Opiniones de aquí y allá sobre música clásica, muchas veces a contracorriente, para que conozcan lo que opino algunos más que los amigos con los que me comunico directamente.
lunes, 1 de abril de 2013
Las 8 Sinfonías de Schubert por Maazel y la Radio Bávara
En marzo de 2001 Lorin Maazel dirigió a la Orquesta de la que entonces era titular, la Sinfónica de la Radio Bávara, las ocho Sinfonías de Schubert en tres conciertos celebrados en el Prinzregententheater muniqués. Ahora el sello de la propia Radio pública bávara (que había divulgado por televisión estas tomas) publica en CD este ciclo que, de un plumazo, se sitúa entre los más convenientes que existen en disco. Además, es quizá el único que se limita a 3 CDs, lo que se ha conseguido, más que por tempi veloces, por la eliminación de varias repeticiones que, como se sabe, son opcionales.
Las grabaciones son francamente buenas –un sonido muy natural y bastante diáfano– y la Orquesta posee una cuerda sensacional (del viento no podría afirmar siempre tanto). En cuanto a Maazel, como se sabe es un director fabuloso y un intérprete muy variable. Aquí predomina el gran músico, aunque no se libra de algunos desaciertos: las tres primeras Sinfonías las borda, constituyéndose para mí en versiones de primerísima magnitud. A mitad de camino entre las livianas o lúdicas –dicho en el sentido más laudatorio– de Colin Davis (en su integral de 1996 con la Staatskapelle Dresden para RCA: la mejor grabada) y las más solemnes (para entendernos) de Barenboim (Sony 1984-88, con la Filarmónica de Berlín), creo que son propuestas de todo punto ejemplares.
Casi lo mismo le ocurre a la Sexta, con un finale decididamente rápido (los directores se dividen entre quienes abordan este “Allegro moderato” con notable lentitud o con abierta presteza). La Cuarta, “Trágica”, en cambio, constituye una considerable decepción, por cuanto Maazel no da con su aire severo y sombrío, con su tono de tragedia inevitable que gravita de modo diverso pero igualmente inexorable en los movimientos extremos; el 2º, “Andante”, cae incluso en lo blandamente plañidero. La Quinta no es, como para Böhm (Viena, D.G.), para mí su traductor más genial, una especie de 40ª de Mozart serena pero cargada de dolor apenas explícito, sino una versión más abiertamente dramática.
También opta por el dramatismo obvio en la “Inacabada”, pero, demasiado crispada, no termina de convencerme (¡qué rematadamente difícil es dar en la diana con esta sublime Sinfonía!). La Novena, otra difícil piedra de toque, es aquí una versión de una pieza, poderosa y dramática, pero que decae desde el furioso clímax del 2º movimiento hasta el final de éste.
Mis calificaciones para estas versiones serían: 1ª y 2ª: 9,5; 3ª y 6ª: 9; 4ª: 7; 5ª y 9ª: 8; 8ª: 7,5. Repasando mis calificaciones sobre diez ciclos (Böhm, Kertész, Sawallisch, Karajan, Marriner, Barenboim, Muti, Abbado, Harnoncourt y Davis), constato que sólo dos le aventajan en conjunto: los referidos de Barenboim y Colin Davis. El ábum del primero ha sido recientemente reeditado (88697686162) con sonido mucho mejor que el original, a precio bajísimo, pero al parecer no ha sido distribuido en España, y el del segundo se halla ahora mismo descatalogado; esperemos que no tarde en ver una reedición.
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