miércoles, 3 de febrero de 2021

Barenboim en la Semana Mozart, con Argerich, Bartoli y la Filarmónica de Viena

 

El entendimiento entre dos pianistas

Daniel Barenboim intervino en dos conciertos los días 28 y 30 de enero en Salzburgo, en la Mozart Woche, ambos sin público: el primero con Martha Argerich -música para dos pianistas- y el otro con la Filarmónica de Viena, ambos en la Sala Grande del Mozarteum. En esta ocasión, Argerich parece haberse plegado más a los modos de Barenboim, incluso en su pulsación, que a la inversa -como ha ocurrido en otras ocasiones-. Tocaron tres de las obras más destacadas de Mozart para piano a cuatro manos: las Sonatas en Do mayor, K 521 (1787), y en Fa mayor, K 497 (1786), más otra composición de este último año, el Andante con cinco variaciones K 501. Remataron el programa -en el que se fueron alternando en los lados derecho e izquierdo del teclado- con la composición más divulgada para dos pianos del genio salzburgués: la Sonata en Re mayor, K 448 (1781). Esta ya la habían grabado dos veces en vídeo y una de ellas también en audio los dos pianistas de Buenos Aires. La interpretación del día 28 me gustó aún un poco más que esas otras.

El Mozart que Barenboim está haciendo en los últimos tiempos -ya lo he dicho aquí en varias ocasiones- suele ser más clásico que antes, menos radical en varios aspectos y más equilibrado. La reivindicación de Mozart como músico profundo, dramático y de fuerte carga emocional de hace años -adelantándose en buena parte a Beethoven- ya fue un logro que no tenía vuelta atrás (la influencia de sus Conciertos completos con la English Chamber en varios intérpretes fue, es evidente), de modo que con el tiempo no le ha sido necesario seguir siendo tan militante, y ha dado paso a un Mozart más rico y poliédrico, menos unidireccional, más variado en su expresión, de modo que a lo largo de sus composiciones más destacadas suele cambiar de tono emocional en multitud de ocasiones, incluso de una frase a otra. Con una naturalidad y fluidez que producen asombro.

Las ejecuciones no fueron todo el tiempo rigurosamente exactas (ya sabemos quiénes no ven más allá de anotar en su pizarra ocho, diez o doce fallitos o minidesajustes), pero se impuso una musicalidad que fue sin cesar torrencial. Hubo en estas interpretaciones drama, sí, pero también humor (nunca frivolidad), sonrisas, así como dulzura, ternura (¡jamás sensiblería!) y no se sabe cuántas cosas más: una completa delicia. Dos músicos gigantescos en un entendimiento como es difícil encontrar (no hace falta más que recordar los numerosos pianistas con los que Argerich ha colaborado discográficamente a lo largo de su carrera: más que nadie).

Bartoli, de nuevo grande

El concierto con la Filarmónica de Viena se abrió con la extensa y quizá la más hermosa de las arias de concierto de Mozart, Ch’io mi scordi di te… Non temer, amato bene (K 505), con solo de piano obligado. La breve intervención de Cecilia Bartoli concluyó con el aria de Zerlina, de Don Giovanni, “Vedrai, carino”. La mezzosoprano que había despertado en mí en sus comienzos una enorme admiración había derivado en los últimos años hacia una intérprete totalmente pasada de rosca que caía muy a menudo en la pura histeria (me temo que por nefasta influencia de algunos directores originales). Hasta el punto de que, tras escucharla en varios recitales y alguna que otra ópera, me había desentendido de ella. Pues bien, el otro día dio lo mejor de sí de cuanto fue y es capaz: musicalidad excelsa, dando sentido preciso y hondo al texto, cantando con una línea memorable. Solo los trinos finales del K 505 fueron poco limpios, lo que me lleva a pensar que ha perdido algo de la formidable agilidad rossiniana que le dio fama. El piano en este aria de concierto fue absolutamente inenarrable (se lo hemos escuchado a Anda, Brendel, Schiff o Pires).

