Arena y cal con Yefim Bronfman
Ayer, sábado 5 de may, tuvo
lugar el primero de los dos conciertos de Andris Nelsons como nuevo director de
la famosa Orquesta de Leipzig, en calidad de sucesor de Riccardo Chailly. Pese
al popular programa, el Auditorio Nacional no estaba completamente lleno.
Cuando terminó el primer movimiento del Quinto
Concierto "Emperador" de Beethoven que iniciaba la velada, me
encontraba furioso: Yefim Bronfman había pasado
olímpicamente de la hermosísima obra: no se había implicado en ella, había
tocado de trámite (y no siempre limpísimamente), con desgana, sin fuerza, de
modo muy mecánico. Recordaba con disgusto que en su filmación (C Major 2012)
con la Concertgebouw y también con Nelsons -aun sin ser lo que yo entiendo por
un genuino intérprete beethoveniano: no lo son muchos- está francamente bien.
Por suerte, el movimiento lento, aun sin ser creativo, estuvo al menos bien
fraseado y con la calma espiritual que faltó en el anterior (que no llegó a los
20 minutos de duración). En el tercero volvió en parte al pasotismo del primero, sin enlazar bien una sola transición entre
los temas. Lástima, porque Nelsons le había brindado un trabajo riguroso,
atento y analizado al milímetro, con una maravillosa introducción al Adagio. Por cierto, ya en el "Emperador" se comprobó que la
orquesta tiene una cuerda magnífica, muy alemana, una madera algo desigual
-excelentes flauta y clarinete, buen fagot y oboe dulzón-, un metal de
agradable sonoridad pero no muy fino, y un timbalero no muy exacto, que empastó
regular y con decidida tendencia a los excesos. Un conjunto orquestal que, a
juzgar por este concierto -en el de hoy, con la Sinfonía 40 de Mozart y la "Patética"
de Tchaikovsky, se podrá confirmar- tiene grandes cualidades y alguna
deficiencia, y que globalmente me parece algo inferior a las Staatskapelle de
Dresde y de Berlín y a la Sinfónica de la Radio Bávara.
Menos mal que en las dos
propinas que ofreció Bronfman afloró por fin el gran pianista: una espléndida,
poética Arabesca de Schumann y un
sensacional finale de la Séptima Sonata de Prokofiev.
Y una Cuarta
de Brahms antológica
Pero por lo que no olvidaré
el concierto de ayer fue porque en la segunda parte nos esperaba una de las
interpretaciones más hermosas y conmovedoras que he escuchado en mi vida, en
vivo o en disco, de la Cuarta Sinfonía
de Brahms. Arranque furtwängleriano, desde un pianissimo inaudible, para desenvolverse al modo giuliniano, tanto
por la cálida cantabilidad como por el planteamiento de las tensiones, con una
coda de intensidad y tensión crecientes. El Andante,
algo más lento de lo normal, abundó en este canto introspectivo, doliente pero
entrañable, sin que las turbulencias fuesen apaciguadas. Poderoso Scherzo no especialmente incisivo o
violento -quizá no encajaría bien en una versión tan humanista- y un finale absolutamente antológico, el más
convincente que he escuchado desde hace más de seis décadas, desde Furtwängler:
de una belleza y a la vez una intensidad emocial casi insoportables. Para colmo
de aciertos, el tramo final fue decididamente rabioso: en él siguió Nelsons al
pie de la letra el "Più allegro", que en mi opinión erróneamente no
respetan ni Bernstein ni Giulini -por citar, entre otros muchos, a los
responsables de los dos ciclos sinfónicos discográficos de Brahms que más
admiro-.
Termino con una anédcota:
tras el concierto fui a cenar con unos amigos a un restaurante próximo al
Auditorio. Allá se sentaron en una mesa grande unos diez o doce componentes de
la orquesta; al salir, me dirigí a ellos diciéndoles que "¡bravo!"
por su su actuación, y a continuación -admito que fui imprudente- me atreví a
decirles escuetamente: "Brahms/Nelsons" poniendo el pulgar
ostensiblemente hacia arriba, y "Brahms/Chailly" poniendo el pulgar
hacia abajo. No sabía de antemano cómo reaccionarían, pero ¿qué ocurrió?
Prorrumpieron al unísono en carcajadas y en aplausos. (¡Menos mal!... El ciclo
sinfónico de Brahms que Chailly grabó con ellos para Decca hace pocos años ya
lo comenté en este blog poniéndolo a parir, sobre todo precisamente una
horrorosa Cuarta).
Hola, Ángel:
ResponderEliminarEnte los ciclos recientes del concertismo beethoveniano, me intriga Uchida/Sanderling:
https://www.allmusic.com/album/beethoven-the-5-piano-concertos-mw0001848857
Para Brahms, soy más de Harnoncourt que de Barenboim (que también me gusta), ¡qué le voy a hacer! ¿Has escuchado la reciente integral de David Zinman. ¿Qué opinión te merece el neoyorkino/zuriqués como director?
