viernes, 29 de mayo de 2015

Andris Nelsons: ¡qué gran director puede perderse la Filarmónica de Berlín!




Nelsons dirige en Ibermúsica Beethoven, Prokofiev, Dvorák, Mozart y Bruckner

Los días 27 y 28 de mayo ha puesto Andris Nelsons el cierre al ciclo de Ibermúsica con dos conciertos al frente de la Orquesta Sinfónica de la Ciudad de Birmingham. En las cinco obras escuchadas ha quedado patente, una vez más, que el letón es un músico excepcional: un director como solo surge uno cada varias décadas. Es posible que, desde el joven Barenboim, no haya surgido otro talento de tal calibre en las músicas más comprometidas. Nelsons, en efecto, posee una capacidad impresionante para construir, para conferir unidad y coherencia a las grandes formas sinfónicas -ha sido evidente en las dos Sinfonías escuchadas anteayer y ayer, las Séptimas de Dvorák y Bruckner- , posee una musicalidad casi infalible para entender en profundidad y recrear las grandes composiciones y, finalmente, sabe con enorme competencia cómo ponerlas en sonidos, gracias a una técnica tan personal como extraordinariamente eficaz. Ya la Obertura de Prometeo de Beethoven me produjo asombro por su estilo y sonido beethoveniano, su vigor, su clara anticipación de Egmont. El Segundo Concierto para violín de Prokofiev no es que pueda definir a un director, pero desde luego que es difícil sacarle más partido, con tal claridad, incisividad y lirismo, a su parte orquestal. En cuanto a Baiba Skride (Riga 1981), quizá no sea la obra que más le convenga, pero supo adaptarla a sus propias cualidades: un sonido de impecable pureza, no muy expansivo. Dio colmada réplica al lirismo, cálido e íntimo, que sin duda posee la partitura. Pero el despliegue de virtuosismo, fuerza y brío del finale le conviene algo menos.

Me alegro mucho de que Nelsons haya programado una obra tan maravillosa y poco escuchada como la Séptima Sinfonía de Dvorák, que se halla al mismo altísimo nivel de las dos que le siguen. Mostrando con nitidez el parentesco que la une a Brahms -especialmente a la Tercera- Nelsons la edificó con apabullante solidez, la hizo fluir con la mayor naturalidad y lógica al tiempo que encontró en ella múltiples recovecos a los que no siempre se atiende. Concentró el dramatismo de la obra en un impactante finale, particularmente opresivo y trágico. Una vez más, Nelsons nos recordó por su cantabilidad al más grande Giulini (en concreto su grabación con la London Philharmonic, EMI 1978), si bien cargó algo más las tintas en la negrura de la obra. Pese al enorme éxito, no hubo propina.

Si en Prometeo las cuerdas sonaron con belleza, corporeidad y exactitud admirables, y en Prokofiev se lucieron de lo lindo las maderas (y todo lo demás), en Dvorák se pudieron apreciar en cambio ciertas limitaciones de la Orquesta de Birmingham, en particular en los metales. En el Cuarto Concierto para violín de Mozart que llenó la primera parte del segundo día, escuchamos por primera vez a Nelsons algo de ese compositor, al que sirvió de modo cabal: se trata de un Mozart juvenil, sin duda menor, que sonó fresco, vital y espontáneo, nada banal ni pimpante. Ejemplar igualmente la Skride en una música que le va como anillo al dedo, desplegando un lirismo debidamente contenido pero muy comunicativo. Excelente la orquesta, que sin embargo en la Séptima de Bruckner volvió a mostrar ciertas deficiencias en, sobre todo, trompetas y trompas. Con destacadas intervenciones de la estupenda flautista (Marie Christine Zupancic) y del sensacional timbalero (el joven Niels Verbeek), la interpretación de ayer pudo ser magistral de haber contado Nelsons con una orquesta de primera clase. Pero el notable conjunto de Birmingham no es muy adecuado para Bruckner: el metal como conjunto y la cuerda grave no son lo suficientemente sólidos y compactos, dando como resultado un sonido un poco gritón y con excesiva presencia de los agudos en los fortísimos.

También era la primera vez que le escuchaba Bruckner a Nelsons. Prueba superada con sobresaliente: magnífica armazón sin por ello descuidar precisamente las transiciones o multitud de detalles, siempre acertados, cantabilidad tan bella como intensamente emotiva, sabia planificación de las tensiones. Impresionante: mantuvo la atención del personal transmitiéndole con fuerza la excelsitud de la genial partitura. Ayer tuve la sensación de que el joven director ha escuchado atentamente la última grabación de Barenboim (DVD/Blu-ray Accentus 2014), impresión que he corroborado esta mañana volviendo a escuchar ésta. Versión nada morosa a lo Celibidache, sino de expresión más directa, intensa y palpitante, con un finale especialmente escarpado (en el que, sin embargo, insertó algunos silencios para mi gusto excesivos: justo en uno de ellos sonó, cómo no, un móvil). Hasta en la duración de los movimientos son muy similares, con la excepción del Adagio, en el que Nelsons se dilató como un minuto más, hasta 22'30" (por cierto, es la primera vez que la escucho sin el tremendo golpe del platillos en el clímax). Lo que no es equiparable entre ellas son las orquestas: la Staatskapelle Berlin posee un sonido Bruckner de libro.