Lo que se confirmaría en el Concierto No. 24, K 491, uno de los dos más abiertamente dramáticos de su autor (junto al No. 20, K 466, claro está). La versión lo fue en grado sumo –“no podía ser de otra manera”, como dicen ahora tan a menudo los políticos-, si bien dejando la mayor parte de ese rol a la orquesta (¡qué tutti!). Con una admirable cadenza (que no es la habitual de Beethoven) y una ilimitada variedad de ataques, la ejecución fue literalmente excelsa (además de prácticamente impecable, con un Steinway que no es su nuevo piano). Ni en 1967 (English Chamber) ni en 1991 (Filarmónica de Berlín) había llegado Barenboim tan lejos, tan hondo, tan lúcido. Y eso que nadie hasta ahora le había alcanzado…

Terminó el programa con la Sinfonía No. 38, K 504 “Praga”, una obra que no le escuchaba desde su grabación con la English Chamber de 1967, uno de sus Mozart más geniales… y radicales, pues se trata de la interpretación más dramática, ¡hiperdramática!, y tensa que conozco. Ahora ha sido, claro, bien distinta, mucho más noble y equilibrada, más clásica -esa es la palabra-. Pero ni mucho menos carente de grandeza (¡qué introducción!), de brío y, por supuesto, de sentimiento amoroso y de un aire doliente en muchos momentos, si bien la obra culmina de modo optimista y hasta exultante (es en Re MAYOR).

Tengo que hacerle, con todo, un leve reproche: el tempo del Andante me ha parecido un poco más rápido de la cuenta (8’ exactos), si bien admito que el discurso no sufre ni oculta las doloridas sombras que se hallan en este movimiento central (en su grabación de 1967 no hizo la repetición del primer mov.; aquí sí; en los Andantes ocurre justo lo contrario: entonces hubo una repetición que ahora no ha hecho). Entre los grandes directores que no hacen la repetición en esta página la duración pasa de los 8’ y medio (Böhm: 8’34” y 8’49”; Kubelik: 8’38”. Solo Josef Krips es algo más veloz en su grabación con la Concertgebouw: 7’40”).

Para acabar quiero decir algo no siempre obvio (¡solo casi siempre!): la Filarmónica de Viena es, para mí, sin duda, la mejor orquesta mozartiana del mundo, y el día 30 hizo -de principio a fin- uno de los mejores Mozart que le he escuchado hasta la fecha. 

11 comentarios:

  1. ¡Me ha dejado usted pasmada con lo que dice de la Bartoli!.¿Que había dejado de gustarle?.
    MERCEDES.

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    1. Mire, Mercedes, sus primeras grabaciones para Decca me entusiasmaron: no solo de Rossini, sino incluso un disco de canciones y escenas de Haydn o Schubert con András Schiff. Y en Salzburgo le vi y escuché un Cherubino ejemplar. Pero en 2020 me saltaron las alarmas al encontrarla casi como una loca en el DVD de Arthaus "Viva Vivaldi!", junto al terrible violinista Enrico Onofri y con espasmódica dirección de Giovanni Antonini. Después de esto la encontré en tantas ocasiones tan exagerada en su expresión, hasta la histeria, que dejé de seguirla. También es cierto que entretanto le escuché algunas cosas muy sensatas... pero eran casi la excepción.

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  2. Hola Ángel:

    Entre las dos grabaciones de estudio de la ópera wagneriana "Tristán e Isolda" de Furtwängler (EMI/Naxos) y de Barenboim (Teldec/Warner), ¿qué diferencias o similitudes sustanciales encuentras entre ambas versiones en cuanto a dirección, orquesta y cantantes? Muchas gracias.

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    1. Son, sin duda, mis dos interpretaciones favoritas de esa ópera genial donde las haya. Los cantantes de Futwängler son excelentes, con alguna salvedad para Suthaus y graves deficiencias de Greindl. La dirección me parece sublime, sobre todo en el tercer acto.
      Los cantantes de Barenboim en esa versión de audio son todos espléndidos, aunque Struckmann no alcance a Fischer-Dieskau; ahora bien, son mejores "intérpretes" de sus personajes, psicológicamente más sutiles. En cuanto a la dirección, es más apasionada y dramática que la de Furtwängler, pero ningún otro director se les acerca. En cuanto al sonido, no hace falta decir que el de Furtwängler/EMI es notable, pero a mucha distancia de la sensacional toma de Teldec. Sería un pecado mortal prescindir de cualquiera de ambas versiones: ¡imprescindibles las dos!

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    2. Disculpa Ángel, pero no entendí cuando dices "[...] ahora bien, son mejores "intérpretes" de sus personajes, psicológicamente más sutiles." ¿Podrías explicármelo con más facilidad? Muchas gracias.

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    3. Compara a la maravillosa voz y cantante que fue Kirsten Flagstad con una voz menos impresionante como es la de Waltraud Meier: esta hace un personaje de Isolda más creíble, más humano, más rico psicológicamente. Basta escuchar con atención a una y a otra. Eso ha sido una conquista del tiempo, con cantantes (bien guiados por batutas) que se han preocupado no solo de emitir sonidos bellos y cantar con una línea hermosa, sino además -y sobre todo- de dar auténtica vida a los personajes.