Saludos.
Conozco el ciclo Beethoven Uchida/Sanderling y, la verdad, me esperaba más de ellos, sobre todo de él, conociendo sus Sinfonías.
EliminarEl ciclo sinfónico de Brahms por Harnoncourt con la Filarmónica de Berlín también me gusta bastante a mí, supongo que porque no parece Harnoncourt. No aporta nada pero está muy bien hecho, totalmente en línea con la tradición germana.
De Zinman no conozco mucho, pero siempre me ha parecido un buen director de segunda fila. Ya sé que en algunos sitios lo han encumbrado muchísimo, pero estoy harto de descubrir que esos encumbramientos no suelen responder a la realidad.
De Zinman, aparte de sus meritorias grabaciones del Rimski progamático, me ha gustado su Mahler, junto el de Jonathan Nott con Bamberg (orquesta - cantera de Bayreuth, recordémoslo), de lo mejorcito últimamente.
ResponderEliminarBronfman, Prokofiev aparte, tiene una notable grabación de "Las estaciones" de Chaikovski, digna competidora de la referencial de Ashkenazy (Decca, 1999). Una obra aún por descubrir.
El Rimsky al que te refieres me parece solo discreto, nada extraordinario, lo siento. No conozco su Mahler, pero a Nott le escuché una "Resurrección" hiper, hiperestruendosa, puro ruido vacío. Sí, creo que hay cosas que las hace bien.
EliminarLa Sinfónica de Bamberg sí me parece muy buena, una de las seis u ocho mejores orquestas de Alemania.
Bronfman es muy bueno, sí, cuando quiere y se halla en su elemento. Por ejemplo, su Segundo de Saint-Saëns en DVD con Sanderling es alucinante. Las estaciones de Tchaikovsky de Bronfman me parecen muy buenas, pero para mí las mejores son, de lejos, las del tan maltratado por algunos Lang Lang.
Sí, aparte, al no ser la de Bamberg una orquesta "estelar" puede dedicarse a repertorios más recónditos y huir un poco del dichoso "gran repertorio". Cito al azar tres grandes integrales sinfónicas: la de Joachim Raff (colaborador y discípulo de Liszt, interesantísim) por Hans Stadlmair, la de Glazunov por Järvi padre y la de Karl Amadeus Hartmann por Ingo Metzmacher.
EliminarSaludos, y descanso recíproco por hoy.
¿Entonces cuál es su referencia para Rimski? ¿Ansermet? Un atrabiliario bloguero de cuyo nombre no quiero acordarme lo ponía de chupa de dómine hace un tiempo, en su habitual línea "revisionista"...
ResponderEliminarVamos a ver: una vez más usted me exige demasiado. No tengo tiempo ahora de repasarme todas las obras que dirige Zinman en su CD "Duo" de Philips, pero a botepronto le diré algunos de los que son claramente mejores en varias de esas obras: multitud en el Capricho español (Barenboim, sí,lo siento, en uno de los primeros puestos), Pletnev (Pentatone)y N. Järvi en La doncella de nieve, Ansermet, Barenboim/Chicago o Ashkenazy en El zar Saltán, Leinsdorf y Maazel en El gallo de oro, Markevitch, Ansermet, Barenboim, Svetlanov o Maazel en La gran Pascua rusa, Maazel y Svetlanov en Antar...
EliminarMil gracias por contestar, Ángel. Es una pena que este blog muchas veces no tenga comentarios. Gracias asimismo por aceptar la expansión y la disidencia. Los hay que no administran un blog: custodian un relicario.
ResponderEliminarUn muy cordial saludo.
Hola, Rafael Bellón.
EliminarHola, Cristiandelicia. Un placer reencontrarle y leerle. Espero que sea recíproco.
EliminarSaludos.
Ángel,¿cuál de sus versiones te parece la mejor, la que interpretó con la Filarmónica de Berlín, con la de su integral en Boston o esta que comentas con la Orquesta de Leipzig? Por cierto, esta última versión debe ser muy parecida a la que uno se puede descargar desde la página de yahoo concert archives.Gracias.AMCSánchez.
ResponderEliminarLa versión de Boston, aun siendo excelente, está en mi opinión algo menos lograda, y además la toma de sonido no es muy equilibrada.
EliminarHe vuelto a escuchar (y ver) la de Digital Concert Hall con la Filarmónica de Berlín, y es realmente excelsa, pero creo que la de Madrid ha sido aún algo más ardorosa, sobre todo en el último movimiento: quizá es, en conjunto, la mejor que le he escuchado a Nelsons (y conste que no me suelo dejar llevar, a estas alturas, por la experiencia de escuchar la música en directo). Espero que la que se puede descargar con la Gewandhaus sea tan fenomenal como la de Madrid...