Nelsons, que este año deja a la orquesta británica para dedicarse de lleno a la ilustre Sinfónica de Boston, tiene contrato con ésta hasta 2018. El año en que queda vacante la Filarmónica de Berlín, pues Rattle (músico, en mi opinión, no tan grande como Nelsons) se va a la London Symphony. No comprendo qué otros directores pueda barajar la gran centuria alemana que puedan interesarle tanto como el letón nacido en 1978. Pero, por lo que ha trascendido, no todos los músicos de la orquesta má famosa del mundo deben de pensar lo mismo.

lunes, 25 de mayo de 2015

El disco Grieg de Javier Perianes: otra diana. Y van…

 

Javier Perianes sigue superándose; aunque sea difícil afirmar que este disco sea aún más hermoso que el anterior, el programa Mendelssohn, creo que a mí me ha emocionado incluso más. Cuatro amigos de cuyas opiniones me fío mucho han escuchado en mi casa (sin decirles quiénes eran los intérpretes) el Concierto de Grieg y se han quedado boquiabiertos. Ni qué decir que esos amigos conocen muy bien la obra y tienen todos ellos -igual que yo- como referencia las dos últimas grabaciones de Claudio Arrau (con Dohnányi y la Concertgebouw, Philips 1963, y con Colin Davis y la Sinfónica de Boston, Philips 1981). Digo esto porque quienes no hayan escuchado estas interpretaciones, para mí que no conocen hasta dónde alcanzan las bellezas de esta obra, menospreciada durante décadas y cuyo primer obstinado defensor fue nada menos que Arturo Rubinstein.

Ya en la primera frase del Concierto, Perianes asombra por su extraordinaria elocuencia, fuerza y convicción. En su lectura, en la que muestra un sonido de una belleza asombrosa, capaz de fuerza y contundencia (jamás seca) lo mismo que de extraordinaria delicadeza (jamás decadente o relamida) no hay lugar en una sola frase a la rutina (tan frecuente en las grabaciones al uso) o al virtuosismo por sí mismo (lo mismo digo: hasta algunos de los más grandes pianistas, desde Richter a Kissin, han caído en ese error). La poesía aflora a cada momento, la cantabilidad es excelsa, el fraseo es natural y fluido, con multitud de detalles creativos siempre acertados. La cadenza del primer movimiento, tantas veces escenario de carreras para apabullar, o el Adagio, en tantas ocasiones hecho de trámite, están musicalmente exprimidos hasta el límite.

El onubense ha tenido la suerte de contar con un acompañante de lujo, Sakari Oramo, ya conocido por su gran afinidad con Grieg, que paladea la partitura en perfecta connivencia con el piano, en un diálogo que muy pocas veces ha sido tan estrecho y coincidente en los puntos de vista. Con una Sinfónica de la BBC en gran forma (¡qué magnífica trompa en el movimiento lento!), Oramo da toda una lección a más de un director de campanillas. Si Arrau, sobre todo en su última grabación, tiene muy presente a Schumann, y otros tienen más bien a Liszt, creo que Perianes y Oramo han sabido compaginar con equilibrio las huellas de ambos. Grabado en público el 24 de octubre de 2014 en el Barbican londinense, los ingenieros de la BBC han dado una sonora bofetada a los de LSO, el sello de la London Symphony en los últimos tiempos, que rara vez consiguen en esa sala una toma de sonido de primera línea, siendo muchos los casos en los que no llegan siquiera a pasar la ITV.

La selección de una docena de Piezas líricas (de las 66 compuestas por Grieg) la encuentro muy acertada (coincide en no pocas con los CDs monográficos de Gilels y Gavrilov, ambos DG), aunque dista de contener todas las páginas admirables de esta colección. El Grieg más íntimo y poético, con mucha frecuencia melancólico, que muchas veces describe a un tiempo paisajes exteriores e interiores, se concentra en estas bellísimas páginas bastante poco conocidas por muchos melómanos (aprovecho para recomendar la Obra pianística completa del noruego interpretada -con un nivel medio altísimo- por Gerhard Oppitz, aquí más certero que nunca, en un álbum de 7 CDs RCA que cuesta cuatro perras). Pues bien, un Perianes inspiradísimo sintoniza a más no poder con el autor de Peer Gynt: escúchese la naturalidad, sencillez y ternura con que desgrana la primera o la última de las piezas de la colección, Arietta y Recuerdos, claramente emparentadas, el sobrio pero conmovedor lirismo de Canon, la irisada delicadeza de Mariposa, la emotiva hondura de Viajero solitario, la serena belleza de Melodía o de A tus pies, la vívida recreación de los gnomos en la Marcha de los trolls, el increíblemente emocionante Nocturno, la contenida pero punzante nostalgia de la Op.68/3, la dramáticamente contrastada Érase una vez... En conjunto, nada que envidiar a los más ilustres intérpretes de estas piezas. Registradas éstas en el ya legendario Estudio Teldex de Berlín en junio de 2014, este va a ser para mí, ya, sin duda, uno de los discos del año.

miércoles, 20 de mayo de 2015

Una espléndida “Quinta” de Tchaikovsky por Ashkenazy, desagravio tras un horripilante Concierto de Mendelssohn

 

Ayer 19 de junio dio la Philharmonia de Londres el segundo concierto en Madrid de esta su última visita a Ibermúsica, ambos bajo la dirección de Vladimir Ashkenazy. El primer concierto fue un programa Sibelius al que no pude acudir. El de ayer comenzó con la obertura La bella Melusina de Mendelssohn, que el pianista-director de Gorki (n. 1937: ¡madre mía, a punto de cumplir los 78!) expuso con corrección y cuidado, si bien yo la encontré un poco más enfática de lo que entiendo ideal para interpretar al autor de las Romanzas sin palabras.

Nada más comenzar el Concierto en Mi menor del mismo compositor se vio que la violinista Patricia Kopatchinskaja es una elección temeraria para esta bellísima partitura, de un romanticismo contenido en la apariencia pero muy intenso y muy profundo. La joven moldava (no tan joven: nació en 1977) posee un sonido raquítico y ratonero, una técnica terriblemente insuficiente -marrullera como ella sola- y una afinación imprecisa cada dos por tres. Pero todo esto dista de ser lo más grave: la musicalidad brilla cegadoramente por su ausencia. Es arbitraria, caprichosa, cursi y relamida hasta lo pimpante -en multitud de frases recurría a pianísimos literalmente inaudibles- e incapaz de escuchar a la orquesta (no ya de dialogar con ella), que la fue siguiendo como pudo (en el finale, sencillamente no pudo: ella, atolondrada y atropellada, iba siempre por delante). Ashkenazy empezó muy bien, e incluso su primer tutti fue intenso y cálido, pero, por fuerza, fue desentendiéndose progresivamente de la música de la obra. El Concierto, que si dura menos de unos 28' mal asunto, se lo merendaron en 23'30": ni las grabaciones más arcaicas duran tan poco.

