Ya hablé en su día del álbum doble de DG con los dos Conciertos para piano de Brahms con Hélène Grimaud y Andris Nelsons (Radio Bávara y Filarmónica de Viena): tanto el piano de la francesa como la batuta del letón se colocaban en el pelotón de cabeza de la discografía, sobre todo en el Segundo Concierto: dos intérpretes aún jóvenes que escalan hasta lo más alto. El Concierto de violín del mismo compositor que se pudo ver y escuchar en Digital Concert Hall con Guy Braunstein (ex-concertino de la Filarmónica de Berlín) es también asombroso, por parte de solista y batuta. Más una Cuarta Sinfonía vista también a través de esa vía y que me pareció (a mí y a Fernando López Vargas-Machuca, entre otros amigos y conocidos) la más bella escuchada desde la grabación de Giulini con la Filarmónica de Viena (compárenla los escépticos con la floja, casi flojísima de Thielemann/Dresde en dvd y blu-ray...)
O sea que ya no es nuevo que Nelsons es quizá la batuta más inspirada hoy para interpretar al hamburgués (creo que Barenboim dirigiendo no le llega en general en este autor, aunque sí está a ese nivel al piano: ¡qué literalmente increíble Primero de Brahms hizo hace unos meses con Rattle para celebrar sus 50 años haciendo música con la Filarmónica de Berlín! Nunca hasta ahora en sus grabaciones, ni con Barbirolli, ni Mehta, ni con Celibidache, ni con Rattle en Atenas 2004 -tan diferente en esta última ocasión- había llegado tan lejos y tan hondo).
Pues bien, como digo, en el dvd/blu-ray del sello Accentus que acaba de aparecer, con la Orquesta del Festival de Lucerna (concierto celebrado el 15 y 16 de agosto de 2014, que estaba programado para el fallecido Abbado), Nelsons vuelve a dar la campanada. La Segunda Serenata que abre el programa, una partitura sin violines, es una obra relativamente menor, apenas frecuentada por las grandes batutas, pero no deja de ser una pieza deliciosa. Las grabaciones de Haitink, sobre todo (Concertgebouw 1981 y London Symphony 2004) me parecían, y han sido, modélicas, pero Nelsons va mucho más allá, convirtiendo esta versión, paladeada hasta el extremo y escudriñada hasta en sus menores pliegues, en referencia absoluta.
La Rapsodia para contralto cuenta con una artista capital como es Sara Mingardo, cuya voz, que sigue siendo lírica, suena ahora más grave que hace algunos años, aunque tal vez no llegue a ser una contralto propiamente dicha (tesitura que escasea a más no poder). Pero la veneciana (n. 1961) es una gran cantante y una gran intérprete, que dice el profundo y conmovedor texto de Goethe con penetración e inteligencia, aparte de pronunciar sin mácula. En cuanto a la dirección, convenientemente sombría y luego esperanzada, es también admirable, si bien a mí me gusta un poco más sosegada la estrofa central. No me llega a hacer olvidar a Böhm (con Ludwig) o a Haitink (con Hodgson). Estupendo el Coro de hombres de Radio Baviera. Lo que no se entiende es la ausencia de subtítulos en castellano (conozco a más de uno que no se va a comprar el blu-ray por este motivo: ¿cómo son tan torpes los editores en este detalle, después de decidir la publicación de esta joya de disco? La traducción de los 22 versos les habría costado una nimiedad*).
La Segunda Sinfonía, muy lírica, está paladeada hasta el infinito, pero no por ello carece de crestas muy encrespadas en los dos primeros movimientos, como (para mí) debe ser. El fraseo es libre (sin la menor excentricidad), elástico y fluido, con momentos de maravilloso abandono, y la expresión predominante, de serena y excelsa ternura. Una vez más el recuerdo de Giulini es inevitable (y me estoy dando cuenta al escribir esto de que adjetivos muy similares son aplicables a ese Concierto No. 1 de Barenboim y Rattle, 2014. Sí, también de Rattle, que nada verdaderamente grande y personal ha hecho de Brahms en disco fuera de estas dos interpretaciones tan distintas de este Concierto). Delicioso el Allegretto grazioso y sin excesos de brillantez el Allegro con spirito. La Orquesta de Lucerna, formada por músicos de élite, suena -por suerte- muy diferente de como solía a Abbado, que buscaba desesperadamente la transparencia: el letón la hace sonar mucho más robusta, más densa (nunca espesa o como un engrudo), con mayor presencia de la cuerda grave. O sea, lo que llamo una sonoridad más brahmsiana. Una joya de disco.
*Dado que hice en su día una traducción del texto, se me ocurre adjuntarla aquí:
Aber abseits, wer ist's? ¿Quién es el que vaga extraviado?
Ins Gebüsch verliert sich der Pfad, Su rastro se pierde en la espesura,
hinter ihm schlagen detrás de él vuelven
die Sträuche zusammen, a cerrarse los matorrales,
das Gras steht wieder auf, la hierba se yergue de nuevo,
die Öde verschlingt ihn. la maleza lo devora.
Ach, wer heilet die Schmerzen ¡Ah! ¿Quién podrá curar los sufrimientos
des, dem Balsam zu Gift ward? de aquél para quien el bálsamo se torna veneno,
Der sich Menschenhass de aquél que no bebe más que misantropía
aus der Fülle der Liebe trank? de la plenitud del amor?
Erst verachtet, nun ein Verächter, Antes despreciado, ahora despreciador,
zehrt er heimlich auf en secreto consume
seinen eig'nen Wert su propio valor
in ungenügender Selbstsucht. en estéril egoísmo.
Ist auf deinem Psalter, Si en tu salterio hay,
Vater der Liebe, ein Ton Padre amantísimo, siquiera un sonido
seinem Ohre vernehmlich, audible para sus oídos,
so erquicke sein Herz! ¡conforta su corazón!
Öffne den umwölkten Blick ¡Revela a la vista nublada
über die tausend Quellen del sediento
neben dem Durstenden los mil manantiales
in der Wüste. del desierto!
Que asco de mania de querer las cosas dobladas al castellano. Al resto del mundo les importa un rabano esta lengua vulgar de un pais vulgar que se cree una superpotencia mundial y en realida es como grecia o peor. Como sienta que a uno le ninguneen la lengua? Bien por el mundo
ResponderEliminarQuizá si escribiese su mensaje en su lengua materna, Sr. Anónimo, podríamos entenderlo mejor, pues tiene tal cantidad de faltas de ortografía que, al menos a mí, me cuesta entenderlo. J.S.R.
ResponderEliminarBuena traducción, gracias
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