡hay que tocar su música con un fortepiano, que es lo más auténtico!

4 comentarios:

  1. Además, ya se sabe que después de componer su última sonata, Beethoven exclamó que no compondría más para piano, pues aquel instrumento se le quedaba pequeño (el que él conocía, por supuesto). Por suerte, no cumplió su promesa y escribió las geniales Diabelli.
    ROGER.

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  2. a algún historicista se le va a zafar un tornillo

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  3. ¿De dónde procede la cita?

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    Respuestas
    1. Aparece en el libro, excelente, "Beethoven: Repertorio completo", de Amedeo Poggi y Edgar Vallora (Cátedra, 1995)

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