Ya comenté en este blog estas interpretaciones que tuvieron lugar en los “Proms” del verano de 2012 y que dieron varias cadenas de televisión. Ahora la publicación en DVD de Decca me ha permitido escucharlas con mejor sonido –realmente soberbio– y apreciarlas mejor aún, y me gustaría hacer algunas puntualizaciones. Ante todo, manifestar mi extrañeza de que no sean publicadas también en blu-ray, tratándose de un repertorio tan popular y, sobre todo, de una interpretación tan absolutamente sensacional. Dudo que Decca tenga previsto hacerlo; tal vez lo haga si los DVDs venden muy bien. Son, por cierto, cuatro (el nº de catálogo del álbum es 0743817): tres con las 9 Sinfonías y uno con un espléndido documental de 89’, a base de material enteramente nuevo, titulado “Nueve Sinfonías que cambiaron el Mundo”, dirigido por Michael Waldman, hablado en inglés y con subtítulos en francés y alemán. ¡Solo!
Decía que, al parecer, de momento Decca no tiene previsto el blu-ray, porque el Requiem de Verdi que acaba de lanzar sí sale, simultáneamente, en CD, DVD y blu-ray. Un Requiem con una pinta estupenda, pues al Coro y la Orquesta de La Scala de Milán dirigidos también por Barenboim se suma un cuarteto excepcional: Anja Harteros, Elina Garanca, Jonas Kaufmann y René Pape.
El álbum de las Sinfonías aún no está en las tiendas españolas, pero debe de estar al caer. Yo lo conseguí en la tienda del Teatro de La Maestranza de Sevilla el 9 de agosto, porque Barenboim firmaba discos allí, tras un concierto con un programa Verdi (¡colosal!) y Berlioz (muy notable), con propina Bizet (toda la Primera Suite de Carmen, también excelente).
Vuelvo a reproducir aquel texto, para que no tengáis que buscarlo.
Otra cosa: se ha estrenado al fin en cines (creo que sólo de versión original) la maravillosa película A Late Quartet, de la que hablé en el blog, traducida como El último concierto, se supone que para no espantar a quienes se asusten ante un cuarteto de cuerda... Por favor, no os la perdáis.
Mi ciclo favorito de las Sinfonías de Beethoven: Barenboim en Londres 2012
Me pasó un amigo la filmación, de la BBC, de los “Proms” del verano de 2012 (entre el 20 y 27 de julio), en los que Daniel Barenboim dirigió a la West-Eastern Divan Orchestra las 9 Sinfonías de Beethoven, e intercaladas entre ellas, varias composiciones de Pierre Boulez. La transmisión fue buena, pero en todo caso muy inferior (en sonido y, sobre todo, en imagen) a la que semanas más tarde hizo la cadena francoalemana Arte en alta definición (Arte HD), que sólo adolece de cierta compresión dinámica en los fortísimos (una auténtica cruz en las transmisiones de música clásica). La problemática acústica del enorme Royal Albert Hall ha sido sorprendentemente obviada por los ingenieros de sonido.
Vista y escuchada atentamente esta última retransmisión, varios amigos melómanos y yo hemos llegado, todos a una, a la conclusión de que se trata, en conjunto, de la interpretación más admirable que recordamos del referido ciclo. Sigue, evidentemente, los pasos de la interpretación grabada por Decca (“Beethoven for all”) en Colonia el verano anterior, igualmente en público (conciertos en los que estuve presente), pero no publicada más que en audio (la previamente anunciada filmación no se produjo, salvo en el caso de la Novena, que tampoco ha sido comercializada). Sí, la sigue, pero, en general, la interpretación está aún más pulida y cuidada, los detalles son más aquilatados (en la dinámica y en la agógica), la claridad instrumental está aún más iluminada, la ejecución es aún más rica en matices.
La sabiduría barenboimiana en Beethoven no tiene igual, su conocimiento es exhaustivo, su profundización asombra. Y su entrega y su fuego (¡qué tremenda energía!, que no es lo mismo que fuerza) no han hecho sino avivarse; ahora bien, no hay excesos de ningún tipo, ni exhibicionismo o brillanteces superfluas.
Sobre la versión de los CDs de Decca ya hablé en este blog. Sólo voy, por tanto, ahora a señalar algunas apreciables (aunque casi siempre leves) diferencias que pueden apuntarse. Gracias sobre todo a un finale irresistible, esta Primera es quizá mi versión predilecta de cuantas conozco. La Segunda vuelve a resentirse por un “Larghetto” algo apresurado, en el que se cuela un cierto espíritu biedermeier que no me satisface. Si se sustituyera este movimiento por el de su grabación de Teldec (con la Staatskapelle Berlin) se redondearía una versión formidable. La “Heroica” es, milagrosamente, una interpretación tan de una pieza, tan esencial y, pese a su ausencia de efectismo, tan demoledora como la del disco Decca. La coda es, tal vez, un pelín desquiciada.
Si la Cuarta discográfica es una maravilla, es posible que ésta vaya un poco más lejos todavía. Increíbles la introducción y el paladeado y poético Adagio, en el que la clarinete solista (Shirley Brill) da una lección de musicalidad más allá de todo lo escuchado en cualquier otra interpretación. Muy similares ambas Quintas: una versión de gran pathos y potencia sin la menor exageración, sin abusos dinámicos. Asombrosos los contrabajos en el scherzo, capaz de matices impensables.
Muy en la línea, también, de la del disco, la “Pastoral” es igualmente cálida y sensual (más bien que contemplativamente giuliniana, para entendernos), con una “Escena junto al arroyo” más depurada aún. De no dar crédito las maderas (el flauta Guy Eshed, el oboe Ramón Ortega, el clarinete y el fagot principales): sobre ellos tengo que decir que nunca, en ninguna grabación de cualquiera de las mejores orquestas, he escuchado tal entrega, devoción y belleza. ¿Son instrumentistas mejores que los de Viena, Berlín o Chicago? Tal vez no; me cuesta creerlo. Pero tocan con un fervor literalmente incomparable. El entusiasmo de los músicos del Diván, lo mismo que su su energía, son algo que llama la atención y que emociona profundamente. Eso hace que no echemos de menos aquí a ninguna de nuestras orquestas favoritas.
En la Séptima de los Proms el finale es quizá aún más volcánico (tanto como en el concierto tras la caída del Muro de Berlín: Barenboim con la Filarmónica de Berlín, CD y DVD Sony). La Octava es particularmente robusta y rotunda: compagina elegancia y pasión. Me ha gustado un poquito más que en el disco el “Allegretto scherzando”.
Y en la Novena destacaría una introducción del último movimiento absolutamente genial, con unos contrabajos que no sólo suenan y tocan de escándalo (¡nunca he escuchado algo así!), sino que (como dice mi amigo José Sánchez) parecen hablar, contar una historia. René Pape, de voz dominadora e inteligencia superlativa, es el mejor bajo que haya escuchado en esta dificilísima parte. Buena voz la del tenor Michael König, con alguna apretura al final de su primer solo y en el último cuarteto. Algo tremolante ya (¡lástima!) la gran Waltraud Meier, y segura, pero de timbre afilado algo desagradable en el agudo Anna Samuil. El Coro, “National Youth Choir of Great Britain”, muy nutrido, estuvo realmente sensacional (bastante mejor que el de la Catedral de Colonia): cantaron todos ellos sin partitura y en ningún momento gritaron en la inclemente, castigadísima por Beethoven, zona alta.