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  3. Ya he dicho que para mi gusto Barenboim hace que Wagner parezca ligero, lo más aproximado posible a como el ideó su música, es una opinión.

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  4. Bueno. Mi humilde opinion es que Barenboim es sin lugar a dudas el mas grande director del Tristan desde el Carlos Kleiber de Bayreuth (1976 sobre todo) (no tanto el de la grabacion de DG, siendo esta tambien notable). Cierto es que la Meier es un animal escenico impresionante (en todos los sentidos). Pero el resto de cantantes no estan a su altura Jerusalem queda corto por ejemplo.

    Wagner dijo en algun momento algo parecido a que solo le salvarian las interpretaciones mediocres del Tristan porque las malas harian de ella algo absurdo y las realmente buenas volverian loca a la gente.

    Yo tengo que decir que la grabacion de Furtwangler tengo que escucharla con mucho espacio de tiempo porque realmente no me vuelve loco pero...
    La Flagstad debia ser un mueble en escena pero solo con su voz lo hacia todo. A mi personalmente Suthaus me parece un Tristan ejemplar (evidentemente sin la fuerza vocal de Melchior). Ambos un poco mayorinos pero da igual. La Brangaene de la Thebom no sera la mejor pero su advertencia es magica. Y Fischer-Dieskau es sencillamente Kurwenal. Para mi Greimdl no es perfecto pero creo que es un grande Marke su voz es autoritativa e imponente. Y tenemos el bonus de Rudolf Schock.

    Dentro de todo esto concuerdo que sobre todo el tercer acto te hace (juro por lo que mas quiero que a mi me ocurrio en alguna ocasion) subir la fiebre.

    Ojo, con esto no quiero decir que el Tristan de Barenboim sea mediocre segun lo dicho por Wagner. Es grandioso.
    Lo que quiero resaltar es que, repito en mi humilde opinion, el de Furtwangler es completamente inalcanzable.
    Luego tenemos los directos. Me atreveria a decir que Barenboim dirigi Tŕistan igual de estilo siempre tanto en ese estudio como en los directos que hay recogidos o cuando los escuchabamos en Bayreuth con los mismos protagonistas.
    Lamentablemente de Furtwangler hay solo grabaciones incompletas y en el caso de Viena con un sonido pesimo. Pero se ve que era mas dramatico. Siempre sera una pena con el no poder escucharle con el sonido del que disfrutan y disfrutaron los directores desde hace 30 años para aca.
    Un saludo.

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    1. Solo le diré que, en mi opinión, con su voz, Flagstad NO lo hacía todo. Y Josef Greindl es un cantante regular y un intérprete plano: Salminen le da sopas con honda, aunque no sea de la supuesta época dorada wagneriana. Él, Talvela y Moll son sensiblemente superiores a Greindl como Marke, un monógo el delacto II que -Angel Mayo lo admitía- es dificilísimo de INTERPRETAR. Y si Rudolf Schock está muy bien, ¿qué me dice de estos tres lujos en la grabación Teldec de Barenboim: Johan Botha como Melot, Roman Trekel como Timonel y Uwe Heilmann como Joven marinero? Tampoco habría que minusvalorar la actuación ¡alucinante! de la Filarmónica de Berlín. Le saca muchísimo más partido que Karajan en su grabación.

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  5. Por supuesto que la BPO es superior que con Karajan, donde vamos a parar, ya dije que Barenboim es el mas grande desde Kleiber, lo que incluye a Karajan (obviemos las fechas), y si me apuran mejor que la Philarmonia del 52.
    Los interpretes de los papeles menores son muy buenos, la mencion de Schock era solo un bonus (de lujo pero bonus).
    No dije en ningun momento que Greindl fuera mejor que Salminen, o Talvela o Moll, solo que en mi opinion es tambien notable (como dije no perfecto), a mi si que me transmite caracter (como sus Hunding o Hagen).
    Y yo lo siento mucho, pero Flagstad era algo sublime.
    Es cuestion de opiniones por supuesto que todas muy respetables.

    Un saludo.

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  6. Ángel:

    Con respecto a "LA FLAUTA MÁGICA" de Mozart, ¿has tenido la oportunidad de escuchar la siguiente versión en vivo con Fritz Wunderlich (Tamino), Karl Christian Kohn (Sarastro), Erika Köth (La Reina de la Noche), Hermann Prey (Papageno), Gertrud Freedman (Papagena) y gran elenco? FÍJATE QUE SE PUEDEN ESCUCHAR LOS TRACKS:

    https://www.music-bazaar.com/classical-music/album/741944/Mozart-Die-Zauberflote-Fritz-Rieger/

    En tal caso, ¿qué te pareció? Muchas gracias.

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