Considerable Tosca
Ya sabemos que son pocas
las óperas que se graban últimamente; en vídeo, alguna que otra, pero en audio
son más que raras e infrecuentes. Pues bien, DG y Decca se han descolgado en
los últimos dos meses con sendas producciones.
Una y otra están muy bien
grabadas; la afirmación de que la de Puccini está en público (en versión de
concierto) no me resulta muy creíble, porque no solo no aparecen aplausos, sino
que tampoco se oye una mosca (ni un móvil) procedente de la supuesta audiencia.
Puede, quizá, tratarse de una mezcla entre un ensayo general y parte de una
interpretación en público (un público muy calladito). Lo principal es que las
tomas de sonido, como digo, son en ambos casos muy buenas.
Eleonora Buratto
(Mantua, 1982) ha pasado en pocos años de cantar Nannetta (Falstaff), Musetta
(La bohème) o Adina (L’elisir d’amore) a esta Floria Tosca, a
Elettra (Idomeneo), Leonora (Il trovatore) y otros papeles
bastante dramáticos. Floria quizá le viene un poquito grande, pero lidia con
sus dificultades vocales con notable suficiencia. Otro tanto similar le ocurre
a Jonathan Tetelman con el papel de Mario Cavaradossi: es un poco lírico, pero
triunfa en él gracias a un hermoso timbre y al considerable squillo de sus agudos. Incluso Ludovic
Tézier puede resultar exclusivamente baritonal en un papel, el de Scarpia,
que parece reclamar un barítono-bajo. Pero los tres protagonistas se las
arreglan más que bien. Otra cuestión es que -al menos soprano y tenor-
traslucen que son algo recién llegados a estos papeles desde el punto de vista
interpretativo; el de ella, sobre todo, reclama una gran complejidad
psicológica.
No han cuidado gran cosa
le elección de los cantantes para los restantes papeles, menores pero no del
todo fáciles o simples: el algo sosaina Sacristán de Davide Giangregorio
(aunque prefiero la sosera a la payasesca sobreactuación de algunos antiguos,
como Fernando Corena), la cierta insuficiencia de Giorgi Manoshvili (Angelotti)
o la planicie de Matteo Macchioni (Spoletta): tres papeles que en otras
grabaciones han sido estupendamente resueltos.
Daniel Harding,
un director claramente muy en alza (no siempre) desde sus comienzos, me ha
convencido plenamente en esta ópera, lo que constituye toda una sorpresa,
obteniendo además un espléndido rendimiento del Coro y la Orquesta de la
Academia Santa Cecilia de Roma, estado al que sin duda debe mucho la etapa en
que ha sido dirigida por Antonio Pappano.
En resumen, una más que
notable Tosca, que, por supuesto, no hace olvidar las cumbres
discográficas: Callas, Di Stefano, Gobbi/De Sabata, Leontyne Price, Domingo,
Milnes/Mehta, Caballé, Carreras, Wixell/Colin Davis o incluso Freni, Domingo,
Ramey/Sinopoli.
Olvidable Holandés
Montar una grabación de
una ópera de Wagner sobre dos cantantes de cierta o bastante fama no me parece
suficiente. Puede que la compañía discográfica piense que ello basta para que
se venda bien (en lo que hasta puede tener razón), pero dista de lograr un hito
en una lista de importantes grabaciones.
Confieso que no comparto
el desatado entusiasmo de algunos ante la soprano noruega Lise Davidsen (n.
1987). No le niego categoría, por supuesto, pero en la presente Senta también
muestra algunas limitaciones, como más trémolo de la cuenta, sobre todo al
apianar, pero, más importante, no transmitir con fuerza el carácter exaltado, visionario,
del personaje. En la Balada, los agudos espetados del comienzo de cada frase,
resultan demasiado cortos, mermando así la deseable contundencia. Otros agudos
suyos son magníficos, todo sea dicho.
También Gerard Finley,
casi suficiente desde el punto de vista vocal (lo ideal no es un
barítono como él, sino un barítono-bajo o incluso un bajo-barítono de color
bien oscuro), tampoco logra el grado de exaltación expresiva del atormentado
personaje. Brandley Sherratt posee la voz de bajo que demanda Daland, pero sus
carencias canoras son muy visibles, incluso en lo que se refiere a la
afinación. Discreto el Timonel de Eiric Grotvedt, los cantantes que me más me
han gustado son la cuasi contralto Anna Kissjudit (Mary) y el -creo- más que
prometedor tenor francés nacido en 1984 (con resonancias baritonales) Stanislas
de Barbeyrac (Erik). Veo que ya tiene en repertorio Don José (Carmen)
y Siegmund (Die Walküre).
Los espléndidos conjuntos
coral y orquestal de la Ópera Nacional Noruega están muy desaprovechados por Edward
Gardner (Gloucester, 1974), el gran error de esta grabación: le pierde su
habitual gusto por correr y, sobre todo, su banalidad y hasta frivolidad. Esta
batuta echaría por tierra hasta el mejor reparto de todos los tiempos en esta
ópera, la primera genial (pese a sus ciertas debilidades) de su autor.
Uhde, Varnay/Knappertsbusch,
Adam, Silja/Klemperer y también Struckmann, Eaglen/Barenboim siguen difícilmente alcanzables.