En mi opinión, esta mujer, de gusto musical deplorable, incapaz de cantar como dios manda una sola melodía, solo es posible que tenga un cierto nombre -aunque yo no la había oído nombrar- debido a los estragos ocasionados por la moda de los llamados instrumentos originales, refugio de músicos mediocres (sí, ya sé que los hay los también buenos). Lástima no tener una grabación de lo escuchado ayer, porque me vendría de perlas para mis clases. Pero tal vez me sirva su grabación del Concierto de Beethoven (¡qué valor!) con... Herreweghe: me temo lo peor, pero aun así dudo que pueda llegar al grado de perversidad de lo oído ayer. Que es, sin la menor duda, el peor instrumentista (violín o lo que sea) que haya escuchado nunca en años y años de conciertos de Ibermúsica. Lo que más me deprimió fue que, a las caritas, los movimientos danzantes y los gestitos interesantes que hacía la Kopatchinskaja, el público respondió aplaudiendo con fuerza. ¿De qué les han servido a estos aplaudidores años de asistir a conciertos? Aunque no conociesen la obra, saltaba a la vista el disparate total, pero es que el Concierto de Mendelssohn es uno de los tres o cuatro más tocados y conocidos del repertorio. Aplausos que le permitieron tocar una propina: una disparatada y supuestamente humorística pieza contemporánea para dos violines (se le unió el concertino de la Philharmonia, que, me apuesto el cuello, le dará sopas con honda a esta señorita o señora).

Quizá la Quinta Sinfonía de Tchaikovsky no fue una interpretación de bandera, pero sonó a gloria bendita después de ese horror. En todo caso, fue una versión predominantemente dramática de una solidez absoluta -Ashkenazy siempre se ha entendido muy bien con Tchaikovsky- y de una sinceridad indudable, pues el de Gorki la sintió como algo que le cala hondo. No es una batuta de especial refinamiento, pero cuando sintoniza a fondo con una música, la transmite con indudable fuerza expresiva. Además, contaba con un instrumento magnífico (aunque quizá no esté en su edad de oro: Klemperer, Muti, Sinopoli), disciplinado, brillante y vibrante, que destaca por su viento: fenomenales la trompa de la joven Katy Woolley o el clarinete de Olli Leppäniemi, soberbios flautas, oboes y trombones; solo le reprocho a la tuba que tocase siempre forte. La propina -el Rêverie, op. 24 de Scriabin, de cuya muerte se cumple un siglo- fue un acierto: preciosa versión de una preciosa página. (Como anécdota: un anuncio de Decca en el programa de mano ofrece, con el título Vers la Flamme, la "Integral para piano solo" de Scriabin por Ashkenazy ¡¡¡en 1 CD!!! ¡Corran a comprarlo: menudo chollo!)

martes, 19 de mayo de 2015

Andris Nelsons graba, por fin, más música de Brahms

 

Ya hablé en su día del álbum doble de DG con los dos Conciertos para piano de Brahms con Hélène Grimaud y Andris Nelsons (Radio Bávara y Filarmónica de Viena): tanto el piano de la francesa como la batuta del letón se colocaban en el pelotón de cabeza de la discografía, sobre todo en el Segundo Concierto: dos intérpretes aún jóvenes que escalan hasta lo más alto. El Concierto de violín del mismo compositor que se pudo ver y escuchar en Digital Concert Hall con Guy Braunstein (ex-concertino de la Filarmónica de Berlín) es también asombroso, por parte de solista y batuta. Más una Cuarta Sinfonía vista también a través de esa vía y que me pareció (a mí y a Fernando López Vargas-Machuca, entre otros amigos y conocidos) la más bella escuchada desde la grabación de Giulini con la Filarmónica de Viena (compárenla los escépticos con la floja, casi flojísima de Thielemann/Dresde en dvd y blu-ray...)

O sea que ya no es nuevo que Nelsons es quizá la batuta más inspirada hoy para interpretar al hamburgués (creo que Barenboim dirigiendo no le llega en general en este autor, aunque sí está a ese nivel al piano: ¡qué literalmente increíble Primero de Brahms hizo hace unos meses con Rattle para celebrar sus 50 años haciendo música con la Filarmónica de Berlín! Nunca hasta ahora en sus grabaciones, ni con Barbirolli, ni Mehta, ni con Celibidache, ni con Rattle en Atenas 2004 -tan diferente en esta última ocasión- había llegado tan lejos y tan hondo).

Pues bien, como digo, en el dvd/blu-ray del sello Accentus que acaba de aparecer, con la Orquesta del Festival de Lucerna (concierto celebrado el 15 y 16 de agosto de 2014, que estaba programado para el fallecido Abbado), Nelsons vuelve a dar la campanada. La Segunda Serenata que abre el programa, una partitura sin violines, es una obra relativamente menor, apenas frecuentada por las grandes batutas, pero no deja de ser una pieza deliciosa. Las grabaciones de Haitink, sobre todo (Concertgebouw 1981 y London Symphony 2004) me parecían, y han sido, modélicas, pero Nelsons va mucho más allá, convirtiendo esta versión, paladeada hasta el extremo y escudriñada hasta en sus menores pliegues, en referencia absoluta.

