“La Bohème” y la Novena Sinfonía de Mahler
Acaban de caer en mis manos dos nuevas grabaciones en blu-ray dirigidas por Chailly: La Bohème de Puccini (Palau de les Arts Reina Sofía, Unitel/Accentus 2013) y la Novena Sinfonía de Mahler (Gewandhaus, Accentus 2014). Dos obras que el director milanés nacido en 1953 ya había registrado (en audio) con anterioridad: en 1999 (La Scala, Decca) y 2004 (Concertgebouw, Decca), respectivamente. Resulta muy curioso el ejercicio de compararlas.
Aquella grabación de la ópera de Puccini merecía la pena mayormente justo por la dirección, puesto que el reparto vocal, notable en conjunto (Gheorghiu, Alagna, Keenlyside, Scano, D'Arcangelo), no podía sin embargo competir con el de las versiones más reputadas. La batuta de Chailly era sencillamente modélica y sí podía codearse con lo mejor que nos proporcionaban esas versiones (desde Beecham a Pappano, pasando por Karajan, Solti y Nagano). Además, obtenía una respuesta sobresaliente de la no siempre extraordinaria Orquesta del teatro milanés.
Si escuchamos ahora la versión filmada recientemente en Valencia, comprobamos que la dirección sigue siendo magnífica, ciertamente de nuevo lo mejor de la versión: el lirismo es intenso sin asomo de sentimentalismo y el desbrozamiento de la soberbia partitura orquestal, completo y diáfano. Además, la Orquesta de la Comunidad Valenciana no tiene que envidiar a la de La Scala. Y en cuanto a los cantantes, el equipo es notable, sin grandes maravillas: Gal James, Aquiles Machado, Massimo Cavalletti (Marcello: acaso el más destacado), Carmen Romeu, Mattia Oliveri (Schaunard) y Gianluca Buratto (Colline). Francamente bien el Coro de la Generalitat Valenciana y algo gritones los niños. La escena, a cargo de Davide Livermore, es tradicional, con bonitas proyecciones de pinturas; el Acto II resulta, como es frecuente, algo recargado, y al principio del IV los chicos hacen el ganso un poco más de la cuenta. Comparando las duraciones obtenemos 100' en la versión milanesa y 103' en la valenciana: duraciones estándar en ambos casos.
La Novena de Mahler de Decca es acaso la cumbre del sensacional ciclo que Chailly grabó en audio para Decca; las críticas fueron, al parecer, unánimes en sus elogios, y todo el mundo la alineaba junto a Klemperer, a Giulini, a Karajan a Bernstein o a Haitink. O sea, nada menos que uno de los grandes discos Mahler de la historia. Era -es- una ejecución portentosa, una realización de una perfección asombrosa y una interpretación de una alta y controlada temperatura.
Pues bien, la nueva grabación de Leipzig ha perdido de forma rotunda aquella excelencia (y le ha ocurrido lo mismo al menos en las nuevas Segunda, Sexta u Octava comparadas con las anteriores), quedándose en una buena versión más en lo que se refiere a los movimientos extremos -que han perdido también sinceridad, credibilidad-, y en realizaciones difícilmente defendibles de los dos centrales... a causa del mal que más frecuentemente aqueja a Chailly en los últimos años, concretamente desde que recaló en Leipzig tras dejar Amsterdam: la velocidad. Tanto el Ländler como el Rondo-Burleske están expuesto a un tempo insensatamente rápido, que llega a poner en serios apuros a la estupenda orquesta: tempi que, gustos aparte, son realmente muy poco lógicos, diría incluso que antinaturales. Comparémoslos:
2004: 30'29", 16'55", 14'01", 28'24". Total: 90'09"
2014: 25'50", 13'35", 12'20", 25'13". Total: 76'58" (13'11" menos).
¿Se trata del mismo director? No estoy seguro... ¿Qué le ha pasado a este hombre? Sigue siendo grande en ciertos repertorios, y ha venido ostensiblemente a menos en otros.
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