Nunca sería Brahms uno de los compositores que nos vendría a la mente al hablar de Zubin Mehta; sin embargo, es preciso reconocer que en su ingente discografía figuran -ya que no sus Sinfonías- algunos Conciertos del hamburgués muy conseguidos: recuerdo que ya en 1976 grabó para Decca, con Arthur Rubinstein y la Filarmónica de Israel, un Primero con un primer movimiento poderosísimo y de una rudeza intencionada y muy atractiva; no me había convencido tanto, en cambio, en el Segundo que había grabado nueve años atrás junto a Vladimir Ashkenazy y la Sinfónica de Londres.
Sí me gustó, y mucho, el nuevo Segundo de CBS 1980 con Daniel Barenboim y la Filarmónica de Nueva York (apreciablemente más que el correspondiente Primero, del mismo álbum), que contenía un "Allegro appassionato" verdaderamente incendiario y enloquecido (algunos comentaristas explican que ese 2º movimiento debe ser así, una auténtica y feroz "danza macabra", pero rara vez se intenta o se consigue en una interpretación).
En el DVD EuroArts con la actuación que celebra el 70º aniversario de la Filarmónica de Israel (el 26 de diciembre de 2006) Mehta ha vuelto a acertar de lleno con el Primer Concierto de Brahms, de nuevo con Barenboim: una versión si se quiere no muy personal pero admirable en su realización y también en su trasfondo, en la que sintoniza con el pianista bonaerense bastante mejor que en su colaboración de 26 años antes.
Y creo que para de contar: en los restantes Brahms que le haya escuchado en vivo o en disco no recuerdo nada que me haya dejado huella (y sí en cambio ciertas actuaciones grises o fallidas: el Concierto de violín con Zukerman y el Doble con éste y Harrell).
Pues bien, el pasado lunes 26 de octubre, en el primer concierto de Ibermúsica de esta temporada, Mehta ha dirigido con considerable desinterés las dos primeras Sinfonías, hasta el punto de que no me quedaron muchas ganas de buscar una entrada para el día siguiente, en que dirigía las otras dos.
Quizá la edad ha comedido su antes imperiosa gestualidad, pero no ha sido sólo eso: sus versiones me han parecido rutina de altura (y no demasiada altura). En su haber hay que anotar un sonido puramente brahmsiano, denso, profundo y oscuro, sobre todo en la Primera.
La Filarmónica de Israel, que celebra los 40 años de unión con Mehta, no ha estado del todo bien, salvo la cuerda, que mantiene una pastosidad y una riqueza tonal destacables. La madera me ha parecido desigual (excelentes oboe y clarinete), pero el metal, nada del otro jueves, en particular unas trompas reiteradamente toscas y muy poco maleables (aparte de muy fallonas, pero esto es algo por desgracia muy frecuente en estos instrumentos). Además, Mehta las hizo sonar demasiado fuerte casi todo el tiempo. Estupendo el timbalero, procedente de la Orquesta del West-Eastern Divan.
Tras el clímax del primer mov., el final del mismo resultó bastante apresurado, lo mismo que todo el 2º. El 3º fue algo ruidoso, y en la coda del 4º le faltó claramente claridad. Casi toda la partitura se había desarrollado de mezzoforte para arriba, y lo mismo la siguiente.
Menos aún me gustó la Segunda, pues sus dos movs. de mayor peso, los dos primeros, volvieron a ser rutinarios y muy veloces. El primero careció por completo de clímax, desapareció del todo (!), y el 2º, nada sombrío, sino bastante anodino. Las cosas mejoraron, menos mal, en los dos últimos, pero la Sinfonía ya estaba irreversiblemente herida. En la coda, el metal aplastó -cosa frecuente, pero no por ello disculpable- el resto.
Con asistencia de la Reina Sofía, gran éxito, pero ¿qué quiere decir esto? Bien poco: creo que el público en su conjunto es más bien ignorante, y tampoco suelo coincidir con sus juicios mayoritarios. ¡Qué le vamos a hacer!
