Pelly recrea La fille du régiment
No tenía en especial estima esta ópera de Donizetti. En parte lo explico porque la había visto hasta ahora en puestas en escena poco convincentes y porque le tenía (y le tengo: ¡perdón!) un poco de manía al aria de los nueve Dos, que es lo que el público suele aplaudir más de toda la obra. Pero dado que salía en Blu-ray y a buen precio con el descuento circunstancial, me he comprado la versión de Natalie Dessay, Juan Diego Flórez, Felicity Palmer y Alessandro Corbelli, dirigida por Bruno Campanella y con escena de Laurent Pelly (antes solo DVD Virgin, ahora también blu-ray Erato. Covent Garden 2008). Es tan estupenda la interpretación, y sobre todo tan preciosa, inteligente, divertida y hasta un punto gamberra, la escena -ahora veo que muchas veces repuesta en importantes escenarios- que me reconciliado abiertamente con la ópera.
La Dessay grita un poco en los sobreagudos (no como la dominadora Damrau), pero su Marie es deliciosa, encantadora, con mucha personalidad y, muy importante, la soprano ligera francesa es una magnífica actriz, también cómica. Flórez es simplemente perfecto como Tonio, y no es la increíble perfección de sus nueve Dos lo que más me ha gustado de él, sino la conmovedora intensidad con la que, al final de la ópera, canta su súplica a la Marquesa de Berkenfeld para que le devuelva a su Marie: una íntima y profunda emoción que no suele ser una de las cualidades que más suela llamar la atención en el tenor peruano. Por cierto, la Marquesa está insuperablemente cantada y actuada por parte de Felicity Palmer. Y también Corbelli, flojeándole la voz (no tiene la de Carlos Álvarez), hace de Sulpice con extremada gracia. Cabal dirección de Campanella y, repito, escena certera y desternillante. Estupenda calidad técnica y subtítulos en castellano.
Mozart y Chopin por Lang Lang en Londres
Tampoco tenía este blu-ray, Sony, con el recital que Lang Lang ofreció en el Royal Albert Hall en noviembre de 2013. La primera parte contenía, extrañamente, dos Sonatas mozartianas muy juveniles -la K 282 y la K 283- antes de la magnífica K 310. Con unos tempi casi siempre muy lentos, un precioso sonido, pulcro y refinado, y multitud de aportaciones personales, este Mozart resulta tan interesante como discutible, pudiendo parecer incluso un pelín rebuscado, pero nadie le puede negar su musicalidad intimista, su delicadeza y sensibilidad. Llama la atención que la K 310 le suene un tanto soñadora, frente al dinamismo y el dramatismo de la versión de Barenboim. Son, pues, interpretaciones atípicas, muy creativas y de las que se puede discrepar, pero no podrá negárseles su estatura musical.
Las Baladas de Chopin impresionan por la abrumadora perfección de la ejecución y anuncian al gran y renovador intérprete del polaco que ha mostrado ser después en los doce Estudios op. 25 y, más aún, en los cuatro Scherzi recientemente publicados en CD, DVD y Blu-ray (siempre Sony). Abundan las Baladas en momentos de hermosa cantabilidad y alta poesía, pero en ciertos momentos -contados, por suerte- se deja llevar (¿a causa del vivo?) por una vacua exhibición virtuosística. En las ocho propinas hubo un poco de todo: mucha gracia e intención en el Primer intermezzo de Manuel Ponce, en ...Y la negra bailaba de Lecuona y en la más bien banal Danza del alga de Zuqiang y Mingxin. La tan ridiculizada en las redes versión que ofrece de la Marcha turca de Mozart es, en efecto, hiperhumorística y hasta disparatada, pero me imagino que el compositor la pudo tocar en una fiesta en ese plan (no olvidemos la faceta cachonda del salzburgués, autor del canon a seis voces Chúpame el culo, K 231). Sensibilísima, preciosa Davidsbündlertanz op. 6/14 de Schumann, absurdamente frivolizado Vals "del minuto" de Chopin, mientras su Nocturno op. 55/2 se eleva poéticamente. El largo recital concluyó con una interpretación abrumadora, alucinante, insuperable, del Estudio op. 8/12 de Scriabin.