La Rapsodia para contralto cuenta con una artista capital como es Sara Mingardo, cuya voz, que sigue siendo lírica, suena ahora más grave que hace algunos años, aunque tal vez no llegue a ser una contralto propiamente dicha (tesitura que escasea a más no poder). Pero la veneciana (n. 1961) es una gran cantante y una gran intérprete, que dice el profundo y conmovedor texto de Goethe con penetración e inteligencia, aparte de pronunciar sin mácula. En cuanto a la dirección, convenientemente sombría y luego esperanzada, es también admirable, si bien a mí me gusta un poco más sosegada la estrofa central. No me llega a hacer olvidar a Böhm (con Ludwig) o a Haitink (con Hodgson). Estupendo el Coro de hombres de Radio Baviera. Lo que no se entiende es la ausencia de subtítulos en castellano (conozco a más de uno que no se va a comprar el blu-ray por este motivo: ¿cómo son tan torpes los editores en este detalle, después de decidir la publicación de esta joya de disco? La traducción de los 22 versos les habría costado una nimiedad*).

La Segunda Sinfonía, muy lírica, está paladeada hasta el infinito, pero no por ello carece de crestas muy encrespadas en los dos primeros movimientos, como (para mí) debe ser. El fraseo es libre (sin la menor excentricidad), elástico y fluido, con momentos de maravilloso abandono, y la expresión predominante, de serena y excelsa ternura. Una vez más el recuerdo de Giulini es inevitable (y me estoy dando cuenta al escribir esto de que adjetivos muy similares son aplicables a ese Concierto No. 1 de Barenboim y Rattle, 2014. Sí, también de Rattle, que nada verdaderamente grande y personal ha hecho de Brahms en disco fuera de estas dos interpretaciones tan distintas de este Concierto). Delicioso el Allegretto grazioso y sin excesos de brillantez el Allegro con spirito. La Orquesta de Lucerna, formada por músicos de élite, suena -por suerte- muy diferente de como solía a Abbado, que buscaba desesperadamente la transparencia: el letón la hace sonar mucho más robusta, más densa (nunca espesa o como un engrudo), con mayor presencia de la cuerda grave. O sea, lo que llamo una sonoridad más brahmsiana. Una joya de disco.

*Dado que hice en su día una traducción del texto, se me ocurre adjuntarla aquí:

Aber abseits, wer ist's?                    ¿Quién es el que vaga extraviado?

Ins Gebüsch verliert sich der Pfad,  Su rastro se pierde en la espesura,

hinter ihm schlagen                          detrás de él vuelven

die Sträuche zusammen,                  a cerrarse los matorrales,

das Gras steht wieder auf,               la hierba se yergue de nuevo,

die Öde verschlingt ihn.                   la maleza lo devora.

Ach, wer heilet die Schmerzen         ¡Ah! ¿Quién podrá curar los sufrimientos

des, dem Balsam zu Gift ward?        de aquél para quien el bálsamo se torna veneno,

Der sich Menschenhass                   de aquél que no bebe más que misantropía

aus der Fülle der Liebe trank?         de la plenitud del amor?

Erst verachtet, nun ein Verächter,    Antes despreciado, ahora despreciador,

zehrt er heimlich auf                         en secreto consume

seinen eig'nen Wert                         su propio valor

in ungenügender Selbstsucht.         en estéril egoísmo.

Ist auf deinem Psalter,                     Si en tu salterio hay,

Vater der Liebe, ein Ton                 Padre amantísimo, siquiera un sonido

seinem Ohre vernehmlich,              audible para sus oídos,

so erquicke sein Herz!                    ¡conforta su corazón!

Öffne den umwölkten Blick              ¡Revela a la vista nublada

über die tausend Quellen                del sediento

neben dem Durstenden                   los mil manantiales

in der Wüste.                                   del desierto!

sábado, 16 de mayo de 2015

Tres publicaciones de Sony: Haydn/Norrington, Scriabin/Horowitz y Chopin/Lang Lang

 

Norrington

Sony España me ha enviado amablemente tres ediciones recientes -dos álbumes de 3 CDs cada uno y un DVD- para que los comente en este blog. Los dos últimos me han gustado mucho, y el primero, bien poco. Este son las 6 Sinfonías "de París" de Haydn por Roger Norrington y la Orquesta de Cámara de Zúrich. Estoy convencido de que el director de Oxford (n. 1934) es un músico de gran talento y capacidad, pero que, por encima de estas cualidades, es un provocador que no quiere dejar indiferente, no quiere que se le confunda con uno más. Estas 6 maravillosas obras maestras no le caben en dos CDs no por que las lleve despacio, sino porque hace todas las repeticiones, una práctica muy inusual. (Bueno, el total no llega a los 165', de tal modo que sí que podrían haberse acomodado en 2 CDs, pues los hay de hasta 83'). Con una orquesta estupenda, que no es de instrumentos originales, tocan como si lo fueran: a la manera barroca, sin apenas vibrato, etc., produciendo, sobre todo los violines, un sonido a menudo gatuno bastante desagradable (hay muchos melómanos que se han acostumbrado a él; yo sigo llevándolo muy mal). Los timbales y el viento suenan bastante mejor, e incluso el oboe solista me parece extraordinario, por su sonoridad y forma de tocar. No, el problema no está en la orquesta suiza.

Norrington cae en casi todas ellas en los mismos defectos: introducciones a los movimientos iniciales rápidas y faltas de hondura, allegros en los que casi invariablemente los staccati (de los arcos sobre todo) se convierten en legati, produciéndose unas muy desagradables gangosidades y la consiguiente pérdida de vitalidad y dinamismo. Los movimientos lentos suelen ser menos lentos (el de la Sinfonía 85 "La Reina de Francia" es un dislate); es un recurso a lo fácil, pues mantener la lentitud sin caer en la falta de tensión o en el aburrimiento es mucho más comprometido para un director. Por suerte, no suele caer en la manía de hacer los minuetos muy rápidos y violentos, como es una moda últimamente extendida. Pero en medio de este panorama tan negativo (desde mi gusto personal, recuerdo), Norrington, me parece, no puede evitar dirigir estupendamente algún episodio, en particular los finales de las Sinfonías 82 "El oso" y 86. Con lo que me reafirma en lo que yo decía al principio: que sabe dirigir bien, pero por lo normal no quiere. Prefiere llevar la contraria, llamar la atención. (Conclusión a la que había llegado yo hace muchos años, pero que también aquí confirmo).