Opiniones de aquí y allá sobre música clásica, muchas veces a contracorriente, para que conozcan lo que opino algunos más que los amigos con los que me comunico directamente.
miércoles, 28 de octubre de 2009
sábado, 10 de octubre de 2009
Barenboim en Schönbrunn
El CD y DVD que Deutsche Grammophon acaba de publicar con el concierto que tuvo lugar en los jardines del Palacio vienés de Schönbrunn el 4 de junio de este año 2009 es más interesante que la mayoría de los conciertos multitudinarios de este tipo, y su calidad de sonido es superior a la esperable dadas las difíciles condiciones al aire libre, con la orquesta en un gigantesco "bowl" como de metacrilato. ¡Al parecer, muchos -o quién sabe si todos- los músicos de la Orquesta Filarmónica de Viena llevaban un microfonito encima!
El programa es muy popular -algo obligado-, pero las obras que lo componen son buenas. Comienza con la Serenata K 525, "Eine kleine Nachtmusik", que Barenboim había grabado en sus comienzos para EMI con la English Chamber (espléndida) y, muchos años después en la misma editora con la Orquesta de París (algo plúmbea -demasiadas cuerdas- y decepcionante). La de 2009 me parece muy correcta, sin nada especial (y con algún desajuste al comienzo).
Las Noches en los jardines de España las había dirigido a Martha Argerich con la Orquesta de París en un registro Erato no muy logrado y de sonido deficiente, y las había tocado de modo admirable con la Sinfónica de Chicago y dirección de Plácido Domingo (CD Warner, DVD TDK/Medici): para mí, la dirección más convincente en esta obra de cuanto he escuchado hasta la fecha, y no una versión al uso, sino menos impresionista y más anunciadora de El amor brujo y El sombrero de lo acostumbrado.
Ahora en 2009 se ha atrevido (atrevimiento excesivo) a tocarlas y dirigirlas a la vez: con algún problemilla de dedos pero con gran arte, ha vuelto a una idea más impresionista de la partitura, en la que destaca la maravillosa actuación de la Filarmónica de Viena, de plateado, bellísimo sonido. Pero, en definitiva, Barenboim ha sentado cátedra en las Noches tanto al piano (con Domingo) como dirigiendo aquí en 2009.
Para mí, lo más extraordinario del programa fue la versión original (sin pasar por Rimsky) de la Noche en el Monte Pelado de Mussorgsky: tremenda, arrolladora, arrebatada, fantástica y que "suena" a tope a Mussorgsky: muy superior a la versión, no muy bien grabada por RCA, de Abbado con la LSO.
Y el resto, música de danza, más ligera y de menos pretensiones, pero preciosa: muy bien Las mil y una noches (la noche, como se ha visto, es el leitmotiv del concierto) de J. Strauss II y la polca rápida Im Fluge de su hermano Josef, muy jugoso el gracioso Firulete de Mores/Carli que Barenboim había ya filmado con la Sinfónica de Chicago (el mejor tocado) y con la Filarmónica de Berlín (en la Waldbühne de la capital alemana) y sensacional Sangre vienesa del Rey del vals.
Esto último ya sorprende menos después de conocer su "conversión", súbita, plena y rotunda a la música de danza vienesa, operada, contra todo propósito, a raíz de su último "Concierto de Año Nuevo". Un concierto que recomiendo volver a repasar, porque era materialmente imposible digerirlo por completo en una primera audición, tal es el el cúmulo de hallazgos y genialidades del que está salpicado (a excepción, lástima, de El Danubio azul, que me pareció sólo muy correcto). Por cierto, si pueden hacerse con él en Blu-Ray, se quedarán alucinados de su extraordinaria calidad de sonido, y estratosférica de imagen.
El programa es muy popular -algo obligado-, pero las obras que lo componen son buenas. Comienza con la Serenata K 525, "Eine kleine Nachtmusik", que Barenboim había grabado en sus comienzos para EMI con la English Chamber (espléndida) y, muchos años después en la misma editora con la Orquesta de París (algo plúmbea -demasiadas cuerdas- y decepcionante). La de 2009 me parece muy correcta, sin nada especial (y con algún desajuste al comienzo).
Las Noches en los jardines de España las había dirigido a Martha Argerich con la Orquesta de París en un registro Erato no muy logrado y de sonido deficiente, y las había tocado de modo admirable con la Sinfónica de Chicago y dirección de Plácido Domingo (CD Warner, DVD TDK/Medici): para mí, la dirección más convincente en esta obra de cuanto he escuchado hasta la fecha, y no una versión al uso, sino menos impresionista y más anunciadora de El amor brujo y El sombrero de lo acostumbrado.