Rusalka con Fleming, Beczala y Nézet-Séguin
La ópera más reputada de Dvorák ya había sido filmada -además de grabada: Decca, 1998, con magnífica dirección de Mackerras- por su gran especialista, Renée Fleming, el año 2002 en la Ópera de París (TDK, con la algo discreta batuta de James Conlon). Ahora, en 2014 (Blu-ray de Decca) la soprano norteamericana vuelve a sus 55 años a acertar de lleno en su interpretación, si bien la voz ha perdido parte de aquel maravilloso brillo plateado, aunque no la seguridad y el vigor en el registro agudo. Pero ahora el resto de los elementos son superiores a los del DVD de TDK, empezando por la dirección de Yannick Nézet-Séguin, rutilante y de gran sensibilidad tímbrica para realzar la admirable orquestación dvorakiana; y ello pese a que la Orquesta del Met no me parece el colmo de la depuración. El Príncipe está ahora también mejor servido: un Piotr Beczala en estupenda forma y con la voz apreciablemente más ancha que hace años frente a un algo deteriorado Sergei Larin. Si en 2002 Larissa Diadkova daba la talla como Jezibaba, la gran Dolora Zajick impresiona aún más por hallarse en perfecta forma a sus 62 años. El Espíritu de las aguas que en 1998 y en 2002 encarnaba con no poca rudeza Franz Hawlata resulta ahora mucho más convincente en la voz del espléndido bajo John Relyea. Y, para citar solo a los intérpretes principales, Emily Magee es todo un lujo como Princesa extranjera, un papel no menor y muy comprometido en el que sobrepasa de lejos a Eva Urbanova (1998 y 2002).
La escena de Robert Carsen en TDK es, como de costumbre en él, muy bella, creativa e interesante, pero yo, sinceramente, prefiero esta propuesta vintage del Met, antigua pero nada rancia, debida al hace décadas muy reputado Otto Schenk, preciosa y extremadamente sugerente con el apoyo de los preciosos decorados de Günther Schneider-Siemssen. Da gusto que se repongan logros tradicionales tan destacados como éste. Un solo inconveniente, no menor: los subtítulos en español del DVD de TDK no aparecen en el presente Blu-ray de Decca.
Daniel Harding apenas convence en su homenaje a Schumann
2010, año del centenario del nacimiento de Schumann, se celebró en la imponente Frauenkirche de Dresde (iglesia por su nombre, pero también sala teatral por su aspecto) un concierto en homenaje al gran compositor que Arthaus filmó en DVD y Blu-ray. Este último es el que yo he visto y escuchado ahora, con casi un lustro de retraso desde su publicación. Llama la atención lo bien que los técnicos de sonido han resuelto el problema de la fuerte reverberación de la gran sala, molesta en otras ocasiones. El programa fue original y atípico, mezclando obras conocidas y consagradas con rarezas. Con una orquesta, la soberbia Staatskapelle Dresden, demasiado camerística en todo el programa, débil en su cuerda grave (solo cuatro contrabajos), la Obertura de Genoveva suena en manos de Daniel Harding delicada en su introducción y muy apresurada y hasta pimpante en su allegro. Este director, que en sus primeras manifestaciones grabadas me gustó poquísimo, últimamente parece haber madurado ostensiblemente. Pero eso aún no se aprecia en esta ocasión (tal vez ha ocurrido después). Siguieron tres raras piezas: un Scherzo en Sol menor y una Abendmusik reconstruidos por Joachim Draheim -dos curiosidades, no más- y un admirable Nachtlied, op. 108, para coro y orquesta, que me parece además la mejor interpretación de la velada. El algo conocido Requiem por Mignon op. 98b no estoy seguro de que sea una de las partituras más logradas de Schumann, pues bordea la blandenguería meliflua, y la batuta de Harding, con el estupendo Coro de Radio Leipzig y cuatro niños del Dresdner Kreuzchor, no hizo por disimularlo. Bernhard Klee (EMI 1984) sortea mucho mejor ese peligro. Cerró el concierto la Sinfonía "Renana", en versión ligera en todos los sentidos, algo desigual pero con tendencia a lo insustancial y lo frívolo; en DVD, me parecen muy preferibles Sinopoli y Nagano, ambos en el mismo sello. Este Blu-ray no ofrece subtítulos, en ninguna lengua: otro fallo.
... y sustitución de DVDs por Blu-rays
Tenía anteriormente en DVD El barbero de Sevilla por Pappano -el mejor Barbiere, para mi gusto, de la historia del disco-, El Conde Ory por Benini -del que afirmo otro tanto-, el excelente Elixir de amor con Netrebko y Villazón en Viena (otra joya de Otto Schenk) y el Tristán e Isolda de La Scala con el supremo tándem Barenboim/Chéreau, que ahora han ganado en imagen e incluso en sonido al pasar a Blu-ray. Recomiendo vivamente este último soporte frente al anterior en todos estos títulos.