¿Es aburrido el Cuarto Concierto de Beethoven?
¡No, claro que no! Pero en el concierto de Ibermúsica del pasado 21 de marzo en el Auditorio Nacional sí que lo fue. La pianista georgiana Eliso Virsaladze fue la auténtica artífice de esta transmutación de una obra bellísima, poética hasta lo excelso, en un puro aburrimiento. Todas las notas estuvieron en su sitio (no falló prácticamente ni una), pero nada más. Y esto no basta, ni muchísimo menos. Los tempi fueron algo apresurados, sin llegar a irritar por este motivo, y tampoco se entregó al virtuosismo puro que me molesta muchísimo en una partitura como ésta. Pero... ni el menor asomo de emoción o de elevación por encima del suelo. Lo siento, pero me parece que multitud –multitud, sí– de pianistas de final de carrera de conservatorio lo habrían podido tocar así. El primer tutti orquestal fue llevado por Charles Dutoit con sensatez, pero pronto sucumbió a la frialdad absoluta de la solista, a la que a veces trataba de frenar (para que no corriese en exceso). El suizo (con 75 años cumplidos y el pelo sospechosamente negro, sin una cana) nunca ha sido lo que se dice un beethoveniano, pero al menos es un músico cabal (ahora que lo pienso: maravillas no le he escuchado muchas, pero fiascos, casi ninguno. Siempre me parece serio y sensato) que hizo lo que pudo para salvar la Op. 58 beethoveniana. Eso sí, en el Andante ya había perdido fuelle, y la entrada de la orquesta, que ha de ser rotunda, incluso áspera, fue bastante desvaída. (¿Por qué no tocarían otro concierto, en el que podrían haber convencido?...)
Cuando Strauss no suena a Strauss
Escuchando ayer la Vida de héroe que ocupaba la segunda parte de la sesión me pregunté (una vez más) por qué será que a unos directores un autor les suena a tal y a otros no. Es mucho más fácil de apreciar que de explicar o de explicárselo uno mismo. Porque creo que no es sólo una cuestión de sonido –que por supuesto– sino tal vez también de fraseo, de acentuación y quizá también de algo más. Lo cierto es que Dutoit se esforzó en hacer una versión bien medida y, una vez más, sensata: clara, bien expuesta y estructurada, bien diferencia la atmósfera de cada una de las partes, incluso emotiva cuando debe serlo. Pero aquello no sonaba a Richard Strauss, no. Y no era culpa de la orquesta, una Royal Philharmonic que quizá no atraviesa su mejor etapa, pero que en cualquier caso es un conjunto notable (pese a reiterados fallos de trompas y trompetas, sobre todo), con un concertino – Duncan Riddell– que estuvo realmente estupendo en “La compañera del héroe”. Sí, creo que es un tanto misterioso esto del sonido genuino de los grandes compositores.
Leo lo que otro crítico ha escrito del mismo concierto: "La georgiana Eliso Virsaladze está en la plenitud de su carrera. Llevó el Concierto para piano No. 4 -el más bello de toda la serie- con una inteligencia y una sensibilidad admirables. Fue la suya una lectura profunda, excelentemente fraseada, de una irresistible ligereza en el límite de lo cantabile, rico de matices, fascinante en el estilo [...] arrebató"
ResponderEliminar¡Hay que ver qué diferencia de puntos de vista!
Bueno, señor Carrascosa, eso es así hasta para un mismo individuo. ¿Cuántas veces no damos por mala (o buena) una interpretación a la primera escucha, para luego descubrir en ella virtudes o defectos que parecían no estar allí?
ResponderEliminarLe propongo un breve experimento. En esta grabación de la "Rapsodia sobre un tema de Paganini" de Rachmaninov (en el vídeo, solamente de la variación 18 a la 24), Byron Janis, en mi opinión, destroza la fluidez y la cantabilidad de tan bella pieza mediante un fraseo inestable, multitud de notas falsas y una extraña acentuación de las disonancias. Además, la extraña mezcla conserva los graves del piano pero se los quita a la orquesta, que suena demasiado delgada (pero eso puede ser el sonido de YouTube). En suma, INSOPORTABLE.
No obstante, los comentarios en el portal son hiperbólicos, un triunfo romano. Puedo admitir que Janis toca con sensibilidad la variación 18, aunque ya noto en ella una extraña vacilación que no es precisamente rubato. ¿Empezaba a sufrir de artritis cuando se grabó este concierto? Y digo todo esto a pesar de que mi disco del Tercer Concierto de Rachmaninov por Janis me encanta. Y, en segundo lugar, ¿llegará a gustarme más tarde esta misma versión?
¿Qué piensa usted? ¿Coincide con mi apreciación?
Aquí tiene el vídeo:
http://www.youtube.com/watch?v=xwpuKAa66yw
Atentamente,
Pedro Diez Canseco Muñoz.
Don Pedro: Tras ver y escuchar el vídeo, estoy plenamente de acuerdo con usted, si bien yo sería un poco menos duro. Sólo encuentro breves destellos de arte en una ejecución torpe de Janis que busca ante todo el virtuosismo y una precisión que ya parece incapaz de lograr. Además, estoy seguro de que la baja calidad del sonido perjudica bastante, sobre todo a la orquesta (por cierto, no reconozco al director). Los comentarios hiperbólicos los encuentro totalmente fuera de lugar, no los puedo compartir.
ResponderEliminarEn cuanto al disco de Janis y Dorati del "Tercero" de Rachmaninov le confesaré que tampoco es santo de mi devoción, aunque admito sus cualidades, sobre todo la pulquérrima ejecución. Pero creo que deja de lado otros grandes valores de la partitura que, sobre todo Ashkenazy (con Previn, Ormandy y Haitink) y Gavrilov/Muti, sí hallan y destacan.
Mire, aparte de que uno puede cambiar -y de hecho cambia. Yo, por ejemplo- de opinión a veces sobre ciertas interpretaciones, sobre todo con el tiempo, estoy por asegurarle que el "Cuarto" de Beethoven del otro día nunca podría gustarme, sólo tal vez irritarme un poco menos.