El pasado sábado día 11 dirigió para Ibermúsica el británico Jonathan Nott (n. 1962, director titular de la Sinfónica de Bamberg) la Sinfonía "Resurrección" de Mahler con la juvenil Gustav Mahler Jugendorchester, el Coro Nacional de España y las solistas Chen Reiss y Christa Mayer. Nott conoce bien la partitura -la dirigió de memoria- y está en condiciones de hacer una buena versión; de hecho, la que hizo no careció de méritos. Pero le perdió el efectismo, el convertir prácticamente todas las indicaciones ff en fff e incluso en ffff. Con una orquesta enorme y muy disciplinada, con numerosos músicos excelentes (lo que no impidió poca finura en trompetas y trompas, sobre todo cuando hubieron de tocar en piano), los tempi, tendentes a cierta lentitud (sobre todo en el segundo movimiento) fueron sensatos, encomiable la claridad (salvo precisamente en los fortísimos: percusión y viento lo tapaban todo) y correcto el planteamiento general, en el que quizá sobraron algunos portamentos, sobre todo en el referido Andante moderato, y una expresión algo ampulosa y pretenciosa aquí y allá. En todo caso, yo no pude evitar el aburrimiento, en parte por culpa de la batuta y en parte por culpa del compositor, que solo me mantiene el interés en el primer movimiento, en el Urlicht y en la parte final cantada.
Pero el abuso de los fortísimos atronadores fue realmente brutal (los golpes de gong se escucharon en Patones de Arriba), de modo que este director, con indudables dotes, se pierde al dejarse arrastrar por el efectismo a toda costa, llevado hasta el extremo. Sabemos que el de la búsqueda del efecto barato es un mal muy extendido, pero rara vez recuerdo un caso tan tremendo. Lástima.
Porque la versión pudo ser buena, ya que no excepcional: la orquesta (con un considerable porcentaje de músicos españoles) es espléndida, el coro también es bueno (aunque, cómo no, le hizo gritar hasta el límite de sus posibilidades) y las solistas, más que notables, sobre todo la soprano Chen Reiss, de precioso tímbre lírico y acusada sensibilidad. La mezzo Christa Mayer posee una voz carnosa y de calidad, pero tuvo ciertas dificultades para domeñarla en el Urlicht, si bien en el tramo final -quizá por haberla ya calentado- mejoró bastante. Podría haber sido, en fin, una sesión estimulante, pero para mí se acercó en numerosos momentos al suplicio.
Hay un problema en la música clásica que parece que muchos compositores por llevar muchos años, se da por sentado que son clásicos. Por ejemplo Mahler que es infumable, por lo que a mí respecta sus obras no van a ninguna parte. Por lo demás le felicito por el blog. un saludo.
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