Horowitz

El segundo álbum, también triple, contiene todas las grabaciones con música de Alexander Scriabin llevadas a cabo por Vladimir Horowitz (Ucrania 1903-Nueva York 1989) tanto para RCA como para CBS, en estudio o en público, entre 1950 y 1976. Horowitz, reputado como uno de los mayores pianistas del siglo XX, no goza en general por mi parte de especial aprecio (hasta de sus realizaciones más banales he leído críticas delirantemente elogiosas: por ejemplo de su insípido Concierto 23 de Mozart, ¡rutina de la que contagió nada menos que a Giulini!). Con frecuencia encuentro sus interpretaciones demasiado exhibicionistas de virtuosismo y casi siempre de un sonido muy duro, pero admito que algunas de sus grabaciones me producen gran admiración (de Scarlatti o de Schumann, por ejemplo).

Entre estas últimas están, sin duda, las de Scriabin, compositor muy interesante -mucho menos conocido de lo que merece- del que Horowitz fue gran defensor, pionero intérprete y divulgador, revelando su valía en unos años en los que su música pianística era aún poco cultivaba. Lo sorprendente es que no solo se identifica a las mil maravillas con el primer Scriabin, el más deudor de Chopin y que tiene más en común con Rachmaninov (ahí están sus extraordinarias realizaciones de los Estudios op. 2/1 y op. 8/12, de los Preludios op. 11/1 y op. 16/1 o de la Tercera Sonata), sino también con el mucho más avanzado, como demuestra en la Quinta Sonata -asombrosa versión-, en los Preludios op. 59/2 y 67/1, Vers la flamme op. 72 e incluso en la Sonata nº 9 "Misa Negra", obras de un lenguaje ciertamente muy avanzado, casi sin rastro ya de romanticismo. Por cierto, de esta última se ofrece la nerviosísima versión de 1953 (6'24") y la más asentada de 1965 (9'03": como un 25% más lenta): magníficas ambas, pese a sus diferencias. Las grabaciones han sido cuidadosamente reprocesadas y suenan francamente bien.

Lang Lang

Me temía que este DVD (también editado en Blu-ray) utilizase la banda sonora de grabaciones de Lang Lang; pero no: por suerte el pianista chino está presente en el escenario del Teatro de los Campos Elíseos de París (4-XI-2013) mientras los bailarines se desenvuelven próximos a él. O sea, música en vivo con todas las de la ley. Los bailarines del Houston Ballet realizan con gran profesionalidad y hasta sensibilidad coreografías de Stanton Welch, de corte mayormente clásico que, a decir verdad, uno no siempre asociaría al sentido o trasfondo de la música, pero esto seguramente es una apreciación personal. Ahora bien, la belleza visual de las coreografías y del desempeño de los danzantes es incuestionable, lo mismo que la hermosa y atinada iluminación, en la que predominan las luces rosáceas o doradas, como el arrebol del atardecer.

Las interpretaciones de Lang Lang son de gran altura, sensibles e inspiradas, dando en el clavo tanto en las piezas más optimistas o extrovertidas como en las de algunos valses o de la Polonesa op. 22 y en las más dramáticas, pesimistas o sombrías como son casi todas las restantes. En las Baladas 1ª y hay poesía y vuelo: de fraseo a veces libre, pero sensato, suelen resultar más ensoñadas que apasionadas, mientras que la es particularmente dramática. El Estudio 7 de la Op. 25 es en sus dedos hondo, introspectivo y amargo hasta la desolación. Los Nocturnos op. 15/1 y 55/2 están expuestos con extraordinaria delicadeza, como el Andante spianato, mientras la efervescente Polonesa que le sigue se halla separada de aquel por varias piezas, entre ellas un Estudio op.10/3 cantado en extremo. El Vals 19 se erige en la más noble música de salón. Y de propina, ya sin baile, convierte el Vals "del minuto" en una página de curioso sentido del humor. En definitiva, Lang es un pianista dotado de un mecanismo fulgurante, muy creativo y de ideas casi siempre felices en Chopin.

martes, 12 de mayo de 2015

El futuro director titular de la Orquesta Filarmónica de Berlín

 

Ayer día 11 se reunieron los 124 músicos de la orquesta para elegir al sucesor de Simon Rattle, que deja el puesto en 2018. Pero, tras una sesión de once horas, hacia las 9 de la noche tiraron la toalla: no llegaron a un acuerdo. Volverán a reunirse "antes de que acabe el año" (!).

A media tarde hubo una filtración que resultó ser falsa. O prematura. Un músico filtró al exterior, vía sms o whatsapp, que había sido escogido Andris Nelsons. Al saberlo, yo me alegré mucho, pues me parece el candidato más adecuado de los que se han manejado. Desde este blog he elogiado muchas veces el extraordinario talento y la sorprendente madurez de este director letón de 36 años, capaz de dirigir con asombrosa hondura a compositores tan difíciles como Haydn, Brahms o Richard Strauss. Por no hablar de Tchaikovsky, Rimsky, Ravel, Stravinsky, Shostakovich y varios otros.

Pero es evidente que no todos los músicos de la Orquesta opinan lo que yo, o bien que el reciente nombramiento (2014) de Nelsons como director de la Sinfónica de Boston les parece un inconveniente serio. (Sin embargo, mi amigo Miguel Ángel de las Heras me acaba de comentar que el contrato de Nelsons en Boston termina en... 2018. ¿Entonces?) Los otros nombres barajados han sido, al menos (no sé si habrá salido algún otro a relucir) los de Gustavo Dudamel, Christian Thielemann y Daniel Barenboim. Daré mi opinión sobre ellos como candidatos: el venezolano Dudamel (n. 1981), director de la Filarmónica de Los Angeles y de la Simón Bolívar de su país es otro joven de gran talento, pero en mi opinión mucho más desigual que Nelsons, al que no se le conocen fiascos. Además, el repertorio más básico de la mejor orquesta alemana no es precisamente el punto fuerte del venezolano.