Ahora en 2009 se ha atrevido (atrevimiento excesivo) a tocarlas y dirigirlas a la vez: con algún problemilla de dedos pero con gran arte, ha vuelto a una idea más impresionista de la partitura, en la que destaca la maravillosa actuación de la Filarmónica de Viena, de plateado, bellísimo sonido. Pero, en definitiva, Barenboim ha sentado cátedra en las Noches tanto al piano (con Domingo) como dirigiendo aquí en 2009.
Para mí, lo más extraordinario del programa fue la versión original (sin pasar por Rimsky) de la Noche en el Monte Pelado de Mussorgsky: tremenda, arrolladora, arrebatada, fantástica y que "suena" a tope a Mussorgsky: muy superior a la versión, no muy bien grabada por RCA, de Abbado con la LSO.
Y el resto, música de danza, más ligera y de menos pretensiones, pero preciosa: muy bien Las mil y una noches (la noche, como se ha visto, es el leitmotiv del concierto) de J. Strauss II y la polca rápida Im Fluge de su hermano Josef, muy jugoso el gracioso Firulete de Mores/Carli que Barenboim había ya filmado con la Sinfónica de Chicago (el mejor tocado) y con la Filarmónica de Berlín (en la Waldbühne de la capital alemana) y sensacional Sangre vienesa del Rey del vals.
Esto último ya sorprende menos después de conocer su "conversión", súbita, plena y rotunda a la música de danza vienesa, operada, contra todo propósito, a raíz de su último "Concierto de Año Nuevo". Un concierto que recomiendo volver a repasar, porque era materialmente imposible digerirlo por completo en una primera audición, tal es el el cúmulo de hallazgos y genialidades del que está salpicado (a excepción, lástima, de El Danubio azul, que me pareció sólo muy correcto). Por cierto, si pueden hacerse con él en Blu-Ray, se quedarán alucinados de su extraordinaria calidad de sonido, y estratosférica de imagen.
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Nuevo blog de Ángel Carrascosa Almazán
Queridos amigos melómanos:
Me he decidido por fin a abrir un blog en el que poder contar cosas sobre música, mayormente sobre discos, para dar a conocer mis opiniones, a menudo a contracorriente. No me comprometo a escribir con regularidad, y ni siquiera siempre muy a menudo, pues aunque estoy prejubilado parcialmente, tengo -por suerte o por desgracia- muchas cosas que hacer. Quizá no me pronuncie normalmente sobre obviedades, sino más bien cuando mis opiniones difieran de las más establecidas en este mundillo.
Muchas gracias a los que me consultéis de vez en cuando, porque me imagino que la mayoría lo hará porque se fían de mis gustos. También estarán, lo sé, quienes me lean para confirmar que mis opiniones les parecen extraviadas o maniáticas; hace tiempo que cuento con eso, y a estas alturas me preocupa muy poco. Incluso me satisface que ciertas personas o críticos me pongan como ejemplo de desvarío: a veces es casi un honor. ("¿Qué disparate habré dicho para que me aplauda la oposición?", exclamó una vez un político británico...)
Gracias, y hasta la próxima. Ángel.
Me he decidido por fin a abrir un blog en el que poder contar cosas sobre música, mayormente sobre discos, para dar a conocer mis opiniones, a menudo a contracorriente. No me comprometo a escribir con regularidad, y ni siquiera siempre muy a menudo, pues aunque estoy prejubilado parcialmente, tengo -por suerte o por desgracia- muchas cosas que hacer. Quizá no me pronuncie normalmente sobre obviedades, sino más bien cuando mis opiniones difieran de las más establecidas en este mundillo.
Muchas gracias a los que me consultéis de vez en cuando, porque me imagino que la mayoría lo hará porque se fían de mis gustos. También estarán, lo sé, quienes me lean para confirmar que mis opiniones les parecen extraviadas o maniáticas; hace tiempo que cuento con eso, y a estas alturas me preocupa muy poco. Incluso me satisface que ciertas personas o críticos me pongan como ejemplo de desvarío: a veces es casi un honor. ("¿Qué disparate habré dicho para que me aplauda la oposición?", exclamó una vez un político británico...)
Gracias, y hasta la próxima. Ángel.
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