Para celebrar su 70º cumpleaños, Deutsche Grammophon ha editado varios álbumes con las grabaciones del insigne pianista Maurizio Pollini. Me he hecho con el de “Música del siglo XX” –el siglo, para mí, con el que mejor se entiende el pianista milanés– del que había algunas cosas que no conocía y otras que hacía bastante tiempo que no escuchaba. Me gustaría ahora dar brevemente mi opinión sobre su contenido, pues me he llevado más de una sorpresa.
CD 1: Los Tres movimientos de Petruchka (1972) siguen siendo apabullantes; de las versiones que conozco, sólo la de Kissin (RCA) me parece superior. Y no mucho, porque no es posible. Sensacionales también la Sonata No. 7 de Prokofiev (1972), las Variaciones op. 27 de Webern y la Sonata No. 2 de Boulez (1978), monumental composición esta última que casi nadie osa interpretar. De 9 a 10 para calificar este primer disco.
CD 2: No sabría, en cambio, calificar el segundo, pues ni soy experto en música contemporánea ni tengo apenas otras referencias para comparar. Pero parece bien claro que tanto las dos composiciones de Luigi Nono –Como una ola de fuerza y luz dirigida por su amigo Abbado como ...sofferte onde serene... (1979), que le fue dedicada–, como la de Alessandro Manzoni Masse: Omaggio a Edgar Varèse (1982), ésta dirigida por Sinopoli, están tocadas con plena convicción y de modo seguramente insuperable. Probablemente es un disco de 10.
CD 3: La Obra completa para piano solo (1975) de Schoenberg es abolutamente impresionante, pues Pollini la toca como si estuviese haciendo lo más importante de su vida. No he encontrado en otras versiones ni una sola pieza que me haya gustado más. Sin embargo, lo que completa el disco, el Concierto, grabado en 1990 con Abbado y la Filarmónica de Berlín, lo he encontrado plano, lineal e insípido, sobre todo el primer movimiento. Ni color con el de Misuko Uchida/Cleveland/Boulez (Philips 2001) ni, más aún, con una grabación en público no comercializada, pero con calidad sonora de disco (Barbican, Londres, 2-2-2000) de Barenboim y Boulez con la London Symphony. Calificaciones: 10 (piano solo) y 7 (Concierto).
CD 4: Los dos primeros Conciertos de Bartók con Abbado y la Sinfónica de Chicago (1979) fueron en su día canonizados; también por mí. Hoy, más de 30 años después, habría que matizar: Pollini impresiona (como casi siempre) por su mecanismo, su claridad y su precisión, pero parece no desprenderse del cliché de que Bartók ha de ser, casi sin cesar, percutivo e hiriente. Y no digamos Abbado, que se recrea en la estridencia, haciendo sonar casi todo el tiempo demasiado fuerte los metales y la percusión. Desde entonces hemos escuchado interpretaciones de riqueza bastante superior (ejemplos: el 1º de Barenboim/Filarmónica de Viena/Boulez, DVD C Major; el 2º de Richter/Orquesta de París/Maazel, EMI ¡1973!; o el 3º de Grimaud/London Symphony/Boulez, DG 2005). Calificación: 8.
CD 5: Los doce Estudios de Debussy más la Sonata de Alban Berg (1993). Me parece que los Estudios tienen un nivel interpretativo similar a lo más alto que conozco, es decir Uchida (Philips, 1990), por delante de Aimard o Ciccolini. No así una excesivamente crispada Sonata bergiana, obra en la que prefiero las visiones más atormentadas o apasionadas de Brendel, Barenboim o Uchida. Debussy: 9. Berg: 7.
CD 6: El primer libro de los Preludios de Debussy (1999) ha sido para mí la gran sorpresa de este álbum. Con pequeñas diferencias en este o aquel preludio, creo que Pollini me gusta tanto en líneas generales como mis tres pianistas preferidos aquí: Michelangeli, Arrau y Zimerman. ¡Chapeau! El único inconveniente de este CD es su escasa duración (43’), pues sólo lo completa La isla alegre, tocada también maravillosamente. Calificación: 9,5.
En sus comentarios sobre los conciertos de piano no menciona los de Ashkenazy-Solti. ¿Ha tenido ocasión de escucharlos?
ResponderEliminarAAL
Sí, y me gustan mucho. Podría haberlos citado entre los mejores, lleva usted razón.
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