Otro joven del que se habló hasta hace poco como posible candidato es el canadiense Yannick Nézet-Séguin (1975), director de la Orquesta de Filadelfia, quien tuvo unos comienzos brillantísimos. Su categoría es indudable, pero adolece, como Dudamel, pero más aún, de desigualdades palpables: frente a maravillas varias le hemos escuchado horrores como una "Heroica" con instrumentos originales, o unas flojísimas Sinfonías de Schumann grabadas para DG. Su coqueteo con los instrumentos supuestamente auténticos y los modos historicistas me parece frívolo y tal vez le haya restado también apoyos.

Ya he dicho también varias veces desde este blog que Thielemann, cuyo gran mérito es ser alemán en un momento en el que casi no hay directores alemanes destacados (¡a diferencia de tiempos pasados!), me parece claramente sobrevalorado. Pero esto es una opinión subjetiva, por supuesto, por mucho que yo la haya tratado de explicar varias veces. Pero hay algo que debería descartarlo de plano: al parecer, se ha manifestado públicamente como seguidor o admirador del partido Pegida, ultraconservador y xenófobo, lo cual es por su parte una terrible metedura de pata. Quizá esto explique que, según ha trascendido de la reunión de ayer, un grupo de músicos se ha manifestado rotundamente en contra de su elección. Y yo añado que un país como Alemania, con su terrible estigma del pasado nazi, no puede permitirse poner al frente de una de sus instituciones culturales más prestigiosas (si no la que más) a un personaje con esas ideas, de las que además hace ostentación. Y llueve sobre mojado, porque hace unos años dijo: "¿Cómo un judío va a ser el mejor intérprete de Wagner?". Se refería, naturalmente, a Barenboim, de quien, para colmo, fue asistente en su juventud.

Y queda este último, Barenboim. Creo que habrá pocas dudas de que es el director más importante del mundo, con un repertorio enorme que destaca (a diferencia de Rattle, admitámoslo) precisamente en los grandes clásicos centroeuropeos, y que además -como Rattle- está muy interesado en los clásicos de la primera mitad del siglo XX e incluso en la música llamémosla contemporánea. Pero Barenboim tiene 72 años, y tendría 75 en el momento de sustituir al de Liverpool; aunque su salud parece que es buena, no hay duda de que son muchos años. Además, parece ser que le exigían renunciar a ser director musical de la Staatsoper y la Staatskapelle Berlin: una píldora demasiado amarga, sin duda. Pero, en cualquier caso, andando el tiempo extrañará que por diversas circunstancias no haya llegado a ser director titular de la principal orquesta alemana. Su momento debió haber sido cuando Claudio Abbado fue sustituido, pues era mucho más adecuado que Rattle. De hecho, se dijo que EMI -la compañía discográfica para la que grababa Rattle- prometió a la orquesta el oro y el moro en ventas de discos (grabarían hasta arreglos orquestales de canciones de los Beatles) si elegían al británico.

Yo creo que Rattle no fue la mejor elección cuando se marchó Abbado, pero cuando llegó éste para suceder a Karajan se habían barajado los nombres de Lorin Maazel, de Zubin Mehta y de Carlos Kleiber. Al parecer, ni Mehta ni Kleiber aceptaron, y Maazel se quedó con dos palmos de narices. Pero ¿cómo iban a nombrar a Kleiber hijo, un tipo raro y difícil donde los haya, que además tenía un repertorio sinfónico exiguo (¡ni siquiera todas las Sinfonías de Beethoven o de Brahms*!), por mucho que fuese idolatrado hasta el exceso por algunos melómanos? En fin, que no siempre han estado muy lúcidos para pensar en escoger a sus directores titulares...

El espectáculo que dieron ayer los músicos ha sido bastante penoso, pues existía la solución -apuntada como rumor hace unas semanas- de que, a la espera de que algún joven estuviese libre, no tan recientemente desembarcado en una orquesta importante, se podrían hacer cargo durante unos tres años como codirectores Barenboim y Mariss Jansons (solo un año menor que el bonaerense). Lo que desde luego no debe hacerse, de ningún modo, es elegir a un Thielemann, que suscita una oposición frontal en un notable número de componentes de la Orquesta: tendrían que haberse puesto de acuerdo en un candidato que permitiese consenso. En fin: ¿qué van a hacer, esperar a que surja un nuevo talento deslumbrante de hoy para mañana, o volver a las andadas, o a que Thielemann se desmarque públicamente de Pegida?

*Sí, unas espléndidas Cuarta y Séptima de Beethoven, una Quinta excelsa y una "Pastoral" atroz, y de Brahms solo una admirable Segunda y una colosal Cuarta. Me refiero, por supuesto, a sus grabaciones.

sábado, 9 de mayo de 2015

Las versiones más recomendables de los principales Cuartetos de Haydn

 

"Nemo" me pregunta por una integral o por mis versiones favoritas de los últimos y principales Cuartetos de Haydn.

Como integral yo creo que la opción más interesante es la del Cuarteto Kodály en Naxos, más que notable en este compositor. Grabados con bastante acierto entre 1989 y 2003, la caja consta de 25 CDs y sale a muy buen precio.

Para quien no quiera hacerse más que con las obras más importantes, se me ocurren las siguientes propuestas:

-6 Cuartetos op. 20 "del Sol": Cuarteto Hagen (DG 1994)

-6 Cuartetos op. 33: Cuarteto Parkányi (Praga 2009), Cuarteto Weller (Decca 1965)

-6 Cuartetos op. 50 "Prusianos": Cuarteto de Tokio (DG 1974-76)

-3 Cuartetos op. 54: Cuarteto Orlando (sólo 1º y 2º) (Philips 1981); Cuarteto Parkányi (Praga 2009)

-Cuartetos opp. 3/5, 33/2, 64/5, 76/2, 3 y 4: Cuarteto Italiano (Philips 1965, 1976)

-Cuartetos op. 76/4 y 6: Cuarteto Orlando (Philips 1982)

-6 Cuartetos op. 76 "Erdödy": Cuarteto de Tokio (Sony 1981), Cuarteto Takács (Decca 1989); Cuarteto Prazák (Harmonia Mundi 1995)

-2 Cuartetos op. 77 "Lobkowitz": Cuarteto Alban Berg (EMI 1995); Cuarteto Takács (+Cuarteto op. 103) (Decca 1991)

-Cuartetos opp. 20/5, 33/3, 64/5, 76/2 y 5, 77/1: Cuarteto de Jerusalén (Harmonia Mundi 2004-09)

Pese a la obligación de hacerse con las principales colecciones completas, sobre todo los Opp. 76 y 77, recomiendo vivamente también los 6 Cuartetos de aquí y de allá grabados por el Jerusalén, auténticamente antológicos, maravillosamente grabados y ya en un doble CD de serie media. Y otra recomendación: rechazar de plano las grabaciones del Cuarteto Amadeus (DG), tan elogiado por ciertos críticos: mantienen vivo al antediluviano Papaíto o Papuchi Haydn.

martes, 5 de mayo de 2015

Discografía, con calificaciones, de las principales obras orquestales de Sibelius (y II)

 
Interpretación/Grabación (*vídeo)
 
Concierto para violín
1943 WFS Kulenkampff/OFilBerlín/Furtwängler 15'37+8'05+7'38  6/4
1951 Sony Stern/ORoyalPhilharmonic/Beecham 14'26+7'42+7'05  6/5
1955 EMI Menuhin/OFilLondres/Boult 15'07+8'00+7'11  7,5/6
1965 Sony Francescatti/OFilNuevaYork/Bernstein 14'02+7'04+7'10  7/6
1965 DG Ferras/OFilBerlín/Karajan 16'11+9'00+8'04  9,5/8
1965 Philips Szeryng/OSinfLondres/Rozhdestvensky 16'+8'30+8' aprox.  9/8
*1966 EMI Oistrakh/OSinfRMoscú/Rozhdestvensky 14'22+8'27+7'00  7/5
1970 Decca Chung/OSinfLondres/Previn 15'26+8'05+7'18  8,5/8
1974 Sony Oistrakh/OdeFiladelfia/Ormandy 14'52+8'22+7'25  7,5/7,5
1975 DG Zukerman/OFilLondres/Barenboim 16'49+8'23+7'55  10/8,5
1979 Decca Belkin/OPhilharmonia/Ashkenazy 17'14+9'08+8'01  7,5/7
1980 EMI Perlman/OSinfPittsburgh/Previn 16'04+8'46+7'25  9/8
1982 EMI Kremer/OPhilharmonia/Muti 15'48+8'39+6'57  8/8,5
1986 Philips Mullowa/OSinfBoston/Ozawa 16'12+8'04+7'47  7,5/8,5
1988 Sony Lin/OPhilharmonia/Salonen 16'41+8'09+7'33  8,5/8,5
1990 Naxos Kang/OSRChecoslovacaBratislava/Leaper 15'53+7'53+7'25  7/7,5
1992 RCA Swensen/OSinfRadioFinlandia/Saraste 15'38+9'05+7'29  8/9
1992 DG Shaham/OPhilharmonia/Sinopoli 15'39+8'09+7'19  8/9
1994 Sony Midori/OFilIsrael/Mehta 16'27+8'11+7'36  8,5/9
1996 DG Mutter/StaatskapelleDresden/Previn 15'57+8'25+7'14  7/9
1996 Teldec Vengerov/OSinfChicago/Barenboim 16'27+8'58+7'43  9,5/9
*1997 Arthaus Vengerov/OSinfChicago/Barenboim 15'51+8'52+7'40  9/8,5
1998 Finlandia Fried/OFilHelsinki/Kamu 16'49+9'29+7'39  8/8,5
2008 DG Hahn/OSinfRadioSueca/Salonen 17'20+8'36+7'16  8/9
*2011 DCHall Znaider/OFilBerlín/Juraj Valcuha 17'10+9'25+7'38  9/9

Obras orquestales

El bardo
1977 EMI Berglund/OSinfBournemouth 8'14  8,5/8
2001 RCA C.Davis/OSinfLondres 7'57  8/9
Cabalgada nocturna y amanecer
1982 EMI Rattle/OPhilharmonia 14'30  8/8
1999 RCA C.Davis/OSinfLondres 17'01  9/9
Finlandia
1963 EMI Sargent/OFilViena 8'48  7/7
1965 DG Karajan/OFilBerlín 9'27  9,5/8
1966 EMI Barbirolli/OHallé 8'26  8/7,5
1970 Decca Herrmann/OFilLondres 9'15  10/8
1973 EMI Berglund/OSinfBournemouth 8'06  8/8
1976 Philips C.Davis/OSinfBoston 7'51  8/7,5
1977 Decca Kord/ONewPhilharmonia 9'24  8/8
1977 EMI Karajan/OFilBerlín 9'33  8,5/8
1981 Decca Ashkenazy/OPhilharmonia 8'10  9,5/9
1983 EMI Berglund/OPhilharmonia 7'46  7,5/8,5
1984 DG Karajan/OFilBerlín 9'23  9/9
1999 RCA C.Davis/OSinfLondres 9'00  9/9
La hija de Pohjola
1959 EMI Sargent/OSinfBBC 12'36  7/7
1966 EMI Barbirolli/OHallé 14'13  10/7,5
1976 EMI Berglund/OSinfBournemouth 13'50  8/7
1987 Sony Salonen/OPhilharmonia 13'50  9/8
2001 RCA C.Davis/OSinfLondres 15'05  9/9
Karelia Suite
1963 EMI Sargent/OFilViena 3'12+7'18+4'14  7/7,5
1966 EMI Barbirolli/OHallé 3'45+7'17+4'38  10/7,5
1972 EMI Berglund/OSinfBournemouth 4'01+ --- +4'50  7/8
1977 Decca Kord/ONewPhilharmonia 3'33+7'21+4'18  9/8
1981 EMI Karajan/OFilBerlín 3'57+7'26+4'54  9,5/9
1986 Decca Ashkenazy/OPhilharmonia 3'53+8'21+4'26  9/9
1999 RCA C.Davis/OSinfLondres 4'22+6'32+4'27  8/9


Leyendas de Lemminkainen:
Lemminkainen y las doncellas de Saari
1979 EMI Ormandy/OdeFiladelfia 16'12  9,5/8
1992 Sony Salonen/OFilLosAngeles 16'13  8/7,5
2001 RCA C.Davis/OSinfLondres 16'28  8,5/9
El cisne de Tuonela
1963 EMI Sargent/OFilViena 9'06  7,5/7,5
1966 EMI Barbirolli/OHallé 7'51  10/8
1972 EMI Berglund/OSinfBournemouth 8'41  8,5/8
1976 Philips C.Davis/OSinfBoston 9'20  9/8
1977 Decca Kord/ONewPhilharmonia 8'07  8/8
1977 EMI Karajan/OFilBerlín 8'27  9/8
1979 EMI Ormandy/OdeFiladelfia 9'03  9/8
1983 EMI Berglund/OPhilharmonia 9'13  9,5/9
1984 DG Karajan/OFilBerlín 7'50  9/9
1992 Sony Salonen/OFilLosAngeles 9'27  9/7,5
2001 RCA C.Davis/OSinfLondres 10'53  10/9
Lemminkainen en Tuonela
1979 EMI Ormandy/OdeFiladelfia 14'23  9/8
1992 Sony Salonen/OFilLosAngeles 13'26  8/7,5
2001 RCA C.Davis/OSinfLondres 18'19  9/9
El retorno de Lemminkainen
1966 EMI Barbirolli/OHallé 6'27  10/7,5
1972 EMI Berglund/OSinfBournemouth 6'12  8/7,5
1979 EMI Ormandy/OdeFiladelfia 6'15  9/8
1983 EMI Berglund/OPhilharmonia 6'08  9,5/9
1992 Sony Salonen/OFilLosAngeles 6'01  8,5/7,5
2001 RCA C.Davis/OSinfLondres 6'43  8,5/9


Luonnotar
1976 EMI Valjakka/SinfBournemouth/Berglund 9'53  8/7
1981 Decca Söderström/OPhilharmonia/Ashkenazy 9'09  10/9
Las Oceánidas
1956 EMI Beecham/ORoyalPhilharmonic 10'13  7/7
1999 RCA C.Davis/OSinfLondres 10'57  9/9
Pelléas et Mélisande
1956 EMI Beecham/ORoyalPhilharmonic 3'26+4'59+... +2'13+2'40+1'55+2'07+3'18+6'26  8/7
1968 EMI Barbirolli/OHallé 4'27+3'58+... +... +... +... +2'20+... +5'54  8/7,5
1979 EMI Berglund/OSinfBournemouth 2'53+4'35+2'07+2'17+2'54+2'04+1'58+3'01+5'53  8/8
1983 DG Karajan/OFilBerlín 5'54+4'16+2'39+2'43+2'28+2'10+2'02+2'53+6'26  9/9

En Saga
1963 EMI Sargent/OFilViena 18'34  8/7,5
1970 Edel Sanderling/OSinfBerlín 20'01  9/7,5
1974 EMI Berglund/OSinfBournemouth 18'54  7,5/6
1977 EMI Karajan/OFilBerlín 18'16  7,5/8
1981 Decca Ashkenazy/OPhilharmonia 19'20  9/9
1992 Sony Salonen/OFilLosAngeles 17'30  7/7
1997 RCA C.Davis/OSinfLondres 18'48  9/9

Tapiola
1956 EMI Beecham/ORoyalPhilharmonic 17'47  6/7
1965 DG Karajan/OFilBerlín 20'12  8,5/8
1968 Decca Maazel/OFilViena 19'05  8,5/7,5
1973 EMI Berglund/OSinfBournemouth 18'11  8,5/7,5
1977 Philips C.Davis/OSinfBoston 17'55  8/7,5
1977 EMI Karajan/OFilBerlín 19'14  7/7,5
1983 Decca Ashkenazy/Philharmonia 18'30  7/8,5
1983 EMI Berglund/OPhilharmonia 17'23  9,5/9
1984 DG Karajan/OFilBerlín 20'13  9,5/9
1992 Decca Blomstedt/OSinfSanFrancisco 19'28  8/9,5
1999 RCA C.Davis/OSinfLondres 18'29  7/9
Vals triste
1958 Philips Beinum/OConcertgebouw 4'55  7/7
1966 EMI Barbirolli/OHallé 5'31  10/8
1972 EMI Berglund/OSinfBournemouth 4'52  7/7,5
1977 Decca Kord/ONewPhilharmonia 5'33  8,5/8
1977 EMI Karajan/OFilBerlín 6'04  8/8
1983 EMI Berglund/OPhilharmonia 5'02  8/9
1984 DG Karajan/OFilBerlín 5'59  8,5/9
*1984 Sony Karajan/OFilBerlín 6'15  9,5/8
1992 Decca Blomstedt/OSinfSanFrancisco 4'56  8/9,5
1999 RCA C.Davis/OSinfLondres 6'04  8/9
*2002 EuroArts Barenboim/OFilBerlín 5'20  9/8,5
2005 Teldec Barenboim/OWestEasternDivan 5'15  8,5/8